Paz en su tumba.
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El abrazo de la Serpiente
Hace mucho no iba a cine y escribía una entrada. Hubiera podido hacerlo con Spectre o con Star Wars pero aunque realmente no hubo tiempo para hacerlo –de pronto lo haga posteriormente– ¿qué mejor excusa que volver para hablar de la peli de Ciro Guerra?
Finalmente, después de todo el «boom» causado por Cannes el año pasado, Ciro Guerra presentó su tercer largo en el país llamado El abrazo de la serpiente. Cannes en ese entonces lo laureaba en la categoría escogida por la Confédération Internationale des Cinémas d’Art et d’Essai, que podría ser catalogada como una de las más importantes para el cine independiente porque trata de protegerlo de la gran industria y los feroces estudios que inundaron el festival. En ese entonces las salas colombianas estaban agolpadas y mis tiempos personales no eran los mejores así que la dejamos pasar para poder ver la bellísima La Tierra y La Sombra de César Augusto Acevedo. Meses después, lo jamás logrado por película colombiana, El abrazo de la serpiente es nominada en la categoría mejor peli extranjera tanto en los Oscar como en los Spirit y otra vez las salas se llenaron –pero esta vez si la logramos–.
El abrazo de la serpiente tiene tonos míticos, basados en su anacronismo narrativo. La historia tiene orígenes claros a principios del siglo XX, en una de las últimas expediciones del etnólogo Theodor Koch-Grünberg, revive épocas alrededor de 1950 cuando el botánico Richard Evans Schultes revisa los pasos del germano y nos recrea la historia más contemporánea de Wade Davis (One River) que nos explica como tanto el etnólogo y el botánico por diferentes motivos buscan con fe ciega La Yakruna. Son tres momentos diferentes tanto en la historia como en la experiencia del espectador y sin embargo todas están unidas mediante Karamakate, un cohiuano errante que se considera un chullachaqui (cascarón vacío) que durante dos generaciones intentó ayudar al hombre blanco a conseguir la Yakruna. Su mensaje cercano a la leyenda de Plutarco, es que el hombre blanco se ha adentrado en su selva varias veces, miles de veces, para entender los secretos de la Yakruna y sin embargo se refiere a Heráclito cuando evidencia que no son varios hombres blancos sino uno solo tratando de atravesar el río pero ni el río es igual, ni ellos mismos tampoco.
El abrazo de la serpiente es un llamado a romper ciclos, durante lunas y lunas, durante años de años, durante varios movimientos mágicos del cielo, donde hemos cometido consistentemente el mismo error, repararlo requiere de nosotros no sólo disposición sino determinación para cambiar nuestros más arraigados paradigmas. El héroe de la historia es un individuo solitario pero es también un semidios donde recae el último resquicio de conocimiento del caapi de Yakruna. Es Prometeo. Su misión pareciera proteger ese saber del hombre blanco pero si algo tiene de «road-movie» esta peli es que al final de su travesía, el conocimiento del viaje es lo que lo hará trascender en su destino. La Yakruna es una rara orquídea y una planta sagrada entre los cohiuanos que les permite comunicarse entre ellos a través de kilómetros y kilómetros de selva mediante un trance de Ayahuasca. Koch-Grünberg la buscó para salvar una malaria, Schultes vió un camino más documentativo para que este conocimiento prevaleciera y logró identificar entre varias plantas que incluyen la Yakruna (Psychotria viridis) y la Chaliponga, los ingredientes con los cuales los cohiuanos arman el Caapi (Ayahuasca).
Si me preguntan quién es la persona más influyente en el cine colombiano, yo diría que Dago García y sin remordimiento si me preguntan quién es el que ha desarrollado e impulsado el incipiente negocio del cine en Colombia, vuelvo y repito Dago García. De esa labor, ha nacido un personaje tan especial como Ciro Guerra que no sólo ha esculpido la mejor de nuestras tendencias cinematográficas sino que al igual que Dago García, se permite producir piezas interesantes y aún más independientes que las suyas propias. Gracias a ambos, esperamos que esta incursión en el reconocimiento mundial de nuestro cine, no sea una anécdota sino el inicio de nuestra industria. Para bien y para mal.
