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The Irishman

Para nadie es un secreto que el problema de Martin Scorsese con los audiovisuales contemporáneos no tiene nada que ver con la TV o sus productos por si mismos; en varias ocasiones lo hemos visto dirigir y producir este tipo de piezas, generalmente, asociado a HBO que muy congruente a su leyenda es otra cosa; y no son pocas tampoco, desde Vynil y Boardwalk Empire hasta una cantidad innumerable de documentales de todo tipo dirigidos a este medio. No es ni siquiera lo comercial su tema directo con Marvel Studios y su comparación con parques temáticos, es precisamente que Disney volvió esa sub-subcategoría de la serie B (cómic-superhéroe) en un acto panfletario que los pueda beneficiar en sus negocios transversalmente, negando la naturaleza misma del arte del cinema para compartir experiencias, generar empatías o deconstruir perfiles psicológicos. Una relación que él mismo define de humano a humano.

No quiero alargar mucho esta introducción porque mi objetivo no es volver esta entrada un foco de lo que hace o no Buena Vista International, así que mejor avancemos.

Quiero pensar que es tan abierto a esta discusión que incluso fue motor de la preproducción del Joker que terminó atrayendo a Robert De Niro y dándole luz verde a la dupla Todd Phillips/Joaquin Phoenix pero luego un proyecto más llamativo, más de lo suyo, como The Irishman, empezó a copar la totalidad de su atención hasta que abandonó el barco. Entrelíneas pareciera que estaba muy interesado en el perfil del villano que ya tenía Warner Bros. -y que supuestamente lo habría desarrollado en un prototipo Todd Phillips– para dirigirlo y traer a Leonardo DiCaprio como protagonista -sabiendo de antemano que Phillips tenía desarrollada la idea exclusivamente para Joaquin Phoenix-. Creo que en la pelea, el maestro perdió interés por el proyecto pero dejó asociado a De Niro, una gran agitación que terminó funcionándole de maravilla a la producción, a la peli misma y, ojo al dato, dejó enclavada a Emma Tillinger Koskoff que produjo Joker y le permitió usar el resto del equipo de The Irishman para terminar la grabación.

Scorsese tiene una excusa para hacer una pieza audiovisual. Sea una peli, un corto, un episodio de una serie, un documental. El tema obviamente es importante, dará la forma del contenido, la dirección de arte, la fotografía, la iluminación, todo lo estético y todo lo de fondo. Esta afirmación es tan ambigua que se ajustaría a cualquier director de cine incluso si pudiéramos reunir y resumir tipologías en los temas que Scorsese ha venido acumulando con el paso de su carrera. Sin embargo, algo que me fascina de él, en todas sus piezas, es su capacidad pedagógica. Es un maestro. Cada obra en su portafolio es una Masterclass de narrativa; audiovisual, textual o rítmica. Son cadentes, son distintas, han venido evolucionando con el paso del tiempo y han tomado una lógica y una «manniere» muy de su personalidad pero no necesariamente se ha estancado o se ha vuelto iconoclasta como podría ser la tentación y tendencia.

Su profundo conocimiento del Nuovo Cinema Italiano -esclarecido en varios documentales que le conozco sobre encuadres, narración y estética- definió su rúbrica a principios de los 70’s.
Amigos y amigas, estamos hablando de una leyenda andante que ya por 1974 había desarrollado clásicos instantáneos como Mean Streets y Taxi Driver. De los 80’s a mediados de los 90’s podría uno decir que cada uno encuentra sus favoritos «martinianos» (o «scorsesianos» como prefieran) -los míos sin lugar a dudas Goodfellas, Cape Fear y The Age of Innocence-, algunos alegarán que su esencia está en su genial pedacito en New York Stories o una y cada una de las nominadas que perdió el duelo final en la irresponsable época de Los Oscar que lo marginó de su(s) correspondiente(s) distinción(es). No importa. Descubrir cuál es la preferida de cada uno y definirla como la mejor del portafolio del realizador es un acto futil y sin sentido. Lo importante es que se le reconoció como Cinema de Autor, el suyo, y el de varios de sus colegas contemporáneos… Casi me atrevo a decir que fue la época dorada del cine.

