Actor, Miguel Vaca, Vacacion

Philip Seymour Hoffman (1967–2014)

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Sólo han pasado unas cuantas horas, ni siquiera un día, y aún permanece chocante la noticia de la muerte del actor neoyorquino Philip Seymour Hoffman. Independientemente de las condiciones de su muerte, que le son más pertinentes a los tabloides, el vacío que deja del actor es amplio y vasto -también basto-. Con el paso del tiempo los directores, escritores y actores van haciendo de sus vidas artísticas un espacio para despedirse; largas trayectorias generalmente van acompañadas de esperadas desapariciones pero no cabe en la cabeza una muerte tan impactante como la de un actor que a sus tempranos 46 años, con perfecto dominio de su arte y de incuestionable talento haya desaparecido tan súbitamente.

Discutiblemente la mejor peli de su carrera, Capote le brindó por primera vez la posibilidad de liderar un reparto y La Academia lo benefició con su primera y única estatuilla; después vinieron nominaciones por Charlie Wilson’s War, Doubt y The Master -en lo personal, lo mejor de su último repertorio- pero en ninguna obtuvo al final un Oscar; también hubo muchas ceremonias que ausentaron su nombre, porque vale repetirlo sus capacidades eran monstruosamente impresionantes, como por ejemplo su trabajo en el último proyecto del maestro Sidney Lumet, Before the Devil Knows You’re Dead, el áspero y cretino entrenador de Moneyball, el papel hecho para su horma en The Talented Mr. Ripley de Anthony Minghella o todo el desempeño al lado de su director favorito Paul Thomas Anderson (Hard Eight, Boogie Nights, Magnolia, Drunk-Punch Love).

La mayoría de su trabajo fue desarrollado desde la barrera del actor de reparto, pero ver su nombre en la marquesina era sinónimo de calidad tanto en la comedia (Along Came Polly), el drama (Synecdoche, New York), las cintas de acción (Mission: Impossible III) o el cine independiente. Tal vez allá, en sus raíces del cine indie, donde fue mayormente reconocido, recae uno de sus desempeños más memorables como el tímido Allen en Happiness del director Todd Solondz; Hoffman en Happiness recreó un amplio espectro de un personaje introvertido, perturbado y conmovedor pero su suficiencia tan sólo sería reconocida en los Spirit de 1999.

Paz en su tumba.

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Take Shelter

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Para hablar de Take Shelter de Jeff Nichols, necesariamente se debe hablar de Michael Shannon. Shannon por primera vez me impresionó en Revolutionary Road de Sam Mendes, un papel pequeño, sin mucha fuerza en la historia pero que Shannon abrazó y le valió su única nominación a los Oscar, que perdería con Heath Ledger. Antes había tenido otros papeles, con grandes directores también, Before the Devil Knows You’re Dead de Lumet, Bug de Friedkin, entre muchos otros. Su figura es impresionante, y su mirada con esos ojos saltones y su ligero estravismo le proporcionan una presencia oscura y sicótica sin mucho esfuerzo.

Su historia con Nichols se remonta a Shotgun Stories -primera pieza del escritor-director- y desde entonces hay un pequeño encantamiento entre el realizador y su actor preferido, donde el proceso empieza desde la misma aprobación de la historia por parte de Shannon, cuando Nichols le muestra los primeros bocetos de guión.

La primera y segunda vez que vi Take Shelter pensé en un sicótico, con rasgos esquizofrénicos, delirios y alucinaciones. Una versión muy literal de la cinta que basa su historia en la enfermedad que desarrolla Curtis en un pueblo del medio oeste norteamericano. Me fascinó su fotografía (Adam Stone), la ambientación musical (David Wingo) y la sutileza de los efectos especiales para dar el sentido tensionante de sus sueños, convertidos en pánico y paranoia cuando Curtis estaba despierto. Hace poco la repetí y la asociación me llevó, esta vez, a Noé como referencia. Un hombre aislado de su comunidad, que siente profundamente que su familia se ve amenazada por una tormenta tan grande, que le urge confeccionar con prontitud un resguardo lo suficientemente seguro para todos. Es juzgado, vilipendiado y de cierta forma humillado por sus alucinaciones hasta estallar en neurosis cuando es confrontado. Sus miedos más profundos empiezan a alejar a los amigos y conocidos pero su lucha se hace más fuerte cuando sus pesadillas penetran su grupo familiar, conformado por su esposa Samantha (Jessica Chastain) y su hija Hannah (Tova Stewart) -no se salva ni el perro-.

