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Series más destacadas 2012 (III)

[Continúa]

Sigamos con el balance de las series hasta ahora. No voy a hacer muy extensa esta reseña -que ya es bastante vasta- y voy a dedicarme a The Big C, Mad Men, Breaking Bad, Wilfred, The Killing, The Walking Dead, Game of Thrones y Homeland. Podrán no ser las favoritas de todos nosotros pero debemos reconocer que están en la tendencia, tienen una calidad de producción muy alta y si les dimos una oportunidad quedamos atrapados con ellas.

The Big C es una de las series que más me conmovió el año pasado por su frescura, su posición frente al cáncer y el personaje de Laura Linney. Linney es una hermosísima mujer aterrizando en sus 60’s sin pena ni gloria, es un monstruo de La Academia y ya ha logrado tres nominaciones a la estatuilla -que injustamente le han quitado- y dos Globo de Oro -uno precisamente por su papel en esta serie-. La primera temporada tuvo un conmovedor argumento con esta mujer decidiendo vivir tranquilamente; agobiada por la muerte de su vecina, y amiga, cambia de posición y quiere un tratamiento de curación, así su fase de la enfermedad esté muy avanzada. En la segunda temporada, cambia de doctor y empieza un tratamiento con un procedimiento con el que apenas se está experimentando. En esta nueva experiencia, llegan al reparto Alan Alda y Hugh Dancy quienes acompañan a Oliver Platt, Gabriel Basso, John Benjamin Hickey, Gabourey Sidibe, Phyllis Somerville, Cynthia Nixon y Reid Scott. Uno debe hacerse a la idea de que la temática de la serie -a pesar de lo festiva y optimista que pueda llegar a ser la hermosa presentación de la serie- es sobre muerte y cáncer; el problema es que uno como espectador crea un vínculo fuerte con los personajes y la despedida de cada uno de ellos es muy dolorosa. En esta segunda temporada no se desentona un tris. Linney sigue siendo encantadora pero su personaje va teniendo sus altas y sus bajas, lo que implica un desarrollo más profundo del personaje el cual logra impecablemente. La expectativa de la tercera temporada es miedosa. Finalmente, ¿Cathy caerá en su lucha por sobrevivir o habrá realmente esperanzas de recuperación?

Mad Men resistió el levantamiento de sus escritores. Después de un año y medio volvió con la quinta temporada de esta maravillosa serie, en un tono casi de añejamiento. Todos los actores en perfecta armonía con sus personajes y en equilibrio de guión o historias. Más ocurrente, más dramática y más cruda llegando a los confines más inesperados de este pequeño universo al final de los 50’s y principios de los 60’s. Muchos personajes no fueron tan protagonistas en esta temporada, como Peggy (Elisabeth Moss) o Betty Francis -antes Betty Draper– (January Jones), esto le dio un impulso adicional a otros personajes que brillaron con luz propia. Mi favorito Roger Sterling (John Slattery), un poco más pícaro, más sucio, siempre muy elegante y sofisticado pero con unos giros increíbles que evidenciaron su vulnerabilidad a flor de piel. Obviamente, Jon Hamm no desentona y nos deja en ascuas para una siguiente y muy esperada sexta temporada.

Hay unos que dicen que Breaking Bad es la serie que diseña la tendencia en TV de estos primeros años del siglo XXI, suena exagerado pero creo que no están del todo equivocados. Turbulenta, mundana, excelentemente narrada y con unos personajes muy crudos, Breaking Bad redefine los estándares de las series dramáticas. El papel del profesor de química interpretado por Bryan Cranston será recordado hasta el día de su muerte, gracias a ese perverso juego de los guionistas de la serie con los sentimientos y moral de los espectadores. Primero nos presentan un hombre sencillo y bueno. Padre de familia y amoroso que se convierte en un anti-héroe al tratar de protegerla sobre cualquier riesgo que pueda amenazarlos en su ausencia. Luego se vuelve un ser corrupto por la ambición, el poder y el dinero que ha desarrollado en su lucha. Y luego, volverse un monstruo al que su mujer le teme y sus hijos desconocen. Por su lado, Aaron “Pinkman-bitch” Paul, su «yang», siempre fue torpe, ignorante pero un hombre leal al equipo. Sus errores y torpezas enfrascaban al “Señor White” en unos dilemas ético-morales muy fuertes pero ambos de una u otra forma lograron sacarlos adelante en la industria de la metanfetamina, por eso muchas veces pensamos que el Señor White debía librarse de él para poder sobrevivir. En esta quinta temporada -continuando el curso de la cuarta- Jesse va limpiando sus adicciones, es reconocido por su lealtad y trata de librarse de este negocio que tantas penas le ha causado. Nos gobierna la incertidumbre del «mid-season» (que es una pausa en la mitad de temporada), y esperamos el desenlace con gran ansiedad y profundo temor. No sabemos qué pueda suceder en los últimos capítulos y si habrá una nueva temporada: Los creadores y productores han manifestado en varias oportunidades que la serie comenzó con una premisa, la muerte de Walter White y que por respeto a sus fanáticos así debería continuar. Entonces ¿va a morir? ¿Cuándo? ¿Cómo? Me declaro completamente adicto a la serie.

