3D, Action, Comic, Exploitation, Hollywood, Miguel Vaca, Movie, Sci-Fi, Serie B, Simon Kinberg, Thriller, Vacacion

Dark Phoenix

Hay un par de cosas que me han venido impresionando últimamente de las pelis de superhéroes y van encaminadas con la clasificación de su audiencia versus el contenido gráfico mostrado. Ya en Endgame era bastante chocante que la peli abriera con un degollamiento -fácilmente la imagen más grotesca que pudiera yo soportar-; en Dark Phoenix la sevicia pareciera viene de la mano de la tensión y de la acción, y de nuevo, adentrados en el primer acto la forma en que las personas se hacen cenizas en medio del fuego cruzado es igualmente perturbador. A lo que quiero llegar es que tanto el degollamiento como las muertes con sevicia son material de primera mano para un niño o una niña de 7 años (en la primera) y de 12 años (en la segunda).

Me llama la atención de esta Dark Phoenix que es una pieza entretenida en el Universo Cinemático de X-Men después de una nueva salida de Bryan Singer en X-Men: Apocalypse. Su director y guionista, Simon Kinberg, es un veterano productor de Hollywood -incluso nominado al Oscar por The Martian– y que hace su estreno en el timonel de un largometraje. No lo hace mal y captura muy bien el legado de Singer en este nuevo renacer de la franquicia.

Kinberg entiende, que sin una estrategia clara para el futuro, hay dos puntos importantes al dirigir una carabela en pleno curso, como lo es una pieza de X-Men, (1) que si hay un sistema de comunicación y de imaginería triunfadores como los que venían trayendo las pelis de esta saga pues no se altera, o como se dice en fútbol ‘equipo que gana no se toca‘ y (2) que para un proyecto de esta envergadura hay que rodearse de la mejor gente o por lo menos de los más profesionales; a nivel de cinematografía trajo al ganador del Oscar por Avatar, Mauro Fiore; en el montaje trajo al ganador del Oscar por Dunkirk, Lee Smith; y para ambientación trajo las partituras del también ganador y regularmente nominado al Oscar, Hans Zimmer. Zimmer es sin duda el que pone la nota más alta en la ejecución técnica y artística de la pieza; si hay un calificativo para esta cinta es «darks» y nada más oscuro, escabroso y tenebroso que las tonadas que definieron los ambientes y momentos en Dark Phoenix. El man es un genio. Es asombroso, sorprendente, escalofriante y perturbador todo su trabajo a lo largo de la historia.

Dejando a un lado la alerta del primer párrafo de esta entrada, Dark Phoenix es entretenida en las capacidades y potencias de su explotación. Para profundizar un poco en este concepto uno tiene que hablar obligatoriamente de Bryan Singer y de cómo otra vez abandona el barco de la saga de FOX.

A principios de este milenio, en el surgimiento de las pelis de superhéroes FOX de la mano de este pequeño genio y brillante director sacan a la luz X-Men con un rutilante éxito. En taquilla, invirtió 75 millones de dólares y recogió 296 millones combinados. El enfoque del director, abordando el tema de los derechos civiles, su orientación sexual como bandera en contra de la segregación de la individualidad conquista además la crítica. El estudio subió las apuestas a 110 millones y le confió a Singer la segunda edición de X-Men (X2: X-Men United); recogió 407 combinados, un resultado notable pero prendió alarmas en FOX en vista de las adversidades de los otros estudios con los proyectos de este nuevo género.

Marvel estaba recibiendo réditos de cada empresa que estaba explotando sus creaciones pero aún no se animaba a, como estudio, desarrollar algo de primera mano. Por el lado de Warner, las cosas eran inciertas. Ellos fueron los que realmente abrieron el mercado en 1989 con Batman, Tim Burton y una excelente lectura de las audiencias, sumado a una de las mejores interpretaciones del encapuchado con Michael Keaton -pero incluso se puede ir más atrás en la prehistoria, año 1978 con Superman de Richard Donner-; luego resuenan con una Batman Returns en 1992 escalando la calidad, el universo y las expectativas de todo el mundo pero después no supieron leer sus propios aciertos, despiden a Burton pensando que estaba haciendo muy oscura la historia y apagan sus esfuerzos por los cómix hasta principios del milenio. Vuelven a escena aprovechando el momento de duda de FOX y seducen a Bryan Singer para que desarrolle un episodio para Superman, quien decide que El Hombre de Acero de Richard Donner de 1978 es el pico de la historia, vuelve a ella y en 2006 desarrolla Superman Returns -àla Batman de Burton-; no triunfa, no decepciona, no satisface pero tampoco es entendido y se sepulta el proyecto.

Por su lado, X-Men se descalabra finalmente cuando Singer sale del croquis y entra Brett Ratner para realizar la tercera parte, X-Men: The Last Stand. A Singer se le había criticado las indulgencias creadas en algunos personajes pero Ratner fue anarquía total con la interpretación de sus mutantes. Se tomó muy en serio lo de ‘la última parada‘ permitió que la calidad de la historia decayera y mató la franquicia. FOX sin renunciar chapucea con historias derivadas e independientes, llamadas X-Men Origins; desarrollan Wolverine y ni siquiera se atreven a develar Gambit por la calidad de la respuesta.

Al final el que recibía todo el daño era el sacrificado Hugh Jackman, que si algo hay que reconocerle, es que le puso pecho a cuanta joda salió de FOX, como Wolverine regeneró cada una de sus heridas no importa lo dolorosas que fueren y fue la unión entre todo el Universo Cinemático de X-Men.

El eje del nuevo renacer de X-Men dentro de FOX es un señor llamado Matthew Vaughn. Un realizador que le gusta escribir sus guiones, que le gusta el thriller y que consigue éxito con dos pelis muy buenas, Layer Cake y Kick-Ass; esta última basada en un cómic de Mark Millar, prodigio de una nueva generación de narradores gráficos. Gracias a su estilo y el éxito de Kick-Ass, FOX le confía los restos de X-Men y decide audazmente sacar adelante First Class -en mi opinión la mejor pieza de la franquicia-; renueva todo el reparto de mutantes, algo impensable cuando se tiene a Patrick Stewart e Ian McKellen como líderes de equipo, con la excusa de que esta versión de la historia era varias décadas atrás y necesitaba sangre nueva.

Osado.
Audaz pero osado.

Le salió muy bien todo. Empareja este par de líderes con dos nuevos nuevos monstruos de la actuación. En el papel del Profesor Charles Xavier, cambia a Patrick Stewart por James McAvoy; en el papel de Erik Lehnsherr, cambia a Ian McKellen por Michael Fassbender; y es un rotundo éxito. El arco histórico está muy bien logrado porque adquiere tonos de época, intriga de espías dentro de La Guerra Fría, unos mutantes con menos indulgencias, ajustes en la espina dorsal tanto de Bryan Singer como de Brett Ratner y la cereza en el pastel es la figura de Raven Darkhölm, con mayor protagonismo como Mystique, interpretada por Jennifer Lawrence, y con destellos de Rebecca Romijn, en una especie de triángulo fraterno-incestuoso con Xavier y Magneto.

