El afiche lo dice todo: «La respuesta británica a Gran Torino».
Siendo Michael Caine tan querido, apreciado y a su vez contemporáneo de Clint Eastwood no puede ser más acertada la afirmación. Siendo muy diferentes se pueden comparar y lo bueno es que en la esencia de cada una se hacen más interesantes y más particulares.
Mientras en Gran Torino, Eastwood parece ser un hombre desalmado y se va ablandando al ir encontrando las semejanzas con sus vecinos, Caine hace de un hombre de edad avanzada apartado de las vicisitudes de su barrio mediante la desatención consciente de los problemas. A ambos les cuesta caro la forma en que tratan de ignorar la problemática y ambos coinciden en el poema de Bertolt Brecht donde a veces reaccionar puede ser demasiado tarde.
La peli es cruda, es fuerte y es la ópera prima del joven director Daniel Barber. Me apreció muy interesante, entrenida y de un montaje impecable. La actuación de Caine como siempre es muy destacada y esta vez estuvo acompañado de la bella y dulce Emily Mortimer que tuvo un buen desempeño. Lo sorprendente entonces es la madurez con la que asume este joven director un proyecto de esta envergadura.
La recompensa no se hace esperar, nominado a los London Critics Circle Film como director promesa de la industria y en los Empire nominado Michael Caine como mejor actor, como mejor thriller y al final se llevó el premio a mejor peli británica del año.
Recién este año la vi en los cortos de Apple es demasiado independiente para que la traigan a salas pero seguramente la veremos en Cinemax.
Nota personal: Esta peli es perfecta para los que pensaban que Caine estaba muy viejito para ser Alfred en el Batman de Nolan, esta peli puede ser súper impresionante porque uno siente que en cualquier momento este frágil personaje va a quebrarse en un infarto o que le tiembla demasiado el pulso como para sostener un arma. Pero su mirada es implacable y genera un profundo coraje.