Biopic, Canadians, Drama, Epochal, Folk, Hollywood, Indie, Internet, Jean-Marc Vallée, Miguel Vaca, Movie, Politicae, Vacacion, World

Dallas Buyers Club

dallas_buyers_club

El canadiense Jean-Marc Vallée vuelve a conmocionar el mundo del cine con otro de sus largometrajes; esta vez el ruido lo viene causando la peli en cuya transformación más profunda se ha involucrado Matthew McConaughey, Dallas Buyers Club; por esta actuación, McConaughey ha logrado ser nominado en los Globo de Oro, los Spirit, el Gremio de Actores y no sería para nada raro que fuera uno de los favoritos en los Oscar -que sin aún haber anunciado sus nominados, seguro el texano va a ser protagonista-; lo hemos dicho constantemente en el blog y la crítica no se cansa de corroborarlo, el trabajo de Matthew McConaughey en los últimos años es fenomenal y en esta cinta es simplemente genial.

McConaughey interpreta a Ron Woodroof a mediados de los 80’s cuando la población civil entraba en pánico con el conocimiento de un virus llamado VIH y su implicación en la enfermedad de nombre Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (SIDA), en parte, porque el popular actor, de la serie Dynasty o el clásico del cine Giant, Rock Hudson, moría escandalosamente en 1985 asumiendo su homosexualidad y la aparición del virus en su vida; Woodroof, al igual que la mayoría de la población estadounidense, era completamente homofóbico y pensaba que la enfermedad sólo podía darle a los susodichos homosexuales; su vida como vaquero de rodeo estaba rodeada de promiscuidad, alcohol, narcóticos pero sobre todo alcaloides que requieren, generalmente, de inyecciones intravenosas donde en un descuido pudo haberse infectado fácilmente; un día cualquiera, Woodroof visiblemente acabado y famélico colapsa en su casa al desmayarse por horas en su piso; en el hospital es diagnosticado, no sólo con SIDA sino que es desahuciado con un término de 30 días de vida; angustiado y entrado en pánico, Woodroof empieza a investigar y descubre que hay terapias experimentales con una droga que se llama AZT (o Azidotimidina) pero en un momento tan desesperado los doctores no lo ayudan por lo cual recurre al tráfico negro de dicha droga sin siquiera parpadear en el consumo de sus adicciones. La sobredosis tanto de cocaína, alcohol y AZT de nuevo hacen que Woodroof colapse y busque alternativas, esta vez en México donde un doctor ‘no-convencional’ (Griffin Dunne) le formula un coctel de minerales y vitaminas combinadas con otras drogas como la DDC (o Zalcitabine) o la proteína Peptide T, relacionada en casos de Alzheimer; básicamente, la recuperación de Woodroof fue milagrosa en parte porque este médico le comentaba que los estudios y tratamientos del AZT en Estados Unidos estaban viciados, sólo querían hacer negocio con el tema pero en realidad sus efectos secundarios eran brutales; en algunos casos funcionaba al replegarse la enfermedad pero en otros era mucho peor por lo abrasivo que podía llegar a ser un tratamiento con esta droga. Woodroof, contrario a una motivación altruista, ve una oportunidad de mercado, y funda el Dallas Buyers Club (DBC) para que los interesados en el tratamiento se afilien a una membresía que durante un mes les proveería de este tipo de medicinas; se enfrentaría a la FDA (Food and Drug Administration), el IRS y, en general, a toda la fuerza de la Administración Reagan que estarían muy pendientes de boicotearlo.