La tierra y la sombra
Después de no asistir a una sala de cine, hace muchísimo tiempo, pasé la primiparada de ir con unos pocos minutos de anterioridad para comprar los boletos y no encontrar sillas disponibles. Es una peli colombiana –pensaba–, hoy nadie va a cine –pensaba–, comamos antes de la peli –decía–. Y qué ingenuo pensar de mi parte que la sala de cine no iba a estar llena, si la peli colombiana en cuestión fue «la que ganó algo en Cannes» y nosotros con nuestro parroquialismo no le creemos a los nuestros pero si le comemos mucho a los grandes festivales. ¡Obvio que iba a estar llena y ojalá siga así por muchas semanas! Finalmente, nos desplazamos a otros cinemas y con mayor cautela logramos una función posterior pero de nuevo con una sala llena 😉
Si, este año, César Augusto Acevedo y su La Tierra y la Sombra concursaron oficialmente en El Festival francés en su versión 68 y La Caméra d’Or –premio a la mejor ópera prima que Don Mauro Rivera me ayudó a entender–, una de las distinciones más grandes que hemos recibido del festival en toda nuestra historia cinematográfica. Algo parecido tan sólo nos había sucedido unos años atrás cuando Diego F. Jiménez colaboró con Carlos Moreno en Todos Tus Muertos y ganaron mejor cinematografía en Sundance.
Debo reconocer que para mi el premio de La Cámara de Oro, era una distinción a la cinematografía de Mateo Guzmán y, por eso, al igual que con la peli de Moreno, mis ojos se posaron en los encuadres, las luces, los movimientos de cámara, los usos de tal lente o los desusos del otro y sin lugar a dudas es una pieza exquisita en ese sentido. Sin embargo, la historia, es atrapante, es bella y desgarradora, no es sólo fotografía. Las penumbras de Guzmán ejemplificaban un relato oscuro contrastado con personajes que se nos iban presentando con puertas abiertas que encandilaban nuestros ojos acostumbrados ya a la oscuridad del recinto. No hubo necesidad de su contexto o el detalle del porqué este se fue o porqué esta lo echo, lo que verdaderamente importó es que a pesar de nuestros hechos, de nuestros errores, sin importar las culpas y los arrepentimientos, somos seres humanos que vivimos el presente y, más aún, cuando se trata de nuestra familia no hay orgullo o dignidad respondemos y hacemos lo que nos toque hacer para cuidarlos y protegerlos.
Don Alonso llega a una finca polvorienta, en algún recóndito azucarero del Valle del Cauca; allá donde la caña se da bien dulce igual que su cine. Este campesino de bigote y sombrero de paja blanco, puede tener unos 60 o 70 años, es flaco pero macizo, sus músculos magros demuestran trabajo y su rostro refleja una grande pena. En la finca le abre Manuel, un niño de seis años que le pregunta que si es el abuelo. Se presentan. Sigue la escena y en un cuarto con todas las ventanas cerradas se encuentra Gerardo, su hijo; tiene un respirar forzado y cadente, no hay nada en el ambiente musical que nos acompañe en este momento, el silbido del pecho de Gerardo llena el cuarto y se extingue para que él mismo pueda presentarle a su nuera, Esperanza; las ventanas no se abren para que no entre polvo o ceniza. Pasan las horas y nadie habla. Gerardo se duerme y Don Alonso cuida su sueño en silencio y en la profunda oscuridad de este claustro.
Se sirve la comida y aparece una sombra en el comedor que no da la cara. Es Doña Alicia. Un tono amargo y un aura llena de rencor reconviene a Esperanza, le exige que no le pele el diente a Don Alonso y que le diga las cosas de frente. “…Dígale que venga a comer, que yo no tengo porqué esconderme en mi propia casa…“. Quién sabe que le hizo pero esa mujer está brava. Al llegar Don Alonso al comedor, Doña Alicia lo trata con desprecio mientras le dice las labores de la casa, él asiente resignado y sumiso, ella se despide con un “lave la loza cuando acabe” y desaparece.
