De nuevo nos enfrentamos a un thriller de acción del británico Paul Greengrass. Aquel que alguna vez nos trajo The Bourne Supremacy, The Bourne Ultimatum y Green Zone hoy nos trae el relato adaptado a pantallas de la aventura del capitán norteamericano Richard Phillips, interpretado por Tom Hanks, atacado por piratas en las costas de Africa subsahariana, más precisamente Somalia.
Tal como nos tiene acostumbrados, la acción con Greengrass empieza bastante rápido después de un ligero planteamiento donde conocemos el estado civil del capitán, su familia y algunos de sus problemas cotidianos. En la contraparte, Barkhad Abdi interpreta a Muse, un escuálido somalí que está reclutando trabajadores para su próximo golpe; de nuevo un poco de contexto y nos enfrascamos en alta mar. El capitán Phillips transporta un buque carguero con ayudas humanitarias que tienen como puerto de inicio Omán y destino Mombasa en Africa meridional; el curso de la embarcación cruza por aguas somalíes donde no tendrán escolta y las posibilidades de una emboscada pirata son bastante altas; es allí donde el escuadrón de Muse los encuentra y los ataca.
La cinta no dura mucho más de hora y media sin embargo sentimos fatiga, ahogo y cansancio en la mitad del último tercio de la cinta. El ritmo de la narración es vertiginoso en parte gracias al sentido de cámaras y encuadres de Barry Ackroyd -que repite equipo con Greengrass– pero también a Christopher Rouse, editor de confianza, que agrega su estilo impetuoso, acelerado y violento en las secuencias que termina proponiendo.
Lo que me gusta de Greengrass es que no todo es lo que parece a simple vista, hay algo escondido y su habilidad como contador de historias envuelve parte de la resolución de una conspiración. Si, esta peli está diseñada como un rompetaquillas hollywoodense pero entre líneas se alcanza a percibir el descontento del director por este tipo de corporaciones dueñas de las donaciones que lleva el capitán en su embarco y gracias a dos o tres frases que intercambian Muse y Phillips podemos detectar las gamas de grises entre los dos personajes. Lastimosamente, como decíamos, en el desarrollo del tercer acto, la pieza pierde todo dinamismo y se vuelve propagandística. Dos barcos de la marina estadounidense asedian el Maersk Alabama y se vuelven los nuevos héroes de la historia. Un final tristemente acartonado pero digamos que fiel a la historia real.
El desempeño de Hanks es promedio hasta la resolución del problema. Con dos minutos de su interpretación entendemos lo chocante de la situación por la que acaba de pasar y gracias a esos dos minutos se guarda un cupo seguro en los próximos Oscar de La Academia.