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La Lectora

Esta producción de Riccardo Gabrielli resultó ser inverosímil, forzada y predecible. Una producción altísima para un thriller serie B que no genera tensión o suspenso. Vuelvo a tomar las palabras de Jhonny Hendrix Hinestroza (Chocó), que usé en Sofía y el Terco, cuando un director toma la decisión de contar su historia con un actor reconocido tiene que lidiar con una mentira innata y se supera sólo si ese actor es de una categoría altísima. Sólo Carolina Gómez superó esta prueba con suficiencia y demostró que si hubiera tenido un mejor maquillaje y un guión más apropiado hubiera desarrollado mejor su personaje, seguro hubiéramos visto un desempeño deslumbrante en pantalla. De resto sólo tres actores apenas superaron el mismo reto, Luis Eduardo Arango, César Mora y Oscar Borda, su problema es que se le evidenció la falta de dirección actoral y por momentos se perdieron en sus propias sobreactuaciones. El resto del reparto es una payasada. Una lista de actores reconocidos, sacados directamente de nuestras pantallas de TV, con papeles acartonados y cero creíbles. Una vergüenza.

No me divertí y sentí que odiaba en mi silla los chistes y la mala actuación que reinaba. Gabrielli pareció escudarse en los altos presupuestos para ocultar sus errores (de continuidad, de mezcla de sonido, de composición musical, de desempeño actoral). No es una buena peli. No es un buen thriller y no se dejen engañar por la ramplonería, los huecos en la historia son demasiado vastos como para ocultarlos en un final abierto muy mediocre.

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Saluda al Diablo de mi Parte

La sensación de esperar ansiosamente una de las pelis colombianas más importantes del año sólo puede ser superado con la experiencia de verla en cine. El balance es muy positivo y es el mismo que cuando vi Al Final del Espectro de Los Hermanos Orozco, se está haciendo cine de muy buena calidad, obviamente muy independiente pero además El Diablo (que es como caprichosamente este par de personajes nombran su última producción) se enfrenta a un género que en Colombia no se le ve con buenos ojos cuando es realizada por nosotros mismos.

En su primer intento, Los Orozco y, en general, el grupo de producción de Sanantero Films, le apostaron al thriller de suspenso, al cine de bajo presupuesto pero con la impecabilidad de una megaproducción que no parecía colombiana. Muchas veces he dicho, el cine colombiano es por naturaleza Dogma 95, sin la extravagancia y provocación de Von Trier, pero Los Orozco tienen un enfoque muy interesante que le está dando una posición y una identidad a la industria del país en el mundo. No lo voy a negar, lo discutíamos hace un par de semanas con Alejandro Ramírez ad portas de la premiere de Todos Tus Muertos, se necesita que alguien haga el trabajo sucio y se eche al hombro ese cine comercial que lleva gente a salas de manera masiva como lo hacen las producciones de Dago García para que otros directores como Moreno, Osorio Marquez o los mismos Orozco puedan sentarse tranquilamente a experimentar y hacer cine libremente. En serio los resultados son muy buenos y eclécticos.

A diferencia de Al Final del Espectro, El Diablo está cargado de un fuerte contenido político que hace evidente la indisposición, tanto de Esteban como escritor como de Juan Felipe como director, de nuestra situación como colombianos en esta actualidad que nos tocó vivir. Corrupción, violencia e intolerancia tres demonios que son matizados por olvido e indiferencia en un coctel que nos tomamos diariamente y en ayunas los bogotanos, los paisas, los costeños, los desplazados, los reinsertados, los violentos, todos nosotros. El espectro se amplía y se hace universal cuando al equipo entran los peruanos, los venezolanos, el discurso es mucho más completo y la problemática más latinoamericana que nunca.

Edgar Ramírez (Carlos) interpreta a un reinsertado de la guerrilla que es extorsionado por una víctima del secuestro. Este último le exige venganza a cambio de buen trato para con su hija que está en su poder por lo que debe empezar a matar a cada uno de sus victimarios. En general, es un thriller de acción y suspenso que desencadena un vertiginoso final.

Las actuaciones de sus protagonistas tienen un buen promedio en desempeño pero es de alabar y destacar al impresionante Ricardo Vélez que enmarca una posición beligerante, reaccionaria, vengativa e intolerante de nuestra sociedad colombiana. Deja todo de sí en cada línea y para mi es lo que paga la boleta. La tensión generada por este personaje me mantuvo en vilo toda la peli pero obviamente no es sólo él quien lo logra. A su lado, Ramírez, Carolina Gómez y Albi de Abreu ayudan a este discurso. Sin embargo hay tres puntos adicionales que hacen súper viable esta peli en salas. La fotografía y encuadres de Luis Otero son impresionantes porque denotan una calidad inusitada, un ambiente desolador y árido casi como de posguerra muy inusual en una Colombia que recordamos verde y hermosa; el montaje y la continuidad, más allá de una o dos tomas que personalmente sentí forzadas, estuvieron a cargo de Los Orozco mismos y puedo afirmar que fueron súper cuidadosos y meticulosos en la edición de la peli; y, finalmente, la composición musical de Jermaine Stegall es protagonista expreso del diablo y me atrevo a decir que erizarán las fibras más profundas de Alejandro Ramírez cuando la vea (si es que no lo ha hecho ya).

La peli la estrenan este viernes que viene y no esperaría más que éxitos y buenos comentarios. Me siento muy orgulloso de haber sido su espectador, me siento muy orgulloso de la calidad de nuestro cine contemporáneo y desde ya siento la ansiedad del nuevo proyecto de Los Hermanos Orozco que nos dan garantías de buen cine esta vez con un thriller de acción su siguiente peli anuncian es un thriller de ciencia ficción.

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Saluda al diablo de mi parte

Juan Felipe Orozco

Carlos Esteban Orozco

Juan Felipe Orozco y Carlos Esteban Orozco son un par de hermanos colombianos que les gusta hacer cine. En el 2006 lanzaron su primer trabajo con una apuesta diferente a narcotraficantes, guerra o pobreza. Al final del espectro lejos de los madrazos a los que nos tienen acostumbrados los cineastas colombianos se sembró como una nueva posibilidad de hacer cine comercial, proponiendo una factura impecable, un thriller de suspenso (bastante desconocido para el terreno de la realización colombiana) y un mosaico argumental bastante divertido. Fue tan bueno el producto que resuena una producción estadounidense para rehacerla en habla inglesa pero de la cual no hemos escuchado nada aún.

Hacer cine en Colombia no es fácil. Eso lo deben saber todos los cineastas del país. Hacer cine diferente a las producciones comerciales de Dago García , Víctor Gaviria o las de Sergio Cabrera lo hacen más difícil aún. Apuntarle a un género como el terror o el suspenso y además ser reconocido es una aventura titánica.

Este año preparan su artillería para lanzar una peli anunciada desde hace mucho tiempo y que nos tiene inquietos con sus últimas jornadas de filmación. De nuevo el thriller, el suspenso, la buena fotografía y un elenco de lujo nos auguran un excelente producto.

Édgar Ramírez Ángel Sotavento
Ricardo Vélez (Leder)
Carolina Gómez (Helena)
Salvador del Solar (Moris)
Patrick Delmas (Serge)
Juan Carlos Vargas (Carranza)
Ángela Vergara (Patricia)

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