Momentos de tensión, como la presentación de los personajes, abundan en la pieza de Acevedo. Su descripción, a veces contemplativa, otras veces displicente y otras veces cargada de profunda violencia, nos relata la vida de una familia que ha sobrevivido a la escasez y se refugia en los cañaduzales como última esperanza de conservación. El día a día, se les va en barrer y limpiar las hojas, hacer arroz y comer arroz. Nos hablan de ceniza y quemas de fincas cercanas, vemos el diario trabajo de los jornaleros que con sofisticados machetes cortan unas cañas hollinosas y pegachentes pero nunca podemos imaginarnos la bendita quema hasta que aparece imponente en pantalla. Un instante desgarrador que nos sacude del asiento y nos arranca lágrimas como el machete silbándole a la caña en el campo. El positivismo es una corriente filosófica que afirma que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico; en metodología histórica, el positivismo antepone fundamentalmente las pruebas documentadas; en parte, la narración de Acevedo puede ser un ejercicio periodístico positivista, un documental, que doloroso va contando la rutina de esta familia de una «manera objetiva» –el objetivismo no existe en el periodismo, siempre la verdad es una versión del periodista–; esta forma de presentarnos su caso tan sólo es interrumpida por el chasquido de unos cascos de caballo que se encuentra atrapado en la casa y es liberado por Don Alonso para que pueda galopar tranquilo y libremente afuera; un paréntesis, un sueño, una licencia del director para cambiar el ritmo y explorar nuestra percepción como auditorio. Lo que galopa y huye, finalmente como sema, puede ser lo que quiera interpretar el espectador; personalmente, creo que el galopar del caballo es la vitalidad de Gerardo pero también puede ser su dignidad, su autoridad o su posición de respaldo en la familia. Sea lo que sea, Don Alonso lo encuentra arrumado en el desorden de la casa y es uno de los bienes a los que se aferra en su visita.
Los actores, a diferencia tan sólo de Marleyda Soto que ha tenido experiencia en teatro y otras piezas de cine, son naturales. José Felipe Cárdenas, Hilda Ruiz, Edison Raigosa y Haimer Leal nos recuerdan que una historia es verdadera sólo si se la creemos a sus protagonistas y el dolor de sus poses no dejan duda alguna que esta familia desquebrajada en medio del campo vive un calvario silencioso y volatil como un campo lleno de caña a punto de ser cosechado.
@FICBAQ 2014
Se cierra la segunda versión del FICBAQ de 2014 y con ella nuestro viaje a Barranquilla para cubrirlo. A pesar de ver casi una veintena de piezas, entre concursantes y muestras de cine, aún nos hizo muchas pelis por ver y eso se nota en que la mayoría de las que ganaron no alcanzamos a verlas.
Agradecemos de antemano a Giuliano Cavalli, director general del festival, Samuel Lozada, su director de prensa, y Andrea Quintero, su directora de comunicaciones, por habernos permitido vivir el festival en primera fila. Estos son los ganadores:
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Mejor película de Iberoamérica
- Los Insólitos Peces Gato (México)
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Mención especial
- I’m from Chile (Chile)
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Mejor película del Caribe
- La jaula de oro (México)
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Mención especial
- Songs of redemption (Jamaica)
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Mejor película de cine Colombiana
- Don Ca (Colombia)
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Mejor película Medio Ambiente y Pueblos en Lucha
- Canícula (México)
Además vimos en el festival:
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Cine de Colombia
- El Faro de Luis Fernando Bottia
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Cine de Iberoamérica
- Silencio en la Tierra de los Sueños de Tito Molina (Ecuador)
- Tanta agua de Ana Guevara Pose y Leticia Jorge Romero (Uruguay)
- Viaje a Tombuctú de Rossana Diaz Costa (Perú)
- Liberen a García de Maria Boughen (Argentina)
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Cine de Medio Ambiente y Pueblos en Lucha
- Tunteyh o el rumor de las piedras de Marina Rubino (Argentina)
- Diamante de Emiliano Grieco (Argentina)
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Cine de otros mundos
- Yvy Maraēy de Juan Carlos Valdivia (Bolivia)
- Satellite Boy de Catriona McKenzie (Australia)
- The Act of Killing de Joshua Oppenheimer (Suecia)
- Yamamori clip koujou no atari (Anatomía de un clip de papel) de Akira Ikeda (Japón)
El Faro en @FICBAQ
Hemos ido dejando lo mejor para lo último, y entre esas piezas una colombiana. No sólo porque dentro del festival hay una categoría especial para ella y toca nombrar una sino porque en realidad sobrepasa cualquier expectativa y se hace grande en su nobleza.
