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Snow White and The Huntsman

Snow White and The Huntsman es otra de esas pelis que uno espera sea un desastre y resulta en una muy buena versión del cuento que alguna vez escuchamos de los Hermanos Grimm. Debo reconocer que no he visto nada de las series de TV Grimm o Once Upon a Time pero seguramente -y alguien me corregirá- esta cinta tiene mucho que ver con su éxito y su popularidad.

Snow White and The Huntsman me la vi el fin de semana pasado en su idioma original, en una función muy tarde en la noche. La verdad no concibo cómo pueden clasificar la pieza como para mayores de siete años, está claro que los encargados de esa responsabilidad no tienen dos dedos de frente o simplemente asumen que esta nueva historia ‘tiene que’ ser para niños. ¡Craso error!

Snow White and The Huntsman está basada en un cuento alemán llamado Schneewittchen und die sieben Zwerge (Blanca Nieves y los Siete Enanos) que Walt Disney volvió Snow White and the Seven Dwarfs en 1937. Esta es la historia de una malvada madrastra que busca ser la más bella del reino y al ver amenazada su belleza por Blanca Nieves busca la forma de deshacerse de ella, primero cazándola en el bosque, luego envenenándola con una manzana. Dicen que en la historia original, la reina malvada era en realidad la madre de Blanca Nieves y se contaba para crear terror en los niños y que respetaran a sus padres. La variación se estaba volviendo tan escabrosa que la tradición popular optó por cambiar el personaje a la nueva esposa del rey.

Varias cosas me sorprendieron y quisiera compararlas directa y posteriormente con Mirror Mirror dirigida por el indio Tarsem Singh ya que fueron sacadas al mismo tiempo y Singh se caracteriza por una estética muy particular que aprecio mucho. Snow White and The Huntsman es una versión gótica del cuento dirigida por Rupert Sanders como su ópera prima. Se destaca la belleza de la interpretación literal del cuento de Disney y por lo tanto las referencias son graciosas y entretenidas. Nunca esperé ver a Ian McShane, Bob Hoskins, Ray Winstone, Eddie Marsan, Toby Jones y Nick Frost como enanos. Nunca preví un bosque tan tenebroso y oscuro como el de los árboles y las esporas alucinantes.

Sin duda el mayor descalabro es Kristen Stewart, una niña que es la mejor pagada de Hollywood pero que sin duda no tiene idea de actuar o de desarrollar un papel. Sus evoluciones de triste a asustada, de asustada a frustrada, de frustrada a paranoica, de paranoica a conmovida y de conmovida a enamorada son nulas. Para derramar una lágrima el editor tuvo que usar corte de planos porque no se conecta con su personaje y seguramente tuvieron que aplicársela de manera artificial. Por su parte, quien pensé iba a ser un tronco era Chris Hemsworth pero hizo un gran esfuerzo y tuvo una actuación decente diferente al dios nórdico tan en voga en estos días -o por lo menos no se siente tal cual-.

El regalo más grande que esta pieza nos puede dejar viene en dos partes; obviamente la suficiencia para desarrollar un papel antagónico a la perfección por parte de la bellísima Charlize Theron y por el otro la majestuosidad brindada por Amy Byrne en su maquillaje, Colleen Atwood en su vestuario y Dominic Watkins en todo el diseño de producción. Gracias a todos ellos el resultado es la más exquisita y a la vez malvada Reina Madrastra de Blanca Nieves hasta ahora jamás mostrada -por eso quiero compararla con el papel de Julia Roberts en la versión de Singh-. Snow White and The Huntsman es rica en sugestiones e imágenes desarrolladas a partir de Snow White and the Seven Dwarfs de Walt Disney. Una visión que le pedimos a gritos a Red Riding Hood pero que nunca llegó.

Pueda ser que no sea la historia más consistente, puede ser que la Stewart no sea la más apropiada e idónea, puede ser un gran descalabro dejar la historia abierta para una supuesta segunda parte pero esta peli vale la pena verla en cine, ser testigos de la grandeza de James Newton Howard cuando está realmente inspirado (en proyectos que no son de Cronenberg) y en el idioma original.

