The Descendants marca la historia de Matt King, interpretado por George Clooney, un descendiente de la realeza hawaiana que actúa como responsable de un fideicomiso familiar sobre una tierras vírgenes en la isla de Kauai. Su profesión es abogado, su perfil es el de un hombre de mediana edad, modesto, sencillo, muy trabajador, con una familia promedio conformada por su esposa Elizabeth y sus dos hijas, Scottie de 10 años y Alex de 17.
Su esposa protagoniza un accidente en lancha que la deja en coma y Clooney debe tomar las riendas de las relaciones interpersonales con sus hijas porque las ha tenido abandonadas la mayor parte de sus vidas.
Si empezamos de ceros, no es la mejor peli de Alexander Payne. Está bien pero el revuelo que está haciendo la crítica sobre su desempeño o el de Clooney es exagerado. Payne nos tiene acostumbrados a historias introspectivas de personajes solitarios con profundas crisis matrimoniales. Desde Election hasta Hung (serie de TV) estas historias, unas veces en largometrajes, otras en series de TV y otras incluso en cortometrajes nos han encantado y el ritmo de su narración en primera persona nos fascinan pero siento que Payne perdió algo de ese ritmo en su descanso de casi ocho años sin escribir-dirigir un filme -igual la última vez que lo hizo obtuvo Oscar a mejor guión original con Sideways y a partir de eso se dedicó a proyectos mucho más personales-.
En mi opinión el género no es el responsable de la sensación al final de la peli. Muchos dramas han combinado con mucho éxito el humor o son tragicomedias sin perder dirección o sentido. Lo destemplado del tema acontece gracias a un ritmo muy plano en la narración y a una historia que por lo menos si no es llama, no deja de ser un poco aburrida y lejos de la emocionalidad a la que nos tiene acostumbrados el realizador.
La peli vale la pena verla en salas -ahora que la están rotando- y cualquiera de los premios que gane en la ceremonia de los Oscar para mi va a ser una gran sorpresa y de todas formas bienvenida para el querido director.