Qué bonita peli es Mother and Child de Rodrigo García Barcha. Es una peli auténtica, muy humana y muy dura. Un drama social y psicológico que deja delicadamente una historia rica en inciertos, en nuevas historias. Si es una peli coral (el mismo afiche nos lo insinúa) pero creo que es más influencia del mismo González Iñarritú que en esta peli actúa como productor ejecutivo; no, está peli es más una historia sobre maternidad, sobre una sóla mujer que sufre y se define con la decisión tomada cuando apenas tenía catorce años, cuando su mayor líder de conducta era su madre, treinta y siete años después está amargada, neurótica y apenas se soporta ella misma.
Cuando un reparto es bueno, generalmente, el director ha hecho un buen trabajo, los actores no se sobreactuaron demasiado y el trabajo en comunicación es bueno. Cuando el trabajo es malo, los actores nunca se entendieron, se sobreactuaron y el director permitió que esto sucediera. Pero ¿quién escoge los actores y el reparto en general? Usualmente, es un equipo grande, por un lado el director-escritor llama a sus amigos actores y les muestra una parte del guión y les dice tal o tal rol encajaría perfecto, luego los productores se encargan de mover todas sus fichas dentro de la industria y buscan un elenco atractivo para las taquillas pero el verdadero trabajo de selección lo hace el equipo de audiciones y reparto (o «casting» que llaman). Casi nunca lo nombro pues un trabajo que apenas se siente. En esta peli en particular el trabajo de Heidi Levitt como directora de estas audiciones es impecable, no sólo los actores de renombre funcionaron perfecto, su trabajo es tan bueno e imperceptible que en los cinco minutos iniciales de la peli una niña, empieza su travesía sexual, se estrella con un embarazo inesperado, tiene su labor de parto y treinta y siete después es Annette Bening. Esta pequeña, Alexandria M. Salling, actúa y se desenvuelve de tal forma que uno verdaderamente siente a Bening de niña: Increíble.
Pero no sólo estuvo muy bien Salling, desde la misma Bening, que cada vez nos sorprende con una y otra actuación sobresaliente y llena de trabajo dramático, también estuvieron a la par Eileen Ryan, Cherry Jones, Kerry Washington, Jimmy Smits, Elpidia Carrillo, Naomi Watts y hasta Samuel L. Jackson que es tan irregular en sus trabajos.
Yo debo confesar que soy de los que extiende los frutos de los colombianos en el exterior como si fueran propios. Llámenme como me quieran llamar pero me emociona que nos vaya bien, aprovecho entonces esta oportunidad para congraciarme con García Barcha al ser uno de los directores que en equipo trabajó en Revolución que se ganó el Étreinte D’Or en Le Festival de Biarritz, Cinémas et Cultures d’Amérique Latine de 2010. La pregunta que me hacía cuando vi esta peli es si este bogotano sigue siendo colombiano o ya es uno más de ellos, lo digo porque considero muy colombianas a Sofía Vergara y Paola Turbay a pesar de lo mucho que llevan en Estados Unidos pero no podría decir lo mismo de John Lequizamo.
Si revisamos el portafolio de García Barcha, la respuesta casi que queda expuesta, un personaje tan perfectamente envuelto en tramas y conflictos como los de The Sopranos, Six Feet Under, Big Love, Six Degrees e In Treatment podríamos afirmar que es una figura muy poderosa en Hollywood y que su trabajo ya no es tan colombiano, digamos que es más latino y pues los latinos están de moda en Hollywood sin embargo sus pelis y su trabajo, en general, siguen siendo muy independientes y enmarcan un estilo muy personal, muy intrincado con dilemas psicológicos como su especialidad. Ojalá sus raíces colombianas no se disuelvan demasiado en ese monstruo que es Hollywood.