Hemos degustado varias cintas uruguayas con un particular estilo de narración. Ana Guevara Pose y Leticia Jorge Romero, directoras y escritoras de Tanta agua, participante en la categoría mejor peli iberoamericana en el FICBAQ 2014, se apuntan en un buen porcentaje a este estilo gracias a su parsimonioso ritmo y su historia sencilla.
Tres personajes se embarcan en un paseo de vacaciones a las termales de Salto, en Uruguay; un padre (Néstor Guzzini), su hija Lucía (Malú Chouza) y su hijo menor Federico (Joaquín Castiglioni); lejos de ser la típica comedia colombiana de fin de año –ala Dago García– que con ramplonería nos sumerge en un plan de disparates, bobadas y comedia física, la trama de Tanta agua es una road-movie familiar donde, según las particularidades de este género, evidentemente, sus personajes van a colisionar y cada uno va a aprender del otro una moraleja al final del relato.
Lucía es la protagonista de la peli y es una adolescente que está experimentando el divorcio de sus padres; no parece una situación nueva pues tanto ella como su hermano manejan con naturalidad el tema; Alberto, el padre, es presentado como un gordo cuarentón de aspecto descuidado y con una impresión de desdén por sus hijos; Federico es del que menos sabemos, no tiene muchos momentos de exposición pero se debe también a que es muy niño y aún no ha entrado en un conflicto verdadero con la vida más allá de caerse de la cicla y romperse la mano. Cada uno de ellos se presentan como aristas de un triángulo que pareciera no tener como comunicarse más allá de la ilusión de familia que une con trazos finos cada uno de los puntos de la geometría; sin embargo, y a pesar del inclemente clima que no da tregua con su lluvia, Alberto, Lucía y Federico se las ingenian para sobrevivir sin colapsar en cada uno de sus universos; Lucía es apática pero es muy considerada y está pendientes de su padre y de su hermano; Alberto no soporta la separación de su esposa pero en el fondo es un hombre tierno y responsable, no está en su mejor forma pero es carismático y así logra volver a estar en el negocio de las conquistas; Federico es un niño y no molesta demasiado más allá de ser niño. La historia da su giro cuando el triángulo familiar del Peugeot azul oscuro da un paso al frente para involucrarse en su entorno vacacional; la torpeza es el común denominador, no sólo de Alberto como naturalmente pensaríamos; cada uno deberá afrontar las consecuencias de sus estupideces sabiendo que detrás habrá un apoyo incondicional para toda la vida.
De pronto está bien logrado todo en conjunto, personalmente siento que el desenlace requeriría un poquito más de desarrollo y evolución pero todos los elementos fundamentales están presentes y hacen de Tanta agua una de las favoritas para ganarse la Langosta Azul.
Les compartimos el corto-avance de la cinta:
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