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The Amazing Spider-Man 2

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El fin de semana pasado se estrenó en Colombia The Amazing Spider-Man 2. La secuela llega con una alta dosis de expectativas pero así como lo dijimos en The Winter Soldier, Los Hermanos Russo le hicieron un gran daño a todo el Universo Cinemático de Marvel (MCU); ahora nos damos cuenta que la influencia no sólo hizo efecto en las series de pelis que se vienen desarrollando dentro de Buena Vista sino que a su vez, viendo esta ‘Venganza de Electro’, se evidencia que el daño es globalizado; está afectando a Sony y quién quita también puede llegar a hacer daño en FOX o incluso a DC/Warner Brothers, en sus también universos cinemáticos. Con este canon de comparación The Amazing Spider-Man 2 podría verse como una cinta promedio y apenas superior a su antecesora.

Vayamos por partes.

Hace no mucho tiempo atrás, Sony decidió que si quería seguirle sacando provecho a los derechos de explotación del Hombre-Araña, sobre Marvel, debía hacer algo al respecto sobre cómo quedó parada la franquicia después del descalabro de Sam Raimi en Spider-Man 3; optó por un rápido relanzamiento de la serie con un enlatado de origen, a cargo de Marc Webb y con Andrew Garfield como el arácnido; aunque muchos sintieron un alivio al ver refrescar la cara del enmascarado y de tener de vuelta todas las maromas del querido personaje, aquí en el blog quedamos descontentos porque al final terminaron haciendo la misma trama reemplazando actores y con muy poco material nuevo por rescatar. Había quedado evidenciado que el tema más que creativo o de dirección había sido una artimaña comercial.

En un rápido uno a uno, los antagónicos tenían la misma naturaleza naíf que volcaban sus buenas intenciones a un profundo rencor, casi fortuito, sobre el Hombre-Araña y sus personalidades eran más caricaturas que otra cosa. A nivel de acción, las mejoras se dieron con cámaras mayormente más subjetivas y destellos del sentido arácnido con «tiempos-de-bala» pero la esencia era la misma que la de hace una década –incluso el criticado enmallado volvió calcado en esta segunda parte–. Y como decíamos anteriormente, a nivel de trama, el arco de origen varió muy poco con respecto a lo que nos prometieron de lo cual lo rescatable fue la química creada entre Gwen Stacy y Peter Parker gracias al trabajo de Emma Stone conjugándose con Andrew Garfield. En este sentido, esa toma de la telaraña volviéndose una mano que se estira e intenta alcanzar a Gwen cuando cae es lo más bonito de la peli.

En este segundo capítulo, Peter Parker se enfrenta a la promesa que le hizo al papá de Gwen, el capitán George Stacy, en su lecho de muerte donde juraba protegerla y alejarla de cualquier peligro. Y tal como en la segunda parte también de Raimi, Peter duda de su relación con su novia para alejarse y reflexionar sobre el mejor camino para lo dos. La diferencia es que Marc Webb alcanzó un gran nivel de melodrama y la novela romántica entre ellos dos fue mucho más que aburrida. El resultado es una cinta de explotación, estrafalaria y con fundamentos de ciencia ficción muy barata. Lo bueno para los fanáticos es que The Amazing Spider-Man 2 es de las piezas mejor basada en los comics y como comedia conservó intacto su sentido del humor; el problema es que no fue un humor muy inteligente y sobrepasó el límite de lo ameno a lo insolente, y el desparpajo lo hizo quedar en ridículo, en varias ocasiones.

