Sound of Noise es una muy, muy divertida cinta independiente sueca de los directores Ola Simonsson y Johannes Stjärne Nilsson. La historia de la peli tiene dos corrientes narrativas. Por un lado, el protagonista y narrador de la cinta es Amadeus, un joven policía que no tiene oído musical pero que toda su familia son músicos reconocidos -su hermano por ejemplo es considerado genio-; su presentación se logra a través de una secuencia de fotografías en blanco y negro, contando su historia desde niño, la frustración de sus padres por la falta de oído contrastado con el amor desproporcionado hacia su hermano. El otro lado de la historia trata sobre un par de anarquistas que atentan contra el establecimiento con música; su introducción es en una persecución increíble de un carro de policía a una camioneta conducida por una mujer, ambientado todo con un solo de batería. En algún momento la mujer conversa con alguien y nos damos cuenta que la batería siempre ha estado en la parte trasera de la camioneta y hay un hombre dándole a los tarros con una energía increíble. El montaje de la escena es espectacular y termina con la camioneta estrellada.
A la escena del accidente llega Amadeus. Hay gente alrededor y los policías esperan por el escuadrón anti-bombas porque se escucha un piqueteo sospechoso, como el de una bomba. Amadeus reconoce ese sonido, el despreciable sonido de un metrónomo y se acerca para sacarlo de la camioneta. Al sacarlo, la cara de alivio de los policías contrasta con el repudio que siente Amadeus por ese aparatico que le sirve a los músicos para no perder su tempo. Los anarquistas se dan cuenta que su golpe no salió como lo esperaban y regresan a su taller. Preparan su siguiente asalto. Un concierto para una ciudad entera y seis bateristas.
La peli me fascinó. El montaje es increíble a cargo de Stefan Sundlöf pero requirió la ayuda de Andreas Jonsson y los directores para llevarlo a buen término. Las secuencias musicales estaban manejadas con bases rítmicas y fue muy bonito la combinación audiovisual de cada movimiento. Por lo mismo, más que la fotografía (Charlotta Tengroth), se hace súper importante y protagonista la música, su composición y diseño. Fred Avril, Magnus Börjeson y los Six Drummers componen la partitura pero en esta cinta tan importante como las notas musicales son esenciales el diseño de sonido de Nicolas Becker, Hassia Zipper, Ulf Olausson y Lotta Nilsson como los efectos especiales de sonido a cargo de Anders Larsson.
Los directores anidan las dos tramas genialmente con un detalle sencillo. Amadeus es el mejor policía del departamento y este caso supone un gran reto para él, por su falta de olfato musical para continuar las pistas que son le invisibles tanto para él como para todos sus colegas. Sin embargo se da cuenta que no es sordo para la música y que por el contrario tiene una gran sensibilidad y un gran sentido de su apreciación. Es así como empieza a seguir a los anarquistas y logra arrinconarlos. Pero en vez de apresarlos, descubre una forma para que la música no vuelva a fastidiarle y le pide ayuda a Sanna, la líder de los anarquistas para que lo ayude en su trabajo personal. El final es muy bien desarrollado y la cinta es notable en muchos sentidos. Terminó ganando mejor peli dentro del círculo de jóvenes críticos en Cannes, así como un par de premios de audiencia en variados festivales donde se presentó.