La audiencia de fanáticos después de mucho tiempo estaba satisfecha, las taquillas tuvieron un buen comportamiento, la crítica estaba estasiada y en FOX quedaron todas y todos muy contentos.

Singer vuelve a casa. Encuentra el proyecto y le fascina las críticas sobre First Class donde el argumento de unos era que Stewart es mejor que McAvoy, otros que Fassbender funciona mejor que McKellen, que no hay coherencia entre esto y aquello pero todos estaban enamorados con la propuesta de Mystique. El realizador dice que todas las opiniones son válidas y que todo se soluciona con la siguiente salida: Days of Future Past.

Este quinto episodio del arco histórico trae consigo una afinidad al pico narrativo más importante de los mutantes en los cómix. En 2014, X-Men: Days of Future Past se estrena como un ensamblaje de personajes, con un reto de conjugar las historietas y el Universo ya creado para la pantalla, sumado a la propuesta de unir todo el reparto de las dos eras y olvidar de una vez por todas The Last Stand de Ratner.

Todo empieza a tener sentido si detallamos que el escritor encargado de Days of Future Past fue Simon Kinberg.

Obviamente, con todo ese «galore» de actores el presupuesto se sube a 200 millones de dólares pero el mundo responde con un combinado de 747 millones. FOX lo había logrado. Quién iba a pensar que el Universo Cinemático más debilitado, incluso derrotado, iba a sobrevivir para ver la luz y mantener el pastel incluso para una segunda proción con X-Men: Apocalypse, donde se recoge un poco el presupuesto y el global es un poco más del medio millón de dólares. Pero el estudio entre narrativas principales y derivadas independientes había ya logrado la suma redonda de 6.000 millones de dólares.

Ahora bien, como decíamos al principio de la entrada, Bryan Singer vuelve a salir de la franquicia. Da un paso al lado -dentro de FOX– para producir The Gifted, una serie de TV sobre mutantes en el Universo Cinemático de X-Men y da otro paso al lado -también dentro de FOX– para realizar la rimbombante, laureada y reconocida dentro de los premios de La Academia, Bohemian Rhapsody. Simon Kinberg, que también había sido el escritor de Apocalypse, asume el reto y lo ejecuta muy bien. Pero ¿por qué sale Singer de nuevo? ¿Acaso le cobran factura sobre la ejecución tan pobre de Apocalypse? -Recordemos que Apocalypse es de los mutantes más poderosos en la historia, requiere de un contrapeso como Nathan Summers (que si lo hace muy bien Josh Brolin en Deadpool 2) y le hizo falta en la galería Mysterio y Gambit– ¿O será tal vez que ya no se sintió cómodo sin el repaldo de Stewart, McKellen y Hugh Jackman?

Sean cuales sean las dudas, Simon Kinberg salió avante con una buena pieza dentro del rompecabezas, Sophie Turner hizo un gran papel liderando el arco dramático donde Jean Grey se transforma finalmente en Phoenix. Aún más incierto hoy en día por la recuperación de los derechos de explotación por parte de Marvel/Disney y sin el juego de los «after-credits» podemos afirmar que el futuro de los X-Men y todo su reparto ahora sí está sepultado.

Nota personal: Me gustó el guiño de Jennifer Lawrence a #MeToo cuando le reclama a Hank que las mujeres son las que están salvando a Xavier y que la academia debería llamarse X-Women 😉
De pronto, por eso no es tan loco que dentro de toda la baraja de la franquicia esta sea la única peli que no antepone la etiqueta X-Men: Dark Phoenix

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X-Men: Days of Future Past

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Siete pelis se han hecho con mutantes dentro del Universo Cinemático de Marvel (MCU) en FOX. A saber: X-Men, X2, The Last Stand, Origins, First Class, Wolverine y ahora Days of Future Past. Siete pelis en las cuales no hay mucha concordancia a los comics, ni a la serie animada, sino más bien han sido la excusa para lanzar una extensa franquicia cuyo único elemento aglutinante, y subsecuente protagonista, se lo ha llevado insospechadamente James Howlett, por unos conocidos como Logan por la mayoría de nosotros como Wolverine.

No importan los arcos, ni los guiones, ni si las adaptaciones fueron buenas o si algunos directores fueron mejores que otros. De tanto en tanto, en este MCU de FOX, todos han tenido graves indulgencias que a la postre han generado vacíos en sus conjugaciones. De esta forma no hay buenos ni malos entre Bryan Singer, Brett Ratner, Gavin Hood, James Mangold o Matthew Vaughn; todos sin excepción dieron más relevancia y prioridad a Mystique (Jennifer Lawrence/Rebecca Romijn), al ya nombrado Wolverine (Hugh Jackman), desarrollaron de ceros figuras como Rogue (Anna Paquin), Phoenix (Famke Janssen), Sabertooth (Tyler Mane/Liev Schreiber) o hicieron ridículos a otros tantos como Cyclops (James Marsden), Deadpool (Ryan Reynolds), Gambit (Taylor Kitsch) o Angel (Ben Foster); pero sobre todo en su común denominador, la anarquía, las historias no concordaban; unas veces Charles Xavier (Patrick Stewart) estaba condenado a su silla de ruedas, mientras en otras campantemente caminaba frente a las cámaras; en unas Emma Frost era una joven adolescente (Tahyna Tozzi) y unas décadas atrás era una despampanante mujer (January Jones); o la mejor de todas en una época Bolivar Trask era un enano (Peter Dinklage) y unas décadas después se convertía en negro (Bill Duke).

X-Men parecía entonces que no se podía juzgar como un universo cinemático coherente pero de alguna forma habían logrado conquistar un borroso camino narrativo, entre todas sus salidas. Después de las estocadas recibidas por The Last Stand y Origins, sin importar las buenas taquillas, la franquicia parecía moribunda hasta que Matthew Vaughn, producido por Bryan Singer, planteó una especie de arco de origen con First Class y todo tuvo una nueva luz de esperanza, justo cuando FOX más lo necesitaba. Singer aprovechó esa luz e intercambió papeles con Vaughn. Partió de los planteamientos de First Class, generó una formidable campaña de expectativa recogiendo la estética de Vaughn y trajo dos items que los fanáticos pedíamos a gritos (A) los centinelas y (B) alguno de los arcos de la serie animada.

Days of Future Past aparece como un excelente paso hacia una gran y más sólida franquicia. Mientras, Vaughn establecía una confrontación entre los mutantes de Xavier y The Brotherhood of Evil Mutants de Sebastian Shaw (Kevin Bacon) el contexto del final de los 60’s parecía aceptarlos con una buena tónica y una excelente ambientación. Tanto el comic como el contexto histórico fue excelentemente aprovechado y se alcanzó la cima de calidad y narración en la franquicia. Vaughn, de alguna forma rehizo el relato explotado en X-Men (2000) y replanteó desde allí el inicio de los mutantes con una nueva dosis de grandes actores. Singer fue ambicioso y pensó que era la oportunidad perfecta para unir los dos repartos y Days of Future Past le calló como anillo al dedo.