¿Y qué de su estilo reconocemos en The Irishman?
(Que finalmente es nuestro centro de discusión)

Me atrevo a decir que su declaración fue tan contundente (la de Buena Vista) que lo primero para poderla afirmar y más llamativo, al fin y al cabo, fue traer a su guardia pretoriana en cabeza de Joe Pesci y Robert De Niro; en el marco meramente de la historia se necesitaba una tercera pieza que terminó siendo Al Pacino convencido por De Niro -discrepo que el ideal hubiera sido él, ya hablaremos de eso-. Después vendrían los centuriones; los optios, Rodrigo Prieto que ha venido trabajando con el maestro desde hace ya tres proyectos atrás (The Wolf of Wall Street, Silence y ahora The Irishman), un viejo conocido para las partituras con Robbie Robertson y Emma Tillinger Koskoff para completar el resto de la producción; y si me lo permiten, diría que no existiría Martin Scorsese sin su pilus prior centurion: Thelma Schoonmaker, la dama detrás de su ingenio, capaz de desenredarlo y de ordenarlo para presentarlo.

Esa es su firma.
Un ejercito conocido organizado y bien dispuesto.

Se quejan que Scorsese se volvió loco con Netflix y sus tres horas veintinueve minutos porque es demasiado para una peli pero se olvidan de Silence (2 horas 41 minutos), The Wolf of Wall Street (3 horas), The Aviator (2 horas 50 minutos), Gangs of New York (2 horas 47 minutos) o Casino (2 horas 58 minutos) ¿O es que sólo se nos hace excesivo esos 29 minutos por fuera del promedio? Scorsese está más del lado de Ettore Sottsass, aquel que fundó el Memphis Milano y que diseñó la esencia de los años 80’s llena de colores y texturas; un rococó que tenía como lema que «con menos hay aburrimiento» en claro contraste con el minimalismo de la Bauhaus. Después del paso de los años -y cada vez más, por lo mismo, estoy más seguro de eso- el adulto mayor está con menos tapujos en la boca, su interés no es callarse nada, por el contrario tratar de decirlo todo y casi que al mismo tiempo. Scorsese no es diferente (por eso Thelma Schoonmaker es una pieza esencial para la cordura de su narración), dispone su ejercito y los colores su verborrea de las mafias ¿Cuál en este caso? La de los camioneros de todo Estados Unidos y así una gran pieza para disfrutar y analizar.

Ahora bien, Al Pacino suena muy bien en las marquesinas de la pieza pero no cuadra su Jimmy Hoffa en su desempeño. Sus gritos, sus movimientos, todo su rol se refiere y se hace muy cercano a Tony Montana, no estoy comparándolo con el Jimmy Hoffa de Jack Nicholson -no sé cuál sea mejor- pero todo parecería más coherente si Stephen Graham y Al Pacino hubieran intercambiaddo papeles; si querían darle más protagonismo hubieran podido tranquilamente hacer más énfasis en esta relación con Tony Pro, una rivalidad entre Detroit y Florida; igual Pacino hubiera podido asumir su posición con gallardía así como loable fue la actitud de Anna Paquin en un modesto pero protagónico personaje o el mismísimo Joe Pesci que creo hizo el papel de su carrera, sobrio, pausado, implacable, sereno, letal. No me saco la idea de que embelezados con la figura de Pacino se les olvidó alguien que hubiera funcionado mucho mejor, y en honor a los viejos buenos tiempos: Ray Liotta.

