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Pain & Gain

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Cuando uno ve en una cartelera de cines una peli de Michael Bay protagonizada por Mark Wahlberg y Dwayne Johnson qué más podría esperar sino una de tantas basuras comerciales a las que nos tiene acostumbrados el director. Motivado, no se porqué realmente, asistí a ver la historia de tres fisicoculturistas que en aras de lograr dinero se transforman en ladrones, extorsionadores y hasta asesinos.

Desde Bad Boys hasta Dark of the Moon, Bay ha desarrollado todos los tipos de cine de explotación como director, y como productor también. Su nombre es reconocido en Hollywood por desarrollar grandes rompe-taquillas de la mano de Jerry Bruckheimer pero su calidad ha sido cuestionada en cada una de ellas.

Wahlberg, Johnson y Anthony Mackie son los tres fisicoculturistas que secuestran a un judío de ascendencia latina (Tony Shalhoub) que emigró a Estados Unidos gracias a la alta rata de secuestros en su país. Lo torturan y despojan de todos sus bienes gracias a la ayuda de más cómplices que terminan por ponerle mucho más condimento a la trama. Pero la inexperiencia de estos tres los ayuda a cometer toda clase de errores y es triste ver como su desempeño cada vez es más y más deplorable.

Pain & Gain es una biopic que raya en lo irreal, lo excéntrico, lo increíble y lo insolito. El cuento es tan absurdo que el mismo director tiene que recordarnos de cuando en vez en la cinta que el relato sigue siendo fiel a la historia original; tan sólo breves modificaciones son advertidas en el personaje de Dwayne Johnson que ha sido una amalgama de Carl Weekes, originalmente, con pequeños rasgos de Jorge Delgado -seguramente por temas legales tal como le pasó a Harmony Korine con el rapero Riff Raff y el personaje de James Franco en Spring Breakers-. Lo mismo sucedió con Johnny Wu interpretado por Ken Jeong quien afirma que su versión está basada en todos los oradores de discursos motivadores y no solamente en Tommy Vu. El más gracioso de los ajustes es el del personaje de Shalhoub que dice que es colombiano, que huye de su país por la ola de violencia y secuestros pero en realidad es Marc Schiller un argentino nacido en Buenos Aires que emigró a Brooklyn a la edad de 7 años; sus credenciales de empresario y emprendedor de negocios son puestos en la cinta como eufemismos de torcidos y dineros malhabidos, como dice Ed Harris «no es un cliente con el cual sea fácil encariñarse».

Sorprende.

Se le critica a Bay que por armar personajes de muchas personalidades se pierde exactitud en la referencia original pero realmente Pain & Gain está muy bien contada, mantiene una constante de humor negro durante toda la historia y de alguna forma sacude al espectador con la cantidad de infamias e ignominiosas acciones que este trío de desadaptados cometieron para lograr sus cometidos. En cuanto al reparto mientras Wahlberg, Mackie y el resto del reparto alcanzan un desempeño promedio, es de resaltar la actuación y muy buen trabajo de Dwayne Johnson que logra definir el perfil de un ex-convicto y después descarrilar el tren de sobriedad y cristianismo en el que se había metido. Bay no acostumbra hacer este tipo de piezas y personalmente siento que es lo mejor que ha ofrecido en toda su carrera -aunque algunos puedan afirmar con certeza que superarse a sí mismo nunca fue difícil-.

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Action, Epochal, Exploitation, Folk, Gangster, Hollywood, Melodrama, Miguel Vaca, Movie, Ruben Fleischer, Thriller, Vacacion, War

Gangster Squad

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No todos dan el paso de lo independiente a lo comercial dentro de la industria de una manera agradable -es más, es a lo que más le tenemos miedo cuando un director toma esa decisión-. Los que lo hacen bien la primera vez, se mantienen y desarrollan una carrera formidable -sólo con contadas excepciones-; los que no lo hacen pueden demorarse en acostumbrarse y definir su estilo en estas aguas turbias como hay otros que lo intentan y se hunden hasta desaparecer. Ruben Fleischer empezó muy bien con Zombieland, más o menos la logró en 30:Minutes or Less. En su forma independiente venía haciendo comedia pero en esta, su tercer largometraje, cambia completamente de estilo a un thriller de gansters y no le resulta bien la vuelta.

Gangster Squad se ubica en un periodo posterior a La Segunda Guerra Mundial, Mickey Cohen gobierna la ciudad de Los Ángeles a toda su holgura y desparpajo. El mafioso, que interpreta Sean Penn, hizo su carrera primero en Brooklyn y después en Chicago, fue desterrado de todas las familias e incluso logró asir una corta carrera de boxeador. Termina refugiándose en Los Ángeles creando lo que se reconoció como La Mafia Judía.

