A través de Hollywood nos hemos venido enterando de las rudas y asperas vidas de los cantantes de música Country en Estados Unidos. Nacidos en la pobreza, golpeados por fuertes eventos o más comúnmente alcoholizados, drogadictos y mujeriegos (no hay muchas pelis de mujeres cantantes de este tipo de música pero el estándar es válido también para ellas).
Scott Cooper en su ópera prima nos trae lo que en principio era una adaptación de la novela de Thomas Cobb sobre la historia de Merle Haggard en un biopic que quiso sacar adelante pero no lo pudo hacer por los fuertes y enredados derechos de autor y al final terminó siendo una mezcla de Haggard, Waylon Jennings y Kris Kristofferson.
Densa, de bajo ritmo, lenta y sin mucho que ofrecer, se hace memorable por la expléndida actuación de Jeff Bridges que le valió Oscar y Globo de Oro a mejor actor principal. El reparto lo completan Maggie Gyllenhaal, Colin Farrell y Robert Duvall.
La música es compuesta magistralmente por T-Bone Burnett y resulta ser la ambientación perfecta de la historia. Pero ¿cómo hizo Cooper para obtener semejantes estrellas en esta producción? Robert Duvall fue su productor y Bridges su productor ejecutivo, por lo mismo la cinematografía está a cargo de un amigo de Duvall, Barry Markowitz, quien ya había trabajado con él en The Apostol.