Una de las grandes sorpresas del año pasado fue Wilfred. Una creación surrealista y delirante de Jason Gann que empezó originalmente en su natal Australia y luego a través de FOX y FX desarrolló de nuevo en Estados Unidos, esta vez de la mano de Elijah Wood. El planteamiento es sencillo. Wood que interpreta a Ryan, es un abogado independiente, joven y emprendedor. En una de sus crisis bipolares y existencialistas decide suicidarse en una ingesta descomunal de pastillas que no causan el efecto deseado. De alguna retorcida forma, algo se activa en la mente de Ryan y puede ver al perro de la vecina como un ser humanizado. Wilfred es la mascota de la hermosa Jenna (Fiona Gubelmann) quien, en la primera temporada, se vuelve su amor platónico. La segunda temporada no es tan extraordinaria y regular como su antecesora. No es consistente y cuando nos entregan un buen capítulo, el siguiente es un ladrillo mortal. Sin embargo, en este balance, los episodios sobresalientes son grotescamente divertidos y desquiciadamente hilarantes. Nos dejamos llevar por la vulgaridad de este maldito perro juzgándolo como un ser humano pero después nos hacen caer en la cuenta de nuestros propios delirios y reconocemos que es tan sólo un perro. Esta temporada nos trajo a Amanda interpretada por Allison Mack, una carga equilibradora en el corazón de Ryan que lo asienta en el mundo real y le permite desarrollar sus amorosos sentimientos. Sin embargo, al mismo tiempo Amanda le permite descubrir raíces de una sicosis más profunda en su niñez que nos intriga hasta el final de la temporada. Ya está confirmado el tercer lanzamiento de la serie y aunque ansío verlo le deseo mejor rigurosidad en los guiones y mayor consistencia, de pronto aprovechando mucho más la genialidad de David Zuckerman (The Fresh Prince of Bel-Air, Family Guy) que realmente ha puesto los puntos sobre las íes y ha desarrollado capítulos excelentes a lo largo de ambas temporadas.

The Killing es la adaptación estadounidense de la serie danesa Forbrydelsen. Un thriller de suspenso sobre el extraño asesinato de una joven involucrada en un juego de intereses privados y gubernamentales. Aunque estuve muy emocionado la mayor parte de la primera temporada siempre renegué que su final no trajera una resolución completa al misterio. Predije que si el interés era pasar de culpable en culpable, de temporada en temporada, iba a ser una latosa tarea cada vez que viera un episodio de la serie. La segunda temporada no sólo cambió mi perspectiva sino que me enamoró por completo y aunque su final trajo la resolución al caso pareciera que no está cerrado del todo y que hay mucho más por develar en la investigación. Su final es abierto, la agente Sarah Linden accede a otra investigación y no sabemos si habrá más crímenes, más casos, más investigaciones, más relaciones con el caso de los Larsen o si incluso habrá una tercera temporada.

The Walking Dead, finalmente, logró aprobar el examen y triunfó sobre la crítica de cómo una serie sobre zombis podría lograr su camino e identidad en el formato de TV. Frank Darabont fue el que se atrevió basado en la reconocida novela gráfica y en este momento observamos su tercera temporada. Atrincherados en una cárcel que se ganaron a pulso, los protegidos por el comisario Rick por fin logran tener algo de calma y paz. Sin embargo no muy lejos las amenazas logran acecharlos y nuevas sorpresas de la historia como la aparición de Merle -hernano de Daryl que apareció en la primera temporada-, el fin de la separación de Andrea y su vigilante Michonne, etcétera, logran cautivar el interés de los fanáticos. Por mi lado el cambio de tono de drama de catástrofe a uno más «gore» y sangriento me tiene fascinado. Eso y el interactuar de los personajes ha logrado cautivar toda mi atención. Las relaciones y nuevos personajes así como la salida de otros han mantenido muy alta la tensión de la trama y en algunos casos nos ha dejado sin aliento y boquiabiertos con los giros que tiene la historia. Se avecina un final, un poco predecible, pero increíble. Es imperdible.

