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The Unbearable Lightness of Being

Nunca fui muy fanático de Milan Kundera. A pesar de que casi tengo todas sus novelas siempre las empezaba y las dejaba a medio terminar por la densidad de su narración y la sobrellevaba trascendentalidad de sus historias. Nunca lograba entenderlas demasiado y abandonaba los libros casi que sin excepción. Puedo decir entonces que nunca terminé una obra de Kundera, no se si eso me haga más respetable o un tanto menos fiable pero el caso es que siempre busqué encontrarme con una peli que rodara una de sus novelas para por lo menos ver en qué terminaba alguna de ellas. Por eso desde que supe supe su existencia, busqué tantas veces en videotiendas este filme de Philip Kaufman de 1988.

Un gran reparto liderado por Daniel Day-Lewis a quien acompañan Lena Olin y una Juliette Binoche jovencita y deliciosa. La historia se centra en un doctor checo llamado Tomáš e interpretado por Day-Lewis que intenta ponerle límites a sus aventuras sexuales con una joven que conoció y que le pide una relación monogámica. Más allá de la simple historia Kundera, y en este caso, Kaufman ponen en competencia dos aspectos esenciales para la vida de estos personajes la libertina vida del bomemio y la tranquila esperanza del checo. Kundera fue uno de tantos que huyó a Francia, Suiza y Alemania huyendo del régimen socialista impartido por la antigua Unión Soviética. La insoportable levedad del ser puede ser la justificación de esta salida forzosa. Una historia que podría enmarcar el porqué aguantó tanto tiempo en Checa (el régimen se instauró muy temprano en 1946 y fue ocupada en 1968 por los soviéticos; tan sólo hasta 1975 Kundera no aguanta más y huye) y el porqué de su huída. Cuando uno está en frente de una novela hay un personaje especial que hace del escritor y es el que se lleva el protagonismo. Siempre pensé que Tomáš era Kundera pero con esta peli cai en la cuenta que la figura de Sabina, aquella que fue la única que entendió al doctor, aquella que no soportó el régimen y se refugió en Suiza y luego a Estados Unidos, es la verdadera consciencia de Kundera, el bohemio que no dio tregua y que quiso seguir sus raíces bohemias, sus fuertes principios, seduciendo de a poco su naturaleza checa.

Hace poco descubrí que el matrimonio monogámico es una invención realmente reciente y burguesa. El espíritu libertino, mujeriego y alcohólico (sobretodo del bohemio) es característico de una generación de artistas que vivieron su exilio a principios del siglo XX en París, pero que igual continuaron en la perpetuación de ese romanticismo francés hasta la generación del verano del amor muy entrados los años 60’s. Esta peli confronta dos estados del ser humano la felicidad y la soledad, ya habíamos dicho la monogamia y la prluralidad de amantes, la levedad y el peso de la vida, las raíces bucólicas y el arte metropolitano. No se Kundera pero por lo menos Kaufman no le apunta a satanizar ninguno de los aspectos enfrentados, cada uno hará su propio vínculo para encontrar su propia verdad y su propia tranquilidad, quisiera pensar que de pronto soy feliz, bucólico y pesado pero quién sabe, de pronto estoy completamente equivocado.

Definitivamente me hacía mucha falta esta peli y quería por primera vez terminar una historia de Kundera. Tiene características muy bonitas y una narración clásica de autor. En la invación soviética, por ejemplo, la mezcla de imágenes de archivo con propias de Kaufman me pareció una chispa de grata genialidad de Sven Nykvist como cinematógrafo y Vivien Hillgrove como editora o al final el juego de tiempos, un detalle de fina coquetería. A la peli no le fue nada mal, fue nominada a los Oscar por mejor guión adaptado y como mejor cinematografía pero igual los BAFTA, Boston y los Spirits reconocieron este esfuerzo con sus respectivos premios así como Boston también reconoció a Day-Lewis como mejor actor.

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Akira

Veintitrés años después de su lanzamiento, puedo afirmar que me vi Akira de Katsuhiro Ôtomo. Es una peli de culto basada en un manga del mismo nombre que enfrasca una novela épica de ciencia ficción ubicada en el año 2019 en Neo-Tokyio, una ciudad de la post guerra y como tal que es pionera en el término cyberpunk.

Por un lado, es criticada por su adaptación de los personajes y escenarios sobre los originales del manga que se publicó desde 1982 hasta casi 1990. Como saben, los mangas son novelas hechas de pulpa barata para leerse en el metro, son los “pulp fiction” japoneses y esta logró un impacto muy fuerte llegando a considerar casi 2182 páginas de ilustraciones y viñetas. La historia es un poco enredada al principio y el tono sicodélico, no ayuda mucho a entender muy bien el sofisticado planteamiento. Tetsuo Shima es abducido y alterado mentalmente por una agencia del gobierno que investiga la supuesta presencia de Akira en la sociedad. Tres «genoinfantes» son los encargados de su madurez intelectual que potencia la telequinésis pero a la vez altera sus miedos y ansiedades más profundas. Shôtarô Kaneda es amigo de infancia de Tetsuo y emprende su búsqueda de manera frenética ayudado de Kei una niña que conoce en una inspección de policia.