El Faro de Luis Fernando Bottia concursa en el FICBAQ por mejor peli colombiana. Es una producción de RCN y Ennovva, que determina de facto que no es una producción independiente aunque sea de bajo presupuesto. Esto es importantísimo, y que haya salido tan bien, es ya un gran motivo de alabanza.
La historia envuelve a Ángel Porras, interpretado por Roger Perea, como el guardafaro en el Morro de Santa Marta; un octogenario de raza negra, siempre bien puesto, elegante, juicioso, fiel a sus horarios, flaco pero no desnutrido de comer patacón y café todos los días de su vida; está casado pero su mujer, Petrona Martínez, vive en Santa Marta y trabaja en un convento como jefe de cocina; ella odia la labor de su marido y odia cocinar pescado. La vida entre estos dos personajes ha transcurrido así por años pero la vieja se cansó y se fue, ella quería una casa propia lejos del faro. Un día una pareja, llega a las playas del Morro, zozobrantes de algún fatal destino; exhaustos, tal vez de nadar con todas sus fuerzas, duermen rendidos y es cuando Ángel los acoge. Él, Andrés Castañeda (El Páramo); ella, Karent Hinestroza (Chocó); parece que él le ha hecho la misma promesa a ella, una promesa que parece repetirse con el paso del tiempo y que queda saldada con el accionar de este faro en medio de la nada de este hermoso mar samario.
Al divisar ese montículo en cualquiera de nuestras vacaciones a Santa Marta y ver el faro funcionar pocas veces nos quedamos a pensar que una persona vive su vida aislado en ese islote y que debe amar su trabajo con tanta pasión como para someterse a un encarcelamiento de esta índole voluntariamente; sin embargo, esa es la vida de Ángel –y por lo que entendimos del mismo Roger Perea que es un actor natural–.
La música es un tanto pasada de melodrama; el diseño de sonido, ese que debe ser sutil, ambientador y delicado, es todo lo contrario; no obstante la belleza de las tomas, la naturaleza de los paisajes y la sinceridad de la historia sobresalen por encima de los errores técnicos y del dolor de ver como en el relato unos pocos aún piensan que son dueños de lo que no les pertenece.
Gran cinta que esperamos pronto ruede en cartelera comercial regularmente. Dedicada póstumamente a Roger Perea.
Tunteyh y más cortos en el @FICBAQ
Tunteyh o el rumor de las piedras de Marina Rubino
Uno de los grandes puntos a favor que tiene el FICBAQ, aparte de su rasgo característico independiente, sus laboratorios (FICLAB), sus conversatorios y la misma Movileta –un bus que proyecta cine al aire libre recordando las funciones de otrora–, es la categoría de mejor pieza medio ambiente y pueblos en lucha; a menos que este hubiera sido un festival de cine activista nunca se nos hubiera pasado por la cabeza que una categoría de este tipo pudiera ser parte de la organización.
Gracias a esta categoría son varias ya las piezas que hemos visto y que hacen denuncia sobre imposiciones, injusticias o maltratos. Una de ellas, y que me encantó, fue Tunteyh o el rumor de las piedras.
Tunteyh es un documental de la realizadora Marina Rubino, filmado en Salta de la mano de la comunidad wichí Nop ok wet; esta comunidad es afectada directamente por aquellos que en el nacimiento de su río, por allá en Paraguay, lo desviaron y acabaron con la mayoría de los peces, por aquellos que en Bolivia arrojan los residuos de su minería al río y lo tienen contaminado, por aquellos que han tumbado los bosques y ahora el río descontrolado se desborda sin nada que lo pare.