La gran diva de las series tiene nombre propio y se llama Game of Thrones de HBO. Yo la veo y la sigo. No soy fanático ni me parece nada del otro mundo. Rescato la gran producción, la coherencia de sus historias -basadas en la serie de novelas A Song of Ice and Fire de George R.R. Martin– y lo atractivo del cuento. No es excelente pero es bien, es fácil dejarse deslumbrar por “la serie con mayor producción” en la historia de la TV. El fanatismo de sus seguidores hace que se sobrevalore su calidad pero sobre todo que se asegure un par de temporadas más mientras se desenreda toda la cosmogonía.

Finalmente, Homeland. Al igual que Wilfred, la segunda temporada no ha resultado tan buena como la primera. Muchos hablan de acartonamiento, cliché o material trillado; otros hablan de personajes desbalanceados o incluso empiezan a rechazar el personaje principal de Claire Danes, Carrie Mathison. Por mi lado siento que empezó muy bien con la situación en el Líbano y la frustrante posición de Carrie después de su desenlace en la primera temporada pero de alguna forma si se empantanó con el atentado que quiere realizar Abu Nazir en territorio estadounidense porque se fueron cerrando los caminos y la historia que parecía tan interesante ahora es demasiado parecida a 24 con Jack Bauer. Es innegable que Claire Danes está haciendo un trabajo impecable, con su Globo de Oro y su Emmy, Daines es favorita al lado de Laura Linney y Jessica Lange en loa próxima ceremonia de los Golden Globes, a realizarse imaginamos que en enero del próximo año. Para los que nunca vieron la primera temporada, es fácil ponerse al día. Su estructura es de doce capítulos y apenas se está cerrando la segunda temporada. Homeland es el costumbrismo usado por los agentes estadounidenses para hablar de toda la estructura de seguridad nacional. La serie como tal está enfocada en un grupo de la CIA que practica labores de inteligencia contra acciones terroristas. Abu Nazir es la metáfora directa para unir a los fundamentalistas de Medio Oriente en un sólo personaje como en su momento pudieron ser Osama Bin Laden, Muammar Gaddafi o incluso Rabah Muhanna y Mahmoud Abbas, hoy en día. Por lo mismo, para poder tener un imaginario global Nazir comparte una figura bastante estereotipada que en contraste con el resto de la serie hace que pierda credibilidad. A falta de un capítulo para su cierre de temporada la tensión es alta y el clímax es álgido dejando, a pesar de todo, un buen balance de esta serie de acción y drama.

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Homeland

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Too Big to Fail

Para poder ver Too Big to Fail de Curtis Hanson es recomendable primero que le echen una ojeadita a Zeitgeist o Inside Job. Hanson es un gran director de cine y de adaptaciones literarias por excelencia; me encantó por primera vez con L.A. Confidential -muy nominada en los Oscar y que incluso ganó mejor guión y mejor actriz para Kim Basinger– después por cosas de la vida leía Wonder Boys de Michael Chabon y el director logró una excelente versión de la novela.

Too Big to Fail es una producción de HBO para TV, basada en la novela del mismo nombre de con un reparto de locura que va desde William Hurt hasta Billy Crudup o Paul Giamatti y que relacionamos en el blog porque aunque no ganó nada en los recientes Emmy fue nominada en casi todas las categorías, dándole un revuelo impresionante y que aprovechamos para recordarles que la cadena la está rotando fuertemente este mes.

Hanson no se va con rodeos en esta peli, por eso es importante documentarse un poco antes. Queda bastante claro en Inside Job todas las sucias jugadas de los banqueros, corredores de bolsa, economistas y miembros del gobierno mismo que en una alianza macabra, no vista desde los años de Rockefeller a principio del siglo XX -y que condujo a la gran depresión de los años 20’s en Estados Unidos-; empezando por Alan Greenspan que en ese entonces fue nombrado Presidente de la Reserva Federal comienza una campaña en contra de las restricciones a los bancos y sus transacciones. Se orquestó de la manera más vil posible un juego donde los bancos prestaban plata, a los inversionistas, los corredores tomaban esa plata y conscientemente la ponían en negocios de alto riesgo, donde tanto ellos como los grandes inversionistas aseguraban su plata con altas pólizas y, finalmente, mediante terrorismo bancario los mismos corredores se encargaban de hacer colapsar dichos negocios para recoger las dividendos de las grandes pólizas.

Esto dejó como gran perjudicados a los pequeños inversionistas. El grueso de la clase media y clase media baja de norteamericanos que de buena fe invirtieron no sólo en acciones sino en vivienda e hipotecas. Los economistas, cómplices en el maquiavélico juego, llegaron con sus teorías a ratificar las buenas gestiones del mercado y a echarle la culpa a la burbuja inmobiliaria. Inside Job demuestra con hechos como al gobierno le tocó untarse las manos para salvar a estos criminales que simplemente rotaron de puestos, abandonando sus sillas presidenciales para ocupar puestos en el gobierno o prestigiosas posiciones académicas.