El problema eran los vacíos narrativos que la anarquía de X-Men había desarrollado dentro de FOX. Singer fue contratado para resolver el tema y poder establecer un universo donde se pudiera producir filmes a largo plazo y utilizó una solución deus ex machina, un poco facilista, sostenida en los viajes a través del tiempo. Al modificar algo del pasado no podemos asegurar que el futuro no sea alterado y si este evento del pasado es grandilocuente pues sus consecuencias en el futuro serán directamente proporcionales. Viajar en el tiempo debe ser manejado con aún más pericia que cualquier otra disculpa en el guión porque implica la multiplicidad de universos paralelos –o en el caso de Days of Future Past conciencias paralelas–, y aún más incongruencias narrativas debido a las exponenciales variables que genera cada decisión. A pesar de resolver todo a los trancazos –o como decimos en Colombia a-la-maldita-sea–, es un punto interesante y viable, el uso de saltos en el tiempo a través de conciencias paralelas, de esta forma las ilusiones de ver a Bishop (Omar Sy) haciendo su trabajo en el tiempo se disuelven pero Wolverine se vuelve una mejor opción. Además la referencia a The Terminator (1984) de James Cameron es un lujo en la cinta; el futuro áspero y oscuro del inicio de la cinta, coincide con el mundo dominado por las máquinas de Cameron, tanto que en algún momento se espera que entre el pie de un T-800 y aplaste un cráneo humano, en primer plano; los viajes en el tiempo se han usado en varios relatos pero atravesar el pliegue del tiempo y el espacio para llegar a un punto del pasado completamente desnudo es también original de Cameron y aquí también Singer le hace un guiño con la desnudez y el desconcierto de Wolverine en su viaje.

De nuevo, establecidos en las indulgencias que les debemos conceder a los creadores del MCU de FOX, la cinta prometía solucionar los vacíos conceptuales y narrativos del pasado (en la franquicia). Aunque si se responden algunas inquietudes, Days of Future Past no es precisamente la salvación esperada. Una de las jugadas reiterativas de Singer en esta pieza es que lo que no se pueda explicar en dos líneas de diálogo queda sin resolver en el marco de la historia y así fue durante toda la pieza.

De nuevo, gran cabezazo de Simon Kinberg, Jane Goldman y Matthew Vaughn, encargados de la historia, que resolvieron el tema del salto en el tiempo con viajes de conciencia a través de un inusitado poder de Kitty Pryde (Ellen Page) conocida ahora como Shadowcat pero ¿cómo encontró dicho poder? Junto a los poderes de Kitty, no se nos cuenta cómo Xavier y Magneto (Ian McKellen) se hicieron aliados en el futuro, cómo se llegó al último diseño de los centinelas que aunque tienen coherencia con la persecución de Mystique parecen un resultado de una combinación más poderosa de Rogue, no se explica la conexión de las escenas finales de The Last Stand, es decir, cómo Xavier pasa de la aniquilación total a la reencarnación/reconstrucción de su cuerpo después del enfrentamiento con Phoenix, porqué Trask (Peter Dinklage) le tiene tanto odio a los mutantes –hasta William Stryker tiene una historia que todos conocemos– o la más cruel de todas, después de una alta y enriquecida campaña de expectativa con la muerte de John F. Kennedy, nos hundimos en un vacío donde no se resuelve nada al respecto. Hay posibles soluciones a todo; Wolverine otra vez con Adamantium puede ser un detalle de alianza del guepardo con Magneto al final de The Wolverine y se explica en Days of Future Past de la misma forma que Magneto (Michael Fassbender) manipuló los rieles de acero y casi que se sienten líquido para inyectarlos en otros cuerpos; el tema no son las respuestas que uno se arma sino la desconsideración y casi descaro de los creadores de la historia que no tuvieron reparo en estos hitos importantes en la trama para los fanáticos.

La cinta en su totalidad es interesante. Perdonando otra vez, los nuevos vacíos, y a sabiendas que ya no importan, Days of Future Past está llena de detallitos divertidos que hacen de la peli un gran entretenedor y nos preparan para el gran arco de Apocalipsis en 2016. Obviamente, la escena cumbre de esta pieza podría ser la exploración de los poderes de Quicksilver (Evan Peters) que nos callan la boca a todos los que pensamos que su trajecito de aviador se veía ridículo en los abrebocas de Empire Magazine. Personalmente, siento que la escena de levitación del estadio es absolutamente atrevida, audaz y temeraria; de las pocas escenas rescatables de The Dark Knight Rises está el hundimiento del estadio de los Rogues, este levantamiento está al mismo de nivel de impacto e impresión y sienta el ambiente perfecto para el desenlace. Es cierto, en la cinta se habla más y se tiene menos acción de la esperada, pero los diálogos están muy bien concebidos y no todo tiene que ser grandes dosis de vértigo para cautivar nuestra experiencia cinematográfica; la pausa y el detalle son también elementos de fina coquetería que Singer sin duda logra alcanzar en esta salida.

Nota personal. Hubo un momento de delirio personal cuando William Shatner, en personaje de James Kirk de Star Trek, entrega la línea de diálogo “we’re going backwards in time”. Es una bobada pero una bobada de esas finas que tanto me gustan.

Nota personal 2. En cuanto a mi juego «shakespeariano» de referencias a Richard Nixon, el trabajo desarrollado por Mark Camacho no es del todo atractivo y enriquecedor. Su perfil en la historia es obvio, su desempeño es el mínimo esperado y su caricatura la hemos visto mejor ejemplificada en otras versiones, dejando como resultado un desempeño fútil y sin mucha gracia.

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Thor: The Dark World

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Thor: The Dark World de Alan Taylor y James Gunn no es una peli que se pueda analizar independientemente.

Es claro que desde Iron Man 3, la Segunda Fase del Universo Cinemático de Marvel (MCU) planteado por Kevin Feige (responsable y director de todas las pelis de Marvel Studios y productor de todo el nuevo MCU) ha comenzado. Por un lado, la primera fase trajo como consecuencia la reunión en Nueva York, lograda el año pasado a buen término en The Avengers; durante cinco entregas (Iron Man, The Incredible Hulk, Iron Man 2, Thor, Captain America: The First Avenger) Marvel quería encaminar sus historias hacia una franquicia más grande y aunque Feige era el conceptualizador de la idea, él mismo contrató a Joss Whedon para que la ejecutara, en una genial movida después de que Warner Brothers y DC Comics lo descartara para la realización del filme de Wonder Woman; Whedon entendió la gran perspectiva de Feige y aportó su estilo a estos cuatro súper-héroes que terminaron por darle un nuevo giro al negocio de hacer largometrajes en Hollywood.