Tunteyh es un juego de piedras que es el entretenimiento de los niños de la población Nop ok wet; es un juego de rumores que con destreza se develan el número de los hijos, los esposos y los parientes de cada uno de los participantes; el documental se hace dueño de este nombre para descifrar los rumores y hacerlos una realidad denunciable, tomar esta comunidad preocupada por su pesca y su vivienda y hacerlos protagonistas, ya no con rumores sino con la verdad implacable de los laboratorios que estudiarán el estado del río, su fuente vital. El final no es asfixiante, es también un juego y quedamos inmersos e involucrados.
Dentro del panel de cortometrajes concursantes ayer tuvimos una sesión tanto o más interesante que los mismos cortos que el festival trajo de muestra.
Les dejamos los avances de los que pudimos ver para que los anoten y les pongan atención:
(Tan sólo nos hizo falta material de Duaa de la realizadora María Eugenia Gavilán )
Liebre 105
Escrito, editado y dirigido por los hermanos Rotstein
Un corto de corte de suspenso con tensión de thriller y algo de gore de Argentina.
Requiem for a Robot
Corto de ciencia ficción sobre un robot que se pregunta por su creador. El corto del joven austriaco, Christoph Reitner, es dedicado a su padre y ganó 20 mil dólares en Toronto para su realización. El director estuvo presentando su corto y nos explicó cómo tomo la decisión de armar la trama de la pieza, en un ejercicio que no duró más de cinco minutos y que involucraba un hombre disfrazado de robot que estaba al lado por Halloween.
Los años dirán
Por España participa Andrea Jaurrieta con un corto de excelente factura, de fotografía lavada y de un profundo tono melancólico.
¿Viste a Cristina el 7 de marzo?
Es un honor y placer haber presenciado y ahora presentar el documental que participa por Colombia de Maritza Blanco, que tuvo como compositor original al también kinofilo Alejandro Ramírez y a Angelita Bravo como directora de arte.
Los globos de Circe
Cristian Peña también por Colombia, participa con un cortometraje de corte fantástico pero que se excede en sus detalles. La historia es bonita y está bien contado pero el vestuario es un sinsentido innecesario que pierde la atención del espectador a otro punto lejos de la trama de la pieza.
Os lados da rua
Tal vez de los cortos más bonitos y conmovedores es el del brazuca Diego Zon; Carrão es un muchacho que reparte periódicos y es conocido en el pueblo porque monta un carro imaginario/invisible ¿pero será realmente un carro o podrá ser una bicicleta? El giro de la historia nos aleja de la condición de discapacidad del muchacho y nos envuelve completamente en su pequeño drama.
La noche anuncia la Aurora
El mejor de la serie. El realizador peruano Gerard Uzcátegui nos transporta a un mundo de recuerdos, de presencias paranormales y de amores lejanos en las riberas de lo que suponemos es el río Amazonas. Hay un tema con las condiciones de extensión de una pieza como un cortometraje que no permite mucho desarrollo de personajes o evolución en los sentimientos de los protagonistas, casi que condenando de facto este tipo de piezas para que sean melodramas; el ingenio y la calidad de la realización de Uzcátegui permiten explorar otras posibilidades y entender que si se puede trabajar dramas a pesar de la corta duración de los cortometrajes.
Entrevista a Luis Ospina @FICBAQ 2014
Uno de los protagonistas de este Festival de Cine en Barranquilla, es el caleño Luis Ospina, leyenda viviente de nuestro cinema que este año es homenajeado por toda su obra. A continuación una entrevista que el festival nos transmite a través de su canal en Vimeo.
Kinofilo se va a Barranquilla
Después de cuatro años de gestión al lado de ustedes, hoy celebramos una de las noticias más importantes para el blog: Nos vamos pa’ Barranquilla a cubrir el Festival Internacional de Cine de Barranquilla (FICBAQ) en su versión de 2014.