Too Big to Fail atiende, tal vez para mí, el caso más grave, el de Henry Paulson. Un banquero importante que lideraba las acciones de uno de los cuatro bancos más importantes de Norteamérica y del mundo entero, Goldman Sachs. Paulson completamente untado de esta miel de codicia y malversaciones siente el apocalipsis de su banco y pide ayuda al gobierno y a sus camaradas banqueros. Vende sus acciones en el punto más alto posible, logra salvar su pescuezo y como si fuera poco el gobierno Bush lo pone al frente de la Secretaria del Tesoro -algo así como el Ministerio de Hacienda– donde continúa o perpetúa el juego para sus amigos. El colapso de los bancos y las acciones anti-capitalistas de nacionalizar los bancos con inyección de capital y regulaciones internas no se dejan esperar. Su chivo expiatorio es Richard Fuld (James Woods), presidente de Lehman Brothers que al igual que Paulson o Lloyd Blankfein -en Goldman Sachs-, John Thain -en Merrill Lynch– o John J. Mack -en Morgan Stanley-, juega a tratar de salvarse en el mismo juego, con las mismas reglas de todos y pierde su cabeza. El gobierno lo deja morir aparentando una inexistente justicia capitalista hacia las malas acciones financieras, mientras con la otra mano trata de tapar el hoyo de AIG, la aseguradora de los bancos que al final fue la que se chupó todos los desperdicios tóxicos inmobiliarios del mercado.

El artificio es bien complejo. Fueron cuatro bancos los que prácticamente se repartieron los dividendos de Estados Unidos a los ojos perplejos del gobierno y este no pudo hacer nada gracias a los movimientos del susodicho honorable Alan Greenspan. El chistecito casi colapsa la economía mundial y a pesar de su casi inmimente hundimiento, la banca años después sale airosa a decir que fueron «demasiado grandes para fallar». Una descarada corrupción que ni el presidente más progresista, la encarnación del cambio y la esperanza -como lo fue Barack Obama para sus electores- ha podido modificar. Obama creyente de sus ideales aterrizó en un puesto donde lo único que pudo hacer fue acceder a ponerse los hilos de la marioneta en la que se convirtió. Permitió la continuidad del juego banquero y más recientemente otorgó incluso un veto político y racista al pueblo palestino en contra de sus deseos frente a la ONU de ejercer su derecho natural como nación, una clara contradicción de su campaña y de sus principios.

Comparada con los filmes nombrados que hablan de la corrupción bancaria como Zeitgeist o Inside Job, Too Big to Fail es una buena peli -por lo menos muy superior a la burla de Casino Jack que sólo trató de frivolizar el crimen y la corrupción a la que habían llegado estos corredores.

Nota personal. Marcelo Zarvos a quién relacionamos en The Beaver por su excelente composición musical, en esta ocasión también nos trae un excelente desempeño. Una orquestación maravillosa y una ambientación impecable durante toda la pieza.

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Sex and the City 2

Dicen que los cuentos de hadas hacen mucho daño en el comportamiento de los niños que crecen con ellos porque libera prejuicios y conceptos vacios en sus fantasías. Sus ideales son maniqueístas y su mensaje subliminal es sexista, esclavista y morboso. 

Creo haber perdido dos horas de mi vida, en el peor cuento de hadas de toda la historia de la humanidad. Uno donde la superficialidad de vestirse a la moda es el pan de cada día, tener los zapatos más bonitos que cuadren con el último vestido que se compró es el mejor antidepresivo y, en general, donde el mercantilismo es el único motor de la mujer. 

Michael Patrick King dirige y escribe la segunda parte de la franquicia de HBO, Sex and the City basada en la novela de Candace Bushnell. No puedo culpar a la autora de la frivolidad de este negocio pero seguramente si a su creador para TV, Darren Star quien de la mano de King desarrollaron este emporio supuestamente feminista. 

Pero no podrían estar más equivocados, se pordebajean los ideales de la mujer, se la convierte en un ser vacío y como si fuera poco su integridad se ve amenazada por la visión perfecta del matrimonio o la necesidad vulgar de copular a causa de vaivenes hormonales. 

No muchas pelis de explotación dirigidas al público masculino se le diferencian, no por eso la disculpo. Varias de esas pelis han sido divertidas a pesar de su mediocre contenido pero ponerle la bandera feminista a esta franquicia es la peor afrenta hacia la mujer y su lucha por una posición justa en nuestra sociedad. 

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