Dicen que los cuentos de hadas hacen mucho daño en el comportamiento de los niños que crecen con ellos porque libera prejuicios y conceptos vacios en sus fantasías. Sus ideales son maniqueístas y su mensaje subliminal es sexista, esclavista y morboso.
Creo haber perdido dos horas de mi vida, en el peor cuento de hadas de toda la historia de la humanidad. Uno donde la superficialidad de vestirse a la moda es el pan de cada día, tener los zapatos más bonitos que cuadren con el último vestido que se compró es el mejor antidepresivo y, en general, donde el mercantilismo es el único motor de la mujer.
Michael Patrick King dirige y escribe la segunda parte de la franquicia de HBO, Sex and the City basada en la novela de Candace Bushnell. No puedo culpar a la autora de la frivolidad de este negocio pero seguramente si a su creador para TV, Darren Star quien de la mano de King desarrollaron este emporio supuestamente feminista.
Pero no podrían estar más equivocados, se pordebajean los ideales de la mujer, se la convierte en un ser vacío y como si fuera poco su integridad se ve amenazada por la visión perfecta del matrimonio o la necesidad vulgar de copular a causa de vaivenes hormonales.
No muchas pelis de explotación dirigidas al público masculino se le diferencian, no por eso la disculpo. Varias de esas pelis han sido divertidas a pesar de su mediocre contenido pero ponerle la bandera feminista a esta franquicia es la peor afrenta hacia la mujer y su lucha por una posición justa en nuestra sociedad.