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Only God Forgives

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En principio, Only God Forgives se presenta como una cinta pretenciosa e intelectualoide, llena de innumerables pistas para determinar el significado de su trama, sus personajes y su objetivo. Pero la última peli del danés Nicolas Winding Refn es menos presumida de lo que parece, tan sólo hay que conocer un poco la superficie de su portafolio y ella misma se deja descifrar fácilmente.

Refn tiene una fascinación por la determinación del héroe en un relato fantástico; sus tramas tienen un protagonista principal que se desenvuelve en un argumento épico casi de manera consistente en todas las piezas que hemos revisado de él (Pusher I, II, III, Bronson, Valhalla Rising, Drive). El llamado inicial en esta peli es el título y nos vincula de golpe a un plano teológico “sólo dios perdona” pero antes de nombrar al supuesto dios, Refn define su antagónico, el diablo, abriéndole un preludio con una línea de uno de sus personajes clave “…es hora de conocer al diablo“. Vithaya Pansringarm interpreta a Chang, un ex-policía que se ha convertido en un padrino local en Tailandia y rige con el filo de su espada el orden que necesita el caos para desarrollarse. Frente a Chang, que es patrono de prostíbulos, cuadriláteros, casas de apuestas y cuanto escondrijo exista, se atraviesan un par de hermanos narcotraficantes. Su punzante juicio cae sobre Billy (Tom Burke) no porque ose trabajar en sus territorios sin permiso sino porque su exceso con una prostituta desata un tipo de anarquía que debe ser obligada a replegarse para mantener el estatu quo. Julian, el otro hermano interpretado por Ryan Gosling, entra en una dualidad moral al tener que determinar si mata al verdugo de su hermano o si lo perdona por los actos indignos que justificaron su muerte.

Los colores en la cinta se manifiestan de forma maniquea y por eso de pronto me parece tan especial el afiche de esta entrada; el rojo define al diablo que es hombre, es padre, es paternalista, es moderado, cauto, racional y letal cuando cuida a sus hijos, no permite que otros hagan su trabajo, es responsable y cuidadoso; dios por el contrario es mujer, es madre, es emocional, manipuladora, letal y vengativa por instinto, se mantiene enterada de todo pero apartada, silente, su trabajo es desarrollado por terceros y además es azul. Sabemos exactamente en qué parte estamos porque con este cromatismo nos desplazamos geográficamente del cielo al infierno, sabemos quién domina sus alrededores, quién es diligente en su zona y cómo se siente incómodo cuando se encuentra fuera de su contexto.

Pero no estaríamos hablando de una peli de Nicolas Winding Refn si todo se limitara a una explicación maniqueista de la vida porque el nórdico nos ha enseñado que nadie es bueno o malo per sé. Su juego teológico parece más cercano al que se define en la Grecia antigua donde las deidades tenían personalidades, sentimientos y sufrían por los hombres en la tierra; su posición en el Olimpo no impedía que fueran erráticos y que pagasen por las consecuencias de sus acciones. En alguna entrevista de Cannes, Refn definía la cinta como la historia de un hombre que se cree dios -refiriéndose en teoría al personaje de Pansringarm– y otro que lo quiere matar. En el desarrollo mismo de los perfiles, se va ahondando en cada uno de uno de ellos, explorando sus emociones y su contexto; las luces ya no son arbitrariamente de un sólo tono sino que se van mezclando y van surgiendo nuevas gamas, nuevas texturas.

En Only God Forgives se nos presenta toda una cosmogonía de facto en la relación de los personajes, una guerra de ángeles contra demonios, una arena de hombres y mujeres, una confrontación de divinidades. Pero si se lo piensa bien, la cinta es un «western» clásico, el protagonista debe cumplir una gesta hasta alcanzar el culmen de su epopeya y es cuando se encuentra frente a frente con su enemigo mortal, en un duelo que sólo ellos dos pueden definir. Julian aparece en escena como un semidiós, el hijo de un dios con un mortal, pero ¿cómo un ser insignificante para una deidad puede doblegarla? Ese es el quid del asunto en esta pieza de Refn.

