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Tunteyh y más cortos en el @FICBAQ

Tunteyh o el rumor de las piedras de Marina Rubino
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Uno de los grandes puntos a favor que tiene el FICBAQ, aparte de su rasgo característico independiente, sus laboratorios (FICLAB), sus conversatorios y la misma Movileta –un bus que proyecta cine al aire libre recordando las funciones de otrora–, es la categoría de mejor pieza medio ambiente y pueblos en lucha; a menos que este hubiera sido un festival de cine activista nunca se nos hubiera pasado por la cabeza que una categoría de este tipo pudiera ser parte de la organización.

Gracias a esta categoría son varias ya las piezas que hemos visto y que hacen denuncia sobre imposiciones, injusticias o maltratos. Una de ellas, y que me encantó, fue Tunteyh o el rumor de las piedras.

Tunteyh es un documental de la realizadora Marina Rubino, filmado en Salta de la mano de la comunidad wichí Nop ok wet; esta comunidad es afectada directamente por aquellos que en el nacimiento de su río, por allá en Paraguay, lo desviaron y acabaron con la mayoría de los peces, por aquellos que en Bolivia arrojan los residuos de su minería al río y lo tienen contaminado, por aquellos que han tumbado los bosques y ahora el río descontrolado se desborda sin nada que lo pare.

Tunteyh es un juego de piedras que es el entretenimiento de los niños de la población Nop ok wet; es un juego de rumores que con destreza se develan el número de los hijos, los esposos y los parientes de cada uno de los participantes; el documental se hace dueño de este nombre para descifrar los rumores y hacerlos una realidad denunciable, tomar esta comunidad preocupada por su pesca y su vivienda y hacerlos protagonistas, ya no con rumores sino con la verdad implacable de los laboratorios que estudiarán el estado del río, su fuente vital. El final no es asfixiante, es también un juego y quedamos inmersos e involucrados.

Dentro del panel de cortometrajes concursantes ayer tuvimos una sesión tanto o más interesante que los mismos cortos que el festival trajo de muestra.

Les dejamos los avances de los que pudimos ver para que los anoten y les pongan atención:
(Tan sólo nos hizo falta material de Duaa de la realizadora María Eugenia Gavilán )

Liebre 105
Escrito, editado y dirigido por los hermanos Rotstein
Un corto de corte de suspenso con tensión de thriller y algo de gore de Argentina.

Requiem for a Robot
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Corto de ciencia ficción sobre un robot que se pregunta por su creador. El corto del joven austriaco, Christoph Reitner, es dedicado a su padre y ganó 20 mil dólares en Toronto para su realización. El director estuvo presentando su corto y nos explicó cómo tomo la decisión de armar la trama de la pieza, en un ejercicio que no duró más de cinco minutos y que involucraba un hombre disfrazado de robot que estaba al lado por Halloween.

Los años dirán
Por España participa Andrea Jaurrieta con un corto de excelente factura, de fotografía lavada y de un profundo tono melancólico.

¿Viste a Cristina el 7 de marzo?
Es un honor y placer haber presenciado y ahora presentar el documental que participa por Colombia de Maritza Blanco, que tuvo como compositor original al también kinofilo Alejandro Ramírez y a Angelita Bravo como directora de arte.

Los globos de Circe
Cristian Peña también por Colombia, participa con un cortometraje de corte fantástico pero que se excede en sus detalles. La historia es bonita y está bien contado pero el vestuario es un sinsentido innecesario que pierde la atención del espectador a otro punto lejos de la trama de la pieza.

Os lados da rua
Tal vez de los cortos más bonitos y conmovedores es el del brazuca Diego Zon; Carrão es un muchacho que reparte periódicos y es conocido en el pueblo porque monta un carro imaginario/invisible ¿pero será realmente un carro o podrá ser una bicicleta? El giro de la historia nos aleja de la condición de discapacidad del muchacho y nos envuelve completamente en su pequeño drama.

La noche anuncia la Aurora
El mejor de la serie. El realizador peruano Gerard Uzcátegui nos transporta a un mundo de recuerdos, de presencias paranormales y de amores lejanos en las riberas de lo que suponemos es el río Amazonas. Hay un tema con las condiciones de extensión de una pieza como un cortometraje que no permite mucho desarrollo de personajes o evolución en los sentimientos de los protagonistas, casi que condenando de facto este tipo de piezas para que sean melodramas; el ingenio y la calidad de la realización de Uzcátegui permiten explorar otras posibilidades y entender que si se puede trabajar dramas a pesar de la corta duración de los cortometrajes.