Aparte de éste que personalmente considero el único descache, y ya finalizando la entrada, no sólo para The Irishman sino para cualquier peli de Scorsese hay que prepararse bien, hay que haber dormido bien, comido bien y no haber tomado mucha agua, hay que estar alerta para todo el aluvión que se viene encima y sentarse a disfrutar sus tres horas veintinueve minutos. Tres cosas me llamaron la atención a primer golpe de vista y que están intrínsecamente relacionadas con las declaraciones de Scorsese (1) Martin Scorsese no está en contra de la tecnología, la ciencia y los desarrollos dentro del cine, filmó su peli en digital y con un despliegue de efectos especiales loquísimo para contar la historia de tres personajes durante treinta años de historia con los mismos actores, es decir, no es Christopher Nolan evangelizador del formato iMAX sino casi que es Richard Linklater y su perspicacia experimental (2) así como Linklater creo que valida otros estilos de narración cinematográfica actuales, ingeniosos y originales -no sé si me siguen pero hay muestras perceptibles de muchos autores- e.g. Wes Anderson (cuando enumera las pistolas, cuando nombra las muertes y su ficha técnica), Quentin Tarantino (con su caprichosa oda a la sangre y el «gore») seguramente cuando la revise pueda encontrar otros pero, lo que intento decir es que Scorsese armó un gremio tácito de realizadores en frente a nuestras narices (3) la más intrigante de todas, a la altura del minuto 30 de la tercera hora (2:30hrs), De Niro mira a la cámara; quedé perplejo -me alegré de tener Netflix porque podía devolverme a revisar a ver si había sido yo o qué-; repetí el minuto y sí miró a cámara, con la boca abierta continué viendo y ¡Juepuerca! Otra vez, De Niro miró a cámara por segunda vez y a la altura del minuto 33 un poco más evidente volvió a mirar; en este juego de validar técnicas y sus realizadores ¿Quién le habla a la cámara y rompe la cuarta pared? Generalmente, se hace en comedias de grandes genios como Mel Brooks o los Monty Phyton tal vez Woody Allen y de pronto un poco más serio Michael Haneke o los muchos intentos de Terry Gilliam de consumar su Quixote, no recuerdo que lo haya hecho antes ¿The Departed tal vez? ¿Bringing Out the Dead? Pudiera ser The Last Temptation of Christ pero ¿Por Qué lo haría Scorsese justo en The Irishman? Sólo se me ocurren conjeturas como que el guiño es hacia el público, nos quiere de aliados en su campaña porque seguro no tiene que ver con la validación de Deadpool (*)

* Estoy viendo el documental The Irishman In Conversation y sí, parece ser un error de De Niro y una indulgencia tanto de Scorsese como de Prieto donde sobrevive la esencia de la escena por encima del error. Y es que explican que todo el tema del CGI de ILM, para volverlos más jóvenes o más viejos, requería una concentración absurda, ya que había dos cámaras por cada actor para los efectos además de las “narrativas”; hay un chiste en el docu donde están Pesci y Scorsese hablando y Pesci dice que todo el mundo le daba órdenes de no mirar la cámara, no mires la cámara, no mires la cámara, ¡Cuál puta cámara! -respondía-, en mi época sólo había dos cámaras y ya.

Haciendo relación al CGI de ILM en el docu, Scorsese dice que hay una situación de alivio para él en cuanto no tiene que tener un actor para cuando el personaje tiene 30 años, otro para cuando tiene 50 y otro para cuando tiene 80 años, no tiene que explicar la escena, la línea, la intención, el primer actor ya lo sabe y además es un actor de primera categoría que es cambiar de moldear su eje histriónico para lograrlo. Ahora bien, a muchos actores les puede gustar el reto o no, pero es un reto. Es un personaje en sus 30’s, en sus 50’s y en sus 80’s, tienen pegadas unas marcas en la ropa y casi como en teatro tienen que darlo a entender con voz, con expresión corporal, con talento. El CGI es el nuevo maquillaje se pueden ahorrar horas y horas de maquillaje, se va a perder ese romanticismo que también tenían las pelis con efectos de «stop motion», pero va a haber una consistencia tanto del personaje como de sus rasgos a lo largo de la peli que va a ser un gran aporte de esta tecnología de ahora en adelante… Lo de las cámaras, ya se revisará… Forget ’bout it!