Primero fue Sam Raimi con Spider-Man en Sony que después de mucho tiempo sacaba una divertida cinta de súper-héroes y era éxito tanto en crítica como en taquilla; no mucho después Bryan Singer con X-Men en Fox lograba apuntalar una interpretación del comic acercándose de manera personal a cada uno de los personajes; y después vino Christopher Nolan con su Dark Knight que es una profunda interpretación (permitida por Warner/DC) de un personaje de historieta para volverlo un individuo de carne y hueso; mientras Sony aseguraba una medianamente buena trilogía con Raimi y Fox se diluía con la fuga de Singer, fue Nolan el que le puso cifras exorbitantes a las producciones y volcó la atención de todos a este nuevo negocio. En el pico más alto de Warner/DC (2005-2008), Feige se devanaba los sesos tratando de encontrar una salida y la fue encontrando con Robert Downey Jr./Iron Man, Nick Fury, el agente Phil Coulson, la agente Natasha Romanoff y el resto de agentes de S.H.I.E.L.D.

Mientras Warner/DC descansaba en los regocijos de su billonaria franquicia (Batman de Nolan), Feige ya había desarrollado tres apuestas -entre ellas Thor– y sacaba el filo de su estocada; que finalmente se dió cuando convergieron todos las cuatro estrellas de Marvel/Buena Vista en The Avengers. La industria reaccionaba y no estaba preparada para el éxito Wheedon/Feige y empezaron desesperadamente a repetir la formula. Sin Raimi, Sony relanza Spider-Man y quiere desarrollar el arco de los Sinister Six; con Matthew Vaughn, Fox vuelve a mostrar los X-Men de una forma interesante y se prepara para reunir todos los repartos trayendo de vuelta a Singer para después tratar de sumarlo a los Fantastic Four -no obstante desconcertado perdió los derechos de Daredevil que regresaron a Marvel-; y finalizada la trilogía de Nolan, Warner/DC no quiere caer en el error de Sony e intenta desarrollar a Superman como un nuevo personaje tan fuerte como Batman y desencadenar todo su poder en la Liga de la Justicia.

Thor: The Dark World no llega entonces sólo como la secuela de la shakespeareana pieza de Kenneth Branagh sino que es el resumen de cómo va la segunda fase del Universo Cinemático de Marvel, y de esa forma, es la heredera de todo el peso responsable de sostenerla ya que está bastante avanzada. Al lado del segundo capítulo de Thor, Iron Man 3 tuvo su propio desenlace dejando posiblemente a Tony Stark sólo como testigo de los Avengers en los siguientes episodios, la segunda parte de del Capitán America, The Winter Soldier y la unión de historias/promociones en la serie de TV Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D..

Entonces siendo Thor consciente de su responsabilidad, desarrolla con gran eficacia una trama más madura, más organizada y con mayor desarrollo que su predecesora. Los encargados de su realización son Alan Taylor y James Gunn; en principio, creo que el encargado iba a ser Alan Taylor solo, director exitoso de TV dramática como Los Soprano, Mad Men y por supuesto Game Of Thrones -que seguramente le dió el pase de entrada en la producción-, pero para compensar su inexperiencia en la gran pantalla le pusieron al lado a Gunn que es un escritor experimentado y ya había debutado detrás de cámaras en Super.

Esta vez, la historia se translada a Asgard donde la entereza del reino es amenazada por una legendaria raza de elfos oscuros, liderados por Malekith (Christopher Eccleston), que resurgen de su aprisionamiento gracias a una convergencia en los nueve reinos y la liberación de una gran y poderosa entidad conocida como “Aether“. Las investigaciones de la doctora Jane Foster en Londres sobre un extraño fenómeno de paralelaje y hoyos de gusano, la conducen directamente donde el Aether y esta por error lo absorbe en su organismo. Malekith vengador de su pueblo a causa de los asgardianos desiste de su misión y emprende la búsqueda de Foster, lo que alerta a Thor inmediatamente.

Tres cosas queremos ver en esta cinta y son perfectamente expuestas: el regreso de Loki que se ha vuelto más que un antagónico un personaje fundamental en la trama asociada con Thor; las conexiones y explicaciones de Nueva York, Foster/Thor y ahora Londres que fue anunciado en Agents of S.H.I.E.L.D.; y la puesta en contexto del MCU.

Cuatro cosas nos sorprenden: las múltiples caras de Loki que lo llevan a la traición y la vulnerabilidad; las muertes de protagonistas de primera línea; la historia de amor desenvuelta en un ambiente que no permite que sea melosa o aburrida; y la recolección de antiguos personajes como el profesor Erik Selvig que no fue olvidado en absoluto.

Dos cosas para considerar: uno sabe que se ha vuelto costumbre que en las escenas posteriores a los créditos se desarrollen conexiones o adelantos con otras sagas pero escenas posteriores a las escenas posteriores es ridículo, es decir, en esta peli no se levante del asiento sino hasta que salga el simbolito de ©2013; la otra cosa es que la relación de Thor con sus antagónicos apenas pasó raspando en esta pieza, ya que, siendo un súper-héroe de gran fuerza y poseedor del poder del rayo en su martillo parece que cae en el mismo problema de Star Trek: Into Darkness donde Khan es inmortal, han agrandado tanto su persona que difícilmente nos imaginamos un villano de la talla de su poder, esto debe mejorar o en un futuro cercano las cintas se van a volver aburridas sin riesgo aparente.

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The Wolverine

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El auge de las pelis basadas en comics tiene su razón de ser en la codicia de los estudios cinematográficos que han tratado de explotar los derechos de las editoriales más populares de estas piezas gráficas; obvio desde hace casi un siglo ya, pero sobre todo con los recientes resultados alcanzados por los grandes estudios, se pone en la mira de los productores y directores este tipo de producciones. Sin duda los que mejor han logrado sus metas en taquilla son el triunvirato armado por Marvel Studios/Buena Vista/Disney Pictures por un lado y Warner Brothers/DC Comics por el otro.

Fox, y Sony Pictures, se meten en la pelea al poseer los derechos exclusivos de explotación de una parte importante de estas grandes potencias editoriales del comic, y en parte, son los responsables de que Universos Cinemáticos más grandes no se hayan formado perfectamente aún. Fox poseía hasta finales del año pasado los derechos de los X-Men, Fantastic Four y DareDevil; sus salidas con estas dos últimas sagas no fueron las más exitosas posibles y fueron relegadas en los rincones del estudio -a tal punto que incluso les tocó devolver los derechos de DareDevil a Marvel porque no tuvieron cómo sacar una nueva producción antes de octubre del año pasado-.

Fox ha visto mejores resultados en la explotación del microcosmos de los X-Men, con su primera trilogía pero logró decepcionar una gran parte de la crítica y la fanaticada precisamente con el cierre de la misma -gracias en parte a que Brett Ratner no supo interpretar lo que había construido Bryan Singer-. Luego el estudio intentó desarrollar subproductos de las mini-historias de los grandes favoritos y empezó con Wolverine pero de nuevo Gavin Hood se estrelló y apenas alcanzó un aceptable promedio en taquilla. El británico Matthew Vaughn dirigió X-Men: First Class y conquistó una taquilla similar pero logró lo que no había conseguido Fox hasta ahora, interés de la fanaticada en más piezas por venir.