Viviendo el apogeo del republicanismo, bajo el gobierno de uno de sus monstruos mejor maquillados, Ronald Reagan, Estados Unidos estaba abiertamente en contra de los comunistas, los negros y los homosexuales -en ese fuego cruzado se incluían los latinos, los palestinos, los iraníes, las prostitutas y los drogadictos-; entonces sus grandes aliados fueron la iglesia católica en cabeza del papa Juan Pablo II, el pueblo y gobierno israelí y las facciones más radicales del conservatismo norteamericano. El mensaje de repugnancia de esta era ya la veíamos reflejada en The Butler -y como también decíamos, por eso mismo la cinta de Lee Daniels podría quedar relegada de cualquier premio de La Academia– pero el tema de homofobismo sintético y la guerra abierta contra las curas del SIDA sólo lo habíamos observado en How to Survive a Plague, el laureado documental del activista David France que explica cómo la FDA en una cínica y mortal actitud de letargo se negaba a investigar con prestancia y celeridad las nuevas drogas y tratamientos, que ya en Francia y Alemania habían generado resultados positivos, en avances sobre el tema del VIH/SIDA -es recomendable ver este documental pues aunque se manifiesta el contexto en la cinta de Vallée, no se aborda con la profundidad necesaria (A) porque no le es pertinente (B) no es un documental específico de ese tema en particular-.

Aparte de McConaughey, el otro desempeño destacado es el de Jared Leto del cual se decía que era el único capaz de arrebatarle premios a McConaughey en las ceremonias pero ambos quedaron en categorías separadas. Leto interpreta a un transexual que está en el grupo de pacientes experimentales con AZT, que se une a Woodroof en el negocio del DBC por sus contactos y que si al texano se le reconoce su transformación pues la de Leto tampoco es poca; digamos que puede ser cliché que el vaquero genere empatía con el extravagante homosexual pero el desarrollo de ambos personajes y de todo el reparto es el resultado de un gran trabajo de actores por parte de Vallée como director; es más, el Gremio de Actores valida su gestión y están nominados en la categoría mejor reparto.

La producción en general es impecable. Una linda fotografía, un montaje correcto, una edición de sonido muy acertada -los timbres en los momentos más difíciles de Woodroof son súper acertados- pero lo que más me gustó fue el resultado del diseño de producción de John Paino y la dirección de arte de Javiera Varas que sin ser una cinta de un siglo atrás, tranquilamente nos transfieren a mediados de los 80’s para desarrollar una sensación de época, donde claramente han pasado más de 30 años.

Nota personal. Me pareció curioso que el protagonista confundiera a Rock Hudson con Cary Grant cuando se refiere a North by Northwest; no se si se quería explicar que Woodroof no tenía conocimientos en cine y TV, si le daba lo mismo quien era Hudson o quien era Grant o si tal vez fue una ligereza del guión-la continuidad-la dirección que dejaron pasar semejante error.

Standard
Action, Adventure, Brit, Camp, Epic, Exploitation, Hollywood, Miguel Vaca, Movie, Peter Hunt, Romance, Spy Film, Thriller, Vacacion, War, World

Bond 6: On Her Majesty’s Secret Service

[Continuación]
on_her_majestys_secret_service

Bond 6 es crucial dentro de la genealogía de la franquicia. Era 1969 y Sean Connery había renunciado dos años atrás después de haber protagonizado cinco pelis como el súper agente 007. No sólo interpretó el personaje de ficción de Ian Fleming sino que lo caracterizó y lo hizo una figura pública. Hablar de James Bond es hablar en cierta forma de Sean Connery y cada actor que pase al frente va a ser juzgado con esa misma vara. Sumado a la salida de la estrella, las cintas no lograban romper taquillas de la forma deseada como sucedió en Goldfinger o la misma Thunderball y Eon Productions, productora de la multimillonaria empresa, cada vez veía más apretado el nudo aunque igual las cifras seguían siendo ridículas (se invertían nueve y se recibía un ciento millones de dólares, es decir, una retribución mayor al 1.000%). El caso es que On Her Majesty’s Secret Service fue la primera pieza sin Connery, recibió ingresos que no se veían desde 1964 y eso asustó a todo el mundo.