La pieza padece de una narración inconexa, muy raro en Refn que es tan delicado en el quehacer de su filigrana. Pero no se puede desacreditar de golpe a la cinta como lo ha venido haciendo la crítica internacional, en parte por la exquisita cinematografía de Larry Smith -que ya había trabajado con el director en Bronson y que en la pieza se vuelve minuciosa y muy descriptiva; como lo decíamos antes, es gracias a la fotografía que uno se ubica geográficamente- y de nuevo la genialidad de Cliff Martinez -un tanto más ambiental y, por lo mismo, más étnico para establecer la obra en un ambiente oriental-. Sin embargo, si existe un desbalance y pareciera venir del lado de donde Winding Refn se siente más cómodo, el liderazgo de su pieza principal. Con su paso por las pelis en Hollywood, Ryan Gosling se ha vuelto inconsistente; piezas como Crazy, Stupid, Love o Gangster Squad demostraron que el niño prodigio no siempre tiene un as bajo la manga y que puede estar exhausto del ritmo de casi una decena de pelis en menos de tres años -unas muy buenas, otras realmente patéticas-. En Only God Forgives, se entiende que es el hijo menospreciado de su madre (una increíble y casi irreconocible Kristin Scott Thomas) pero sus primeras escenas parecen un ridículo de si mismo; una falsa seriedad, una mueca de sonrisa que se le sale del gesto cuando en realidad debería estar perplejo y al final una clara falencia de credibilidad en su desempeño; Gosling no descifró, o no quiso descifrar, el rol de Julian y presentó una acartonada versión del piloto de Drive, dañando el promedio de la pieza y dejando sin piso a su director.

La cinta se hace peculiar en una particularidad que no había notado sino hasta ahora. Nicolas Winding Refn sabemos que explota temáticas marginales, personajes que son definidos como antihéroes y sus tramas de alguna forma son anacrónicas pero en el giro de la moneda también están centradas en una vendimia ochentera narrando historias típicas de bajo presupuesto. Refn ha explorado lo urbano de Copenhague, las veredas mitológicas nórdica cercanas al Valhalla, las cárceles británicas, el mundo de los dobles de riesgo en Hollywood y ahora una pequeña particularidad del folclor tailandés. ¿Será posible que Refn adapte su estética y sus temáticas al entorno en el que se desarrollan? ¿Será posible que esta Only God Forgives esté más cerca de lo que aparenta a Loong Boonmee raleuk chat pieza realizada por Apichatpong Weerasethakul (El hombre que recordaba sus vidas pasadas), que se vuelve icónica en Tailandia como el resurgimiento de su cinematografía gracias a la Palma de Oro alcanzada por su director un par de años atrás?

De pronto es hilar demasiado fino…

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The Help

The Help hace que la perspectiva sobre la ceremonia de los Oscar sea aún más clara pero también nos pone en aprietos con las que seguramente van a ganar pasando por encima de esta gran pieza.

The Help es el término usado en el sur de Estados Unidos para denominar el servicio doméstico usado por los acaudalados blancos dominantes sobre la servidumbre negra. Desde cualquier punto de vista dicho nombramiento es una extensión camuflada de la explotación y esclavitud negra que sin duda se postergó en esta zona a unos niveles aberrantes aún a pesar de la Guerra de Secesión, cien años atrás y que abolió por completo la figura.

La historia, basada en la novela del mismo nombre de Kathryn Stockett, se centra en Jackson, Mississippi en los años 60’s cuando previo al Movimiento de los Derechos Civiles liderado por Martin Luther King Jr. en Washington, una docena de mujeres cansadas de los abusos físicos, psicológicos y emocionales de sus patrones se reúnen en torno a la empresa de una joven periodista que ve con otros ojos este atropello y quiere denunciarlo en una novela.