First Class es sin duda una de las mejores piezas de Fox logradas hasta ahora, incluso por sobre las primeras realizaciones de Singer. Plantea una precuela de la historia, describiendo el origen de la amistad profunda entre Magneto y el Profesor X, tácita en todas las demás tramas que se entrelazan entre ellos y, lo más importante, conectándose con los subproductos ya publicados. Después de First Class, Fox logra una luz de esperanza y se aventura de nuevo con Mark Bomback y Scott Frank en la creación de una nueva historia para Wolverine. En principio, el director encomendado era el súper oscuro realizador Darren Aronofsky pero su agenda se lo impidió; James Mangold asumió entonces la responsabilidad del proyecto y aunque podía lograr el tono independiente esperado, su trayectoria era poco consistente, donde la calidad de sus piezas se sacrifica por el entrenimiento prometido, lo cual de alguna forma era preocupante.

The Wolverine finalmente sorprende con una madurez narrativa y una historia aislada de lo que veníamos viendo como espectadores sin tener que relanzar la franquicia o redefinir sus orígenes. Logan interpretado -ya seis veces- por Hugh Jackman se encuentra oculto y sumergido en los profundos bosques del medio oeste norteamericano, acosado por pesadillas en las que se ve envuelta su culpa por la muerte de Jean Grey (Famke Janssen). Hasta allá, va a buscarlo su destino encarnado en Yukio (Rila Fukushima), una joven espadachín asalariada de Yashida (Haruhiko Yamanouchi), viejo amigo de Nagasaki donde Wolverine salvó su vida; Yashida ha estado en la búsqueda de Logan porque quiere pagar su deuda de honor de esa época. Gracias a que Yukio puede ver el futuro, logra encontrar al Wolverine y transportarlo a Tokio. La acción se centra entonces en Japón, a donde viaja Logan en busca de su amigo; entran en acción samurais, yakusas, ronin, arqueros y espadachines, sin saturar la historia, y sobre todo dando un pulso interesante a otro eslabón de X-Men. Si esta peli es realmente entretenida, cadente y oscura al mando de Mangold, no puedo siquiera imaginar cómo hubiera sido si Aronofsky la hubiera dirigido.

The Wolverine es el único que ha logrado darle redondez a Fox y se ha vuelto su personaje más preciado. En este capítulo se adapta perfectamente a la cultura japonesa y se enriquece con todo su folclor, su música, sus colores, sus paisajes y su arquitectura. Pero la madurez de la pieza también se da del aprendizaje logrado con First Class; The Wolverine trae a colación la detonación nuclear que Estados Unidos propició en Nagasaki, pero no es protagonista, tal cuál como el incidente de Bahía Cochinos en First Class, generando vínculo, credibilidad y congruencia en su propio Universo Cinemático. Hay dos o tres escenas tipo comic que son espectaculares para que le pongan atención; el ataque ninja, el despertar del samurai de adamantio y las flechas en la espalda de Wolverine; estas tres escenas, combinadas con la música original de Marco Beltrami y las cámaras de Ross Emery, logran darle el tono épico a la cinta y pagar la boleta. Igual esperen en sus sillas sentados, hay más historia en los créditos que nos prepara desde ya para Days of Future Past, el tan esperado regreso de Bryan Singer a la franquicia.

Mientras Warner redondea los 3 millardos de dólares desde este auge de los comics en el cine, gracias en parte a la oscuridad que ha venido explotando de historias como Batman (Batman Begins, The Dark Knight, The Dark Knight Rises) y Superman (Man of Steel), Marvel no se queda atrás para nada con una mega cifra de 5 millardos de dólares con siete producciones (Iron Man I, II y III, Thor, Captain America, The Incredible Hulk, The Avengers) y aún quiere más. Contando las taquillas de Fantastic Four, Fox alcanza una respetable cifra de 2.300 millones de dólares con siete producciones y espera que, por primera vez, con The Wolverine puedan sobrepasar la marca de los 500 millones que ninguna de sus producciones ha logrado para soñar con la cifra neta de los 3 millardos, en su portafolio.

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Man of Steel

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Man of Steel llega a las carteleras colombianas y al igual que en el resto del mundo ya empezó a arrasar en taquilla. Las salas están llenas, las puntos de venta de boletería a reventar y la disponibilidad en reservas es absurdamente baja. Seguramente va a ser un éxito, sino el éxito de esta temporada.

¿Pero es tan buena como aparentaba ser? Es difícil lograr una respuesta corta sin pensar en el si, no, depende. Man of Steel no puede ser analizada como un fenómeno aislado, sin relación en el contexto económico en el que se está desarrollando. Por eso los factores deben medir cada una de sus variables y al final por promedio revisar de nuevo la pregunta.

A nivel de expectativas prometidas y colmadas, Man of Steel está logrando lo que el verano pasado alcanzó The Avengers; la fórmula de Whedon fue repetida este año por Shane Black que lanzó el primer golpe al inicio de la temporada con Iron Man 3 y logró posicionarse por un buen tiempo como la primera del 2013; su reinado tiembla con el avasallador paso de Superman que, no sólo abre con una cifra significativa sino que pasado el primer fin de semana, los números la catalogan en la historia como la más grande en taquillas de junio. Esto quiere decir que en el voz a voz, la cosa está funcionando y el público está saliendo muy satisfecho de la cinta.

A nivel de pelis basadas en comics, hay un grande detrás de Man of Steel que despierta todas nuestras grandes emociones en la pieza -y no es precisamente Christopher Nolan-. Desde que el equipo del Dark Knight se aseguró un puesto en la producción de Superman, todos los cinéfilos nos emocionamos al encontrar la promesa de una nueva cinta con el desarrollo de la historia de David S. Goyer y Christopher Nolan; tal vez nos pareció una decisión muy acertada de Warner Brothers, para asegurar la calidad de Batman, poner al frente a Nolan y su esposa Emma como el equipo de técnico responsable de solucionar reparto, música, cinematografía, edición e historia. De esa forma, llegó una mezcla heterogénea de recomendados de Warner así como otros por parte del matrimonio Nolan-Thomas; pero el grande en esta pieza es definitivamente Zack Snyder como su director. Snyder ha venido armando un portafolio consistentemente de adaptaciones del comic que lo catalogan como uno de los mejores -sino el mejor- entre una gran lista de artistas encabezada por Matthew Vaughn (Kick-Ass, X-Men: First Class), el mismo Nolan (The Dark Knight), Robert Rodriguez (Sin City), Bryan Singer (X-Men, X-Men II) y Sam Raimi (Spider-Man). El miedo de los fanáticos con Snyder era que había desarrollado una forma de contar sus historias abusando del recurso del tiempo-de-bala que hubiera sido desastroso en Man of Steel; pero no sólo no aparecieron las lentísimas cámaras sino que enfrentado a su más cercano pariente, como lo es Batman, Superman llega a nuestras pantallas con una agradable frescura. Se siente nuevo, humanizado y concatenado perfectamente en el universo de Nolan y su Dark Knight, que fue realmente lo más esperado en la pieza.

