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Ford v Ferrari

Otra entrega de tesón y verdadera calidad histriónica de Christian Bale, y otra vez un cambio impresionante en el físico ¿No se va enfermar un día de estos bien grave? ¿No deberíamos ser más responsables con el asunto y tratar de hacerlo entrar en razón? O tal vez, ¿Todos esos personajes que desarrolla son indefectiblemente pedacitos de esa terca personalidad del actor?

En serio. Pongámonos a pensar y revisemos los papeles de mayor resonancia. The Big Short antes American Hustle antes The Dark Knight Rises antes The Fighter antes The Dark Knight antes Batman Begins antes The Machinist. En cada uno de ellos el cambio del físico es violento y el contraste entre ellos es abismal; no me parece muy importante la capacidad camaleónica de Bale y más bien lo lejos que está uno de encasillarlo; no se puede trazar una línea y afirmar que sólo hace villanos, o nobles, o personas que tocaron fondo y resurgen, o deprimidas. Nada, la mayoría son luchadores que están tratando de sobrevivir en este mundo, muy pocos pertenecen a la fantasía e incluso su Batman es el que se alega es más tangible en lo mundano. El cambio más duro es este último, de The Machinist a Batman Begins; la filmación empezó en mayo 26 de 2003 y se extendió hasta julio 22 de 2003; Bale había empezado el proceso de aguantar hambre desde febrero y redujo su masa corporal a 50 kilos, perdiendo en el acto 28; luego empieza la filmación de Batman el 3 de marzo de 2004 y para esa fecha subió a 100 kilos, es decir, ganó 50 kilos; de ahí en adelante el sube-y-baja se da con transiciones más largas pero con cambios muy drásticos; otro impresionante para destacar fue el paso de The Dark Knight a The Fighter y de allí a American Hustle; en tres producciones distintas pasó de 100 kilos a 66 y luego subió a 110. Yo en serio abogaría una petición en Change.org para que no lo siga haciendo.

¿Eso lo hace mejor actor? No estoy completamente convencido. De pronto más llamativo y de alguna forma un poco más comprometido. Pero Bale es un actorazo; no necesita de toda esa maquinaria para demostrar sus capacidades; trato de quitarme el punto de las transformaciones físicas para tratar de ser objetivo con mi declaración, y recuerdo haber pensado que en American Hustle era algo más insustancial que necesario, le quitaba atención a las escenas y terminó siendo una decepción.

Hoy de la mano de Mangold y volviendo a su acento británico, su postura y su contextura hacen de la argucia una excelente copia de Ken Miles, el británico nacionalizado estadounidense que retó a Ferrari en Le Mans; pero Miles también fue una autoflagelación para Ford y su pretenciosa forma de ver el mundo, ese mundo de castas donde en la cima estaban los de mejor estirpe, y de ahí para abajo todos cortados con la misma tijera, para después verse obligados a usar un patán ordinario que les sacase la astilla que les había previamente clavado Enzo Ferrari en el culo.

James Mangold captura la esencia de las carreras y la hace divertida. Es eso. Ford v Ferrari es una pieza entretenida con una gran actuación de Bale y un despliegue implacable de Henry Ford II como el verdadero antagónico, de la mano de Tracy Letts y Josh Lucas, que interpreta a su lugarteniente Leo Beebe.

Nota personal. Ahhh… Si. También actúa Matt Damon pero más como una herramienta melodrámatica. Hay mucho más trabajo y desarrollo en Caitriona Balfe y Noah Jupe que le dieron condimento y forma a su aspecto familiar.

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The Wolverine

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El auge de las pelis basadas en comics tiene su razón de ser en la codicia de los estudios cinematográficos que han tratado de explotar los derechos de las editoriales más populares de estas piezas gráficas; obvio desde hace casi un siglo ya, pero sobre todo con los recientes resultados alcanzados por los grandes estudios, se pone en la mira de los productores y directores este tipo de producciones. Sin duda los que mejor han logrado sus metas en taquilla son el triunvirato armado por Marvel Studios/Buena Vista/Disney Pictures por un lado y Warner Brothers/DC Comics por el otro.

Fox, y Sony Pictures, se meten en la pelea al poseer los derechos exclusivos de explotación de una parte importante de estas grandes potencias editoriales del comic, y en parte, son los responsables de que Universos Cinemáticos más grandes no se hayan formado perfectamente aún. Fox poseía hasta finales del año pasado los derechos de los X-Men, Fantastic Four y DareDevil; sus salidas con estas dos últimas sagas no fueron las más exitosas posibles y fueron relegadas en los rincones del estudio -a tal punto que incluso les tocó devolver los derechos de DareDevil a Marvel porque no tuvieron cómo sacar una nueva producción antes de octubre del año pasado-.

Fox ha visto mejores resultados en la explotación del microcosmos de los X-Men, con su primera trilogía pero logró decepcionar una gran parte de la crítica y la fanaticada precisamente con el cierre de la misma -gracias en parte a que Brett Ratner no supo interpretar lo que había construido Bryan Singer-. Luego el estudio intentó desarrollar subproductos de las mini-historias de los grandes favoritos y empezó con Wolverine pero de nuevo Gavin Hood se estrelló y apenas alcanzó un aceptable promedio en taquilla. El británico Matthew Vaughn dirigió X-Men: First Class y conquistó una taquilla similar pero logró lo que no había conseguido Fox hasta ahora, interés de la fanaticada en más piezas por venir.