Uno de los grandes miedos de los fanáticos y de la crítica, en general, es que Sony parecía volver a caer en su misma trampa desarrollando las bases de su universo cinemático; no le vastó con Spider-Man 3 y en su afán por fundar los cimientos del arco de los Sinister Six, recurrió a la introducción de tres de ellos en este capítulo que traen los malos recuerdos del desenlace de Raimi en su trilogía; son ellos Electro (Jamie Foxx), Green Goblin (Dane DeHaan) y Rhyno (Paul Giamatti) –Norman Osborn finalmente fue otro enganche comercial que trajo a Chris Cooper tan sólo para fanfarronear y matarlo en un momento efímero dentro de la cinta–; no obstante, Alex Kurtzman y Roberto Orci, guionistas, lograron desarrollar un esquema narrativo donde Electro fue el protagonista, Harry Osborn adopta todo el poder dramático y Rhino más que un villano hace un «cameo» dentro de la historia sin generar mucha distracción; a pesar de esta armonía inusitada, la aparición de este último lamentablemente más que ruidosa o escandalosa, fue terriblemente sobreactuada y molesta.

The Amazing Spider-Man 2 no es una gran cinta. Es mucho mejor que su primera parte, pero eso lo único que demuestra es que, sin importar el éxito de taquilla que fue, la ‘Venganza de Electro’ hubiera funcionado mejor como apertura sin tantos bombos y platillos. Esta secuela ya pasó a la historia y quedó abierta la franquicia para que el misterioso hombre del sombrero, que se contactó en el pasado con el Doctor Connors, emprenda su iniciativa de traer a escena a Rhino, Volture, Octopus pero ¿qué pasará en el corazón de Peter Parker? ¿Será momento de que aparezca Mary Jane Watson? ¿Cómo manejará Sony su universo cinématico? ¿Por qué aún no hay un contrato con Marc Webb y con Andrew Garfield para una cuarta parte del arácnido? ¿Qué significan esos avances de X-Men: Days of Future Past? ¿Acaso vamos a presenciar pronto una conjunción de universos tal como se anunciaba para The Avengers?

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Now You See Me

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Now You See Me no es nada diferente a una peli de explotación que busca entretenimiento puro. Punto. Lo mejor que uno puede hacer con esta cinta es relajarse y verla un domingo en la tarde, porque definitivamente no vale la pena verla en cine.

Parte del desencanto es que la fuerza antagónica de la pieza recae sobre Jesse Eisenberg que no sólo se repite en su eterno papel de nerdo súper dotado, inseguro y poco extrovertido. No importa que le cambien el peinado, lo vistan mejor, o le dejen crecer su incipiente barba, su pico de actuación fue The Social Network y su incapacidad histriónica de superarlo es profundamente molesta.

Pero supongamos que nos relajamos y podemos disfrutar la peli a pesar de Eisenberg; Woody Harrelson cae muy bien, es simpático y navega muy bien la trama; Mark Ruffalo, Isla Fisher, Michael Caine y hasta Morgan Freeman hacen lo propio y sin mucho esfuerzo, un tanto encasillados, pero suben el nivel de esparcimiento; por su lado, Mélanie Laurent, Dave Franco, Michael Kelly y Lonnie Rashid Lynn, Jr. (conocido como Common o Common Sense) ofrecen el mismo desempeño que Eisenberg, es justo cuando se nota la profunda inconsistencia en la dirección del reparto y ya nada parece creíble. Si le sumamos que el equipo de escritura es liderado por un mercenario como Boaz Yakin (Safe), un guionista muy promedio como Ed Solomon y un primerizo como Edward Ricourt la situación se torna crudísima. Todo recae en Louis Leterrier, su director, que poco o nada aporta o en los productores Alex Kurtzman y Roberto Orci escritores veteranos de Bad Robot que se han vuelto modelos de la narración enredada, desorientadora y agobiante de esta casa productora. Explicarlo es sencillo.