Zack Snyder acaba siendo el director en una apuesta muy arriesgada, conciliada entre el estudio y Syncopy, gracias en primer plano a que Nolan no quería dirigir más comics y que el golpe ofrecido por Marvel con Joss Whedon en The Avengers causo demasiada mella. Para Warner no fue suficiente transformar las pelis basadas en comics, lograr la mejor trilogía en este campo y además volver ícono una de las figuras más importantes de DC y de los comics en general. Warner quería más, quería dominar taquillas y crear una franquicia sin límites de producción; crear un universo como el de Marvel y tener a su disposición toda una gama de historias increíbles cada una como un hito de producción versus las retribuciones de taquilla. Entre el éxito de Marvel y el río revuelto de sus derechos de explotación repartidos en tres estudios más, la respuesta era desarrollar la historia de Superman y buscar reunir una Liga de la Justicia a corto plazo. La dirección no podía ser una opción audaz, no podía ser tampoco una opción interesante, el director debía ser sólido, creativo e interesado a un plan a largo plazo. No había respuestas obvias y, sin embargo, Snyder resaltaba como la más sobresaliente.

Snyder recibió perfectamente las indicaciones de Nolan como entrenador. En el último punto a analizar de Man of Steel, a nivel del universo de DC Comics, Snyder logró contarnos una historia de un niño adoptado, dividido entre sus diferencias y los valores aprendidos, en vez de la obvia historia de Kal-El como alienígena en La Tierra. Clark Kent (Henry Cavill) es un individuo en crisis, en búsqueda de su identidad, criado en un hogar lleno de amor y con la calidad de servicio presente en cada una de sus acciones; su vida en este sentido se enfrenta a golpes durísimos de confianza en el cual está involucrado su padre, Jonathan Kent (Kevin Costner). Por otro lado, es un fenómeno adaptándose a la sociedad que constantemente lo segrega; sus aparentes migrañas y su comportamiento lo apartan del estándar y lo vuelven blanco de burlas y rumores. Un evento desencadena su ira, su frustración y su desolación para terminar deambulando por el mundo tratando de olvidar su naturaleza. La narración de toda esta etapa es sencillamente magnífica, uno de los pilares de la pieza, sin duda.

Snyder además desarrolló la pre-historia que no teníamos de Krypton, desenfundó varias raíces, creo contexto y le dio fuerza al General Zod como un personaje voluntarioso, estricto, recto y radical. Zod en esta ocasión es representado por el gran Michael Shannon, que gracias a este desenvolvimiento y en contraste con la interpretación de Terence Stamp (Superman II; 1980), no es un ser maligno, no es déspota per sé, por el contrario, se revela como un ser vigilante de su raza y preocupado de su eminente extinción. Aunque el fondo de Krypton parece ser un requerimiento de Snyder, tomar los antagónicos y demostrar sus vulnerabilidades o sus dobles intenciones, en aras de aceptarlos como seres en conflicto, ni buenos ni malos, es una característica primordial de Nolan y Goyer, y que en esta historia agradecemos porque Zod es un personaje increíble.

Shannon no es el único destacado. El juego de relaciones entre los padres de Superman y Superman es soberbio gracias a Russell Crowe, Kevin Costner y Henry Cavill. Los tres conjugan un dinamismo importante y creíble para nuestros ojos gracias a las capacidades de sus actores, sobre todo de Costner que es el pilar dramático de la historia. Pueden afirmar que Cavill no es un gran actor por lo insípido de algunas partes de su desempeño mas es porque en parte está encarnando a un súper-héroe pero uno no siente una payasada o una ridiculez armada alrededor de él; además en los duros momentos emocionales sufrimos con su mirada, sus gritos y su tono -si un actor tiene tono y variaciones de él en sus líneas durante una peli, no es cualquier fulano insignificante, es un actor con fundamentos- . Al lado de estos cuatro actores, Amy Adams, Diane Lane, Laurence Fishburne completan la cosmogonía del Hombre de Acero y ¡vaya si lo hacen bien! . De esta forma, Snyder demuestra sus capacidades como director de actores que como hemos visto en el blog, en varias ocasiones, un actor no encuentra el balance de sus capacidades -sin importar si es novato o un monstruo- porque la dirección de sus líneas no fue completa o dicho de otra forma fue huérfana de rumbo.

Cerrando un poco la entrada, de lo único que se puede renegar de Snyder es que si por un lado abandonó las cámaras en tiempo-de-bala (para bien) y las reemplazó con temblorosos encuadres, por el otro lado exageró con las colisiones, explosiones y destellos. Hans Zimmer es un gran artista, es un excelente compositor y tiene un refinado oído para determinar perfiles con sus fragmentos, algunas veces melodiosos, otras veces estridentes pero siempre característicos de los personajes. El exceso de bombazos y estallidos opacó por completo a Zimmer. Muchas personas alaban el trabajo del maestro en Man of Steel, para mi pasó sin pena ni gloria; sentí los momentos de acompañamiento de la música pero sencillamente me perdí todo el trabajo de Zimmer y es una lástima.

Se vienen las decisiones duras para Warner y ojalá que la premura de ellas o el éxtasis del buen ejercicio con Superman no los enceguezcan. Snyder afirmó que si lo requerían para realizar una Liga de la Justicia primero se debía madurar un poco más el personaje de Superman; eso quiere decir que habrá una segunda parte de Man of Steel -improbable una tercera pero nunca se sabe- para después continuar con la congregación más esperada desde el anuncio del fin de la Trilogía del Caballero de la Noche. En la cinta hay que estar atentos a las referencias de Lex Luthor y Bruce Wayne que tácitamente aparecen en la historia por medio de sus corporaciones (LexCorp y Wayne Industries respectivamente). La sensación de sentirlos cerca es emocionante, sin embargo, las impertinencias del estudio puede hacerlos tropezar fuertemente. Warner quiere Liga de la Justicia para el 2015, un lapso prudente para una buena producción pero Snyder quiere una segunda parte lo cual no alteraría los planes de Warner si el realizador saca su pieza el próximo año -¿no es esto demasiado prematuro?- para después encargase de La Liga en un periodo demasiado corto. La única posible respuesta para una agenda tan apretada es que Snyder haga una «Peter-Jackson»; que previendo las decisiones de Warner haya grabado las dos partes de una vez, se dedique a posproducción el próximo año de la secuela y a preproducción y filmación de La Liga de la Justicia en los dos años siguientes.

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Jack Reacher

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Con la llegada de la temporada de premios hay muchas pelis que se nos han quedado en el tintero. Una claramente es Game Change de Jay Roach siguiendo la campaña de John McCain y Sarah Palin hacia la presidencia. Hay muchas más pero por ahora vamos a hablar de Jack Reacher.

