Sólo mi ignorancia podía ser tan grande como para descalificar esta peli. Me explico. Mi primera impresión fue que la cinta quedó truncada al final en un acto intelectualoide del director que se me escapaba a mi percepción. Pues bueno, la peli es así porque es fiel a la obra de Kafka que quedó inconclusa por su muerte y esto lo vine a saber después investigando. ¡Ah bestia!
La historia es medio fantástica, una fábula de una situación hipotética donde un pueblo es dominado por la burocracia y la esclavitud. Me evocó a Lars von Trier y su Dogville, menos teatral pero con la misma encantadora narración y temática. Michael Haneke, su director, recurre a una figura reiterativa, bastante graciosa, hasta prosaica diría yo, en la que repite y describe constantemente la escena y los personajes. Ulrich Mühe (Funny Games, My Führer, Das Leben der Anderen) interpreta a K. un agrimensor (que mide las tierras en el agro – también me tocó buscar esto :P) que llega al pueblo pero que no tiene permiso de quedarse. Su actitud contestataria, crítica o inconforme frente al statu quo promueve un inconformismo general en el pueblo y la omnipresencia de la sentencia de los habitantes del Castillo se siente en una delicada muestra de servilismo.
La situación es bien interesante y el director del cuál ya hemos referido Funny Games U.S. y Das weisse Band se empieza a ganar mis afectos. Sus planteamientos socio-políticos son crudos, sus dramas son apenas tangibles a simple vista pero detrás hay un desencadenamiento de relaciones interpersonales, conflictos morales y culpas sostenidas. Un gran director del cuál empiezan a llegar piezas a Cuevana y que poco a poco iremos revisando cada una.