No hay que negarlo, la presentación de los cuatro jinetes (Eisenberg, Harrelson, Fisher y Franco), es interesante, atractiva y de mucho impacto. La trama se desarrolla en la conjunción de estos cuatro magos que sinérgicamente pueden ser más que la suma de sus capacidades. Se alían para desarrollar una conspiración y armar tres actos de magia impresionantes, capaces de robarle el aliento a la humanidad, en busca de devolverle a la magia misma, su connotación más pura y fantástica. Suena bien. El problema es que los giros y giros que desarrolla la trama durante toda la cinta son asfixiantes, tanto, que a la mitad de la peli, el interés cae justamente con el ritmo de la narración y después no hay nadie que la salve del bodrio en que se transforma. No importan los personajes, el mapa de relaciones, los vacíos o las posibles salidas del nudo. Todo es aburrido y su forma de terminarlo es evocando aún más clichés y barrabasadas.

Un gran desatino de Lionsgate que por lo menos a nivel mundial logró recuperar su inversión y que en Colombia mantiene llenas las salas de cine 😕

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Star Trek: Into Darkness

La siguiente entrada puede ofrecer contenido revelador que puede afectar la experiencia de la peli para aquel que no se la haya visto.

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Por fin llega la segunda parte de una de las recientemente renovadas franquicias, alimentada inteligentemente por J.J. Abrams y su equipo de escritores de primera línea (Roberto Orci, Alex Kurtzman, Damon Lindelof). Afirmo «inteligentemente» porque su salida en 2009 con Star Trek le permitió reinterpretar la serie, hacerla suya, desarrollar una nueva visión muy personal y redefinir la dirección sin que se pudiera decir que era un relanzamiento, un enlatado o una versión de lo visto anteriormente. Abrams logró aportarle un balance al tema de la fidelidad de la historia con giros en el argumento y además alcanzó lo que parecía poco posible al hacer emocionante lo que se había vuelto un espacio muerto de culto entre fanáticos, requetesúper-fanáticos y algunos admiradores del tema. Tanto así que Star Trek es llamada la undécima salida de la saga y no el reinicio de la misma.

Pero en Star Trek: Into Darkness, lejos de las innumerables incongruencias que la historia puede llegar a tener, Abrams fue víctima de su propia medicina, no pudo soportar todo el éxito de su primer episodio, su truco del «mistery box» resulta fatuo y se ve desdibujado en el desarrollo de su segunda edición.

A decir verdad, creo que fui muy indulgente con Iron Man 3, por ser la primera de las candidatas en lanzarse al ruedo este año para que los espectadores la juzgáramos y creo que con Into Darkness es posible que se me haya ido un poco la mano y sea más drástico, pero dejando aparte el entusiasmo y la emoción al experimentar la cinta, creo que se comete un número considerable de errores que de pronto no dañan la experiencia de momento pero si a posteriori, al irla descifrando poco a poco (de pronto, en algún momento me pasó lo mismo con The Dark Knight Rises vs. Avengers vs. el Dark Knight o lo que en algún momento también me sucedió con Quantum of Solace vs. Casino Royale – ambas pelis, The Dark Knight Rises y Quantum of Solace, mejoraron notablemente su experiencia en segundas o terceras repasadas – pero pues esas son las subjetividades a las que uno se enfrenta cuando hay diferentes variables de momento, formato o estudio).

Retomamos el buen curso de la historia cuando Kirk se hace a la silla del Capitán de la USS Enterprise y logra controlar el ímpetu de su Primer Oficial, Spock, que lo juzga por cada instrucción que imparte. Una rutina divertida para un par de personajes que apenas están desarrollando la mitología de su propia relación. Ahí se acaba Star Trek.