Cuando por primera vez vi los cortos de Jack Reacher sólo pensé que Hollywood estaba otra vez haciendo de las suyas y estaba reeditando parte de la historia de Drive, con un personaje oscuro, esta vez Tom Cruise, que tenía unas habilidades geniales para conducir carros. Lo único atractivo -y realmente mi motivación para ir a ver la cinta- era la aparición fugaz de Werner Herzog como antagónico.

Jack Reacher es una especie de «film noir» escrita y dirigida por Christopher McQuarrie, famoso por escribir la genial The Usual Suspects y otro par para Bryan Singer. En realidad, esta es su segunda pieza como director pero su gran habilidad de escritura y los resultados medianamente positivos que ha obtenido en taquilla con sus producciones lo están postulando para de pronto dirigir la quinta salida de Mission: Impossible, una gran oportunidad para resaltar o hundirse definitivamente.

La gran sorpresa con esta peli es que no se parecía en absoluto al corto-avance que nos mostró Paramount. Cruise, en vez de reinterpretar al conductor establecido por Gosling en el thriller de Nicolas Winding Refn, sigue sus propios pasos y trata más bien de desarrollar una parte más oscura de Ethan Hunt, en la ya nombrada franquicia de Mission: Impossible. Una teoría de conspiración y muchos cabos sueltos nos deja el planteamiento de la historia. Aparecen Rosamund Pike, Richard Jenkins, David Oyelowo, Jai Courtney y, definitivamente lo que paga la boleta, Werner Herzog, un exconvicto ruso que sobrevivió Siberia y el frío inclemente mediante laceraciones auto-infligidas. Su tono de voz, su mirada y su contexto hacen que la peli sobresalga y se haga magnífica -una versión más contemporánea de Keyser Söze-.

Sin embargo y a pesar de Herzog, Jack Reacher es una peli promedio de Tom Cruise haciendo de nuevo como Tom Cruise. El desarrollo del conflicto es apropiado y la mayoría de los personajes son muy carismáticos, sobre todo el tardío Robert Duvall que entra muy bien en escena. Hay tensión, hay un poco de drama y se le aporta a Cruise su intención de ahondar más en un personaje misterioso y sombrío pero su sonrisa de niño bonito y confiado daña cualquier interpretación. Su Jack Reacher está muy lejos de lo que alguna vez logró con su Frank T.J. Mackey en Magnolia o su Vincent en Collateral -para mi lo mejor de su carrera-. Igual la peli es muy entretenida y vale la pena verla.

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The Hobbit: An Unexpected Journey

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La introducción a la nueva trilogía de Peter Jackson, The Hobbit: An Unexpected Journey, no es más que un desatino como franquicia que el director neozelandés defiende con fervor apasionado -y cuando se confunde pasión con cariño u objetividad los resultados no son los mejores-. Debo aclarar primero que nunca me he leído un libro de Tolkien y que mi reseña sobre The Hobbit es más como espectador de cine que como fanático de los cuentos de la Tierra Media.

La gran expectativa de esta cinta era el nuevo formato HFR que básicamente introduce veinticuatro cuadros más por segundo. Ya había ensayado las grandes salas digitales y pues mi sensación es que de lejos es muchísimo mejor la experiencia en el IMAX que en cualquiera de ellas pero había dos disyuntivas que debía solucionar antes. La proyección del IMAX en Colombia es directamente desde el celuloide -es decir, no podría experimentar el HFR digital en este gran teatro- además por una resolución, que aún no entiendo, la peli se está proyectando solamente en una versión doblada al español. Por mucho que me guste el formato IMAX, mi respeto hacia el idioma original es mucho mayor y decidí probar el formato digital HFR de 48fps en una pantalla de gran formato.

Por momentos, el HFR nos provoca mareos y dolor de cabeza. Es necesario que nos vayamos acostumbrando con muchas más piezas antes de impugnarlo completamente -pues directores como Bryan Singer están dispuestos a seguir experimentando con él, incluso Singer afirma que su X-Men: Days of Future Past quisiera rodarla enteramente en ese formato-. Hay algunos «travelings», sin embargo, se sienten más osados y audaces porque se elimina completamente la borrosidad natural del movimiento que sumado al 3D nos envuelve de alguna forma más en la escena. Es difícil describirlo, nuestros ojos apenas se están adaptando pero parece que aún tiene mucho potencial.

En recientes entrevistas a Jackson, había una primera intención del realizador de pasarle completamente la batuta a Guillermo del Toro. Jackson afirmaba que este acto inmediatamente iba a refrescar el proyecto y poderlo relanzar como otra gran franquicia. Aunque la mano de Del Toro se nota en la pieza, hubiéramos querido que todo su ingenio se hubiera involucrado al cien por ciento. Seguramente la claridad del mexicano no hubiera permitido extender esta historia innecesariamente. Una razón sencilla es que si The Lord of The Rings son tres libros y permitieron tres regularmente buenas piezas, ¿por qué The Hobbit que es un sólo libro requeriría una ampliación de este tipo? Esta decisión hace que de facto The Hobbit: An Unexpected Journey sea una cinta muy densa, cadenciosa y poco estimulante. Defiendo que es una historia impresionantemente atractiva para niños pero un niño no está preparado para ver tres horas seguidas una historia con ese ritmo. Gran error de fundamento.

Si The Hobbit hubiera sido una parte de la franquicia de un sólo capítulo apreciaríamos mucho más la transformación de Martin Freeman para parecerse al joven Bilbo Baggins que interpretó previamente Ian Holm; el ritmo de la narración pudiera ser descriptiva pero no contemplativa, insulsa y con la sensación de que no pasó nada al final de la cinta más que florituras que adornan el verdadero inicio de la aventura; apreciaríamos todos los engranajes encajando uno a uno en la historia como la aparición de Gandalf el Gris, Radagast o Saruman, Thranduil, Elrond o Galadriel; o incluso estaríamos emocionados por saber más aún más de los orígenes de Gandalf, Galadriel y Gollum. Pero no. Fue mucho más importante recrear al detalle la pieza literaria que a medida que avanzaba la historia cada nuevo nombre o cada nuevo giro era como un mazo ablandando nuestra paciencia. Fue más importante jactarse de los avances de los nuevos efectos especiales que abundaron por toda la pieza que el verdadero objetivo de contar una historia que terminó disolviéndose en prepotencia y petulancia -errores que ya lo habían sacrificado en King Kong, The Lovely Bones e incluso Tintin-. Es tan absurda esta decisión que nos enfrentamos en casi tres horas, a un listado de casi cincuenta y dos items de personajes y ni una sóla figura antagónica clara.

Digamos que no todo es una pesadilla. Aparte de la historia sin dirección clara que nos ofrece Jackson, es muy buena la sensación del cuento narrado al estilo de The Lord of The Rings en una ambientación que ya reconocemos propia de Tolkien. Hubo eso sí un factor increíble y que me embelesó inmediatamente y fue la música. Esos cantos celtas acompañando las jornadas épicas de los personajes, esa forma de traer a colación los personajes con ciertos acordes en esas tonadas y, en general, las sensaciones exaltadas por esta partitura hacen que no sea más grave la clasificación.

