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Moonrise Kingdom

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Por fin llegó a nuestra cartelera comercial la peli indie más esperada del año, Moonrise Kingdom de Wes Anderson. Lanzada oficialmente en Cannes del año pasado y estrenada en Estados Unidos en junio, desde la primera vez que vimos su corto hemos estado aguardando por su llegada casi un año -a decir verdad, yo hice mi pedido en Amazon a principios de noviembre previendo que de pronto no la trajeran como sucedió con Fantastic Mr. Fox y el disco llegó mucho antes de su estreno en salas, sin embargo, sabiendo que se aproximaba su proyección, perseveré hasta que por fin la vi anoche-.

Hay muchas formas de observar esta pieza; esta entrada -que se refiere a la primera vez que la vi- se centra en la bella artesanía que nos deslumbra al ser proyectada. Una gran artesanía en la cual intervienen muchas personalidades importantes en la industria de Hollywood. El primero sin duda debe ser su compañero -casi hermano- Robert D. Yeoman. Un cinematógrafo que lo ha acompañado desde Bottle Rocket y que ha interpretado su visión de una forma tan simbiótica que encontramos en cada cuadro desde su ópera prima una rúbrica de este magnífico equipo. Cuando la cinta empieza, los colores saturados, cálidos y estridentes combinados con esos movimientos específicos de cámara sentimos una estética de belleza cercana y reconocible, la del universo del realizador. Tal vez la calidad de la producción, la temática o la agenda misma lo apartó por un instante de Anderson en Fantastic Mr. Fox pero -si me permiten la cacofonía- es fantástico tenerlo de vuelta.

Sabemos que Anderson es por excelencia y naturaleza un contador de historias, un escritor-director que ha logrado hacerse a una posición prestigiosa desde la independencia de sus creaciones. Pero nunca ha estado solo en el equipo de escritura, su pareja más notable ha sido hasta ahora para mí Owen Wilson pero también lo han acompañado Jason Schwartzman, Noah Baumbach y Roman Coppola. Al igual que Yeoman, Coppola se apartó desde The Darjeeling Limited y volvió para escribir esta hermosa historia. Hermosa y de doble filo. La historia se basa en la relación de dos jóvenes doceañeros que huyen de sus hogares por inconformidad y desatención. Suzy (Kara Hayward) es introvertida, entusiasta de la literatura y la música, Sam (Jared Gilman) es campista Khaki del Campamento Ivanhoe. Ambos se recluyen por consentimiento mutuo en una ensenada que nombran como Moonrise Kingdom. Sin embargo, y a pesar de que la policía, los otros campistas y los padres de Suzy, los encuentran, en el poco tiempo que pasan solos hay serias alegorías sexuales que son muy interesantes -mi favorita por supuesto son los aretes de anzuelo que Sam le regala a Suzy y que para ponérselos literalmente tiene que romperse las orejas, delineando un fino hilo de sangre por su cuello; una alusión poética al quebranto de la inocencia o un poco más profundo a la pérdida de la virginidad-. Los diálogos forzados en un tono adulto y las figuras que acabamos de nombrar hacen pensar de pronto que los niños no son tan niños y que son instrumentos de una fábula para poder contar una historia de amor. En teoría, Moonrise Kingdom está basada en las experiencias propias del joven Anderson relacionadas con su primer amor pero eso no significa necesariamente que haya sido en su niñez; el director se refiere a ella como una buena base de la historia real pero que es poco acertada a medida que se desarrolla la trama.

Moonrise Kingdom demuestra que Wes Anderson realiza, produce y desarrolla el casi extinto cine de autor. Un cine donde se dirigen actores, se cocinan experiencias y se dirige una orquesta cinematográfica. La última parte de la triada que define su estilo una vez estuvo ocupada por Mark Mothersbaugh pero el ex-Devo dejó un gran vacío cuando en The Darjeeling Limited no hubo partitura original. De ahí en adelante, la silla la llenó el maestro Alexandre Desplat que al igual que Mothersbaugh fue capaz de ambientar escenas de forma emotiva dentro de un ecosistema muy personal del autor sin llegar a las salidas fáciles e iconoclastas que de pronto llegamos a percibir en otros autores como Tarantino, Woody Allen o incluso Almodóvar. Para los ex-refousianos, esta cinta en particular puede llegar muy profundo al corazón cuando se entrañan las clases de apreciación musical con Monsieur Jeangros o la relación directa con el Carnaval de los Animales de Camille Saint-Saëns -la pieza Pianistes interpretada magistralmente por Leonard Bernstein la usamos en El Colegio como base de una presentación final de todo nuestro curso en segundo de primaria-.

No puedo realmente afirmar que Moonrise Kingdom sea mi peli favorita de Anderson. Sigo pensando que The Royal Tenenbaums es su gran obra maestra y que tanto The Darjeeling Limited como The Life Aquatic with Steve Zissou estuvieron cerca de sus talones pero lejos de su excelencia. Moonrise Kingdom es una gran cinta que mejora cada vez que uno la ve y con el tiempo se me hará entrañable, pero eso no lo supe sino hasta que la ví y por eso sería imperdonable que nos la perdamos en salas. En si misma es una serpiente de Ouroboros que se alimenta de cada una de las pelis en el portafolio de Anderson. La presentación, los escenarios y el discurso/apariencia de Bob Balaban son inspirados en Steve Zissou, Suzy es Margot Tenenbaum, Sam es un joven Max Fischer que en vez de clubes tiene insignias pegadas a su uniforme, y en su temática el sentimiento de orfandad (o por lo menos ausencia de figuras paternas) fue tomado de The Darjeeling Limited así como el sentido fabulista para poder contar una historia -de nuevo- no necesariamente para niños fue aprendido de Mr. Fox.