Take Shelter puede ser catalogada como una peli de profundo suspenso pero es a su vez una historia llena de ternura, la historia de este hombre que tan sólo busca proteger su familia a toda costa y del profundo amor de su esposa que incondicional, también a pesar de todo, busca la forma de apoyarlo, cuidarlo y ayudarlo a buscar una solución sensata a todos sus miedos. El final es indescriptiblemente conmovedor y abierto. Una exquisitez para cerrar con broche de oro.

Nichols presentó el año pasado Mud -que aún esperamos ansiosamente en Colombia-, que a la postre se catalogó como la mejor cinta norteamericana en Cannes, incluso peliando por una Palma de Oro. Para los que aún no conocen apartes de la producción, oficialmente la semana pasada salió una segunda versión de su corto:

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Serpico

Obviamente con la muerte de Sidney Lumet voy a tratar de ver más pelis del director y tratar de referirlas en el blog, pueda que me tome un buen tiempo a saber que es uno de los directores más prolíficos de la industria así como el peor tratado por La Academia.

Empecemos con lo obvio entonces, Serpico es de sus pelis más populares y está ubicada en la mitad de su producción cinematográfica. A diferencia de muchos directores que disfrutaron desarrollar sus proyectos tutelando sus actores fetiche, Lumet disfrutó más el hecho de ser un director de actores, entonces mientras su portafolio de repartos es ecléctico como el de él solo, es posible también afirmar que ningún otro director catapultó las capacidades histriónicas de tantos actores. Un ejemplo es Al Pacino que bajo su tutela recibió dos nominaciones al Oscar por Dog Day Afternoon y Serpico (esta además le concedió un Globo de Oro como mejor actor en una película dramática).

Esta peli es una biopic de Frank Serpico, un policia de sangre azul (hijo de policia, nieto de policia, bisnieto de policia…) que se mantuvo incorrompible tratando de hacer su trabajo honestamente hasta que la presión se lo impidió. Se ganó la desconfianza de toda la fuerza cuando intentó denunciarla. La historia empieza con un juego de tiempos donde vemos a Serpico gravemente herido protegido por un alto funcionario de la policia y llevado a un hospital para que esté en cuidados intensivos para que de ahí, se haga una revisión de su carrera, años atrás donde se muestra el folclor de la familia italiana, sencilla, honesta, enraizada en sus costumbres y tradiciones, luego el ascenso del oficial, el enfrentamiento con sus compañeros por sus ideales hasta llegar al conflicto máximo que es el aislamiento absoluto.

La peli es divertidamente lenta en el planteamiento y vertiginosa en el desenlace. Tal vez una de las cosas más interesantes a nivel de desarrollo de personaje es la sugerencia estética que tiene Pacino en su apariencia desde que se gradúa como oficial de policia hasta que se vuelve detective. Joven, ingenuo y díafano en su actuar Serpico viste su uniforme como todos los oficiales de la academia, muy bien puesto, muy bien peinado; se da cuenta que su lugar es en la calle donde la policia necesita interactuar más con la comunidad pero no puede aparecer simplemente con su uniforme, su macana y su pistola, decide entonces dejarse el bigote, alejarse del uniforme, ser un oficial encubierto y tomarse su apariencia con mucha más calma. Esto le permite relacionarse con mujeres bonitas y más o menos entablar una relación seria. A medida que avanza la peli su apariencia se va descomponiendo, su pelo se va alargando y la lampiña quijada se torna esponjosa y abundante, el “funk” y el “disco” de la época parecen dirigir su estilo y esto molesta un poco a sus compañeros pero a la larga sus resultados se van filtrando en los avatares del día a día que le dan la razón a Serpico. Su pelea contra la corrupción se agudiza y es cuando vemos el explendor de Pacino descompuesto, ansioso, frustrado y muy descontento. Una excelente actuación que en serio lastimosamente no terminó en un Oscar.