The Hobbit es una peli que hay que verse por cultura general, yo recomendaría verla en IMAX pero el idioma original es invaluable.

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Action, Comic, Epic, Epochal, Fantasia, Hollywood, Matthew Vaughn, Melodrama, Miguel Vaca, Sci-Fi, Storytelling, Thriller, Trailer, Vacacion

X-Men: First Class

Ya es el segundo corto avance que sale de esta peli y este es más electrificante que el primero. Su director Matthew Vaughn lo conocemos por su trabajo en Kick-Ass que personalmente me defraudó un poco por su cercana similitud con Defendor sin embargo hay que reconocerle que la peli estuvo muy bien desarrollada, la narración estuvo bien lograda salvo par errores de credibilidad y que es un director con el suficiente coraje para manejar una producción de alto presupuesto sin problemas.

Dentro de las modas de Hollywood un día son los enlatados, otro son las versiones, las secuelas y por estos tiempos muy de moda las precuelas. Mientras las versiones son detestables en Hollywood este nuevo movimiento buscando la génesis de las grandes historias «hollywoodenses» me parece más que cautivante. Ojalá la peli sea tan buena como el corto y que Vaughn nos saque ese clavito. Tiene ingredientes que la hacen especial por ejemplo el reparto y la historia a cargo de Bryan Singer.

James McAvoy (Profesor Charles Xavier)
Michael Fassbender (Erik Lehnsherr / Magneto)
Jennifer Lawrence (Raven Darkholme / Mystique)
January Jones (Emma Frost)
Kevin Bacon (Sebastian Shaw)
Nicholas Hoult (Hank McCoy / Beast)
Oliver Platt (Hombre de Negro)
Ray Wise (Secretario de Esatdo de los Estados Unidos)

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Action, Adventure, Comic, Drama, Epic, Epochal, Fantasia, Film Noir, Hollywood, Indie, Miguel Vaca, Movie, Storytelling, Suspense, Thriller, Vacacion, Zack Snyder

Watchmen

Zach Snyder después de Dawn of the Dead de 2004 y 300 de 2006 fue galardonado en Chicago como el director más prometedor de la época. Un reconocimiento que parece no tener mucha repercución en el medio pero que significa mucho para Hollywood ya que sabe de sus ciclos sus repeticiones, sus valles y su desesperanza. Si, el cine independiente es la nueva sangre de Hollywood y por lo mismo está muy pendiente de los festivales independientes pero sobretodo de aquellos directores que incluso siendo independientes son taquilleros.

La lista es larga pero casos recientes se me ocurren Bryan Singer, Noah Baumbach, Wes Anderson, y si me lo permiten Alexander Payne. Lo interesante es descubrir hasta que punto estos maravillosos directores se dejan seducir por la industria o mejor dicho hasta que punto son auténticos bajo las presiones hollywoodenses (también es cierto que muchos no la logran, corrompiendo su estilo y sus principios).

Esta peli en particular afirma particulaidadesr de Snyder que me parecen muy interesantes, (A) sus gustos por la serie b si de nuevo me permiten afirmar que el cómic es un género de serie b aunque últimamente es el género que se lleva los mejores presupuestos dentro de la industria e incluso ha visto posar los ojos de La Academia en sus piezas más elaboradas (B) le encantan los cómics pero sobretodo las secuencias narrativas de tipo cómic (C) sus cámaras, fotografía y montaje que definen su estilo propio. Creo que todavía le falta un poquito de madurez dentro de la industria para que se anime a escribir sus propias piezas pero en general es un director muy completo y divertido.

Malin Åkerman, Billy Crudup, Jackie Earle Haley, Jeffrey Dean Morgan, Patrick Wilson, Carla Gugino, un reparto impresionante que pues son súper héroes entonces poco se puede apreciar de su talento porque en general estas pelis se caracterizan por sus sobreactuaciones típicas del histrionismo teatral y los diálogos fingidos de la base misma del cómic. Sin embargo, como se habla de ellos agobiados por el miedo, la paranoia y el peso de su humanidad, es bien interesante el trabajo de todos en esa dualidad, sobretodo cuando se quitan los disfraces.

Mi intención de traer esta peli a colación es más bien mamertoide, no sólo porque me gustó, porque me divertió o porque la vi hace poco en TV, creo que uno debería ser correcto per sé pero si no tener en cuenta que:

«La justicia nos llegará a cada uno de nosotros.
No importa lo que hagamos»

Obviamente sabemos que en el mundo real las cosas son a otro precio…

Nota personal. Siendo esta la actuación más caricaturesca de Richard Nixon por parte de Robert Wisden sigue siendo interesante mi teoría de Nixon como un personaje Shakesperiano y de como algunos actores, directores y hasta productores disfrutan desarrollando sus perfiles más oscuros tanto como los más humanos aportando a la cinematografía todo un paradigma de su figura histórica.

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Burn After Reading

Definir Burn After Reading una peli de 2008 de Ethan Coen y Joel Coen, Los Hermanos Coen, como independiente no es un asombroso descalabro. A pesar de la realización como súper producción que trae consigo un reparto extravagante y surreal donde se combinan desde los siete óscares y las diecisiete nominaciones repartidas en el equipo, hasta John Malkovich, Brad Pitt y Tilda Swinton actuando por primera vez al lado de Los Coen, Richard Jenkins y George Clooney que desde Intolerable Cruelty de 2003, J.K. Simmons en The Ladykillers de 2004 o Frances McDormand en The Man Who Wasn’t There de 2001 no trabajaban juntos en el equipo.

Y reitero no es desquiciado calificarlos como independientes porque siguen fieles a su estilo de producción, su humor, su estética, su posición frente a Hollywood. La fotografía es invaluable y aunque algunas actuaciones son un poco sobreactuadas contrastan perfecto con los personajes de Malkovich y Swinton que de una forma desgarradora se apropian de su papel muy seriamente.

Pero a pesar de este dramatismo, más que nada esta peli es una sátira sobre el gran paquete de pelis de espías que han llenado las marquesinas; recuerdo que en ese entonces acababamos de ver Body of Lies de Ridley Scott, Quantum of Solace de Marc Forster, The X Files: I Want to Believe de Chris Carter, la misma Valkyrie de Bryan Singer y sumado a ellas Syriana de Stephen Gaghan de 2005 o toda la franquicia de los Bourne que desde 2002 y hasta 2007 estuvieron rodeando el tema de los enredos de espias y guerra fría.

Esta peli es un clamor para hacer una pausa en este tipo de confusiones que al final no nos dejan más que incertidumbre y nada positivo de ellas, una pausa en todos los atentados corporativos y gubernamentales contra el ciudadano común. No creo que tampoco estén diciendo: ¡Alto con las denuncias! Pero si un lapso cortico donde la tensión del mundo no nos abrume tanto.

Nota personal: David Rasche fue mi héroe en los 80’s con Sledge Hammer y aunque lo había visto en pequeñas apariciones por ahí, su papel en esta peli me lo recordó no se porqué. ¡Qué bueno que era Sledge Hammer!

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