En esta segunda salida, Abrams empieza la historia involucrando a Kirk y McCoy en una persecución en un planeta primitivo. Su intención es llamar la atención de sus habitantes para alejarlos de un volcán en erupción que va a destruirlos y salvarle de paso el pellejo a Spock que está dentro del cráter tratando de apaciguarlo. Para hacerlo, tiene oculta la nave debajo del agua y pasándose por alto la Directiva Principal -de no involucrarse fundamentalmente con otras culturas- hace emerger la USS Enterprise y rescatar a Spock. De vuelta a la Tierra, Kirk es destituído de su cargo, por haber alterado el curso de la historia de dicho planeta, al haber hecho evidente la presencia de una nave espacial en un lugar donde ni siquiera se han inventado la rueda. En principio, es alejado de la USS Enterprise, sin embargo, el Almirante Pike lo vuelve a reclutar como su primero al mando, un giro tedioso para volver a la misma dinámica de la primera parte. Mientras tanto, John Harrison, un ex-oficial de la Flota Interestelar, se apodera del pánico de nuestro planeta al volar la biblioteca de la Flota Interestelar y atacar a sus capitanes de más alto rango cuando se reúnen a discutir qué hacer al respecto. Pike muere en el atentado, Kirk logra aplacar el ataque y Spock vuelve a hacer equipo en la USS Enterprise gracias a que Kirk convence al Almirante Alexander Marcus de vengar a su amigo yendo tras el responsable. La misión esta vez es descubrir los motivos de Harrison para aterrorizar la Tierra y destruirlo en su guarida establecida en Kronos, un planeta desolado en un cuadrante prohibido y vigilado por Klingons.

J.J. Abrams es un gran director de acción y logra cautivarnos con todas sus escenas centrales en esta pieza. No sólo es adrenalina pura, ambientación musical y escenas complicadas con dobles de acción, los colores son brillantes y el diseño de producción sumado al buen montaje generan resoluciones que nos inspiran a extasiarnos. Sin embargo su error más tonto fue subestimarnos y crear una atención demasiado grande en el rol de John Harrison. Debo reconocer que fui impresionado al descubrir que este personaje interpretado por Benedict Cumberbatch era en realidad Khan. Khan Noonien Singh, líder invasor, de humanidad mejorada que fue puesto en reclusión criogénica y despertado en una de las pocas pelis que me he visto de Star Trek, The Wrath of Khan. No puedo asegurarlo con claridad pero tengo entendido que Cumberbatch maneja fielmente el perfil original de Khan donde dominó la Tierra en las famosas Guerras Eugénicas de los 90’s. Al traer a colación a Khan, J.J. Abrams pervierte todo lo que había alcanzado en su primer capítulo y hace que Into Darkness se vuelva «un relanzamiento, un enlatado o una versión de lo visto anteriormente» en The Wrath of Khan. Con el agravante que Khan sintetiza quince años de historias y relaciones entre los personajes para revertirlas en un final sin duda «shakespeareno». Abrams de la manera más ingenua, se echa la soga al cuello, se permite la comparación con una de las cintas más interesantes de ciencia ficción que he visto y termina sufriendo la maldición de Total Recall de 2012 sobre Su Original.

Es cierto, que Abrams juega con los fanáticos y les suelta regalitos de cuando en vez. No soy yo el más indicado para enumerarlos pero son bastantes y muy divertidos; sin embargo, creo que los traiciona, no con ocultarles la verdad sobre Khan -por eso siento que no es un comentario revelador o «spoiler»- sino con la falta de fidelidad al desenlace de The Wrath of Khan que hubiera hecho de esta peli una gran hazaña -incluso con la transposición de sus personajes-, sin importar que al final la hubiéramos catalogado como reencauche ya que sin duda hubiera sido una historia mejor elaborada. Más allá de la destrucción infantil de los perfiles logrados en la primera parte, del protagonismo exagerado de Uhura, de la repetición de Scotty como un personaje calcado de Mission: Imposible o la falta de equilibrio entre McCoy y Spock, el gran daño causado por los libretistas se ocasiona en la apresurada resolución de esta historia -en la serie original después de The Wrath of Khan se toman todo un capítulo llamado The Search for Spock para resolver el percance- que al final pareció un afán del director por abrazar su nuevo proyecto en Star Wars. Seguramente vamos a tener un tercer episodio de Star Trek -anunciado ya para 2016- con un nuevo director pero con el problema de cómo resolver el fiasco entregado por Abrams en Into Darkness.

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