Nota personal: ¿Recuerdan mi juego con Richard Nixon en este blog? Al final de la entrada de The Butler está la definición «colección de interpretaciones de Richard Nixon; un personaje histórico pero shakespeariano y vil ala Richard III que se considera deforme y sensible al desprecio de su pueblo». A partir de allí se pueden ver esas interpretaciones recolectadas aquí. Hace rato no lo jugaba, tal vez porque con el paso del tiempo, Nixon ya no es un referente tan claro y se ha perdido interés en su figura a medida que Vietnam y el asesinato de JFK se va quedando olvidado. Incluso en Watchmen el presidente es Robert Redford, Nixon apenas pasa nombrado. En The Irishman, vuelve a parpadear la imagen de un Nixon, no como Richard Nixon sino el Presidente Nixon, y su responsable Jeff DeHart, prácticamente un desconocido pero si aparentemente un comediante imitador. Divertido. No sólo porque aparece en sólo dos instantes muy fugaces sino porque además lo hace de una manera muy sutil lo cual le aporta mucha gracia y agudeza al impostor 😉

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The Wolf of Wall Street

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Refrescando su propio género, ese en el que nos ha brindado tantos matices de Nueva York, de la mafia y sobre todo dando cátedra del cine, ese arte que tanto le debe a Martin Scorsese, nos llega a salas The Wolf of Wall Street.

Jordan Belfort es un hombre sencillo, trabajador, honrado pero dispuesto a sacrificar todo en su carrera para lograr ser el rey de la calle más poderosa del mundo; esa donde se venden acciones, se negocian países y se definen economías; siendo un pasante, apenas en un momento de inspiración con su nuevo jefe (Matthew McConaughey), en un restaurante tomando fuertes dosis de Absolut Martini, le basta a Belfort para cambiar sus ideales y motivaciones; justo cuando comienza su trabajo -referido claramente como el lunes 19 de octubre de 1987, mejor conocido como el Black Monday-, la bolsa colapsa y pierde su contrato; decidido a tomar cualquier otro empleo llega accidentalmente a una firma de comisionistas de Long Island que vende ‘penny stocks’ (acciones de empresas en muy mal estado o muy jóvenes) que a diferencia de las regalías de Wall Street ofrecen por cada transacción un 50 por ciento de comisión; Belfort no entiende si es en serio o qué pero aprovecha la supuesta falla en el sistema y se transforma casi que de inmediato en un tiburón de la pecera donde ha caído.

Este primer acto es rico en figuras cinematográficas (planos secuencia, foto-fijas, rompimiento de la cuarta pared, travelings de grúa, voz fuera de cámara, narración omnipresente, narración por corte de planos) y como siempre lo más exquisito de una pieza de Scorsese es deleitarse en todos sus recursos; pero el uso de sus herramientas no van en la intención de mostrar lo bueno que es haciéndolo, no es una apología estética o una autoindulgencia ala Paolo Sorrentino (This Must Be the Place, La grande bellezza), es un acto de narrativa, una genialidad en la forma de contar historias.

La presencia de Matthew McConaughey es efímera, «es polvo de hadas» y sin embargo es tan icónica como la peli misma.