El tema con los mafiosos judíos es que no obtienen un reconocimiento claro de las familias italianas de Chicago o Nueva York -esto se puede revisar en Casino de Scorsese o recientemente en Drive de Refn-, lo que les implica hacerse a un nombre que respeten y teman ambas ciudades. Su agresividad y ferocidad son armas de publicidad para que esto suceda. En Gangster Squad, la policía establecida es fácilmente corruptible y Cohen la tiene controlada. Nick Nolte representa, sin embargo, la cabeza de un sector de la institución que está cansada de los vejámenes a los que se ven expuestos a diario gracias a Cohen y sus colegas; organiza lo que denomina un “cuerpo élite” para acabar con el capo. Cuerpo elite termina siendo un eufemismo para definir un tipo de acciones paramilitares, que no toman presos, no tienen reglas ni ley y viven en el anonimato -aquí ya me voy sintiendo mal y no me gusta tanto la trama-. Es entonces que Josh Brolin, Michael Peña, Robert Patrick, Anthony Mackie, Giovanni Ribisi y Ryan Gosling conforman este escuadrón con la firme intención de ir a guerra con Cohen.

Aparte de la versión suavizada que nos llegó, debido principalmente a los eventos de Aurora que censuraron completamente pedazos que ya nos habían prometido en los cortos, como por ejemplo el tiroteo en la sala de cine, la peli tiene una buena factura y su estética es bien bonita.

Esta censura por un lado deja muy debil el lema “sin cuartel” de este escuadrón y se entiende porque Fleisher estuvo tan molesto cuando le metieron mano al montaje y le tocó refilmar algunos apartes. Al final, no hay una revancha por parte de la policía sino más bien una persecución más acuciosa, lo cual deja sin piso el nombre de la cinta porque ya no es un «escuadrón gánster». La entrada inicial, sin embargo, con Sean Penn es abominable. Los músculos en «tiempo-de-bala», retumbando cada vez que los puños chocan un saco de arena, dan escalofríos y, en general, es gracias a Sean Penn, que le dió forma al monstruo, que la cinta se salva. Por su parte, Peña, Patrick, Mackie y Ribisi desarrollan bien sus papeles y crean un contexto empático con los espectadores; son héroes caricaturizados pero de todas formas bien logrados. Josh Brolin tiene también un buen desempeño pero es muy genérico, es casi el mismo Brolin que vimos en No Country for Old Men o Jonah Hex. Y la decepción fue Gosling que si apartamos el tiroteo que busca acabar con la vida de Dragna (John Pallotta) donde se siente la furia del personaje, no tuvo un rol consolidado ni desarrollado, un interminable sonsonete muy fingido y casi amanerado que no cogió nunca fuerza en la historia. El personaje de Gosling distrae así como su relación con Grace Faraday (Emma Stone) que hubiera podido convulsionar la trama de muchas formas posibles.

La crítica cataloga a Gangster Squad como una peli contemporánea tipo gánster y después de verla es imposible no compararla con Goodfellas de Scorsese o The Untouchables de Brian De Palma -siendo esta última mi favorita y clásico del género-. Pero la cinta de Fleisher aislada logra ser promedio, comparada con ellas no alcanza una buena calificación.

Los colores, la fotografía y los encuadres recuerdan esos filmes en blanco y negro coloreados a mano a finales de los años 50’s cuando el cine peleaba por su audiencia con el televisor a blanco y negro. Esta estética es genial y ayuda a que Fleisher empiece a definir tangencialmente el periodo en el que se basa su peli con buenos referentes. Su director de arte, Maher Ahmad hace un buen uso de los carros, las tomas generales creadas por computador aludiendo los paisajes pintados a mano, el mismo uso del color en las cintas de cine pero cae preso de su inexactitud temporal. No tendrá mucha relevancia pero el letrero de ‘Hollywoodland‘ -que me pareció ver- en la película está desubicado en la historia (si se revisa Wikipedia), este letrero ya no se leía así desde 1949, el personaje de Brolin está recién llegado de La Segunda Guerra es decir muy cercano a 1945 y el destino mismo de Cohen se desenlaza a principio de los 60’s. En cine se puede estar ajeno a las referencias históricas e incluso hacer caso omiso de ellas, como en Los Basterdos, pero compararse con Tarantino es un error que tampoco se debiera cometer con esta cinta.

Digamos que Fleisher ya dió el paso y tembló. La taquilla logró doblar la producción y ya recoge una buena ganancia. Esperemos ver a este realizador en alguna producción donde se sienta más cómodo, donde no sea tan manipulable para el estudio de distribución y que ojalá no se refugie en realizaciones para TV que es donde puede llegar a ser bastante fuerte.

