
George Hickenlooper es un director con un largo prontuario pero no muy conocido a nivel comercial debido a que ha estado más del lado documental que de los largometrajes o las series de TV. Ha dirigido dos o tres pelis, tal vez cuatro, pero todas muy independientes. Uno de sus filmes, sin embargo, lo tenemos en referencia, Factory Girl en 2006 por el buen desempeño de Sienna Miller interpretando a Edie Sedgwick y Guy Pearce como Andy Warhol. La peli trata de cómo esta chica de la suburbia se envuelve en este proyecto artístico de La Factoría de Warhol y cómo sucumbe ante las drogas y el alcohol alrededor de los artistas. En realidad, el director es muy honesto con lo que le gusta hacer y esta peli aunque no es un documental, es una biopic que podríamos absolver como docudrama.
La intención de esta entrada, sin embargo, es olvidarnos de su peli Casino Jack muy a pesar que Kevin Spacey fuera nominado en los Globo de Oro que estuviera acompañado de Barry Pepper, Kelly Preston o Jon Lovitz. El porqué sin muchos rodeos es porque es: Basura (con “B” mayúscula y en negrita). Una peli que trata de frivolizar lo asqueroso que son los norteamericanos de derecha, llenos de avaricia y corrupción.
Pero si logramos olvidar esta pesadilla, uno se puede dar mañas para encontrar Casino Jack and the United States of Money muchísimo más recomendable. Un documental de Alex Gibney que no es que sea más serio pero acierta con más diligencia a puntos álgidos como el fanatismo extremo de las juventudes republicanas de los 80’s que se encaminanban en misiones a través del mundo apoyando movimientos radicales en ambientes comunistas como Nicaragua, Afganistán o Angola violando descaradamente las soberanías nacionales empuñando la bandera de «Los Guerreros de la Libertad»; o lo descarado de como Jack Abramoff se volvió judío ortodoxo para crear la perfecta fachada de la honradez y poder vincular la religión en la política; o aún más cínico el que más me encanta, ¿se acuerdan de Red Scorpion? Esta basura propagandística de 1988 (confieso que mis once años de edad, Dolph Lundgren era todo un idolo para mi) fue una producción de Jack Abramoff explorando el sueño más puro de sus intereses mercenarios.
A medida que avanza el documental, se siente estar de nuevo frente a Inside Job, o Zeitgeist donde descaradamente un grupo de delincuentes de cuello blanco, cometen fechorías a la luz del escrutinio público y era bien visto porque todos los sobornos llegaban a tiempo a los interesados y todos los empleados del gobierno recibían su cheque al final de la semana (con empleados del gobierno Gibney se refiere a senadores, gobernadores, secretarios de estado y el más noble de todos El Presidente de esa desastrosa nación). Estados Unidos vive una crisis moral, pero no es actual, ese país ha vivido en su fango por decadas, por siglos, criando ganado de avaricia que llena sus cámaras de represantes y el nuevo modelo de empleador, el cabildero o «lobbyist» es un ser tan siniestro que sus fundamentos éticos le permiten no sólo sobornar o generar situaciones laborales lamentables, en el caso de Abramoff lograr que Las Islas Marianas se convirtieran, así como Red Scorpion lo fue, en su pequeño experimento de libre comercio, libre capitalismo, libre mercado y el resultado fuera un lugar en el mundo donde la esclavitud era de nuevo pan de todos los días, donde los vecindarios eran cabarets para los senadores investigadores y donde las estadías se hacían en un hotel cinco estrellas con su propio «golf course». Lo más desatroso del capitalismo salvaje, la ignominia en toda su expresión.
Lo triste es que estos cabilderos están manejando las elecciones, las campañas, las políticas y ¿aún creen que la democracia es el poder del pueblo para gobernar? La democracia es la herramienta mejor vendida por occidente para enajenarnos con corrupción, aristocracia o incluso las estrictas castas donde la gran mayoría serán esclavos, parias y el resto en posiciones de comodidad ascendiendo vertiginosamente en la pirámide donde el dios ya no es hindú o egipcio, es dinero.
Entonces para dejarlo de nuevo claro, Jack Abramoff es un descarado corrupto de pobre moral, que se hizo de una imagen correcta mediante su religión judía ortodoxa y sus creencias políticamente aceptadas en su conservatismo exacerbado que logró que toda esa nación comiera de su mano arrodillada a su falta de principios y por eso lo que más me molesta tanto en la peli de George Hickenlooper como en el documental de Alex Gibney es que tanto Jack Abramoff o Kevin Spacey (interpretándolo a él mismo) se muestren con una risa socarrona infringiendo una maldad ingenua y no la putrefacción de un sistema abiertamente corrupto, es como si dijeran “ooops, me cogieron pero ya pronto me libraré y estaré bien porque así son los Estados Unidos del Dinero“. Me quedo con la frase del documental que dice que Jack Abramoff no hubiera ascendido y brillado si el mismo sistema no hubiera estado corrupto.

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