Dirección de Denis Villeneuve
Guión de Jacques Davidts
Idea original de Phoebe Greenberg
Cinematografía de Nicolas Bolduc
Montaje de Sophie Leblond
Música de Warren ‘Slim’ Williams
Gracias al amigo Randy Mora por traer este corto a colación.
Dirección de Denis Villeneuve
Guión de Jacques Davidts
Idea original de Phoebe Greenberg
Cinematografía de Nicolas Bolduc
Montaje de Sophie Leblond
Música de Warren ‘Slim’ Williams
Gracias al amigo Randy Mora por traer este corto a colación.
Estando en producción de Beasts of the Southern Wild, Benh Zeitlin se sentó con Ray Tintori y aprovecharon cámaras, vestuario, personajes para crear este cortometraje sobre las inundaciones en Nueva Orleans. En este sentido es muy parecido al Hotel Chevalier de Wes Anderson que con Schwartzman escribieron un pequeño prólogo de Darjeeling.
Zeitlin, a diferencia de Anderson, escribe un corto aislado. No tiene relación directa con la historia Beasts of the Southern Wild a no ser por la temática de las inundaciones en el sur. Glory at Sea cuenta la historia de Jake un expulsado de las profundidades del océano que se encuentra a un grupo de afligidos a las orillas del mar. Dichas personas están en duelo por sus seres queridos, perdidos en las recientes marejadas. Jake los convence de volver a aquellas profundidades donde él fue testigo se encuentran atrapados, profundidades que a la postre descubriremos como las entrañas del mismísimo Hades donde reposan los muertos.
Glory at Sea es un corto sencillo, bonito y fácil de digerir. Muy bien elaborado y con una sutileza casi poética en sus figuras. Zeitlin lo puso a concursar en cuanta ceremonia se le ocurrió y gracias a ello -y obviamente a la calidad de la pieza- ganó mejor cortometraje en los festivales de cine de Woodstock, Nueva Orleans, Boston Independent y South by South West, entre otros.
Mis amigos me compartieron Blunderbuss, el último disco de Jack White. Mientras yo y mi no-oído, mi oído-sordo o mi ausencia total de refinamiento musical tratábamos de entender los trabucazos de puro sabor del señor White mis amigos enardecían con cada de una de las tonadas y trataban de cuadrar cómo y cuándo sacarlas en un «jam session» de GarageBand 😉 Yo por mi lado y de la forma más conveniente posible grabé It Might Get Loud por Cinemax, un documental de Davis Guggenheim que reúne de manera “informal” a Jimmy Page, David Howell Evans (The Edge) y Jack White.
Estos tres grandes músicos fueron convocados por Guggenheim en un cobertizo abandonado para discutir sobre la guitarra eléctrica pero sin la obligación de tocar nada en absoluto, aunque sus instrumentos iban a estar presentes con todo el audio preparado por si animaban a algo más. Con esa sentencia los tres guitarristas se reunieron atraídos como ratones a una gran y sabrosa pieza de queso. Yo la grabé tratando de escuchar a White como músico para darle un poco de sentido a Blunderbuss.
Davis Guggenheim es un reconocido documentalista en Hollywood, no sólo como realizador sino como productor. Su último título conocido fue An Inconvenient Truth pero detrás de este hay una gran carrera de documentales y piezas de TV.
It Might Get Loud empieza con un plano muy sucio de White armando una «slide-guitar» con una tabla de madera, un par de puntillas oxidadas, una cuerda y una botella de Coca-Cola como caja acústica. Asombroso. Le pone un micrófono y empieza a rasgar esa cuerda de manera brillante. El corte pasa sobre el planteamiento de lo que va a ser la reunión de Page, Evans y White, una simple entrevista con unos personajes icónicos que termina volviéndose un documental al crear contexto con el recorrido musical de cada uno de ellos. Creo que no debo decir nada más, la pieza tiene valor por la reunión de los tres artistas, la forma en como abordan cada uno su instrumento -me encanta que la de White es una pieza de plástico pero le funciona perfecto para poder hacer uso de sus distorciones- y, obvio, es importante a nivel histórico por las discusiones mismas sobre la guitarra eléctrica.
