Una de las grandes desilusiones del 2011 fue ver como Todd Phillips escritor, productor y director de The Hangover feriaba y explotaba su éxito en cuanta pieza era él responsable en el mercado «hollywoodense». Desde Due Date hasta Project X -peli que vi y que aún no me han dado ganas de reseñar- todo parecía una copia barata de excesos inconmensurables o de personajes aprovechados de otros mediante manipulación -emocional o farmaceútica-. Parecía que la genialidad de Phillips en Old School o en The Hangover había desaparecido y el fondo de ese valle creativo parecía ser la secuela de The Hangover donde sencillamente no había nada novedoso. Todo era calcado tal cual de la primera parte con pequeños cambios que da vergüenza volver a nombrar.
The Hangover es lo que he venido denominando como comedia épica, tal vez la más grande de la década pasada, gracias a su giro como «road-movie». Logró desarrollar una narrativa innovadora, incluso para Phillips, donde cuatro amigos se reúnen en Las Vegas para una de sus despedidas de soltero y todo sale mal. Una noche de excesos y un amanecer en medio del caos donde aparentemente nadie recuerda nada. Una gran historia que ganó Globo de Oro e incluso fue reconocida dentro de las mejores de ese año en el gremio de escritores.
Este año, se anunció el final de la serie, la tercera parte de lo que supuestamente siempre se había conceptualizado como una trilogía, en donde en aras de la verdad, parece una salida para mejorar el paso en falso de la segunda parte y de alguna forma volver a recoger millonarias retribuciones -que a pesar de lo muy cuestionado de su guión, The Hangover Part II logró sorpresivamente recaudar un poco más de 580 millones de dólares, alrededor del mundo-.
Finalmente, para no enumerar la cadena de eventos que es The Hangover 3, lo primero que alivia es que no es la repetición de la primera parte ergo no es la repetición de la segunda parte y, así, es una apuesta más original de lo que veníamos experimentando; gran parte de los chistes son dañados por la excesiva revelación de los avances en los cortos promocionales -por lo que recomiendo abstenerse de verlos antes de asistir a la peli-.
Phillips trata de cerrar cabos, refiriéndose a sus partes anteriores, sin excederse en recuerdos, y aunque no llega ni ligeramente a alcanzar la excelencia de su primera parte, es muy superior a su secuela; trae referencias de Sid el papá de Alan (Jeffrey Tambor), Jade la primera esposa de Stu (Heather Graham), su hijo Carlos (Grant Holmquist), el Doug Negro (Mike Epps) y refrescando de nuevo la franquicia con muy buenos nuevos personajes. Termina uno preguntándose entonces porqué no elaboró un poquito más el guión de la segunda parte para que todo hubiera cuajado mejor. Leslie Chow (Ken Jeong) es el personaje encargado de darle redondez a la historia, en vez de Alan (Zach Galifianakis) que se había vuelto demasiado repetitivo y acartonado. La historia obtiene un buen final y la verdad no me extrañaría una cuarta parte dado en parte al cuasiabierto desenlace.
Hay muchas partes de la pieza que pagan su boleta en cine. Para mi definitivamente la llegada a Las Vegas sonando ‘Mother‘ de Glenn Danzig es simplemente épico pero también lo es ‘Hurt‘ en la versión de Ken Jeong, haciendo karaoke de la versión de Johnny Cash, que a su vez hizo la versión de Nine Inch Nails -que también sonó en la cinta cantada por el mismísimo Trent Reznor– 😉