Salinui Chueok (Memories of Murder) de Bong Joon-ho es un thriller de suspenso sobre la búsqueda de un asesino en serie en la Corea (del Sur) de los 80’s. En pleno conflicto social, mientras se desata una especie de guerra civil en el país, una provincia lidia con un caso donde un asesino ha matado, por el momento, tres mujeres. La inexperta, desordenada y desobligante policía no sabe qué hacer, ha interrogado varios posibles responsables pero entran en un vicio de tortura y manipulación de los hechos desesperados por su incapacidad que a la postre sólo genera más vacíos. En medio del proceso, llega un inspector de la capital, con mucha más experiencia y con una perspectiva más analítica de la situación. Ambos brazos de la ley, se enfrentan cada uno por sus medios a las pistas y el público se pierde en la incertidumbre de tampoco saber quién podrá resolver el caso.
Salinui Chueok no sólo me llega como recomendación de Rafa Puyana en Su Ciclo sino que además la crítica de Tokio, San Sebastían y Turín la aclaman como un thriller muy impactante y a Bong Joon-ho como un naciente talento de esta camada de autores coreanos. Dentro del género es clásico el seguimiento de las pistas, el compromiso del público intentando saber cuál es el siguiente asesinato o quién podría ser la siguiente víctima. Sin embargo Joon-ho aprovecha la realidad de ese momento, y aunque la crisis social no es la protagonista, se hace una crítica mucho más profunda a la corrupción del sistema y la barbarie de una fuerza policiaca con demasiado poder. Las torturas no tienen límites, la policía no tiene un ente que la controle y mientras en la historia se busca un verdadero culpable queda en vilo la posibilidad de muchos casos que fueron acomodados tan sólo para lograr resultados en un papel a costa de inocentes.
La peli está llena de detalles increíbles. El público no se involucra en el caso de manera fortuita. Por un lado, obviamente hay un acompañamiento clásico de tono con la música creada por el japonés Tarô Iwashiro quien delicadamente nos permite permanecer en vilo con sencillos silencios cuando se siguen las pistas o en completa tensión con una perfecta orquestación cuando se persiguen a los sospechosos. Sin embargo, pensaría yo que el toque de genialidad va de la mano de Kim Hyung-ku como director de fotografía y cámaras como también de Kim Sun-min como editor. Ambos desarrollan una pieza compleja llena de simbologías y detalles narrativos que de otra forma plantearían a Salinui Chueok como una pieza más. La forma de unir las pistas, la frustración de la investigación, los primeros indicios de un camino correcto o las pequeñas pinceladas del marco socio-geográfico es gracias a este par.
El filme es imposible no vincularlo con otras piezas policiacas. A mi me recordó The Killing, Akmareul boatda y Män som hatar kvinnor por el ritmo y a Se7en por el contraste de perfiles policiacos. No es un thriller de acción por el contrario es exquisito como thriller de suspenso muy recomendado para referencias del cine coreano y del mismo género. Joon-ho no sólo es un gran director sino que tiene la capacidad de crear esa doble narrativa con el fuerte contenido de un tema como un asesino en serie contrastado con un delicado humor negro sin olvidarse de describir casi de manera costumbrista su entorno coreano.