Emocionados y empotrados cada uno en sus instrumentos el documento histórico se vuelve impactante, electrizante y muy entretenido.
Man on Wire es un documental fantástico del director británico James Marsh (Project Nim), basado en la novela To Reach the Clouds del funámbulo(*) Philippe Petit.
* Confieso que gracias al documental me enteré que el hombre suspendido en una cuerda floja se le llamaba así.
Marsh empieza su documental como la crónica de un robo (sin joder en algún momento piensa uno que está viendo la introducción de The Dark Knight o algún aparte setentero de Carlos) pero de un momento a otro vemos a un francés hablando sobre los sueños, de cómo uno los busca, de cómo uno se hace consciente de ellos y de lo importante que es saber que hay algo sólido cuando uno persigue un sueño y retomamos el hilo del documental. Petit definió su vida cuando estaba en un consultorio de un odontólogo. En un dolor de muelas, se topa con la proyección de lo que iban a ser las Torres Gemelas del World Trade Center, unos edificios gigantescos en medio de Nueva York que iban a ser construidos a principios de los 70’s; traza una línea entre la Torre Norte y la Torre Sur para decir que en ese día, sabía qué quería ser cuando grande. Se robó esa página, de esa revista cualquiera con su sueño en proyección y se empezó a preparar en sus acrobacias. Desde luego esa epifanía no fue tal sin algo de preparación, a los dieciséis años fue expulsado de cinco escuelas y ya sabía hacer todo tipo de maromas sobre la cuerda floja pero se desinteresó del tema por encontrar el trabajo algo torpe y casi feo. Antes de ir a dicho odontólogo, comenzó a practicar equitación, esgrima, carpintería y escalada de rocas; fue entonces que la revelación se dió.
Empezó con la catedral de Notre-Dame de París, atravesando sus dos torres. Cruzó un cable de noche con un amigo de la infancia, en el día empezó su travesía y en la tarde fue arrestado. Después en 1973, viajó a Sídney y con otros amigos tensó el cable en el Harbour Bridge, donde después de finalizar sus maromas también fue arrestado. Su viaje de regreso a París -suponemos que deportado- tuvo un momento mítico en su carrera, al saber que esas torres con las que había soñado toda su vida, por fin estaban finalizadas y fue entonces que el proyecto de atravesarlas comenzó.
De ahí en adelante, nuestra primera impresión se hace realidad, Man on Wire sí es una «Heist-Movie», es la peli sobre un robo, literalmente los secuaces de Philippe Petit confabulan para quitarle la esencia a ese par de torres y volverlas su sueño, un ideal de una comunidad de locos que se reunieron para conspirar y soñar. Los confabuladores, los cómplices, los planes, las maquetas, los estudios, los análisis de esos estudios, las vestimentas, la tensión de los imprevistos, todo, todo en este documental actúa como si fuera un episodio más de los Ocean’s de Steven Soderbergh. Es maravilloso. Hasta el maldito logo de la World Trade Association, un refugio en la campiña francesa para ensayar y preparar a Philippe, es genial. Todo gracias al impulso, la sinergía, el complemento y la inercia de la exitación de seguir un sueño y abrazarlo con amor.
Este documental es una inspiración. Petit es una inspiración de cómo una persona puede perseguir sus sueños, sean los más descabellados o los más improbables, y compartirlos honestamente con las personas que lo rodean para motivarlos y en conjunto poderlos realizar. Es la definición de líder más precisa que he encontrado.
