
Cloud Atlas es una ópereta cinematográfica basada en la novela de David Mitchell que tuvo que ser escrita y dirigida para el cine por tres personas, Andy Wachowski, Lana Wachowski (Los hermanos Wachowski) y Tom Tykwer. Claramente Cloud Atlas no es una pieza de la que uno se pueda zafar fácilmente. Por lo mismo, no es una cinta que uno pueda aprobar o desaprobar negligentemente de un solo golpe, hay que revisarla una y otra vez -esta es la segunda vez que la veo atreviéndome, sólo hasta ahora, a hacer una pequeña reseña, tratando de ser lo más profunda posible pero igualmente humilde. Debo reconocer, que aún se me escapan muchos detalles y, creería que siendo la metáfora de esta sinfonía de fondo, me cuesta mucho llegar a profundizar demasiado en toda la trama por falta de un oído más educado-.
Cloud Atlas hará su marca en la historia cinematográfica como una de las más grandes producciones independientes, muy poco posible de igualar, llegando casi hasta a los límites del delirio y la megalomanía de este par de hermanos que lograron convencer a Tykwer de embarcarse en esta empresa.
En un despliegue alucinante, Cloud Atlas entrevé la exploración del alma humana cautiva en recipientes corpóreos que moldea aleatoriamente de acuerdo a pequeñas particularidades que a través de los tiempos definen la esencia del hombre en la Tierra. Dichas particularidades perspicazmente delinean la psique de un personaje y lo hacen en apariencia diferente a sus pares pero a su vez delimitan una personalidad compleja que determina la dirección heroica o antagónica de un ser humano. -En parte, esto resume una de mis más profundas creencias y es la que todo ser humano tiene en su ser todos los ingredientes que definen la esencia de la humanidad, todos somos egoístas, mezquinos, mentirosos, celosos, vagabundos, perezosos, así como, bondadosos, tiernos, cursis, enamoradizos, nobles. Mi teoría, no iba tanto a la transitoriedad del alma y la reencarnación en vidas pasada sino que es un poco más instintivo. Cada vez que nos topamos con una persona que nos empareja, dichos condimentos salen a flote y se mezclan en una proporción única de acuerdo a esa persona. Estamos con alguien y nos sorprendemos en celos, amargura o mentiras o nos regocijamos en cariño, armonía y ternura pero al final somos espejos de lo que esa persona potenció en nosotros-.
Los críticos, la califican como un “beautiful mess” y creo no podría estar más de acuerdo. Por un lado, alrededor de trece o catorce súper estrellas se reparten más de setenta papeles. No es que esté mal pero si nos alejamos por un momento de nuestro propio asombro, setenta papeles, casi todos protagónicos, conllevan a una guerra interna donde ninguno prevalece, donde casi ninguno de los actores -a excepción de Tom Hanks, Halle Berry y Hugh Grant– logra desarrollar un personaje sino más bien cada uno tiene varios retos dentro de la producción para tener momentos de profunda honestidad en el instante en el que uno de sus papeles hace su aparición. De pronto, en la novela funciona muy bien -tengo una gran inquietud por ella gracias a la peli-, pero en la pantalla no es más que desorden y consfusión. La pregunta entonces sería en una adaptación menos literal de la novela, ¿Los Wachosky y Tykwer no debieron haber tenido un mejor filtro y eliminar personajes que contribuyeron a una mejor comprensión de las historias sacrificando la orgiástica producción que implicó la inclusión de los más de setenta personajes, en un poco menos de tres horas de proyección?
Cloud Atlas fue duramente castigada por sus colegas. Al ser una megaproducción independiente, los círculos indies no la vieron con buenos ojos y pocos, casi ninguno de ellos, la nombraron o mencionaron. En los Globo de Oro fue nominada por mejor partitura original y mejor peli del año pero imagino que no fue estrenada dentro del periodo de clasificación en los Oscar porque fue blanqueada completamente, en un acto inconcebible porque si algo tiene esta pieza es un despliegue impecable de imaginería y producción. En primer plano, la partitura compuesta por el mismo Tykwer, al lado de Reinhold Heil y Johnny Klimek es determinante y, para mis oídos, sublime. Es cierto, tal vez no sepa mucho del tema pero La Sinfonía del Atlas se siente como un narrador omnisciente durante la narración de la pieza en un delicado cortejo sobre la trama.
El segundo punto importantísimo es el montaje de Alexander Berner acompañado de una excelente cinematografía a cargo de Frank Griebe y John Toll. Este grupo de artistas logró no sólo darle coherencia a la visión conjunta de tres realizadores, en varias épocas, con diferentísimos personajes sino que además logró lo imposible: obtener una visión cohesiva de Cloud Atlas como una historia única. Gran, gran trabajo que no ha sido valorado por nadie.
Finalmente, y es el punto que más nos impresiona. Descubrir a Tom Hanks, Halle Berry, Jim Broadbent, Hugo Weaving, Jim Sturgess, Doona Bae, Ben Whishaw, Keith David, James D’Arcy, Xun Zhou, David Gyasi, Susan Sarandon y Hugh Grant actuando en Cloud Atlas no es siquiera el inicio de nuestro asombro, cuando nos damos cuenta que cada uno de ellos amasa entre cuatro o cinco papeles durante la peli que van entre diferentes acentos, diferentes fenotipos raciales o incluso diferentes sexos ahí es cuando quedamos boquiabiertos. El trabajo de maquillaje es abiertamente impresionante, es la piedra angular que sostiene todo el truco de los realizadores.
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