Qué buen cierre a una excelente trilogía la que han planteado Richard Linklater, Ethan Hawke y Julie Delpy en Before Midnight. Sin lugar a dudas, la mejor de las tres por ese gusto refinado y añejado que da la experiencia y el saber de sus personajes. Es posible -y extiendo mis súplicas a la triada- que dentro de otros diez años tengamos una sorpresa y que esta maravillosa serie siga investigando adentro muy profundo de la cotidianidad de las relaciones interpersonales de un hombre y una mujer, que se aman pero que no la tienen tampoco fácil por lo mismo.
Los que no se han visto ninguna de estas pelis, porque no los han enganchado o porque les parece un bodrio súper cursi, estén dispuestos, por el interés de la misma trilogía, que a continuación evidenciemos contenido revelador de la primera y la segunda parte para hacerlos dudar y de pronto revisarlas con otros ojos.
Richard Linklater en 1995, junto a Kim Krizan, escriben el guión de una de las comedias románticas más destacadas de la época, Before Sunrise con Ethan Hawke y Julie Delpy; un hombre se encuentra a una mujer en un tren con origen en Budapest rumbo a Viena; mientras, Céline (Delpy) debe continuar a París para visitar a su abuela, Jesse (Hawke) debe tomar su vuelo de vuelta a Estados Unidos; él la convence de bajarse del bus diciéndole que en 10 o 20 años se estará maldiciendo por el matrimonio que la rodea y por no haberle dado la oportunidad a ese hombre que alguna vez le habló en dicho tren. El ritmo de la cinta es un tanto monótono pero es avivado por sus conversaciones sobre la vida, las relaciones humanas, la religión y la ciudad misma. Un beso y una serie de confesiones hacen que su conexión romántica parezca predeterminada pero ambos, al calor del amanecer, se despiden y continúan con sus rutas no sin antes prometerse verse en seis meses, allí mismo en Viena.
La peli finalmente le dió el Oso de Plata a Linklater en La Berlinale y se volvió un clásico instantáneo entre nosotros los juveniles cuando MTV galardonó ese beso de Céline y Jesse en el atardecer de Viena como el mejor del año.
Casi una década después, en el 2004 Richard Linklater, Ethan Hawke y Julie Delpy se apropian de los personajes y escriben una segunda parte de la historia, Before Sunset; nueve años han pasado y mucho de las vidas de Jesse y Céline han cambiado casi al punto de parecer un par de extraños; él se ha vuelto un joven escritor famoso, galardonado y respetado por la interpretación romántica y existencial de ese momento en Viena; ella… No recuerdo bien pero creo que vivía en un apartamento con su novio francés; él ayudando a las ventas de Europa hace una gira por varios países cuya última parada es París, en donde leyendo citas del libro se topa increíblemente con Céline; la situación también está enmarcada por la premura del vuelo que debe tomar Jesse de vuelta a Estados Unidos y de nuevo desencadenan una serie de discusiones de todo tipo pero de nada en especial; Jesse le confiesa que sigue enamorado de ella y que él si estuvo en Viena a los seis meses como habían prometido; saca un anillo y le pide que se casen pero ella retira su mano y lo invita a tomar café; en la calma de su apartamento ella acepta casarse con él con una maravillosa frase antes de que el sol se oculte: “Baby … you are gonna miss that plane”.
Before Sunset se interna de nuevo y con frescura en la relación amorosa dentro de esta pareja, en esa serie de discusiones superficiales de este par de seres humanos comunes y corrientes, nada pretenciosas y súper honestas con los miedos y alegrías de su misma cotidianidad; yo las llamo las conversaciones de Pulp Fiction hechas comedia romántica; Before Sunset no sólo fue una idea maravillosa por brindarle nueva energía y nuevo combustible a la historia sino porque, al igual que sus conversaciones que se miden casi en tiempo real, su relato se interna diez años después y no hay necesidad de mayores ajustes en maquillajes o vestuarios, los personajes hablan por si mismos y de nuevo se sienten honestos con ellos y con nosotros.
La pieza esta vez concurso por el Oso de Oro en La Berlinale, mejor guión en los Oscar y también mejor guión guión en los Spirit, además de otros grandes reconocimientos del sector independiente.
Nuevamente en el 2013, después de nueve años, Richard Linklater, Ethan Hawke y Julie Delpy se reúnen en Grecia para redactar el guión de una nueva salida; mientras todo el mundo esperaba noticias de cuando empezarían el rodaje de su tercer capítulo, el trío sorpresivamente anuncia que no sólo el guión está listo sino que todo el rodaje se realizó en el Peloponeso. Una noticia que retumbó dentro de los fanáticos más fervientes de la historia.
La peli abre con un niño de diez u once años, que habla con Jesse y le confirma que este ha sido el mejor verano de su vida; Jesse se siente conmovido con las palabras de su hijo y lo aparta de la fila de emigración para tomarse un tiempo y despedirse con más fervor; en la conversación notamos que tiene problemas con su exesposa y de un sólo golpe, con un profundo escalofrío pensamos en Céline; Jesse se aleja del contador, ve como su hijo entrega sus papeles y se dirige a su destino; en un plano secuencia, Jesse sale del aeropuerto, busca su carro y vemos a Céline hablando por teléfono, un gran alivio se apodera de nosotros y sabemos que la historia de amor continúa, que tienen dos hermosas hijas y que están pasando vacaciones en Grecia.
El ritmo de las conversaciones es el mismo; el sentido y la esencia están intactos pero la historia explora las dificultades de estar enamorados, decidir continuar al lado de esa persona y enfrentar todas las nuevas vicisitudes que implica esa decisión. Richard Linklater, Ethan Hawke y Julie Delpy logran apartar su franquicia del género comercial romántico y le agregan verdadero drama, nos internan en aguas tenebrosas y profundas sin mucha esperanza de supervivencia. De pronto, la sinergia de sus capítulos anteriores le ayuda mucho pero Before Midnight es una gran pieza con tintes sublimes romance, drama y comedia que merece arrasar en el Gremio de Escritores, en los Spirit, en los Globo de Oro y de nuevo ser merecidos protagonistas en los Oscar.