El segundo acto es una arena donde los actores se van a desenvolver como gladiadores; si, continúan todas las semas intactas del realizador pero ahora la dinámica es concierto para Leonardo DiCaprio y orquesta, concierto para Jonah Hill y orquesta, concierto para Margot Robbie y orquesta, con pequeños solos de Rob Reiner, Jean Dujardin o la sensual avenger Joanna Lumley. Cada uno en su momento y en un ritmo perfecto se roba la cámara y demuestra de qué están hechos frente a Scorsese, frente a nosotros; parafraseando el discurso de Michael Douglas en Los Globo, DiCaprio es un monstruo y aquí lo declara con toda su casta pero Jonah Hill tan sólo es invalidado por él gracias a que le hacen falta más momentos de exposición; en una entrevista a The Hollywood Reporter, con Terence Winter, Martin Scorsese, Leonardo DiCaprio y Jonah Hill, Winter -el guionista- y Scorsese -el director- estaban realmente impresionados de la forma en que Hill improvisaba sus líneas, la idea estaba clara en el aire pero era el actor el que definía los ritmos, las señas, las claves y los finales de su diálogo porque al improvisar podía hacer perder a todo el reparto. Sin embargo, DiCaprio no se queda atrás; quien piense que el californiano ofrece más de lo mismo tiene su olfato tapado y su oído un poco sordo; cada vez más, DiCaprio es más impresionante en su arte, más diestro en sus capacidades y tiene más dominios en su prestancia; es entendible porqué la HFPA (Hollywood Foreign Press Association) le dió mejor desemepeño a un actor por una pieza cómica a Leonardo DiCaprio pero también es entendible el disgusto del actor por el mensaje; The Wolf of Wall Street puede interpretarse como una comedia y aunque a la vuelta del tercer acto empieza todo el drama, no se puede tampoco desfigurar la intención de la pieza como una tragicomedia; el fabuloso guión de Winter nos ofrece un panorama incómodo, repugnante donde la sola sensación de ser testigos nos genera animadversión.

Tal vez, y este es uno de sus peros, la peli pierde ritmo al inicio de su tercer acto. El personaje de Belfort se va decantando y se va preparando para su desenlace; el universo alrededor conspira contra su exagerada dicha, y es justo en este momento que los momentos de hilaridad ya no son graciosos, el payaso ha sacado su máscara triste y nos deja perplejos; por eso es que The Wolf of Wall Street no es una comedia. No obstante la intención contemplativa de Scorsese permite que se alargue sin necesidad su obra y pierde control de la misma. No es muy grave y es parte también de su rúbrica. «The Wolf» es una de las favoritas con cinco importantes nominaciones; mejor peli, mejor dirección, mejor actor principal, mejor actor de reparto y mejor guión adaptado; no es una competencia fácil y las probabilidades juegan en contra de Scorsese y su equipo este año.

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The Departed

The Deaprted no es sólo una gran peli, es una peli que realmente demuestra la grandeza de varias personalidades. Tal vez no sea la mejor peli de Scorsese pero si es una pieza de arte y le mereció su primer Oscar de La Academia como mejor director; una grandiosa y conmovedora banda sonora a cargo del veterano Howard Shore; una gran peli para Leonardo DiCaprio que al igual que su majestuoso compañero Jack Nicholson fueron excluídos hasta de las nominaciones de ese año; un montaje impecable, grotesco, carnal que le valió un Oscar a su eterna compañera Thelma Schoonmaker; una gran fotografía, llena de pequeños y armoniosos detalles en las cámaras a cargo de Michael Ballhaus; y, en general, una excelente historia adaptada por William Monahan que también le valió otro Oscar.

Entonces, en resumen, mejor director, mejor película, mejor montaje, la mejor actuación de DiCaprio después de Shutter Island y con la versatilidad de un Nicholson al interpretar un mafioso realmente diferente a los que había armado Scorsese en todo su paradigma: Un clásico instantáneo lleno de detalles hermosos, divertidos, coloridos, empáticos.

Mucha gente puede quejarse de lo sanguinaria que puede llegar a convertirse la peli, para mi es la caída libre de un historia violenta llena de muchos matices que naturalmente desenlaza en más violencia pero de cierta forma armónica. Creo que el detalle que paga la peli es el desarrollo del personaje de Nicholson hasta el punto en que entra completamente ensangrentado a escena, como si no hubiera pasado nada, da sus líneas, sale de escena pidiendo un trapero y en off un valde. ¿Quién realmente puede afirmar que locas torturas estaba haciendo antes, a quién y por qué? La verdad no importa era un monstruo y quedó demostrado.