No sólo el hecho que no hay computador y que es pionero de este tipo de animación japonesa, Akira se vuelve hito por su compleja e intrincada ciencia ficción. La animación tiene sus orígenes en Japón a principios del siglo XX, pero sólo hasta los 60’s o 70’s se empieza a conjugar con los mangas y realmente a desarrollar un producto original y autóctono. La cultura japonesa que honra la tradición potencia las labores específicas de ciertos animadores, por ejemplo, hay maestros en el arte de dibujar robots como también maestros para animarlos. Akira da la pauta para el género de ciencia ficción a nivel de novela épica y aunque no es mi favorita si es clara influencia de muchas otras posteriores personalmente más interesantes como por ejemplo Ghost in the Shell. Akira además abrió el mercado occidental y posó los ojos de festivales en este género no tan común entre nosotros para así en 1992 (casi diez años después del lanzamiento del manga y cuatro después de su peli) llevarse el Silver Scream en Amsterdam.

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Dead Ringers

Dead Ringers fue la primera peli que hizo David Cronenberg después de The Fly, una impresionante peli de serie B sobre la mutación de un hombre volviéndose mosca. The Fly le puso nombre y apellido a varios en Hollywood. Jeff Goldblum, Geena Davis, Howard Shore como compositor y el mismo Cronenberg que llevaba haciendo sus pinitos en cine pero este fue su primer golpe taquillero.

Al igual que en The Fly, Cronenberg participa en el equipo de escritura de esta peli, esta vez, acompañado de Norman Snider, basándose en la novela de Bari Wood, Twins y nos permite ver algo de ese estado estrambótico característico de su intelecto y de su obra en general. Además Dead Ringers es la primera peli donde su equipo queda armado perfectamente, Cronenberg dirigiendo, produciendo y algunas veces escribiendo, Howard Shore su coterráneo canadiense componiendo y musicalizando, Ronald Sanders en el montaje y Peter Suschitzky en la cinematografía.

La trama de esta historia es aún más compleja que eXistenZ o Spider rodeada de un entorno oscuro y hasta sicodélico (muy cercano a thrillers de David Lynch) donde Jeremy Irons interpreta magistralmente a una pareja de gemelos que tienen un vínculo casi siamés y desarrollan su intelecto hacia la ciencia médica, más específicamente hacia la infertilidad femenina. Su actuación conquistó Chicago, Nueva York y le abrió posteriormente camino a su Oscar por Reversal of Fortune. En su afán de conquista, uno de los hermanos seduce al personaje de Geneviève Bujold (que también fue muy reconocida por la crítica) y después se la cede al otro hermano para que la posea sexualmente.

Cronenberg sorprende en esta peli por usar inversamente el recurso de Buñuel en Cet obscur objet du désir ayudado por la magnífica actuación de Irons y el montaje de Sanders, hasta el punto que uno se olvida del actor y después se comienza a descifrar perfectamente cuál hermano está interpretando. Digamos que en Spider usa de la misma forma el recurso con Miranda Richardson pero le pone una peluca negra y una rubia entonces uno logra identificarla mucho más fácil, en Dead Ringers la única forma de distinguirlos es el desenvolvimiento de Irons y de pronto las gafas de Beverly pero en efecto el espectador se involucra en un profundo piscoanálisis que termina por trastornar la misma percepción de la trama.

Esta peli la quería ver hace mucho tiempo, cuando la trajeron a salas en 1988 no lo pude hacer y sostuve una búsqueda frenética hasta el fin de semana pasado. Sin duda las expectativas colmadas y si usted es un verdadero amante de Cronenberg es porque definitivamente esta peli ya se la vió.

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Beetlejuice

Pocas pelis han logrado causar tanta impresión y tanta atracción como el segundo largometraje de Tim Burton, Beetlejuice de 1988.

Hasta ahora tan sólo había una peli en este blog que había sido calificada con la excelencia máxima, The Adventures of Baron Munchausen.

Curiosamente, ambas son pelis que me vi de chiquito pero que al revisarlas de adulto me siguen conmoviendo de la misma forma que en el pasado.

Beetlejuice fue la primera peli que alguna vez me repetí en cine, pero más extraño aún es que no fue una, ni dos veces las que me la volví a ver, fueron siete veces y sumado a eso después la empezaron a pasar en Cinemax y me la seguí repitiendo. En resumen y parafraseando al mismo Burton, mis credenciales apuntan a que me he visto Beetlejuice trece veces y cada vez que la veo me parece más chistosa.

