La segunda peli que me vi anoche fue Five Minutes of Heaven de Oliver Hirschbiegel a quien recordamos en este blog por Das Experiment, Der Untergang y The Invasion. A pesar de la promoción de Cinemax la peli mantiene una tensión inquietante hasta muy al final de la peli. Digo esto porque el canal promocionó o mejor dió avances que rompen la trama y especulan en el final dañando de alguna forma la experiencia, sin embargo, si uno sobrevive a estos avances podría entrever lo más bonito de la trama que no es el final dramático sino tal vez su moraleja más profunda.
La historia trata sobre un incidente sucedido veinticinco años atrás en Belfast cuando un joven de 19 años debe cometer un asesinato político para el IRA, su éxito le daría la entrada oficial al ejercito y sería visto con ojos de aprobación por su comunidad que lo considerarían de allí en adelante como un hombre hecho y derecho, una especie de rito adolescente para entrar en la adultez. En su cometido pasa por encima del hermano de la víctima, quien salva su vida por un raciocinio azaroso del victimario y sobrevive el asalto. Cesados los enfrentamientos y pugnadas todas los delitos mientras, el victimario hace su vida y ahora es un aristocrático irlandés, el joven traumatizado con la culpa impuesta por su familia y sobretodo por su madre hace que mantenga una vida de bajo perfil, con su esposa y sus hijas pero con una profunda sed de venganza. La oportunidad de saldar sus cuentas llega gracias a un documental de televisión que es la excusa de este largometraje. El victimario, interpretado por Liam Neeson, expone que nunca pudo olvidarse de la cara de ese muchacho que sobrevivió a pesar de haberle encantado haber entrado en esa taberna con toda la aprobación de los suyos; por su parte, James Nesbitt, la víctima con su sed de venganza busca cinco minutos de cielo donde pueda calmar el peso impuesto.
No parece una peli alemana pero es tan sofisticada y bien armada, tal como su afiche, que no hay duda que la mano genial de Hirschbiegel tuvo que ver en este filme. La fotografía mantiene un tono melancólico y se logra un bonito contraste en el continuo ir y venir del tiempo. La música no es protagonista pero está bien lograda. El que se lleva los mayores aplausos es sin duda el montaje de Hans Funck, compañero inseparable de Hirschbiegel en todas las pelis antes nombradas y que es crucial en el desenlace de la historia.
De nuevo, la peli vale la pena por su moraleja así le cuenten a uno el final. En el 2009, Hirschbiegel recibe reconocimiento como mejor director en Sundance igual que Guy Hibbert por su guión (Hibbert también recibió BAFTA)
Nota personal. Qué excelente actuación de James Nesbitt, de lujo.