El FICBAQ es un festival de corte independiente con participación de varios países y que va en crecimiento poco a poco gracias a la gestión de su organizador Giuliano Cavalli; vale la pena destacar dentro de los invitados al director Diego Quemada –nominado al premio Un Certain Regard de Cannes y Los Goya por La jaula de oro–, a la documentalista Lucy Cooke –reconocida por su trabajo en NatGeo y la BBC– y a Luis Ospina –legendario director caleño ganador en festivales como Sitges, Toulouse, Lima, Cartagena, Bogotá, nominado en Biarritz al Soleil d’Or por Soplo de Vida– y al que se le rendirá homenaje dentro del festival.
Muchas expectativas por cumplir en esta primer cubrimiento de un festival de cine; los estaremos informando con reseñas, fotos y ojalá un par de entrevistas. Así que no se despeguen de nuestras cuentas de Twitter, Instagram y obviamente del blog del 21 al 29 de marzo.
La noche de las doces lunas
La noche de las doces lunas es un documental sobre la tradición Wayúu de aislar a sus niñas ad portas a su primera menstruación en una casa donde sólo la pueden visitar sus madres o las mujeres más cercanas a ellas.
Pili es una niña Wayúu criada por su abuela porque su madre que vive en Maicao la abandonó a temprana edad. Pili va al colegio, hace sus deberes escolares y ayuda a su abuela. No puede negar su congoja frente al encierro que se le viene dentro de pocos días. Se le siente llena de ansiedad y su voz negando cualquier clase de miedo en vez de ser temeraria se la encuentra llena de dudas y fragilidad.
Mientras Pili va al colegio, los hombres de la aldea construyen un rancho, de un sólo cuarto al lado de la casa de su abuela. Postran las vigas de madera, arman un tramado de ramas y entre ellas ponen grumos de greda. Para finalizar la obra, colocan tejas de aluminio a dos aguas y empañetan las paredes con barro más húmedo.
Finalmente, Pili se despide de sus amigas del colegio en su último día como niña y en la mañana siguiente, cubriendo una manta y una pañoleta en su cara es llevada por su abuela hasta su nuevo hogar. Un rancho modesto que será su amparo por el tiempo que sea necesario hasta que le llegue su periodo y se convierta en majayut.
Hasta este momento, la narración, la temática y la fotografía que es hermosa hacen del documental una pieza increíble. Sin embargo la intromisión misma de la cámara en el recinto inviolable hace del espectador un voyeurista entrometido casi pornográfico. Se siente incluso rasgos de herejía o sacrilegio al observar al detalle y de la forma tan brusca este proceso que debe ser sacro y virginal. Me explico. El detalle fundamental del nuevo rancho, sin porche y casi sin ventanas, radica en que las niñas en estos encierros no pueden ser vistas o visitadas por hombres; durante meses, son alimentadas con una dieta básica de mazamorra y agua de jupiwa que es provista por su tutora, la mujer más cercana a la niña; ni siquiera otras mujeres pueden visitarla fácilmente, sólo se hace una excepción con su maestra para que no interrumpa sus labores escolares. De esta forma, las tomas de la niña recostada en el chinchorro, en vigilia tratando de conciliar el sueño o los tres baños que debe tener para mantenerse pulcra son innecesarios y de todas formas violento.
El contexto de la enseñanza del tejido, tanto crochet como de telar, las dietas, los vestidos y la rutina, son interesantes. Lo más destacado de la pieza, la cinematografía a cargo de Daniela Cajias, lo más reprochable la impertinencia durante el lapso de aislamiento. Hubiera preferido un poco más de audacia por parte de Priscilla Padilla, la directora del documental, para mostrar sin-mostrar lo inmostrable. Para mejorar, o incluso eliminar, el sonsonete del poema cantado sobre la niña querida infunde un tono melodramático inconmensurable.
Documental 9.70
Victoria Solano es una heroína colombiana que está denunciando con su actividad periodística la tiranía alimentaria que el Tratado de Libre Comercio (firmado entre Colombia y Estados Unidos) nos está imponiendo y que va a destruir nuestros campesinos.
