Auteur, Drama, Folk, French Cinema, Indie, Suspense, Thriller, Vacacion, World

Carnage

Si tuviera que describir esta peli en una sola palabra diría que es decepcionante. Diría que las expectativas al enfrentarnos a una cinta de Roman Polanski, son justas, son altas y generalmente somos congraciados cuando observamos algún material del autor, uno de los genios vivientes del thriller. Sus historias generalmente están basadas en alguna novela y en esta ocasión lo hizo en God of Carnage de Yasmina Reza sobre los valores refugiados en las apariencias y de cómo es tan fácil desprenderse de ellos en momentos tensionantes o de extrema resistencia. Tres ganadores del Oscar por sus desempeños actorales -el cuarto fue nominado también-, Polanski genio y figura por sus dramas intensos y teatrales, llenos de suspenso y estilo propio todos en un crisol mediado por Reza y su novela ganaodra del Tony. ¿Cómo no esperar que sea maravillosa?

La trama se basa en la situación de los créditos iniciales, a las afueras de Brooklyn donde un niño es molestado por otro grupo de niños que al parecer lo están «matoneando», se defiende y se descarga con ellos con una rama. Corte a plano donde aparece Jodie Foster tipeando una declaración oficial donde reconocemos que ella es la madre del niño golpeado, John C. Reilly, su esposo, y Kate Winslet y Christoph Waltz, los padres del niño que tomó la rama. (Fue bastante complicado describir la situación porque la historia misma se basa en las malinterpretaciones semánticas de este evento tan importante para Foster y tan desdeñoso para Waltz). De ahí en adelante aunque pareciera un chiste malo, una escritora, un obrero, un abogado y su esposa permanecen encerrados en una sala de estar en un apartamento de Manhattan. Al parecer todos muy decentes, muy cordiales y muy educados pero punzados constantemente por los prejuicios, las manías de sus comportamientos, las tensiones ocasionadas por los comentarios ácidos de cada uno terminan transgrediendo sus personalidades, disparando nauseas, carcajadas, masoquismo, desenfreno y sadismo. Polanski quiere burlarse de aquellos cuya personalidad es tan correcta políticamente que niegan su misma esencia humana, quiere burlarse de los que quieren crear situaciones bochornosas para su propio deleite, quiere burlarse de los sociópatas reprimidos y llenos de rencor y de los abnegados condescendientes que nunca tienen la culpa de nada.

Parece que su voz se mezclara con los diálogos y nos estuviera justificando porqué aún no puede tocar piso norteaméricano, porque la doble moral que nos aqueja como occidentales aún no nos permite perdonar o por lo menos liberarnos de los prejuicios y entablar un debido proceso y en el peor de los casos poner completamente en duda un susodicho procedimiento.

Parece que tuviera una fijación -y si, de pronto sí- con Jean-Paul Sartre y su “Sin Salida” pero cada vez que presencio el planteamiento de una situación con espacios reducidos y con personajes igualmente limitados, la referencia es más que obligatoria. Cada vez que los personajes quieren abandonar la sala, se siente un impulso, un latigazo y la conversación cambia de tono y se hace más intensa; cada vez que alguien se desfoga se recurre a la misma justificación de «…El infierno es el Otro» y por lo mismo la historia se me hace súper interesante pero por alguna razón siento que la cinta es predecible o que ya la he visto antes, sin decir que es acartonada, clichesuda o un enlatado. Simplemente, como empezaba esta entrada, mis expectativas eran altas y la pieza no pudo con ellas.

Las actuaciones son impecables, el desarrollo de los personajes tanto por el reparto como por Polanski como su director es genial y la clarividencia para que cada sentencia se sienta como una estocada hacen que sea una excelente obra. Me encanta el afiche, la evolución de cada uno de ellos revela los roles de cada uno de nosotros en nuestra sociedad, la sensibilidad ante la conciencia y la frustración hacia la injusticia todo como matices naturales de nuestra propia esencia. Carnage fue lanzada en Venezia y ganó mejor director y fue nominada a León de Oro. Su guión fue la mejor adaptación en Boston, los César y fue renombrada en Los Globo de Oro, España y San Diego… A Colombia lastimosamente nunca llegó.

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Asghar Farhadi, Drama, Folk, Indie, Miguel Vaca, Movie, Vacacion, World, الفيلم الإيراني

Jodaeiye Nader az Simin


Jodaeiye Nader az Simin es una de esas pelis locas que ganó todo a nivel independiente. En la Berlinale por ejemplo mejor actor, mejor actriz y mejor película, también en los Spirits, el círculo independiente de Nueva York, Los Angeles, Melbourne, Chicago, Césares, San Sebastián, British Independent’s, Sydney incluso Globos de Oro y Oscar.

Podría uno pensar que tantos premios y tantos reconocimientos hacen de la cinta una pieza promedio, ya lo hemos visto antes, pero lejos está de serlo. Una gran historia que se desarrolla muy calmadamente, sin pretenciones, sin efectos de cámara, sin música en absoluto, en el centro un gran drama y alrededor unas actuaciones impresionantes. Todo pareciera definir una pieza de Dogma 95. Asghar Farhadi, su director es un gran alumno de Thomas Vinterberg o Lars Von Trier quienes podrían estar muy orgullosos de su legado en tierras asiáticas.

Simin (Leila Hatami) es una mujer que se presenta frente a un tribunal iraní para separarse de su marido, Nader (Peyman Moadi). Quiere irse del país y le ruega al juez que le de la custodia de su hija, Termeh. Cautelosa por estar en una posición desventajosa trata de explicarle al juez que no hay mucho tiempo pues su visa está por vencer, que la única excusa de su marido es cuidar a un padre que tiene Alzheimer y no puede siquiera reconocerlo. La ley dice que el hombre debe tomar esa decisión, no un juez, lo cual pone en aprietos a Simin pues su esposo no le da el derecho de llevarse su hija fuera del país.

Firman la sentencia de separación y tratan de avanzar en sus vidas tratando de solucionar qué hacer con Termeh pero los infortunios de ese mundo los llevan a explorar todas las vicisitudes de la religión, la sociedad árabe y porqué no, el mismo amor. De tribunal en tribunal, Farhadi, su escritor director, nos va mostrando pasmosamente y con una deliberada agudeza cada una de las capas que conforman la cultura iraní. Los factores van apareciendo uno a uno, las cargas morales y éticas van desarrollando los personajes y al final, en un espléndido movimiento finaliza la obra sin tomar partido pero con todas las cartas muy bien jugadas. Un perfecto ejemplo de planteamiento, nudo y desenlace. Los créditos aparecen y una profunda orquestación ausente completamente en la cinta llena la sala y nos deja boquiabiertos sedientos de conversar y discernir sobre lo que ha sucedido frente a nuestros ojos.

Un clásico instantáneo y una obra maestra que tiene muy merecido todos sus premios y reconocimientos.

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