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The Master


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El maestro Paul Thomas Anderson nos tuvo en vilo durante cinco años después de, la que sigue pareciéndonos su obra maestra, There Will Be Blood, para traernos esta gran pieza que es The Master. En aquella ocasión fue nominado a seis premios de La Academia (incluidos mejor dirección, guión adaptado y peli del año) y logró Oscar para Daniel Day-Lewis como mejor actor principal y mejor cinematografía para Robert Elswit.

Joaquin Phoenix interpreta a Freddie Quell en The Master, un borracho perdido en su falta de autoestima y sus propias desgracias. Parece lógico pensar que la situación de Freddie Quell es el resultado de sus trágicas, excesivas, indignas y múltiples experiencias en La Segunda Guerra Mundial. Anderson enfatiza que a bordo de un acorazado naviero, Freddie Quell desperdicia sus años tomando unos brebajes que él mismo fabrica, profundamente intoxicantes y nocivos para la consciencia. No sabemos nada de este marinero tan sólo que se sonrió cuando le preguntaron que si era aceitador y que si había trabajado antes en eso, obviamente, su cabeza dio tres giros, y encontró la receta de algún coctel que contenía algún tipo de aceite de motor. Freddie Quell le está huyendo al mundo, está haciendo tiempo y los que lo acompañan terminan envenenados, pervertidos y saturados. Esa misma sensación de escape la experimenta en el cultivo de repollos, en el centro comercial tomando fotos y en el abordaje como polizón en el barco que había alquilado la familia Dodd.

Philip Seymour Hoffman interpreta a Lancaster Dodd, un guía espiritual que debate su vida entre las quejas, las querellas y la doctrina que está fundando en un ambiente sectario denominado La Causa. Lancaster Dodd no tiene mucho tiempo para relajarse ni para escribir sus artículos pero cuando Quell se filtra en su barco, logra ver en él algo que lo inspira. No sabemos si a Lancaster Dodd le gusta el menjurge que Quell tenía en su bolsillo o si simplemente lo consume con avidez de manera complaciente para poder entrar al mundo de este estrafalario personaje. Dicen que Lancaster Dodd es una referencia directa a L. Ron Hubbard, creador de la Dianética y posteriormente fundador de la Iglesia de la Cienciología, pero no es relevante ni viene al caso. Anderson quiere definir el camino de un orador, sus vulnerabilidades, su intimidad pero sobre todo sus agendas internas. Es posible que Lancaster Dodd sea Hubbard, todo implica que así sea y que el periodo que explora Anderson es aquel previo a la definición de La Dianética y que cuando Quell se enfrenta por última vez en Londres a Lancaster Dodd, este ya tiene montada La Iglesia, pero no es relevante ni viene al caso. Es más importante para Anderson, como autor, recalcar el hecho de que después de la marejada de La Segunda Guerra Mundial hubo miles de sectas que trataron de pescar todo este cardumen de mentes lesionadas o con profundos trastornos por estrés postraumático para su propio beneficio.

Amy Adams interpreta a Peggy Dodd, la esposa supuestamente silente, abnegada y servicial de Lancaster Dodd. Contrario a su imagen, Peggy Dodd es obstinada, acérrima y recia. La codicia de su esposo es la misma suya; el sufrimiento de su esposo es el mismo suyo; la humillación de su esposo es la misma suya. Cada vez que en público aparece Dodd como líder, Peggy Dodd se conserva a su lado sosteniendo los vientos y conduciendo la marea. Un mástil, eso es Peggy Dodd para Lancaster Dodd, para La Causa pero cuando intenta serlo para Freddie Quell y falla, se siente traicionada, quebrada, su sangre hierve, su mirada se torna fría al igual que su seno que se vuelve un témpano y le da la espalda.