Durante la búsqueda del reemplazo de Connery, Albert R. Broccoli y Harry Saltzman querían un sustituto exacto del escocés, que tuviera el atractivo de Laurence Olivier y la rudeza de Cary Grant. Tarea que no sólo iba a ser complicada sino que de alguna manera imposible por el gran carisma desplegado por el actor dentro y fuera de la pantalla. Sin embargo, el australiano George Lazenby acababa de filmar unos comerciales para una popular marca de chocolates donde con una impresionante sonrisa, vestido formalmente, cargaba un guacal de madera al hombro y lograba saludar a las chicas sin casi inmutarse. Eon se interesó en él y le pidió a su agente que lo llamara para una audición, la cual no dudó en traerlo de vuelta de unas vacaciones en París. Lazenby con una apariencia relajada quiso dar una buena impresión y lo primero que hizo cuando llegó a los estudios, fue buscar una barbería; pidió una meticulosa afeitada y de peinado un «Sean Connery». En ese mismo lugar se encontraba Broccoli y afirmó que este sería su siguiente estrella. Pero aún le faltaba mucho por recorrer al modelo australiano. Ambos, Broccoli y Saltzman, no lograban decidirse aún y teniendo parte del libreto pusieron a hacer pruebas a sus cinco mejor opcionados. A Lazenby, que no era actor, le tocó pelear con su coreógrafo de peleas y le rompió la cara. No saben si fue el golpe, la forma en que peleó o el hecho de que hubiera tumbado a una mole bielorrusa como lo era Yuri Borienko pero eso bastó para que ambos productores dieran la aprobación por el australiano.

El primer error de la producción fue sentar en la silla del realizador a Peter Hunt. Aunque su producto final es de un promedio aceptable, los anteriores directores trataron de poner su punto de vista sobre los personajes de Fleming, al contrario de Hunt que se interesó por hacerle un homenaje a Terence Young -director de Dr. No, From Russia with Love y Thunderball que en lo personal hasta ahora es lo peor de la serie-. Peter Hunt había participado en todas las cintas de James Bond como editor, y en un par como asistente de dirección; era muy amigo de Albert R. Broccoli y rogaba por una oportunidad; al final, fue esta relación la que le permitió al editor emergente quedarse con el puesto y en su vacante dejar como responsable a John Glen. Por un lado, la cinta gana sinceridad al Hunt decidir que quería filmar al mínimo en estudio. No hay que dudarlo, las locaciones suizas y la fotografía de Michael Reed permiten menos montaje falseado en posproducción y unos bellísimos encuadres nunca antes vistos -incluso hoy en día hay escenas verdaderamente increíbles gracias al balance de dichas tomas aéreas con las secuencias filmadas por John Eaves, patinador profesional, que hizo la mayoría de las persecuciones a nivel de la nieve-.

Hunt tuvo otro gran acierto. Al tenerse que demostrar frente al público y hacerse al nombre de Bond, el director le pidió a George Lazenby que hiciera todas sus escenas de acrobacias sin doble. Como habíamos dicho, el modelo australiano sin verdadera experiencia en el medio aceptó sin dudarlo. Lazenby no sólo ofrece un James Bond, más centrado, más humano, menos pendenciero sino que además lo presentó más humano -casi todas las características que le alabamos hoy en día al Bond de Daniel Craig-; Lazenby comprometido con su papel, lee y relee la novela y completamente conmovido llora. ¡James Bond por primera vez llora!. Lastimosamente esta escena pasa por el juicio de Eon y es retirada de la maqueta final. El resto del reparto también sufre modificaciones pero permanecen intactos Bernard Lee que sigue siendo M, Lois Maxwell como Moneypenny y Desmond Llewelyn no puede faltar siendo Q. Esta vez, Bond es forzado a retirarse del servicio porque durante dos años no ha tenido pistas sobre Ernst Blofeld; indignado empieza una operación personal y se topa con el Conde Balthazar de Bleuchamp quien quiere averiguar su linaje a través del profesor Sir Hilary Bray, genealogista del College of Arms de Londres. Bond sabe que es un truco de Blofeld y llega hasta su refugio ubicado en lo más alto de los Alpes Suizos y descubre su fachada: El Instituto para la Investigación de las Alergias Piz Gloria. El 007 debe entender el nuevo plan de Blofeld para dominar al mundo, revelarlo y acabar con él. De paso tratar de atrapar al Número Uno de SPECTRE.