La cinta es en si, una orgía histriónica. Es una historia coral donde cada una de las piezas tiene una gran relevancia y por lo mismo cada uno de los actores del reparto, una gran responsabilidad con la trama. Cada actor se agranda y muestra todos sus trucos y capacidades frente a la cámara, donde la emoción se roba la conmoción del público hasta las lágrimas -yo no aguanté y lo hice tres veces pero seguramente más desatado hubiera podido llorar muchas más-. El responsable y gran orquestador es el joven Tate Taylor quien llega a su segunda pieza cinematográfica con una gran madurez en su factura. Pero grandes responsables del éxito de la narración son sus actrices quienes por lo mismo logran grandes nominaciones. La primera es Viola Davis una gran actriz con gran sentido del drama, su primera aparición en el blog fue Solaris de Soderbergh pero su aparición más impactante fue en Doubt donde con una sóla escena demostró que estaba para grandes cosas, al final me pareció un robo flagrante en los Oscar cuando perdió con Penélope Cruz pero este año viene su desquite y su única gran rival podría ser Meryl Streep pero, como decíamos con anterioridad, los SAG’s ya hablaron y la dieron como reina; Octavia Spencer no sólo aporta drama y consistencia a la historia, su gran actuación le aporta un poco de humor y logra matizar un personaje agresivo y violento con una mujer vulnerable y llena de miedo que ha sido golpeada por la vida en diferentes ocasiones de diferentes maneras; la otra nominación súper merecida en esta peli es para Jessica Chastain que invoca un personaje dulce, aguerrido y a la vez también muy vulnerado por la sociedad de Jackson. Completamente transformada de su papel de la Señora O’Brien en The Tree of Life, Chastain le oí que estaba un poco triste y angustiada porque la industria no sacaba a la luz sus pelis, debe estar más que orgullosa que llegaron muy rimbombantes y que incluso su desempeño ha sido alabado con esta nominación.

Tal vez quedaría en el tintero una nominación para Emma Stone, otra actriz que llega camuflada de sus trabajos previos (Crazy, Stupid, Love., Easy A, Zombieland) pero al final no es tan grave su participación como protagonista es buena pero le queda mucho camino por delante y se nota que está haciendo las cosas bien, tomando las decisiones correctas -un tanto es el caso de Amy Adams que ha logrado estar presente en las últimas ceremonias como nominada, gran favorita, que este año es la gran ausente pero sabemos que en unos años nos sorprenderá con una actuación inquietante que sin duda le dará su esperada estatuilla-. La que si me dolió que no apareciera en el ramillete de nominadas fue Bryce Dallas Howard. Howard, sobrina de Ron Howard, se ha hecho a su categoría en Hollywood con un sabio equilibrio entre los papeles independientes que la pusieron en el mapa y los papeles comerciales que le han retribuido taquilla, reconocimiento y poder. Hoy en día, con su actuación como despiadada, mezquina y pretenciosa mujer sureña logra convencernos de sus grandes capacidades y que incluso sin ella The Help hubiera tenido que buscar la maldad en otras actrices para lograr dar el verdadero impacto dramático de la cinta.

La peli la están pasando por Cuevana, pero estas grandes actuaciones valen mucho la pena en salas. Súper recomendada.

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Den Danske Film, Nicolas Winding Refn, World

Drive

En el pasado festival de Cannes, súper comentado por el gran duelo entre Terrence Malick y Lars Von Trier -además de la aparatosa e impertinente salida en público del danés-, se nombró a Nicolas Winding Refn como mejor director por esta peli, Drive. Aguantamos mucho a ver si la traían a salas pero como siempre se demoraron una eternidad hasta que me tocó verla hace un par de semanas en Cuevana. Siempre es el mismo temita con los distribuidores pues lo mismo sucedió con Melancholia y The Tree of Life que no tiene ningún sentido en absoluto a sabiendas que han tenido muy buenas taquillas y han tenido muy buena recepción de la crítica. Drive, por lo menos, tocará repetírsela en salas porque la empezaron anunciar en vista de su nombramiento en los Oscar y vale mucho la pena.