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Sofía y el Terco

Yo si decía que en esta oleada de pelis colombianas en cartelera (Chocó, Sanandresito y ahora Sofía y el Terco) hacía falta Álvaro Rodríguez, que como dice el amigo Estereotipo es el Ricardo Darín colombiano. No tiene un gran papel pero aparece y con eso aporta con su cuota.

Andrés Burgos nos cuenta una historia, o mejor más que una historia una fábula. Anacrónica como un cuento para niños, como si incluso empezase con el «Érase una vez», aparece Sofía y su señor marido Alfredo, personajes maduros que vienen planeando un viaje para ver el mar al parecer toda su vida. No sabemos si este par de abuelos tienen hijos o nietos o algo más de familia, no sabemos más. No sabemos su pasado, cómo se conocieron o cómo llegaron a establecerse en esa casita al interior de Colombia, no sabemos más. De pronto sospechamos que Sofía tiene de vecina una hermana y ya. Sólo sabemos con certeza que en su rutina diaria son felices y que por lo menos ella está ilusionada con su viaje. La motiva y la llena de amor. Él por su cuenta vive tranquilamente con un negocio en el pueblo que administra víveres y provisiones. Su mujer es su eje y lo da por sentado. Permite que lo cuide, lo arregle, lo dirija pero aunque ha planeado de mil formas el viaje al mar, un miedo, una negación profunda, no le permite dar el siguiente paso.

Un evento y sólo un evento bastó para que Sofía no esperara más disculpas de su obstinado marido y emprendiera una gran odisea hacia la costa.

Así queda planteada Sofía y el Terco que para un extranjero cualquiera podría ser la hazaña de un viaje cualquiera a la playa pero no podría estar más lejos de ser una versión de El Paseo de Harold Trompetero. Hay más que personajes acartonados y humor ramplón. Burgos sin palabras ubica geográficamente la casita de Sofía y Alfredo, tácitamente desarrolla perfectamente el perfil de sus tres personajes principales y silenciosamente plantea un thriller de aventuras gracias a un excelente ejercicio de locaciones, un diseño de producción impecable de Angela Bravo y una fotografía adecuada a cargo de Manuel Castañeda. Carmen Maura como Sofía, Gustavo Angarita como Alfredo y Constanza Duque como Mercedes protagonizan esta graciosa epopeya exaltando los valores más tiernos y más nobles de nuestra cultura. No sólo somos venganza, muerte y desdicha, Burgos demuestra que podemos volver a las historias de fantasía que nos contaban los abuelos, que se pueden narrar pelis sensibles, distintas y a su vez ser exitoso. El guión fue desarrollado también por Burgos y ganó dos veces los estímulos del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico.

Sofía y el Terco ganó el premio especial del jurado en Colombia al 100, categoría en la que competía con otras doce cintas, durante la quincuagésima segunda versión del Festival de Cine de Cartagena. Aunque no me gustaron los créditos de la peli ni tampoco mucho la partitura de Javier Villar -creo definitivamente que es una cuestión de gustos-, uno la disfruta de principio a fin. Sofía y el Terco es la voz de una mujer feliz pero marginada que toma el impulso para seguir un deseo pero es lo suficientemente cuerda para entender y balancear también sus sueños y volver a ellos sin dudarlo. Haciendo la entrada de Chocó descubrí que Jhonny Hendrix Hinestroza, su director había optado por actores naturales que aunque no supieran actuar sabían desempeñarse en su medio natural, un actor-estrella carga consigo mismo una mentira innata, puede dar confianza en un texto dialogado o en una improvisación pero la forma como se coge un machete o se tocan una marimbas no se le puede enseñar fácilmente y su trabajo en una cinta es un trabajo en contra de esa mentira. En ese sentido Sofía y el Terco tiene un gran acierto y una gran fracaso. El acierto es Carmen Maura una actriz completa que no nos deja dudas cuando está en pantalla interpretando a esta campesina cundiboyacense -el trabajo sobre el vestuario y su maquillaje ayudan muchísimo-, a pesar del reconocimiento que tenemos de ella como musa de Almodóvar nos encanta e hipnotiza. Su gran fracaso es Julián Arango un actor más que reconocido por todos nosotros, bogotano, de prestante abolengo y con un acento muy marcado; cuando Arango debió interpretar a un camionero seguramente no se tomó tan en serio su papel como Maura y decepcionó con su gran falacia. El problema para ese entonces es que puso en duda a todo el reparto y le hizo un gran daño al resto de la pieza a nivel de credibilidad.

Andrés Burgos se dedica en pleno en estos momentos a Lynch una serie de MovieCity, un thriller de suspenso seriado. Qué bonito sería ver un nuevo proyecto de este nueva promesa colombiana.

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