Hay dos formas de analizar esta peli a mi parecer ambas válidas.
La primera es que uno viene exigiéndole demasiado a las pelis basadas en comics y termina dando un parte negativo; me sucedió con Jonah Hex y me sucede hoy con Green Lantern. No hay que olvidar que estas historias están envueltas en fantasías y aventuras dirigidas para niños, no podría afirmar si estos niños de hoy en día se divierten con estas pelis pero creo que no son congruentes y terminan siendo pedazos de basura justificada para un público infantil. Me permito retomar una frase de Armin Mueller-Stahl en The International (una peli de Tykwer que me encanta y que repito cada vez que puedo), “…eso es lo complicado de la ficción que necesita ser muy coherente para ser creíble” y es súper pertinente para lo que estamos hablando. No me malentiendan esta peli no es creíble porque no crea que pueda haber un anillo que lo pueda transportar a Oa, porque no crea en la transformación de un humano a súper héroe a través de la energia de la voluntad o que uno no pueda crear a través de una “varita” mágica toda una serie artefactos, no, lo que me parece poco creíble es precisamente el resto, la falta de imaginación de alguien que puede inventarse lo que sea y sólo crea armas, cañones y escudos.
La otra forma de verlo es que aunque Martin Campbell nos ofreció una de las mejores pelis de 007 con su Casino Royale parece más un chispazo de genialidad, un paréntesis, que realmente un logro en su portafolio. ¿Cómo esperar entonces que salga algo bueno de una historia poco atractiva y acartonada per sé? Y ese es el principal detalle de esta peli, una historia que recurre al cliché y cae en un campo fangoso donde demasiadas historias de súper héroes quieren sobresalir, zonas comunes que ya no tienen impacto y son demasiado predecibles.
Qué desperdicio James Newton Howard, Mark Strong, Tim Robbins, Taika Waititi y el mismo Peter Sarsgaard como antagonista en la historia.