Es la historia de amor de un acróbata de Hollywood, especializado en conducción de automóviles para el doblaje en pelis de acción, quien se enamora perdidamente de su vecina. El acróbata es interpretado, por el chico de moda, Ryan Gosling y la vecina por la bellísima Carey Mulligan. La historia parece sencilla, un poco densa y contemplativa al principio pero la excelente música compuesta por Cliff Martinez mantiene una falsa calma y un estado de tensión impresionante donde el espectador queda presto a un giro dramático que le vienen anunciado con anterioridad. Este factor y las destacadísimas actuaciones de Albert Brooks, Ron Perlman y sir Bryan Cranston hacen que uno no se coma el cuento del novelón romantico expuesto frente a nuestros ojos. Gosling parece prever también dicho giro y con una sólida parsimonia frente a la cámara espera su momento para actuar -tanto así que incluso ni parpadea en uno de los tantos momentos excéntricos de la peli que empiezan a chocarnos como espectadores de a poco en poco-. Aparece en pantalla Oscar Isaac para terminar de atirantar la angustia y Christina Hendricks que desata el vertiginoso desenlace de la historia, casi como un carro dirigiéndose a un muro de contensión.

Winding Refn que ya habíamos visto escribiendo-dirigiendo Valhalla Rising y Bronson tiene un sentido extraño para la realización. Su estilo es ecléctico y no define claramente una dirección o una intención en sus pelis, entonces podríamos enfrentarnos a un drama épico mitológico o un docudrama introspectivo con un profundo olfato independiente y con una excelente dirección de su reparto. Trabajando para él, Mads Mikkelsen y Tom Hardy se ganaron un puesto en el corazón de la crítica cinematográfica mundial por sus impecables interpretaciones. Hardy por su descaro y su estrafalaria conducta como un reo difícil de manipular y Mikkelsen como el calmado guerrero que se dirige a su muerte indefectible. Esta vez Ryan Gosling se deja llevar por los hilos de Winding Refn para desarrollar un introvertido rol, de sangre fría y muy calculador. Un papel que si lo pensamos bien refresca lo que venía haciendo para Hollywwod con Crazy, Stupid, Love, Blue Valentine, Half Nelson o Lars and the Real Girl donde interpreta jóvenes enamoradisos y de alguna forma vulnerables. Al lado de Mulligan generan una química muy agradable y por eso cuando se plantea el peligro para la pareja se agrega otro nivel de zozobra para el espectador.

Una gran peli, con una gran fotografía, una excelente partitura, un reparto de un desempeño impresionante y un director que juega con las emociones del espectador a su gran antojo. Repito, ya que la traen a salas si no la han visto es una cita inaplazable y si ya la vieron vale la pena repetir la experiencia en la solemnidad de la proyección.

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Crazy, Stupid, Love.

Aparte de la obvia pregunta de porqué Ryan Gosling está aceptando cuanto papel le ofrecen en Hollywood (y que por lo mismo empieza a saturar pantallas) podría decir que Crazy, Stupid, Love. codirigida por Glenn Ficarra y John Requa es otra peli perfecta para un domingo lluvioso. No es tan buena como I Love You Phillip Morris, la primera peli que este par de directores escribieron y dirigieron, pero es bastante entretenida.

El que me conoce sabe bien que me gusta toda clase de pelis, incluso las comedias románticas, y que puedo afirmar cuando estas apestan como Valentine’s Day o cuando son geniales como Submarine. Creo que el problema con Crazy, Stupid, Love., que no deja de ser apenas sobresaliente, es que los realizadores aceptaron un trabajo. Recibieron el guión de Dan Fogelman y dijeron «qué diablos hagámosla». Y es eso. Una comedia más donde actúa Steve Carrell, Julianne Moore, Emma Stone, Marisa Tomei, Ryan Gosling y Kevin Bacon donde me alegró no haberla visto en cine pero que hoy domingo fue un gran plan.

Insisto Carrell es un arma de doble filo y no hay que confiar en las pelis donde aparece (si pueden siempre con paciencia espérenlas para verlas alquiladas o en TV). Aquí podemos destacar una buena narración, una buena escogencia y dirección de reparto y una excelente composición musical a cargo de Christophe Beck y Nick Urata. El montaje (Lee Haxall) o la fotografía (Andrew Dunn) no estuvieron mal pero al igual que el resto de elementos cinematográficos estuvieron muy en el promedio.

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