Dicen los que saben que 12 Angry Men y Network son las mejores pelis del director, para mi siguen siendo favoritas Strip Search y Before the Devil Knows You’re Dead pero Serpico no está nada mal.

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Sidney Lumet (1924-2011)

Via Revista Neon

Tres circunstancias sucedieron en la Ceremonia de los Oscar de 1977 que marcaron el ridículo más grande que jamás haya hecho La Academia y dos de ellos tuvieron que ver con el reciente fallecido y maestro Sidney Lumet.

El primero Taxi Driver dirigida por Martin Scorsese no fue ganadora del Oscar como mejor película del año, el segundo Sidney Lumet no fue ganador del Oscar como mejor director y a pesar de sus diez nominaciones y sus cuatro Oscar (tres por actuación y otro por mejor guión original), el tercer evento fue que Network no fue ganadora del Oscar como mejor película del año. El cuarto evento hubiera podido ser que a pesar de Taxi Driver o Network la ganadora mejor película del año fue Rocky.

No nos digamos mentiras, a La Academia le encanta hacer el ridículo, seis veces se negó a darle el Oscar como mejor director a Scorsese y si esta entrada estuviera dirigida para honrar a este gran director, las tres circunstancias de bochorno en ese 1977 hubieran sido Taxi Driver no fue ganadora del Oscar, Taxi Driver no fue ganadora del Oscar y Taxi Driver no fue ganadora del Oscar.
En fin, Scorsese recibió por lo menos un Oscar en vida (no por su mejor peli) pero Lumet se fue en blanco, cinco veces nominado y tan sólo un honorífico en 2005.

Este año se va uno de los más prolíficos directores de la industria, alcanzando la muy envidiable suma de 72 pelis, 36 nominaciones y 33 reconocimientos a nivel mundial por su estilo de dirección. Casi con una peli por año hasta los 90’s, no tan consistente como Kubrick o el mismo Scorsese, Lumet es reconocido como un director de actores, donde su habilidad radicaba en generar actuaciones de primera talla en su reparto y generalmente muy bien calificadas por la crítica, no es gratuito que Al Pacino, Peter Finch, Faye Dunaway, Beatrice Straight, Ned Beatty o William Holden hayan sido favoritos y nominados por sus grandes papeles (extrajo una buena actuación de Vin Diesel en Find Me Guilty y eso es mucho decir).

Por eso hablar de Lumet es hablar del cine mismo y su muerte es un gran vacío para los cinéfilos de vieja data y los contemporáneos. La primera peli que vi del director fue bastante tardía Strip Search en 2004 y me encantó la posición que mantuvo frente a la violación de los derechos civiles que permitía el gobierno Bush mediante las libertades de intrusión, seguimiento y arrestos preventivos a particulares con la disculpa de combatir el terrorismo. La segunda peli que vi fue Before the Devil Knows You’re Dead de 2007, su última pieza, un duro conflicto entre dos hermanos sumidos en un crimen que no pueden echar para atrás y que marca la quebradura de cualquier relación familiar entre ellos y sus padres. Finalmente, con Network quedé completamente atrapado en su discurso y la tarea de revisión que nos queda por delante a los que no conocemos todo su material es tan grande como basta e interesante.

Concha de Plata en San Sebastian, un Pasinetti en Venecia, ningún Oscar tan sólo uno honorario, lastimero y piadoso, un Globo de Oro, ninguna Palma en Cannes, un Oso de Oro, un FIPRESCI y un OCIC en la Berlinale. Se empiezan a ir los grandes y el espacio para llenar su vacío es demasiado amplio. El cine de autor peligra.

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