Tal vez lo único malo es que me la vi anoche en Warner Channel y el exceso de propagandas o el corte de los créditos finales no me hizo sentir muy cómodo que digamos.

Nota personal: No sólo DiCaprio y Nocholson actúan bien en esta peli, sería muy injusto afirmarlo de esa forma, debe haber un equipo acompañando estas actuaciones para que esto suceda de esa forma: Martin Sheen, Matt Damon, Mark Wahlberg, Vera Farmiga, Ray Winstone y sobre todo Alec Baldwin que en tres apariciones que hizo demostró que no sólo es el rey de la comedia puede tener matices de genialidad a nivel dramático

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The Last Temptation of Christ

The Last Temptation of Christ es una peli que pensé no me había visto pero a medida que pasaba me resultaba demasiado familiar. Aún no tengo claro en qué momento lo hice pero estoy completamente seguro que no fue ayer mi primera vez. Cuando se estrenó en Colombia, yo tenía once años y mi mamá trabajaba como voluntaria en la Universidad Nacional cuidando el acceso a su proyección; tantos tabúes se habían roto con la peli que generó una ansiedad enorme además comercialmente había sido censurada, tanto, que el día de su estreno mi mamá me contó que se aglomeró la gente y practicamente pasaron por encima de ella y toda la gente en la taquilla. Se decidió presentarla porque de no hacerlo el vandalismo hubiera reinado.

Martin Scorsese no tan joven no tan viejo basó su peli en la novela de Nikos Kazantzakis y se cura en salud diciendo que es una interpretación de esa novela y que por ningún motivo se ha basado en los evangelios.

Cuando era chiquito me encantaba verme las pelis italianas que hablaban de la pasión de Cristo; el porqué no lo sé, me imagino que el sosiego del descanso de Semana Santa, el pescadito cocinado a usanza casera o simplemente porque eran pelis con una característica especial me llamaban mucho la atención. Me parece muy extraño que Scorsese hubiera hecho una peli de este calibre pero ya viéndola es mucho más claro el porqué. Scorsese ha basado su estética, su narrativa, su estilo en maestros del cine como Fellini, Antonioni, Brass, De Sica, Vsiconti y hasta Pasolini. Tal vez influenciado por lo controvertido de este último se arriesgó a hablar de las humanidades de este personaje histórico y describirlo como una persona débil, inseguro y hasta sexualmente ansioso.

La peli maneja toda la estética de esas pelis clásicas de las que hablaba pero se le suma la narrativa y las cámaras tan características de Scorsese. Al final es una divertida mezcla que nos muestra una pieza subversivamente controvertida. Las actuaciones son regularmente buenas, ni pésimas ni sobresalientes; un Willem Dafoe joven e histriónico, un Harvey Keitel haciendo el papel de un Judas extraño, muy cercano a la religión católica, de mano fuerte y fiel seguidor de Jesús no como siempre lo hemos conocido, una joven hermosa Barbara Hershey que se empotró en un papel bien delicado pero que lo sobrellevó con gran altura (le valió una nominación a los Globo de ese año), un joven muy joven Harry Dean Stanton y un misterioso en las penumbras que para sorpresa no fue nada más ni nadie menos que David Bowie como Poncio Pilatos.

El afiche, increíblemente bonito, Scorsese sumaba su segunda nominación en los Oscar como mejor director y lograba su primer premio en Venecia.

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Shutter Island

Cercana a la perfección, Shutter Island de Martin Scorsese es la peli más interesante que me he visto este año. Con la frescura de estrenar su galardón como mejor director en los Oscar del 2007, Scorsese nos demuestra de qué está hecho y lo bueno que es contando historias. Un poco más tirado hacia los ambientes bostonianos, recordemos que es uno de los grandes cineastas costumbristas que mejor ha descrito Nueva York, ahora se refugia en lo que al parecer es un ambiente más fértil.