¿Quieren ponerse siniestros? Los eventos del 11 de Septiembre hacen que los planes para Man on Wire sean imposibles de hacer hoy en día, no sólo por la obvia ausencia de los monumentos que sostendrían el cable sino precisamente porque esos eventos no permitirían la aguda vigilancia que hizo Philippe sobre la vida de Las Torres ya que podría ser juzgado como un acto de terrorismo o por lo menos la planeación de uno de ellos. Sin embargo, y ahora me remito a la referencia de Das Leben der Anderen (donde K, en sus reportes como el agente HGW XX/7, desarrolla un amor fraternal con su objeto de vigilancia el escritor Georg Dreyman), Petit y sus cómplices son como ningún otro ser humano amantes y testigos de la existencia de estas torres desde su nacimiento hasta su fin. Sus lágrimas conmovedoras recorren todas y cada una de sus caras cautivados por lo divino de su travesura, y lo ingenuos que fueron frente a la grandiosidad de su acto. Su llanto es sobrecogedor y cada uno entiende el amor de esa empresa en los 70’s contrastado -y sin decirlo muy inteligentemente Marsh– con su vacío en Tribeca.
La escena final del encuentro con Annie, su compañera, es como un permiso de Kubrick con A Clockwork Orange, la travesura finalizada, la apariencia de Petit demasiado cercana a los rasgos de Malcom McDowell y una entrega sincera de euforia y amor en sexo puro y carnal. El pináculo de la juventud enmarcando la conquista de un triunfo prematuro. La pieza le otorgó a Marsh un Oscar, un Spirit como mejor documental, BAFTA como filme británico sobresaliente y obviamente Sundance tanto como mejor documental del mundo así como gran premio del jurado.
Para mi la pieza es grandiosa en el manejo de tensiones y figuras cinematográficas que no son muy comunes de ver en un documental. Por un lado la música original Michael Nyman es absolutamente fantástica, fresca y juguetona, rasgo característicos de la personalidad de Petit. La combinación de imágenes de archivo, con imágenes de la reconstrucción de los hechos y la postura de fotografías increíbles a manera de sonoviso hacen genial la narración, generan impacto, conmueve -hay incluso un pedazo en la historia donde él habla de estar colgado y decide mirar para abajo justo después de eso hay un cambio a un picado al vacío de Las Torres y es vértigo puro-.
Nota personal. Dos puntos a manera de conclusión y ya alejándome un poco del tema de la pieza, hay dos preguntas que quedan en el aire al final del proyecto. La primera es el asombro de Petit de que el norteamericano le pregunte sin cesar el porqué de sus acciones; cuando se describe un acto divino -dice- es normal tratar de buscarle explicaciones terrenales pero Petitno tenía razones para haber hecho lo que hizo, simplemente estaba siguiendo un sueño y el no tener razones hace más bonita la lógica de su acto -replica-. La segunda es que Petit fue llevado después del incidente donde un psiquiatra y pidió agua, este le preguntó el porqué y Petit enardecido le explica todo lo que ha pasado y que le parecía muy loco que no se la dieran, ¿acaso están locos ustedes?, -el doctor anota- este hombre está perfectamente normal; a lo que yo me pregunto ¿si atacar al inquisidor de la locura como desequilibrado es la suficiente respuesta de la cordura?
Si hay algo que he aprendido a valorar este año es el cine coreano. Su narrativa, sus cámaras y, en general, su gusto y estilo por retomar la serie B y hacerla genial es un punto muy a favor para ver cualquiera de sus pelis. Terror, vampirismo, mafiosos y ahora «westerns».
Si el Spaguetti Western no siempre se filmó en Italia y por italianos, pues esta Joheunnom nabbeunnom isanghannom (The Good, the Bad, the Weird que están rotando por Cinemax) del coreano Kim Jee-woon cabe perfecto dentro del género del Sukiyaki Western que aprendimos de Takashi Miike en 13 Assassins o Sukiyaki Western Django.
