Daniel Craig es un gran actor de profesión que empezó su carrera en la TV y fue incursionando en el cine con pelis que también serían expuestas directamente en ese formato. Su primera gran cinta fue Elizabeth de Shekhar Kapur en 1998 con un papel pequeño pero después su pauta fue protagonizar unas cinco o seis piezas de corte independiente para por fin llegar a Lara Croft: Tomb Raider en 2001. Su desempeño ya era reconocido para entonces y protagonizó al lado de Tom Hanks, Road to Perdition en la siguiente peli de Sam Mendes después de ganar el Oscar de la Academia.
El cine independiente no fue una plataforma de lanzamiento hacia su estrellato, en realidad, es su nicho natural, donde se siente más cómodo y por eso a pesar de su notoria popularidad sigue desarrollando papeles que equilibran su portafolio entre lo comercial y lo «indie». Layer Cake, The Jacket, Munich y Casino Royale vinieron después siendo el Agente 007 el pináculo de su carrera en la industria. Aunque esto no le impediría seguir trabajando en el tipo de pelis que más le gustan, sus compromisos y ocupaciones si lo harían, a tal punto que sólo Flashbacks of a Fool, The Invasion y Defiance fueron sus únicos títulos hasta Quantum of Solace.
Daniel Craig es bien apreciado en este blog por sus títulos, la calidad de su desempeño y la diversidad de sus personajes pero sobre todo porque su James Bond fue conjurado de una forma magistral en Casino Royale por Martin Campbell, dándole un nuevo giro al personaje y presentando su génesis como en ninguna otra salida del 007. La reunión de Sam Mendes de nuevo con el actor, en la tercera salida del agente del MI6, generaba unas expectativas altísimas, colmadas absolutamente y que a la postre definieron el bajo rendimiento de Marc Foster con Quantum of Solace que nunca estuvo a la altura de esta nueva era.
Lo primero que hay que decir es que Mendes es un gran fanático del 007 y se siente desde el respeto por los personajes míticos –Q, M, Moneypenny– hasta la inclusión del clásico Aston Martin DB5, en una oda a ese personaje que marcó su infancia -incluso el Aston Martin conserva las placas ‘BMT 216A‘ que usó Sean Connery y el guiño a Escocia de donde también el legendario actor nació es una muestra del divertimento en el que se volvió esta última producción-. Obviamente, Javier Bardem hace un gran papel como antagónico así como Judi Dench, Naomi Harris, Ralph Fiennes, Ben Whishaw, Albert Finney y Bérénice Marlohe -como La chica Bond– pero el verdadero protagonista contrario a lo que la crítica ha expuesto es sin duda James Bond con sus cincuenta años de existencia y sus veintitrés filmes realizados.
Skyfall -pésimamente traducido al español como “Operación Skyfall“- es una de las mejores pelis de James Bond que he visto hasta el momento. Bond convirtiéndose en el sofisticado y conquistador agente que todos conocemos, los vacíos en la historia llenándose poco a poco y a falta de persecuciones una gran carga de drama y sentido de la historia. Las locaciones combinadas con la cinematografía de Roger Deakins son increíbles y la música de Thomas Newman entregándonos escalofríos cuando sonaban los acordes de la guitarra eléctrica o los metales de «My name is James Bond» reafirman el hecho de que tendremos y estamos preparados para más 007, para más de este rudo, áspero y asertivo James Bond.