Desde el inicio hasta el final, la peli es un orgía de sensaciones planeadas delicadamente y grotescamente compuestas. Pasando por una fotografía, saturada en cálidos, muy estrecha, llena de primeros planos, hasta una música aterradora y escalofriante. Los responsables, Robert Richardson director de cinematografía y Jennifer L. Dunnington a cargo de la edición musical. Pero sobretodo, la peli es una cátedra de cómo hacer cine, de cómo se cuenta una historia, de cómo se plantea el inicio, se desarrollan los personajes en una profunda evolución psicológica, de cómo se crea un conflicto a través de una pequeña semilla y de cómo se puede ser sorpresivo con el final pero llevado deliciosamente a través de continuidad, iluminación, dirección de actores, planos, música, vestuario, utilería, en fin, de cómo dirigir una orquesta para una perfecta sinfonía.

El maestro ya tiene armado su equipo y le funciona de maravilla. Aparte de Richardson, podemos continuar con su nuevo actor fetiche Leonardo DiCaprio que más que excelente, su desempeño en la peli es agobiante, frenético y magistral. La otra cara conocida Thelma Schoonmaker a cargo de la edición, entiende perfectamente al maestro y expone en secuencia de planos una delicada historia llena de intrigantes tomas. Finalmente, Dante Ferretti a cargo del diseño de producción nos aterriza en una institución mental de la postguerra, oscura, indomable, desoladora. Pero obviamente la buena comunicación con el resto del reparto hacen de esta peli un clásico instantáneo.

Es muy temprano para decirlo pero creo que esta peli después de recorrer Berlinale, Nueva York, Chicago, Cannes, Venecia y Toronto será protagonista el próximo año en los Oscar. Auguro desde ya muchos éxitos.

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Goodfellas

Me senté anoche a observar qué había en televisión estaba dispuesto a que si no había nada más me dispondría a seguir mi lista y hacer la entrada sobre una de las muchas pelis que tengo pendiente.

Bueno, había un par de series, otro par de pelis y Goodfellas de Scorsese. Sabía que la peli era larga y que estaba un poco cansado pero transcurridos unos diez minutos, ya estaba cautivado por la historia.

Ya había dicho de Scorsese que no es sólo como describe las vidas y costumbres de los italianos mayormente en Nueva York, el hombre es un verdadero cuentero, cada pedacito tiene algo interesante, cada chiste tiene su magia. ¿Cuántos actores son naturales en la peli? ¿Cuántos verdaderamente sabían actuar? Todos se interpretan a si mismos y muchos hoy día se encuentran encasillados en ese primer papel que hicieron para el maestro. La lista es larga y uno se pone a revisarla y casi todos los encuentra uno de nuevo actuando igualito en The Sopranos.

La peli es fascinante, lo que más me agrada y recuerdo haberlo escrito en algún lado por ahí hace quince años es que los italianos si que saben comer y cocinar. Me pasó con The Sopranos, me pasó con Anthony Bordain cuando visitó Nueva Jersey italiana y me pasó con Goodfellas en 1990. Alguna vez con un amigo de universidad grabamos la peli y anotamos cuidadosamente las recetas de Pauly y Jimmy en la cárcel, diligentemente nos acomodamos en alguna de nuestras casas con ingredientes de excelente calidad, repetimos la receta al pie de la letra, recuerdo que la única excepción fue que en vez de latas de tomate en realidad buscamos como hacer la salsa con tomates frescos, lo que nos iba a tomar tres o cuatro horas más. No importó. Rebanamos el ajo con bisturíes X-Actos y delicadamente los sofreímos en acetite de oliva medianamente caliente. Tal cómo Liotta y su personaje lo describían el ajo simplemente se deshacía en el aceite, la carne absorbía esa emulsión y al servirse con una porción de pasta, pan y vino tinto ya no eramos estudiantes de una universidad pública, eramos sicilianos encarcelados, eramos la estrellas de rock que cocinaban y comían con todos los lujos del caso.