Una oda a la maestra del género, Il buono, il brutto, il cattivo (The Good, the Bad and the Ugly) de Sergio Leone donde tres hombres buscan igualmente un tesoro y su desenlace termina en el famoso duelo en triángulo con los tres protagonistas. Esta escena es un mega clásico en la historia del cine, no sólo por la rareza del duelo, sino además por el montaje con la secuencia de primeros planos de Clint Eastwood, Lee Van Cleef e Eli Wallach pero sobre todo la épica composición de Ennio Morricone, Il Trio que acompaña toda la escena. Esta peli me la vi de niño porque a mis tíos les encantaba y silbaban esa tonadita que se grabó irremediablemente en mi cerebro en una gaveta cercana al principio de los 80’s.
La coreana de Jee-woon no está mal. No deja de ser un enlatado de la de Leone pero a diferencia del Spaguetti es original en su presentación socio-geográfica establecida en Corea en la década de los 40’s cuando se empieza a cohesionar la idea de independencia del yugo japonés, su paralelo fue la guerra de secesión norteamericana en la de Leone. Esto la hace divertida, impredecible pero muy acertada a la narración y a la historia misma. Si además le agregamos que la producción coreana es impecable, su carga cómica como farsa y el misticismo del «western», Joheunnom nabbeunnom isanghannom vale mucho la pena verla.
Al ir ahondando en la industria cinematográfica coreana empezamos a reconocer no sólo sus grandes directores (Park Chan-wook o Wong Kar-wai), ahora empezamos a descubrir también sus estrellas por ejemplo Song Kang-ho a quien ya vimos en Bakjwi (Thirst) y Boksuneun Naui Geot (Sympathy for Mr. Vengeance) o Shiri (que pasan el próximo miércoles 31 de agosto también por Cinemax) con un despliegue muy diferente en cada una de sus salidas.
Yo me divertí muchísimo.
Disgrace es una peli de Steve Jacobs director más que todo de producciones de TV que en 2008 realiza este largometraje basado en la novela del mismo nombre que le mereció a J.M. Coetzee su premio nobel de literatura.
La estaban pasando en Cinemax en el pasado especial del día del idioma, cuando hicieron una recopilación de obras literarias adaptadas al cine, por lo que esta debería ser la quinta parte de esa edición.
El autor nació en Sudáfrica pero después se radicó en Australia y se hizo ciudadano, sus historias sin embargo siguen melancólicamente refiriéndose a su África natal. Esta historia, por ejemplo, narra la historia de un profesor de una universidad de Ciudad del Cabo que seduce de manera inapropiada a una estudiante quien a la postre lo denunciaría con la junta directiva. El descaro y convencimiento lo motivan a renunciar a su cargo sin ningún remordimiento ético pero su alejamiento al lado Este del Cabo y su enfrentamiento, o mejor el choque político-cultural con residuos del Apartheid, revolucionan su, en teoría, mente abierta y reflexiona sobre su propio accionar.
A la peli toca darle una oportunidad porque el comienzo no es el mejor, se roza el cliché y el acartonamiento e incluso la repetición histriónica de John Malkovich, que interpreta al profesor, es un poco molesta. Pero a medida que avanza todo y la trama se va desarrollando empieza a mejorar como un movimiento parabólico la fotografía (Steve Arnold), la música (Antony Partos) y la historia misma hasta un punto donde la reflexión se traslada a un par de personajes de la historia pero finalmente deja muchas dudas inquietantes en la mente del espectador.
Oficialmente, la peli concursó como selección oficial en varios festivales pero su logro más grande fue FIPRESCI en Toronto.
Cerrando el festival de Eurocine este año me fuí a ver Hunger, primera peli de Steve McQueen sobre la posición de Bobby Sands, un soldado del IRA (siglas de su nombre en inglés, Ejercito Republicano Irlandés) interpretado fastuosamente por Michael Fassbender.
