Observar una peli de Darren Aronofsky no es fácil ¿quién ha dicho que es fácil? Eso es lo que las hace verdaderamente divertidas. Su neurosis llevada al máximo en Pi nos produce tensión, dolor de cabeza y nos confronta con nuestra propia psiquis. Confrontamiento contundente en Requiem for a Dream donde la historia y su resolución nos dejan boquiabiertos, no podemos sino chistar nerviosamente y tratar de resolver nuestras propias inquietudes con calma, al calor de unos tragos, con los amigos en profunda reflexión.
Digamos que no estuve muy convencido con The Fountain porque me pareció sin ritmo, excesiva, un paréntesis comercial de un romance demasiado elaborado pero igual con cierto atractivo. Nos vuelve a encantar Aronofsky con The Wrestler una producción de corte independiente, mucho más visceral, más humana, empática, de una caraga dramática intensa y con unas actuaciones súper destacadas.
Black Swan puede llegar a ser del mismo estilo que The Wrestler, pero mientras este último tenía mucho de lenguaje documental y era más vivencial, casi una biopic de Randy “The Ram” Robinson una metáfora directa de la experiencia misma de Mickey Rourke, Black Swan es una historia más elaborada, un thriller psicológico sobre la inestabilidad emocional de una bailarina que busca la perfección como artista y de los sacrificios que debe hacer para lograrlo. Las historias pueden ser sencillas pero Aronofsky no queda satisfecho, profundiza más y más y a medida que avanza la peli nos enfrentamos no sólo a una neurosis excerbada, no sólo a una dicotomia de personalidades, sino a un clásico instantáneo del género de autor. Por un lado la historia nos va conduciendo de nuevo en una metáfora «tchaikovskiana» directa y por el otro la misma metáfora nos demuestra un director muy maduro, contundente, agresivo.
Creo que sobra decir que la peli me encantó. Cuando escucho a Tchaikovsky en un abrir y cerrar de ojos me translado a la época de primaria en el colegio. Recuerdo con melancolía El Cascanueces y por supuesto El Lago de los Cisnes. Me acuerdo mucho más de la historia del Cascanueces porque nos tocó interpretarlo en conjunto con los cursos de cuarto y quinto elemental, siendo una de las grandes producciones del Colegio. No me acordaba completamente de la historia del Lago de los Cisnes mucho menos del desenlace. Muchas veces, muy pequeño, acostumbrado a la información audiovisual, asistía a las presentaciones de ballet de esta obra y me parecía bonita, no había mayor drama, sólo la confrontación de un amor imposible. Lo extraño es que a esa edad ya había visto Cat People o The Hunger y ese drama si me había cautivado, si me había conmovido. Digamos que esta peli no me llena sólo a nivel melancólico, la peli en sí es una reiteración de golpes bajos que van encarrilando tensionantemente al espectador hacia un desfiladero emocional. Un desenlace inesperado pero gratamente bien desarrollado.
Matthew Libatique en cinematografía, Andrew Weisblum en montaje, Clint Mansell en música original, Darren Aronofsky y la abrumadora, conmovedora, excelente Natalie Portman en el papel principal nos conjugan una pieza impresionante. Un imperdible.
Debo confesar que no fue fácil escribir esta entrada. La llevaba elaborando toda la semana y todos los días me sentaba frente al computador pero quería hablar de muchas cosas y al final quedaba en blanco. No quería ser para nada pretencioso y llenarme de florituras intelectualoides como “posmodernismo, prosopopeya, metalingüística“, quería decir lo fascinante que fue estar frente a la Portman en un papel retador colmado con suficiencia, excelencia y supremacía, quería decir lo mucho que me asusté, lo mucho que disfruté de las figuras literarias del director y su obra, quería decir que así fuese Vincent Cassel una de las figuras secundarias en la historia sus líneas de diálogo fueron las más ácidas, las más críticas, las del detonante más fuerte, no tenía que actuar demasiado sólo tenía que soltar su línea en el momento adecuado y un latigo condenaba esta virginal muchachita dominada por el encierro de su propia mente.
La disfruté mucho y creo me la voy a repetir muchas veces.