La pieza empieza a recoger sus frutos cuando los principales gremios de Hollywood la empiezan a colocar como punto de referencia. Edward Norton, Tilda Swinton, Frances McDormand y obviamente Bill Murray su actor fetiche conforman el reparto, pero es Bruce Willis quien empieza “a robarse el show” cuando es nominado en los Spirit de este año.

Valga la pena nombrar, así sea al final, a Eric Anderson, hermano del autor, que siempre lo ha acompañado en el arte de sus pelis y en las portadas que Criterion Collection redita de sus piezas así como los seis artistas que fueron encomendados para desarrollar los libros ficticios de Suzy; David Hyde Costello para «Shelly and The Secret Universe», Juman Malouf (su novia actual) para «The Francine Odysseys», Sandro Kopp para «The Girl from Jupiter», Collider para «Disappearance of the 6th Grade», Andrea Dopaso para «The Light of Seven Matchsticks» y Kevin Hooyman para «The Return of Auntie Lorraine».

Nota personal. ¿Qué opinan de la Futura en la cinta? Todas las pelis de Anderson manejan de forma acuciosa letras de la familia tipográfica Futura en todos los avisos, piezas impresas o referencias gráficas, sin embargo, aquí en Moonrise Kingdom no sólo aparece muy de vez en cuando sino que se hacen referencias a otras fuentes tipográficas igual predominando dos o tres fuentes, ¿cuál es su teoría?

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Fantastic Mr. Fox

Fantastic Mr. Fox fue estrenada en Estados Unidos hace poco más de un mes con la disculpa de su promoción en varios festivales independientes de Norteamérica y su éxito es arrasador.

Ya ganó en Nueva York en los New York Film Critics Circle Awards, en Los Angeles en los Los Angeles Film Critics Association Awards, en San Diego en los San Diego Film Critics Society Awards y ganó en los National Board of Review en categorías como mejor animación, mejor peli, mejor guión y hasta mejor actor. Además de las nomiciones del año pasado en los Washington DC Area Film Critics Association Awards y los Satellite Awards, para el este año ya tiene seis nominaciones para los Annie Awards, los Broadcast Film Critics Association Awards e incluso como ya lo sabíamos una nominación como mejor película animada en los Golden Globes.

Al país no ha llegado pero yo le hice trampa a la distribución colombiana con un par de pelis que me vi recientemente en Nueva York, incluida la última producción de Wes Anderson.

La peli es sencillamente carismática.

Los personajes son particularmente entrañadores desarrollados con excelencia, de nuevo en equipo, con Noah Baumbach y con un ejercito de excelentes actores algunos de trayectoria andersoniana y que hacen parte de su parche como Owen Wilson, Bill Murray (su actor fetiche pero del cual coincidencialmente no pude conseguir cartel), Jason Schwartzman, Willem Dafoe y Michael Gambon, otros por primera vez como Brian Cox, Meryl Streep o, el mismísimo, George Clooney que lo hace fantásticamente y con una desenvoltura admirable.

Llama la atención la presentación de Eric Chase Anderson, hermano del director y que siempre ha participado en los proyectos andersonianos como director de arte e ilustrador; esta vez caracteriza a Kristofferson el sobrino sobresaliente de Mr. Fox y terrible antagónico de Ash, su hijo.

Una vez más, las futuras y las helvéticas son protagonistas infaltables en la estética de Anderson; el estilo es sutilmente pincelado con una fotografía cálida llena de pintorescos detalles y la melancolía de la técnica del cuadro a cuadro la hacen sencillamente asombrosa. Aunque Anderson es estricto en su melodía setentera que logra amalgamar perfectamente todo su universo, y en contra de sentirse como un recurso agotado o encasillador se sigue sintiendo profundamente estudiado el tema musical, lleno de recursividad e inagotable frescura esta vez desarrollado de la mano de Alexandre Desplat (de quien ya habíamos hablado en Coco avant Chanel y New Moon).

Es una peli inflamable y desde ya estoy esperando su salida en DVD para comprarla y no descompletar la colección 😉

Les regalo un par de foticos de las vitrinas de Bergdorf Goodman en Fifth Avenue con los escenarios y personajes originales de la peli.

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Hotel Chevalier

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Navegando por ahí dentro de las miles de comunidades que nos dominan hoy en día, me enteré que había una peli, más bien un corto, que explicaba o hacía referencia a la bata amarilla de Jason Schwartzman en The Darjeeling Limited de Wes Anderson de 2007.

Mi primera reacción no fue bonita. Fue una ansiedad y una profunda decepción por sostener un falso estamento que en mi poder tenía toda la colección de Anderson.

Sin embargo, hoy me dí cuenta revisando los adendos especiales de The Darjeeling Limited que Hotel Chevalier, el corto de Wes Anderson, estaba allí. Y siempre había estado.

Hubo dos suspiros de descanso, uno, porque podía de nuevo sostener mi estamento; dos, porque aunque uno sobrevive a la trama de The Darjeeling Limited si es especialmente iluminador el corto de Hotel Chevalier. Natalie Portman adquiere un carácter más protagónico (qué bella que es) y las frases de Jack Whitman como escritor adquieren un tono melancólico y testimonial.

El corto inquietantemente hermoso, ambientado en París y con una relación amorosa entre dos amigos que se hicieron mucho daño en el pasado, es el relato de ellos justo en ese instante que no sólo quieren tener sexo, así Whitman diga con desdén que podría ser tan sólo eso y no importaría. Me inquieta entonces saber si no será que Anderson tiene por ahí un corto o una referencia reveladora sobre El Hombre de Negocios interpretado por Bill Murray en TheDarjeeling Limited.

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