Marco Dutra y Juliana Rojas nos traen una peli extraña, oscura, independiente, de género que raya en el gore y el suspenso pero a su vez costumbrista y apesadumbrada. Siento que no logré entenderla del todo porque al final quedé con un regusto de que no pasó mucho y que la historia no tenía mucho desarrollo.
Helena (Helena Arbergaria) es una ama de casa que decide emprender un negocio de barrio para mejorar sus entradas y ocupar su tiempo en algo productivo por fuera del hogar. Otávio (Marat Descartes), su esposo, acaba de perder su trabajo de diez años y hace que las decisiones sean más críticas y difíciles de tomar. Los préstamos son arriesgados porque no hay ningún soporte y pueden quedar literalmente en la calle.
Por un lado, parece que la compra y abastecimiento del mercado tiene demasiadas pruebas por superar, como los robos en el inventario, los mantenimientos del local, la rotación de material perecedero, etc. Si a eso se suma el desempleo del marido, los servicios públicos, la manutención de su hija que incluye a Paula (Naloana Lima) como niñera y empleada de la casa pues el miedo por el fracaso del mercado es grande.
Como crítica del sistema es una pieza valiosa, como cinta de terror es nula, como peli de horror tiene o dos confrontaciones con el espectador pero no se generan mayores situaciones de miedo y tensión. Se hace lenta, plana y con una narrativa demasiado sencilla.