Más que mostrar la muerte de esta persona gracias a la poca atención que tuvo sobre su huelga de hambre, la peli creo que evidencia lo rudo que es el régimen británico, lo áspero del mandato de la Thatcher y la humanidad involucrada en las dos partes de la cárcel. Por un lado obviamente los huelguistas que querían hacer valer sus derechos y tratar de lograr su estatus político. Sin embargo, McQueen, británico, lejos de proveernos una versión mamerta de la situación en el encierro de Sands, también nos muestra lo duro y la reflexión de algunas facciones de la fuerza policiaca que debían tratar con fuerza a los reos por ejemplo cuando no se dejaban peluquear. Lo inquietante es que su crítica no trata de aprobar los hechos cometidos por el Ejercito ni sus violentas retaliaciones y así como denuncia las brutales golpizas y el maltrato indigno hacia los reclusos también refleja las consecuencias en la psique de estos cuidadores.
Por lado y lado la cinta es muy conmovedora. El clímax es un diálogo entre Bobby Sands y un cura amigo que reniega de la iglesia, de los negocios, de la corrupción y de su vocación. La conversación está cargada de puyas al sistema político, al régimen británico, a la iglesia, a la revolución, a la motivación de las huelgas de hambre, a los extremos, al suicidio y al homicidio. De verdad un momento de astucia del realizador para expulsar toda la ponzoña que tenía guardada, con gracia y a la vez con bilis, sin cortes, una cámara grabando desde un sólo punto toda la conversación y el peso de las líneas de estos dos personajes. El relato se redondea con una imagen campestre relatada por Fassbender mientras consume su tercer cigarrillo.
Impresionante.
La peli gana premios muy importantes en BAFTA’s, Chicago, British Independent, Londres, Nueva York, Sydney, Montreal, Estocolmo, European, Irish Awards, Toronto generalmente destacando la labor de Fassbender y de McQueen que a la postre también se llevó Golden Camera en Cannes y Gucci en La Biennale posicionándolo de un sólo golpe como un director importantísimo en el medio. La peli ojalá la traigan a cartelera comercial, siendo ayer su última aparición en el Festival que ya termina.
Via Revista Neon
Una de las grandes penas cinematográficas que me sobrecogen es no haber visto ni una sóla peli de Emir Kusturica. Otras grandes penas es no haber visto tampoco las pelis de Sam Peckinpah, Rainer Werner Fassbinder y recientemente Sidney Lumet. Mi consuelo es que aún queda mucho tiempo por vivir y mucha peli por delante, por ejemplo ya llevo cuatro de Lumet lo cual no está para nada mal.
Sin embargo y gracias a este fantástico documental lamento mucho no haber visto antes más pelis de este maravilloso serbio (no pregunten cómo me siento de haber tenido boletas para su concierto en Bogotá al cual no pude asistir). Varias cosas tengo claras ahora, ni Chavez está tan loco, ni Fidel es tan diablo, ni Maradona es tan malo. He logrado sostener argumentos de estas verdades gracias a esta bonita disciplina de ver pelis sin discriminar basura de intelectual, ni comedia o musical, ni tampoco argumento o documental.
No se ni por dónde empezar.
Esta peli creo se sintetiza en la frase de Kusturica que él encontró el espíritu de la nobleza (“the aristocratic spirit“) en su peli Do You Remember Dolly Bell? cuando filmó la pobreza y la marginalidad. Continúa afirmando que ese mismo espíritu lo encuentra en el ranchito original de Los Maradona y que es gracias a este que Maradona es tan grande. Es tan grande que después de todo el sufrimiento en la Guerra de las Malvinas le roba un gol con la mano a Inglaterra y después la remata con el mejor gol del siglo. Es tan grande que se niega a darle la mano a Thatcher, al Príncipe Carlos, a Reagan, a Bush, a Havelange y a todo aquel que atente contra ese espíritu.