Antes de llegar a Piz Gloria, el 007 ha cortejado fielmente a su chica Bond, la Condesa Teresa di Vicenzo interpretada por Diana Rigg (Dama Real de la Corona de Elizabeth II, actriz de la serie de TV The Avengers y de la actual Game of Thrones). La condesa se vuelve el gran amor de Bond hasta el punto en que le propone matrimonio. Los arquetipos y preconcepciones sexistas vuelven a dañar la tónica de la relación pero la escena de la propuesta es bien lograda e impactante. Su desenlace es excelente.

Esta vez Ernst Blofeld es interpretado por Telly Savalas pero con su aparición comienzan los grandes problemas de continuidad. Por un lado, en You Only Live Twice, el actor Donald Pleasence muestra por primera vez la cara del Número Uno. Un caucásico, de testa pelada y una horrible marca en su ojo derecho. Tenemos que ser condescendientes con el tema del actor y la renovación del reparto -que algo si afecta en credibilidad- pero ¿y la cicatriz? Blofeld en la última escena de You Only Live Twice conoce cara a cara a Bond ¿por qué aquí no cae en la cuenta de su presencia? La única solución que puedo llegar a comprender es que efectivamente Richard Maibaum (guionista) se aprovechó de una ligereza técnica de Fleming en la novela de Casino Royale donde hay más de un 007, por eso es posible que George Lazenby rompa la cuarta pared y nos hable al principio de la cinta de la forma que lo hace -pero igual no explica el problema de los rasgos de Blofeld-.

Terminando de rematar la pieza, tanto Peter Hunt como John Glen trajeron de vuelta las payasadas y las volvieron protagonistas en muchas de las secuencias. No sólo decidieron volver a usar aceleración de los cuadros sino que además Hunt filmaba y filmaba tomas asegurando poder cuadrarlas todas en edición; el resultado es un masacote ininteligible con saltos de eje por doquier. La forma de referirse a todos esos errores es contado de manera anecdótica por John Glen y lo único que me permite pensar es que el Casino Royale con Peter Sellers, no estaba tan desfachatado después de todo.

A pesar de Hunt, de Glen, de Maibaum, de Broccoli, de Saltzman y del mismo Maurice Binder que realiza para esta pieza la peor secuencia de títulos de la colección, On Her Majesty’s Secret Service sale aireante como una buena cinta Bond. Pareciera que todos conspiraron para que la peli fuera un fiasco pero Lazenby, Rigg y Savalas lograron ponerle el tono necesario para que fuera todo lo contrario e incluso los Globo de Oro por primera vez nominaron a un James Bond como promisoria estrella. La producción igual no rindió lo que se esperaba y el presidente de United Artists lo explica muy bien, “había que buscar un culpable y finalmente Lazenby fue el sacrificado“.

Nota personal. Dicen que Eon Productions vio carisma y continuidad en George Lazenby y le ofrecieron un contrato para realizar siete piezas más; dicen que la agente del australiano le aconsejó que no tomara este contrato porque la franquicia estaba muerta y anticuada; dicen que Lazenby se creyó demasiado rápido el papel de estrella y se volvió arrogante en la producción y en la promoción de la cinta; dicen que Eon requería un personaje consistente dentro y fuera de la pantalla y Lazenby se negaba a cortarse el pelo y a afeitarse por fuera del estudio. Fuera lo que fuese, George Lazenby pasó a la historia y fue su primera y única vez como el súper agente 007. Fue por lo tanto muy pertinente escoger este afiche para ilustrar esta entrada porque es crucial no saber quién es el nuevo James Bond ni quién será, pues Sean Connery se había ido y Lazenby estuvo de paso.

Una más curiosidad es que en la búsqueda de la locación del Piz Gloria, nombrado en la novela de Fleming, Hunt encuentra este restaurante rotatorio en las cercanías de Mürren, a medio terminar. Se acuerda con los dueños que la producción pagaría la finalización de la obra con tal de poderla utilizar a su antojo en la filmación. No sólo se terminó el restaurante sino que aún sobrevive con el mismo nombre de Piz Gloria con la capacidad de albergar a 400 comensales.

Standard