Antenoche me vi la última creación de David O. Russell y, contrario al favoritismo de La Academia, me quedó claro que no es mi preferida de la gala, faltándome aún no obstante Nebraska y 12 Years A Slave. American Hustle es sin duda divertida y entretenida; Russell una vez más, bajo su guión y su práctica, logra desarrollar una historia interesante, con una definición de personajes muy impresionante, que sumado solamente a las capacidades de los mismos actores que escogió, hilvana un nivel de virtuosismo histriónico como hace mucho no lo veíamos en pantalla; es indudable que Amy Adams, Christian Bale, Jennifer Lawrence, Jeremy Renner, Louis C.K., Robert De Niro y Bradley Cooper logran estar en el modo perfecto para desenvolverse y creativamente volversen monstruos y genios al unísono dentro de las líneas de Russell, Eric Warren Singer y sus propias improvisaciones.
American Hustle plantea dos narradores omnipresentes, que se comparten el micrófono alternada y armónicamente durante la introducción de la historia; Christian Bale es Irving Rosenfeld, un neoyorquino que creció en la recesión de la Guerra de Vietnam, y que tomó la decisión de ayudar en el negocio de vidriero de su padre de la única forma que un niño, una piedra y una errada motivación podrían ayudarlo; creció amparado con este tergiversado sentido del bien y del mal, hasta convertirse no sólo en un hábil negociante sino también en un diestro estafador, cuyos negocios fueron creciendo hasta la estratosfera cuando conoce a Sydney Prosse, interpretada por Amy Adams; con Sydney, Irving fluye, se siente cómodo, en paz y hasta realizado pero este idilio es sólo interrumpido cuando el agente federal Richard ‘Richie’ DiMaso (Bradley Cooper) tima a los timadores y los pone en aprietos, entre la espada y la pared, donde su única opción es trabajar para ellos, colaborando en todo lo que el FBI les pida.
Vertiginosamente y de manera muy divertida, van apareciendo los roles de Jennifer Lawrence, Jeremy Renner, Louis C.K. y Robert De Niro -es demasiado impresionante la entrada De Niro-; cada uno en su microcosmos desarrolla su historia y va agregándole sabor y sazón al eje de Sydney e Irving, hasta que al final la historia parece un gran tazón de sopa hirviendo, picante, muy sabrosa y muy apetitosa.
Sin embargo, American Hustle es un ejemplo pintoresco de los filmes de gangster, robos y crimen que enmarcados en la ciudad de Nueva York, Atlantic City o Nueva Jersey, no la hacen mejor o muy diferente a todas las obras maestras de Martin Scorsese que tanta cátedra nos ha dado sobre el tema. Particularmente, este año, con sus diez nominaciones, compite precisamente con una del maestro, que sin ser su mejor promedio es muy superior al escándalo americano de David O. Russell.