Yo ya venía anotando ciertas datos cuando iba a cine en esa época, ya me había aprendido un par de directores alemanes, estadounidenses y uno japonés pero nunca había escuchado hablar de Burton y descubrirlo en la pantalla gigante del teatro Embajador fue lo máximo. El Embajador era uno de esos cinemas adaptados para CinemaScope que tenía una pantalla como de treinta metros de ancho por quince de alto perfecto para formatos Panavision. No tenía aún el mejor sonido de una sala de cine en Bogotá pero se podía apreciar perfectamente, y en gran escala, la maravillosa musicalización original de Danny Elfman. Gracias a este evento particular se me grabaron esos dos nombres para siempre: Danny Elfman y Tim Burton.

Seguí asidua y fervorosamente las carreras de Burton y de Elfman y me dí cuenta que muy pocas veces se separaron en sus proyectos. Repasé todas sus pelis y afortunadamente las trajeron casi todas a Colombia. En recopilaciones u homenajes logré ver Pee-wee’s Big Adventure, Vincent (su tesis de grado) y estoy pendiente de Frankenweenie que no la he logrado ver.

Muchos años después me di cuenta que el protagonista de Beetlejuice era Michael Keaton y comparar su actuación con el inquilino de Pacific Heights o el mismo Batman de Burton fue increíble. Siento que su carrera después se fue a pique y empezó a hacer cuanta peli de medio peso le proponían (sólo hasta ahora que Toy Story 3 fue anunciada vemos de nuevo su crédito en una súper producción) pero definitivamente su desempeño en Beetlejuice fue excelente.

El reparto lo completan una bella y joven Geena Davis, un irreconocible Alec Baldwin, Winona Ryder, Jeffrey Jones y Catherine O’Hara. Como es costumbre, Burton le hace un homenaje a alguna figura representativa del medio, unas veces fue Martin Landau (que incluso le mereció Oscar como mejor actor de reparto por su interpretación de Bela Lugosi en Ed Wood de 1994), Vincent Prize o Christopher Lee recientemente. En Beetlejuice, el homenaje fue para Robert Goulet y Simmy Bow, siendo el último papel en Hollywood para este último.

La peli no fue bien reconocida en los Oscar de ese año, apenas se llevó mejor maquillaje pero en los Academy of Science Fiction, Fantasy & Horror Films barrió con nominaciones y premios.

Para mi escuchar esa estrambótica tonada, llena de circo y extravagancia, al inicio de la peli con tomas aéreas del pueblito de Nueva Inglaterra, con ese magnífico corte a la maqueta de Adam (Alec Baldwin) me anuncia una excelente peli y una hora y pico de entretenimiento garantizado.

Ya habrá tiempo para escribir sobre Groundhog Day de Harold Ramis en 1993 que es otra peli que me asegura lo mismo y puedo calificar con excelencia máxima.

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The Adventures of Baron Munchausen

The Adventures of Baron Munchausen

En algún momento Terry Gilliam fue un gran héroe para mi. De chiquito me impactó mucho esta peli llena de fantasía y de humor: The Adventures of Baron Munchausen. Peli que dirigió en 1988, cuando apenas tenía yo once años y cuando no había escuchado  nada de Monty Python, Time Bandits o incluso Brazil pero seguramente lo investigué de alguna forma porque después cuando dirigió The Fisher King en 1991 y luego Twelve Monkeys en 1995 poco después de haber yo entrado a la u ya sabía quien era. Lo conocía muy bien y lo admiraba hasta el fanatismo.

En algún momento sus pelis empezaron a espaciarse y después de Fear and Loathing in Las Vegas en 1998 hasta el día de hoy ha desarrollado tan sólo tres pelis (The Brothers Grimm y Tideland en 2005 y The Imaginarium of Doctor Parnassus en 2009 peli que aún no he visto). Muy triste.

Anoche me vi otra vez, Las Aventuras y fue sencillamente maravilloso recordar la ternura con la que aborda Gilliam el tema. Un humor sencillo, una aventura llena de juegos narrativos, dramáticos y actorales. Una fábula de un héroe en decadencia que logra ganarle una vez más la partida a la muerte.

El reparto igual que la peli es fantástico: John Neville como Hieronymus Karl Frederick Baron von Munchausen, Eric Idle, Sarah Polley muy muy chiquita, Oliver Reed, Uma Thurman encarnando como ninguna otra la Venus de Botticelli, Jonathan Pryce, Robin Williams y hasta Sting.

No me canso de verla y volver a ser un niño encantado con esta maravillosa peli.

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