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Abraham Lincoln: Vampire Hunter

Abraham Lincoln: Vampire Hunter es el título de la última cinta del realizador kazajo Timur Bekmanbetov que se estrenó apenas hace unos días en Colombia. Las expectativas con un título como Abraham Lincoln: Vampire Hunter deben ser limitadas, más aún teniendo en perspectiva The Big Book of Porn, How to Survive a Horror Movie, Pardon My President y Pride and Prejudice and Zombies, todas obras del escritor Seth Grahame-Smith reconocido autor que ha cultivado la cultura popular editorial con extraños y estrafalarios «mashups».

Por un lado, Abraham Lincoln: Vampire Hunter parece ser un gran título para una cinta de gore, serie B y mucha acción; por otro lado, Bekmanbetov es un director que gusta de la cultura popular y las pelis de serie B como Wanted y esta biopic fantástica de Abraham Lincoln podría decirse que cumpliría con puros fines de entretenimiento, acción y contenido superficial -lo cual no está del todo desatinado -.

Como lo decíamos en The Conspirator, hace tres años se cumplieron doscientos años del natalicio de Abraham Lincoln. No sólo se estrenó la última cinta de Robert Redford por esta razón, también esta de Timur Bekmanbetov y pronto dará luz Lincoln de Steven Spielberg. Lo que afirma Seth Grahame-Smith es que hace unos años los anaqueles de las librerías estaban colmados de biografías de Abraham Lincoln y de la serie de Twilight, su mente actuó de inmediato, las mezcló, propuso el tema en la editorial y todo el mundo se enamoró del proyecto. La verdad es que la historia en la peli en ese sentido es hasta interesante, viendo el vampirismo con un doble sentido de la esclavitud y los asentamientos de las plantaciones en el sur de Estados Unidos. El hilo de la trama recoge los datos más importantes de la vida de Lincoln y los va justificando de forma armónica en la peli. Grahame-Smith ya había trabajado con Tim Burton en Dark Shadows y fue fácil vincularlo a este proyecto donde Burton hace de productor.

La cinta tiene un reparto agradable y balanceado con Benjamin Walker, Mary Elizabeth Winstead, Dominic Cooper y Rufus Sewell sin embargo se excede en material generado por computador que falsean las tomas y atenta contra la credibilidad de la historia, Lincoln termina perdiendo su noción de ser humano y se vuelve, de un momento a otro, un hombre con súper poderes descontextualizado del diario personal y haciendo de Abraham Lincoln: Vampire Hunter incongruente e inverosímil.

Yo la ví en 3D y no valió la pena, es posible que unos años después -si el mundo no se acaba- sea un buen plan para ver el domingo de desparche pero no es un consejo garantizado.

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The Adjustment Bureau

Varias cosas me gustaron de The Adjustment Bureau y les aseguro que el título como la trajeron, “Los Agentes del Destino“, no fue una de ellas. Ese título hace recordar que estamos frente a una peli de Matt Damon y que va a haber intriga, persecuciones, contraespionaje, etc… Por el contrario y muy extraño para estar basada en una historia corta de Philip K. Dick es un thriller romántico y con percepciones teológicas inclusive.

La peli es dirigida por George Nolfi, un escritor reconocido en Hollywood por crear thrillers de acción y suspenso como The Bourne Ultimatum, The Sentinel u Ocean’s Twelve, pelis de buena taquilla, buena factura y con ese ingrediente conspiratorio que hace que sigamos confundidos con nuestras expectativas al ver “Los Agentes del Destino“. Nolfi toma una historia de Dick y la vuelve una persecución romántica. Difícilmente uno puede ubicar una historia corta de Dick a través de sus casi un ciento veintiún títulos pero seguro no es ninguna de ellas una novela romántica. Dicen que se aproxima a Adjustment Team (que no he leído) pero es tan lejano el enlace que ni siquiera se le considera filial. En fin, ciencia ficción, romance, acción y un escritor-director juicioso da por resultado una pieza de excelente diversión y entretenimiento.

En las comedias románticas se conoce el final. Siempre. La excepción tal vez es My Best Friend’s Wedding pero de resto se sabe que va a suceder. En esta peli lo interesante es que es tan difícil de catalogarla que nunca sabemos qué va a acontecer, como se va a resolver el final y por eso la trama nos mantiene atrapados y nos reímos de sus bromas sutiles. Yo la recomiendo para ir en pareja, porque funciona como «chick-flick» o como peli de acción y suspenso.

Nota personal: Un reparto mixto entre conocidos y no tan conocidos para resaltar Emily Blunt, no sólo porque en esta peli aparece divina sino porque siempre me confundí con su acento que lo tenía completamente mimetizado. Confundido la busqué en internet y encontré que era londinense. Entonces aparte de ver una Blunt liberada completamente de sus ataduras de lenguaje me parece genial sus participaciones en Charlie Wilson’s War, Dan in Real Life o The Devil Wears Prada donde la sentí completamente norteamericana.

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