Con Adams se cierra la trilogía espiritual de La Causa -la misma que La Academia reconoció como destacados en actuación en los Oscar-. Él como la cabeza y líder, Ella como el soporte y la precaución, y Quell como el perrito que quieren domesticar para mostrarlo al mundo como su hijo cautivo, rejuvenecido y salvado. De los tres, la actuación de Joaquin Phoenix es la más destacada y gloriosa. Su repertorio está elaborado de grandes contrastes como de múltiples y pequeñísimas sutilezas. Su gesto perturbador nos acompaña como termómetro de su psique, de su estado de ánimo e incluso del nivel de intoxicación que tenga en ese momento. Phoenix me parece un gran actor de carácter. Después de I’m Still Here, y su profunda crítica a Hollywood, no pensé que pudiera renacer en el mismo ambiente pero sólo con este papel y de la mano de este gran escritor-director se lograron combinar este tipo fuerzas de manera alucinante. El papel de Freddie Quell es lo máximo que le he visto a Phoenix en toda su carrera y aunque no iba a pasar, si había verdadera competencia en los Oscar, en la categoría de mejor actor, el único capaz de eclipsar a Daniel Day-Lewis en su papel de Lincoln iba a ser Phoenix, que no está para nada lejos de ser genial.

The Master fue estrenada en septiembre del año pasado. Fue promovida con ahínco por el grupo Weinstein por un buen tiempo hasta que otra de las suyas, que se estrenaría en diciembre, entró en conflicto y decidieron hacerle fuerza sólo a una para no desviar la atención de La Academia. Al final, The Master se bastó con sus tres nominaciones al Oscar y Los hermanos Weinstein no se fueron con las manos vacías logrando dos estatuillas significativas gracias a toda su gestión.

Lastimosamente, la distribución de la peli si afectó nuestra experiencia en cartelera. Las cintas que llegaron al país lo hicieron en muy mal estado -suponemos que le dieron la vuelta una y otra vez a toda Hispanoamérica hasta que por fin arribaron a Colombia-. La cinta necesita mucha concentración y el maltrato al celuloide es un gran distractor, lamentablemente. Por esta razón, y que la historia necesita revisarse unas dos veces -como mínimo-, recomiendo verla en la comodidad de un reproductor digital.

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La cinta tiene una larga y exquisita serie de versiones de grandes afiches. El primero que pongo en esta entrada es el que más me encanta pero hay otro par de Mondo aprovechando las pruebas de Rorschach que también son muy buenos. Este segundo que aparece aquí es el oficial. Ahora bien, gracias al amigo Rodrigo Bastidas, utilizo esta excusa del afiche para adentrarme en el significado de la peli, en una segunda parte de la entrada.

Atención, a continuación material revelador de la pieza

¿Qué entiendo por The Master y su final?
Repito que el papel de Philip Seymour Hoffman sea o no la interpretación de L. Ron Hubbard es poco o nada relevante. La historia se centra sobre este animalito salvaje que es Freddie Quell. Una persona que quiere borrar su memoria, que se siente completamente abrumada por su consciencia y no necesariamente por los horrores de La Guerra, más bien por los horrores de su casa cuando descubrimos que su padre es ausente y su madre está recluida en un sanatorio -si no estoy mal por psicosis-.

¿Qué pudo haberle pasado a este niño como para que quiera huir de su verdad? ¿Qué lo llevó a consumir alcohol en esas cantidades? ¿Qué implicaciones morales y éticas le atañen cuando en sus resacas se descubre encamado con un pariente cercano como su tía? ¿En qué tipo de familia se encuentra que el episodio se consuma varias veces?

Las anteriores preguntas no se resuelven, apenas se plantean en la historia pero son el centro de gravedad de la mente de Quell. Son las preguntas que nos deja rondando en la cabeza Anderson de manera magistral, como siempre, y son las bases que redondean el fetiche en la mente del escritor y director sobre las relaciones inconclusas entre padres e hijos. Con The Master, Paul Thomas Anderson desarrolla dos relaciones paternales. La primera con el padre original que desencadena la mayor parte del desequilibrio mental del joven; y la segunda, con Dodd. Aunque se siente realmente querido y apoyado en su segunda relación, los extraños métodos de tire y afloje, de libre albedrío y castigo, terminan apresurando una emancipación prematura de Quell. El ejercicio de soltarse e ir en moto hacia el punto más distante y volver, es la oportunidad que tiene el marinero para demostrarle a su padre que ya está listo pero contrario a lo que he escuchado, no está huyendo, cree que se está liberando de todos sus males, de todas sus penas y no vuelve. Este evento es precedido por una autoflagelación que se hace Quell cuando reprende al editor del libro 2 de su maestro en Phoenix; entiende que aún sigue cometiendo los mismos errores y que no ha logrado salvarse de todas sus culpas ni tampoco autorregularse; cuando Dodd le da la moto pierde la cabeza, pierde su centro y quiere hacer el mejor desempeño en el ejercicio que le pone en marcha su maestro y se pierde en el horizonte.