Nota personal: Armo un pequeño paréntesis para acotarle al amigo César Trujillo, que así como su hijo fue por primera vez a cine este fin de semana a ver Ice Age 4, mi primera peli fue Walt Disney’s Snow White and the Seven Dwarfs, mi segunda Bambi y mi tercera Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb.

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Brazil

Otra historia loca del querido Terry Gilliam en 1985. Esta vez un burócrata futurista, personalizado por Jonathan Price, muy cómodo y demasiado eficiente en su puesto, se siente atraído por una mujer que está investigando. Un error en la oficina de registro desencadenó una serie de acontecimientos que terminaron con la muerte de su esposo. Price busca enmendar al gobierno pero sobretodo conocer a esta mujer que ya ha visto en sus sueños repetidas veces.

Fácilmente, esta peli puede ser catalogada de ciencia ficción, no lo creo así pero sus características son muy cercanas al género. Un futuro, no digamos que posguerra, pero si convaleciente y en crisis por los férreos enfrentamientos de la resistencia con el gobierno. Un mundo oscuro de rascacielos totalitariamente gobernados por censores, burócratas y policías. Rutinas de trabajadores que descansan de su hogar yendo al trabajo y del trabajo yendo a su hogar. Una historia de amor enmarcada en la psicodelia de Gilliam, con unas cámaras muy a su estilo y con un reparto heterogéneo de mucha calidad. Por un lado, Robert De Niro como un trabajador independiente adelantado a la burocracia, no cobra por su trabajo pero lejos de ser un vigilante, es un ciudadano sin mucho qué hacer y mucho por ayudar, se vuelve inquietante para el sistema; Jonathan Price otro ciudadano en un círculo diferente que empieza a usar sus medios y sus influencias para lograr sus cometidos personales y termina volviéndose un enemigo del estado; Kim Greist una mujer alejada de cualquier confrontación con el gobierno exige una respuesta por la situación con su marido y termina afectando el statu quo; con ellos Katherine Helmond, Ian Holm, Bob Hoskins y Jim Broadbent muy jovencito.

A la peli le fue muy bien en reconocimientos. Fue nominada en los Oscar por guión y mejor dirección de arte aunque en taquillas le fue mejor en Europa para después volverse un clásico y después una peli de culto. Guilliam a pesar de ser norteamericano, la mayor parte de su trabajo es producida por británicos (incluso en algún momento llegué a pensar que provenía de la gran isla pero después me enteré que era de Minneapolis y que simplemente trabaja más cómodo desde Londres) y podríamos afirmar que esta es la respuesta para su empatía con premios como los BAFTA o Los British; en esta ocasión se llevó en ambas ceremonias premios por efectos especiales y uno adicional de diseño de producción en los BAFTA de ese año, se puede redondear la idea que sin demasiados trucos efectistas, Gilliam siempre logra hacernos creer que estamos en una época de un futuro, creíble y porqué no, posible, basta echarle una mirada a 12 Monkeys y quedar convencidos de lo que estoy tratando de enunciar. El futuro de Brazil es retro, no como los 50’s de Gattaca más bien cercanos a los 40’s o incluso los 30’s, con cierto aire de dificultad económica, con una elegancia tosca en el vestuario y con una visión oscura del universo. Gattaca es más sofisticada, el diseño es parte de la cotidianidad y hay una sensación de equilibrio en el ambiente pero ambas aportan una visión del futuro en retrospectiva.

De pronto voy a necesitar ayuda en el siguiente punto porque no logro explicarlo muy bien. La peli no está ubicada en Brasil y no hay ninguna referencia al lugar más allá del nombre y las múltiples y bellas variaciones de «Aquarela do Brasil», bella canción del folclor brasilero, famosa por sus tintes de jazz y por lo mismo la gran versatilidad de esta pieza en cada emoción sugerida de la peli.

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