Pero a quién engañabamos eso nos había costado semanas y semanas de almuerzos. Pero había valido la pena. Por una vez en la vida estabamos probando los manjares que Scorsese alguna vez nos había confiado.

Hoy más que revisar las cámaras de Michael Ballhaus, la excelente actuación de Robert DeNiro, Joe Pesci, Ray Liotta, Lorraine Bracco, más alla de comentar los títulos de Saul Bass, la edición de Schoonmaker o la música organizada por Christopher Brooks. Hoy más que nada, recomiendo en las clásicas pelis de Scorsese ponerle atención a las recetas de las comidas y tratar de rehacerlas lo más parecido posible. Usar ingredientes frescos y de buena calidad. El resultado cada vez que se repitan las escenas la sensación va a ser erótica, va a ser inigualable. Las descriptivas escenas de Scorsese y una boca cebando esos misteriosos sabores del Mediterráneo.

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Shutter Island

Alternando su reciente faceta de documentalista con la de productor de cine y realizador de TV, el maestro del costumbrismo contémporaneo, el futuro ganador del Cecil B. DeMille en los próximos Golden Globes, el gran Martin Scorsese, se prepara para una grata sorpresa. Y la sorpresa es su regreso al género del terror y el suspenso.

Para los que no recuerden Cape Fear y su magnífico DeNiro, Martin Scorsese en 1991 adaptó la novela de John D. MacDonald y junto a él, Nick Nolte, Jessica Lange y la jovencita Juliette Lewis armaron lo que para mi es un claro ejemplo de suspenso donde el cruento enfrentamiento entre DeNiro y su abogado defensor, Nolte, nos dejó petrificados en nuestras sillas. Para ese entonces Juliette Lewis caracterizaba a una jovencita casi de la misma edad mía; en ese entonces no concebía muy bien la diferencia de edades y pues me parecía un acto de seducción medianamente normal. Vista uno o dos veces después, el acto pedófilo se hizo más evidente y alimentó mi morbo en esta peli en particular. No hay cabida para ser tan macabro como lo fue DeNiro y tan genialmente malvado como Scorsese para lograr esta factura. La maldición de Scorsese, y de paso la de DeNiro, era la de arrasar en nominaciones y no ganar absolutamente nada (una gran injusticia con este par de monstruos), esta no fue la excepción. Qué buen guión, qué buena factura, qué actuaciones, etc… Y nada. Al final la revelación de Lewis y su virginal papel, le conllevaron dos premios y una nominación a nivel independiente.

Scorsese se prepara para un nuevo atardecer, de la mano de un reparto sencillamente impresionante, de Robert Richardson veterano de mil batallas en cinematografía al lado de Oliver Stone, el mismo Scorsese y recientemente visto en los basterdos de Tarantino, y de Thelma Shoonmaker editora que no sólo es una ganadora impresionante de óscares sino casi la mano derecha de Scorsese en todo su portafolio de largometrajes.

Apunta a ser escalofriante, impresionante, tenebrosa, ojalá muy gore y de una factura impecable. Que se lleve sus buenos premios y que Scorsese como es caballero repita Oscar como es debido.

Leonardo DiCaprio (Teddy Daniels)
Mark Ruffalo (Chuck Aule)
Ben Kingsley (Dr. John Cawley)
Michelle Williams (Dolores Chanal)
Max von Sydow (Dr. Jeremiah Naehring)
Jackie Earle Haley (George Noyce)
Elias Koteas (Andrew Laeddis)
John Carroll Lynch (Deputado Warden McPherson)

*No encontré el papel de Patricia Clarkson en IMDb y no lo he podido encontrar en ningún otro lado :-S

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