First Class es sin duda una de las mejores piezas de Fox logradas hasta ahora, incluso por sobre las primeras realizaciones de Singer. Plantea una precuela de la historia, describiendo el origen de la amistad profunda entre Magneto y el Profesor X, tácita en todas las demás tramas que se entrelazan entre ellos y, lo más importante, conectándose con los subproductos ya publicados. Después de First Class, Fox logra una luz de esperanza y se aventura de nuevo con Mark Bomback y Scott Frank en la creación de una nueva historia para Wolverine. En principio, el director encomendado era el súper oscuro realizador Darren Aronofsky pero su agenda se lo impidió; James Mangold asumió entonces la responsabilidad del proyecto y aunque podía lograr el tono independiente esperado, su trayectoria era poco consistente, donde la calidad de sus piezas se sacrifica por el entrenimiento prometido, lo cual de alguna forma era preocupante.

The Wolverine finalmente sorprende con una madurez narrativa y una historia aislada de lo que veníamos viendo como espectadores sin tener que relanzar la franquicia o redefinir sus orígenes. Logan interpretado -ya seis veces- por Hugh Jackman se encuentra oculto y sumergido en los profundos bosques del medio oeste norteamericano, acosado por pesadillas en las que se ve envuelta su culpa por la muerte de Jean Grey (Famke Janssen). Hasta allá, va a buscarlo su destino encarnado en Yukio (Rila Fukushima), una joven espadachín asalariada de Yashida (Haruhiko Yamanouchi), viejo amigo de Nagasaki donde Wolverine salvó su vida; Yashida ha estado en la búsqueda de Logan porque quiere pagar su deuda de honor de esa época. Gracias a que Yukio puede ver el futuro, logra encontrar al Wolverine y transportarlo a Tokio. La acción se centra entonces en Japón, a donde viaja Logan en busca de su amigo; entran en acción samurais, yakusas, ronin, arqueros y espadachines, sin saturar la historia, y sobre todo dando un pulso interesante a otro eslabón de X-Men. Si esta peli es realmente entretenida, cadente y oscura al mando de Mangold, no puedo siquiera imaginar cómo hubiera sido si Aronofsky la hubiera dirigido.

The Wolverine es el único que ha logrado darle redondez a Fox y se ha vuelto su personaje más preciado. En este capítulo se adapta perfectamente a la cultura japonesa y se enriquece con todo su folclor, su música, sus colores, sus paisajes y su arquitectura. Pero la madurez de la pieza también se da del aprendizaje logrado con First Class; The Wolverine trae a colación la detonación nuclear que Estados Unidos propició en Nagasaki, pero no es protagonista, tal cuál como el incidente de Bahía Cochinos en First Class, generando vínculo, credibilidad y congruencia en su propio Universo Cinemático. Hay dos o tres escenas tipo comic que son espectaculares para que le pongan atención; el ataque ninja, el despertar del samurai de adamantio y las flechas en la espalda de Wolverine; estas tres escenas, combinadas con la música original de Marco Beltrami y las cámaras de Ross Emery, logran darle el tono épico a la cinta y pagar la boleta. Igual esperen en sus sillas sentados, hay más historia en los créditos que nos prepara desde ya para Days of Future Past, el tan esperado regreso de Bryan Singer a la franquicia.

Mientras Warner redondea los 3 millardos de dólares desde este auge de los comics en el cine, gracias en parte a la oscuridad que ha venido explotando de historias como Batman (Batman Begins, The Dark Knight, The Dark Knight Rises) y Superman (Man of Steel), Marvel no se queda atrás para nada con una mega cifra de 5 millardos de dólares con siete producciones (Iron Man I, II y III, Thor, Captain America, The Incredible Hulk, The Avengers) y aún quiere más. Contando las taquillas de Fantastic Four, Fox alcanza una respetable cifra de 2.300 millones de dólares con siete producciones y espera que, por primera vez, con The Wolverine puedan sobrepasar la marca de los 500 millones que ninguna de sus producciones ha logrado para soñar con la cifra neta de los 3 millardos, en su portafolio.

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Knight and Day

Si les pareció inaudito que hiciera reseña de A Nightmare On Elm Street, imagino que pensarán como ignominioso haber siquiera visto esta Knight and Day. No fue tan grave la verdad. Como siempre preparado para lo peor, me entretuve y casi que pasé un buen rato; la vi anunciada en MovieCity y el morbo no me permitió excusarme.

En pocas palabras es una comedia romántica que tiene como protagonistas a Cameron Diaz que actúa como una ciudadana de a pie y a Tom Cruise un agente encubierto de La Agencia que se topa con Diaz para que le ayude en su misión volviendo la pieza también un thriller de acción. No muy diferente a Killers con Katherine Heigl y Ashton Kutcher, la diferencia es que Cruise se ha hecho su nombre por ser un ícono de acción donde el mismo hace sus dobles mientras Kutcher… Bueno Kutcher es un bobazo que se repite siempre en ese papel eterno de Michael Kelso en That 70’s Show (por estos días en Spin están pasando las primeras temporadas de la serie y son súper recomendadas para que le echen un ojo) tratando siempre de ser un chico chévere y encantador. Claramente, estas dos pelis son el resultado de una guerra comercial adentro de Hollywood, no sólo por el tema (así tengan sus variaciones entre ellas) sino además porque ambas fueron lanzadas como bombazos de taquilla en el mismo mes de junio de 2010.

La pelea a mi parecer la ganó James Mangold, director de Knight and Day, que logró mayor resonancia y que a la postre después de la abdicación de Darren Aronofsky en el proyecto de The Wolverine fue el que quedó opcionado para estar a su cargo.

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