Más cercano al final, después de haber pasado unos años, evidenciamos por primera vez una de las alucinaciones de Quell en un teatro de cine. Uno de los empleados le alcanza un teléfono y este se comunica con Dodd quien le afirma que ha descubierto el vínculo entre ellos en el pasado, que lo busque en Inglaterra. Sin dar una explicación más precisa al hecho, Quell se embarca por última vez al encuentro de su padre, más que nada para pedir perdón para que lo vuelva a aceptar en su regazo. Vemos por segunda vez a Peddy Dodd tomando las riendas de la situación -la primera vez fue la masturbación provista a Lancaster Dodd en el lavamanos del baño-. Inclemente, impávida y muy fría sentencia a Quell de desconsiderado, negligente y desinteresado por La Causa, para luego abandonar el cuarto. Lo acontece a continuación es la despedida de estos dos personajes. Por su lado Quell dice que no va a volver al régimen de La Causa, Dodd le afirma que si no está con él está contra él y trata disuadirlo con la tonada de ‘On a Slow Boat to China‘ que simplemente conmueve a Quell hasta las lágrimas porque reconoce que es la única persona que lo entiende pero que La Causa lo sobrepasa. Las lágrimas son una demonstración de impotencia y a la vez de cariño.

Quell vuelve a sus andadas, recoge una mujer en un bar local de Londres y trata de aplicarle el proceso de La Causa mientras están tirando. Ella ríe, le confirma que esta no es su vida y que si se lo preguntara ella estaría más que dispuesta a creer en la teoría de la reencarnación. Él, aunque pareciera que se burla, trata de recordar el proceso con su padre, de emularlo pero contrario a eso le sale una disparatada ocurrencia. Se besan y se soportan. Si hilamos fino, pareciera que Paul Thomas Anderson con este último guiño quisiera decirnos que a Hubbard pudo haberlo sucedido, un loco, un borracho o un crítico ¿A qué persona se referiría Quell en la historia? Las respuestas son diversas si le echamos una ojeada a Wikipedia -se los dejo de tarea ;)-.

La narración de The Master es extraña. Una síncope de eventos que no está naturalmente montada en un ritmo ni lineal ni sólido. Para mi es la versión de la mente intoxicada de Freddie Quell. Si se ahonda un poco en el tema podremos encontrar que el narrador/cámara está muchas veces en primera persona y esa persona no es nadie diferente a Quell. Una mente nublada por los alcoholes de repollo, los aceites de motor, los diluyentes y los mismos químicos de fotografía. Cuánto daño se habrá hecho este hombre y cómo puede aún estar en pie. Su tez cansada, sus dientes oscurecidos, su lesión facial y las manos en jarras son evidencia de ello. Valga la pena así sea al final de esta reseña rescatar el profundo y delicado trabajo de Mihai Malaimare Jr. en la fotografía de esta cinta. Sus encuadres y su tono son grandiosas herramientas para la narración de Anderson. Hay varias que me gustaría resaltar pero me quedo con dos. Quell huye en Shanghai en un arado después de haber cosechado repollos, el sembrado se pierde hasta el horizonte y hacia allá corre Quell para evitar ser linchado. Pero más especial es el plano secuencia de Quell, aún huyendo, cuando divisa una fiesta en un barco, decide que va a colarse, espera el momento oportuno y se introduce en el barco y casi que inmediatamente en un camarote (lo increíble de la toma es que logra cortar a planos con tan sólo el foco del lente, volverse subjetivo y después una armoniosa coreografía donde Joaquin Phoenix se separa del eje de la cámara, salta la barandilla del barco, sube un personaje de la tripulación, la celebración continúa arriba y él logra descansar).

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3 thoughts on “The Master

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