Hoy en día en nuestras calles, vemos a miles de campesinos de todos los puntos cardinales del interior de nuestro país, protestando por el atropello que significa el uso de semillas certificadas aprobadas por el ICA en la resolución 9.70. Con justa razón el campesinado se levanta a declarar inconstitucional, inseguro y violento lo declarado en la 9.70 pero no deberían hacerlo solos, las cifras son alarmantes y si no hacemos TODOS algo al respecto vamos a destruir nuestra fuente de sustento, nuestro patrimonio cultural y vamos a entregar nuestro país a Monsanto, Dupont y Syngenta, obtentores de semillas y primeros beneficiados con el acuerdo. Son ellos los autorizados porque han venido certificando sus productos transgénicos, tan sólo un ocho por ciento de semillas se han logrado registrar por parte de impulsos colombianos.
El documental se centra en los episodios ocurridos en Campoalegre, Huila, donde centenares de campesinos fueron despojados de su producto de arroz por operativos del ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios). Atacar a Campoalegre es un golpe de opinión fuerte, en una de las zonas más ricas y de los más altos estándares en producción de arroz del país. Las semillas certificadas por el ICA apenas se se comparan en calidad con las producidas en Campoalegre sin embargo son dos veces más baratas y más resistentes a las plagas porque tradicionalmente se han venido cuidando de generación en generación. Los campesinos y los secadores de semillas de arroz en Campoalegre fueron tratados como delincuentes, criminales organizados, y su arroz fue depositado, luego enterrado en un relleno sanitario de Neiva, lo cual causó dolor en sus fabricantes así como en sus defensores porque al final es un crimen de lesa humanidad quitarle la comida a alguien para botarla o destruirla. Es una canallada realmente desproporcionada. 1590 sacos de arroz destruidos, avaluados cada uno en promedio de 40 dólares, es liquidar esta zona productiva del país al dejarles pérdidas cercanas a los 127 millones de pesos.
Pero el quid aunque es grave a nivel financiero para el país sigue siendo un problema más fuerte conceptualmente. Por un lado el paquete de semillas certificadas sólo puede usarse una vez; cada vez que el agricultor las compre debe sembrarlas todas y no podrá almacenarlas para futuras siembras. Esas semillas dependen específicamente de un paquete de nutrientes, abonos y pesticidas que al exigir su tratamiento se plantea siniestramente un monopolio donde el afectado por cualquier lado es el pequeño productor; tanto indígenas y campesinos empiezan a obrar ilegalmente cuando, acostumbrados tradicionalmente por generaciones, guardan sus mejores semillas y tratan sus productos como lo han venido haciendo toda su vida, primero porque está por fuera del tratamiento especificado y segundo porque las semillas de las multinacionales no funcionan con esos procesos; y si a eso se le suma que las multinacionales a pesar de que invierten millonarias cantidades de dinero en la determinación de una semilla contra una peste y estudios de germinación no son capaces de garantizar siembras dentro de los parámetros que ellos mismos establecen, en realidad, lo que se genera es una gran estafa patrocinada por el gobierno y sus legisladores.
El problema en este momento no es decir que no estamos eligiendo bien a nuestros gobernantes. Eso es obvio. El problema no es echarles la culpa a los que lo hicieron o a los que lo permitimos. El problema es que debemos actuar ya. Hay un senador que está de parte de nosotros y está trabajando para que se frene este atropello y es Jorge Robledo; no digo que de aquí en adelante traguemos entero y hagamos todo lo que él diga pero si sería bueno escucharlo, entenderlo y apoyarlo. Por otro lado, Victoria Solano y Marco Cartolano (directora y productor de este documental) buscan el apoyo mediático para la dispersión y propagación de este documental.
A continuación les comparto. El documental completo para que lo vean y la dirección web desde donde se puede ayudar a patrocinar el proyecto. Es un mínimo apoyo que sube la moral de los que en serio se están enfrentando al problema. Por nuestro lado debemos revisar muy bien quién nos está proveyendo nuestros alimentos en nuestros platos para saber a quién debemos apoyar, por quién tenemos que levantarnos y protestar.
Apoyen el proyecto de Victoria Solano en esta dirección: http://idea.me/proyectos/9162/documental970
Yo ya lo hice y me convertí en su productor ejecutivo 🙂