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Goodfellas

Me senté anoche a observar qué había en televisión estaba dispuesto a que si no había nada más me dispondría a seguir mi lista y hacer la entrada sobre una de las muchas pelis que tengo pendiente.

Bueno, había un par de series, otro par de pelis y Goodfellas de Scorsese. Sabía que la peli era larga y que estaba un poco cansado pero transcurridos unos diez minutos, ya estaba cautivado por la historia.

Ya había dicho de Scorsese que no es sólo como describe las vidas y costumbres de los italianos mayormente en Nueva York, el hombre es un verdadero cuentero, cada pedacito tiene algo interesante, cada chiste tiene su magia. ¿Cuántos actores son naturales en la peli? ¿Cuántos verdaderamente sabían actuar? Todos se interpretan a si mismos y muchos hoy día se encuentran encasillados en ese primer papel que hicieron para el maestro. La lista es larga y uno se pone a revisarla y casi todos los encuentra uno de nuevo actuando igualito en The Sopranos.

La peli es fascinante, lo que más me agrada y recuerdo haberlo escrito en algún lado por ahí hace quince años es que los italianos si que saben comer y cocinar. Me pasó con The Sopranos, me pasó con Anthony Bordain cuando visitó Nueva Jersey italiana y me pasó con Goodfellas en 1990. Alguna vez con un amigo de universidad grabamos la peli y anotamos cuidadosamente las recetas de Pauly y Jimmy en la cárcel, diligentemente nos acomodamos en alguna de nuestras casas con ingredientes de excelente calidad, repetimos la receta al pie de la letra, recuerdo que la única excepción fue que en vez de latas de tomate en realidad buscamos como hacer la salsa con tomates frescos, lo que nos iba a tomar tres o cuatro horas más. No importó. Rebanamos el ajo con bisturíes X-Actos y delicadamente los sofreímos en acetite de oliva medianamente caliente. Tal cómo Liotta y su personaje lo describían el ajo simplemente se deshacía en el aceite, la carne absorbía esa emulsión y al servirse con una porción de pasta, pan y vino tinto ya no eramos estudiantes de una universidad pública, eramos sicilianos encarcelados, eramos la estrellas de rock que cocinaban y comían con todos los lujos del caso.

Pero a quién engañabamos eso nos había costado semanas y semanas de almuerzos. Pero había valido la pena. Por una vez en la vida estabamos probando los manjares que Scorsese alguna vez nos había confiado.

Hoy más que revisar las cámaras de Michael Ballhaus, la excelente actuación de Robert DeNiro, Joe Pesci, Ray Liotta, Lorraine Bracco, más alla de comentar los títulos de Saul Bass, la edición de Schoonmaker o la música organizada por Christopher Brooks. Hoy más que nada, recomiendo en las clásicas pelis de Scorsese ponerle atención a las recetas de las comidas y tratar de rehacerlas lo más parecido posible. Usar ingredientes frescos y de buena calidad. El resultado cada vez que se repitan las escenas la sensación va a ser erótica, va a ser inigualable. Las descriptivas escenas de Scorsese y una boca cebando esos misteriosos sabores del Mediterráneo.

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