Yo pensaba que Pelé era el mejor jugador de fútbol, y sí, de pronto en las canchas lo fué pero Maradona fue capaz de meterle el gol del siglo al Papa, a la Perestroika, al Capitalismo y se abanderó del Socialismo y la izquierda argentina, tan deprimida por sus militares y sus juntas.Pelé pudo haber sido el mejor jugador de fútbol pero se vendió al Cosmos y a MasterCard, Maradona le es fiel a sus ideologías y sus culpas.
Es un tanto demasiado el peregrinaje y la adoración de su ser. La caricatura religiosa es bien expuesta por el director que además combina su discurso con escenas de pelis de su propia autoría y le rinde un homenaje en vida tan bonito como cinematográfico como se lo hacen Calamaro, Manu Chau y todo el pueblo latinoamericano.
Generalmente, grabo las pelis en el aparatico de DirecTV, esta se volvió favorita y súper recomendada. No la he borrado aún.
Pésima peli de Michael Winterbottom. Un descache monumental casi al nivel de Somewhere de Sofia Coppola donde los acontecimientos suceden como circunstancias anecdóticas con un completa ausencia de fundamento narrativo. Su relación a nivel de paleta de colores es aún más cercana y pensé en algún momento, hastiado de la narración, estar viendo un aparte de la joven directora.
Siempre surge una excepción en el paradigma de un gran director, creo que nunca había estado tan decepcionado sobretodo porque la historia tiene brotes de belleza muy loables, como por ejemplo el personaje de Hope Davies, para mi lo mejor de la historia, que queda suspendido y no es abordado como nos tiene acostumbrados el realizador. Curiosamente bendecido con la Concha de Plata en San Sebastián como mejor director, logro parecido por la Coppola en la Biennale de Venezia, la cinta si no es la más mala, pertenece al grupo de sus más regulares.
Creo que es un proyecto para olvidar, y se hará fácilmente. Tengo amigas que me dicen que la peli es una chick-flick, supongo por las locaciones románticas, la aventura en Italia y por Colin Firth, yo podría afirmar que la dulce Willa Holland podría hacer puntos válidos para mejorar su ratificación pero la peli no está a la altura de Firth, Catherine Keener o Hope Davies.
Lo primero que tengo que decir de esta peli es que no me pareció mala. Es un thriller clásico de suspenso que puede caer en la serie B pero las cámaras, la fotografía y las actuaciones son evidentemente de un proyecto de mucha más alta caldiad (sin demeritar tampoco la serie B que puede ser tan fascinante como cualquier peli de David Cronenberg).
La historia eso si siento que la he visto varias veces, mi primera inquietud va hacia una peli hecha en Hollywood creo que con Peter Berg (lo que pasa es que le he dado vueltas y vueltas y no he logrado dar con ella), el caso es que, Bart De Pauw ha creado el mismo guión para la cinta de Erik Van Looy en 2008 ( que es la que nos trae Eurocine esta vez), otra para la versión holandesa de Antoinette Beumer en 2010 y una versión «hollywoodense» proyectada para 2013 con Van Looy otra vez de director y ya tiene a Patrick Wilson y James Marsden asegurados en el reparto. La trama se basa en la incertidumbre de cinco amigos que son casados, comparten un loft para efectuar sus desafueros en complicidad conjunta y un día cualquiera se topan con el cadaver de una mujer, tendida en la cama, esposada, desangrada y con una nota suicida.
Sin pista alguna, la peli nos lleva a sospechar ingeniosamente de muchas personas hasta encaminarnos vertiginosamente hasta el abismo donde se descubre la responsabilidad, el motivo y las consecuencias del hecho. Como se dan cuenta el juego es bien divertido y en eso se basa la fuerza de la peli que logra desarrollarlo muy bien. No estamos acostumbrados a los thrillers de suspenso en el cine arte pero de ellos también son maestros Polanski, Hitchcock, De Palma, Scorsese, Kubrick últimamente Allen y obvio Lumet. No todos lo hacen bien, siento que Almodóvar se perdió en el thriller y aún no ha logrado con suficiencia desenredar el ovillo, pero esta peli vale la pena.