Brazucas, Drama, Epochal, Folk, Indie, Latin, Miguel Vaca, Movie, Road Movie, Storytelling, Vacacion, Walter Salles, World

On the Road

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On the Road es la peli a basada en la novela homónima de Jack Kerouac sobre sus multiples travesías a través de Estados Unidos, de punta a punta, acompañado de sus dos amigos Dean Moriarty y Carlo Marx; siendo la novela autobiográfica y deduciendo que Sal Paradise, interpretado por Sam Riley, es Kerouac por su ascendencia franco-canadiense, fácilmente se distingue a Allen Ginsberg de Marx y Neal Cassady de Moriarty.

El brazuca Walter Salles es el encargado de esta gran empresa. Lo último que habíamos visto del brasilero fue Dark Water, reenlatado de la japonesa de terror Honogurai mizu no soko kara original de Hideo Nakata y más allá de esta infortunada entrada a Hollywood, Diarios de Motocicleta. Es decir, un periodo largo de 7 años sin una pieza decente en el mercado.

Kerouac es al lado de Ginsberg y William S. Burroughs los pilares de lo que se conoció como la Beat Generation; un grupo de escritores de la posguerra que tomaron impulso en los 50’s e inspiraron un centenar de diferentes artistas posteriormente gracias a lo que documentaron y la forma en la que lo hicieron. La Beat Generation -peyorativamente conocidos por la prensa como los «beatniks»- son característicos desde su nombre por la apatía a lo establecido y sus estándares; mayormente novelistas innovaron en estilo, experimentaron con drogas, exploraron los límites de su sexualidad, controvirtieron la religión occidental comparándola y abrazando la oriental, repudiaron el reduccionismo material de muchos filósofos contemporáneos así como retratos simplistas de la condición humana. Howl de Allen Ginsberg, Naked Lunch de William S. Burroughs y On the Road de Kerouac son reconocidos como los picos de la literatura Beat. En lo que le compete a este blog, Howl recientemente tuvo un homenaje bajo la realización de Rob Epstein y Jeffrey Friedman, la muy buena actuación de James Franco como Ginsberg y una excelente narración animada producto del ingenio de Eric Drooker; Naked Lunch tuvo su referencia gracias al duque David Cronenberg en una pastosa, confusa y densa psicodelia.

Por su lado Salles, nos permite un acercamiento a la novela de Keoruac con una exquisita y delicada interpretación. Podemos caer erróneamente en la categorización de la pieza como una road-movie pero el epónimo personaje más que darnos una etiqueta de clasificación es un protagonista silente en la obra. Kristen Stewart en algún momento de la cinta, afirma que «ya no hay más camino para ella y que se devuelve a Denver», una figura para referirse al camino como el motor de la aventura, el socio que los acompaña calladamente durante sus viajes y el medio para que se desarrollen. No habría de hacer falta la compañía o la presencia tangible de los tres viajeros iniciales, después se incorporarían Stewart, Danny Morgan, Elisabeth Moss como su esposa o incluso Viggo Mortensen y Amy Adams (compañeros de parada) pero nunca podía faltar ni el lápiz, ni el papel, ni el camino. Además las road-movies se caracterizan por el regreso a casa y en este caso de vuelta en vuelta, el hogar se nubla y las moralejas se esfuman.

On the Road es una entretenida novela con un intricado mapa de relaciones. A nivel de actuaciones es importante destacar el desempeño de Garrett Hedlund (Tron Legacy), Viggo Mortensen (como Old Bull Lee en referencia a William S. Burroughs) y la, aunque ínfima pero grandiosa, participación de Amy Adams. Es más que justo reconocerle a Salles su gran esfuerzo por sacarle algo de histrionismo a Kristen Stewart porque al final esta cinta tiene más picos de actuación que cualquiera de las otras piezas en todo su repertorio «hollywoodense».

Salles y su pieza logran nominación a la Palma de Oro en Cannes y reconocimiento oficial en Sídney pero sobre todo vuelve a poner al realizador en un buen estado de la balanza para proyectarse en Hollywood con un nuevo impulso y de pronto encontrar su nicho así como ya lo hizo su compatriota Meirelles.

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Waste Land

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Waste Land es el trabajo en conjunto de la británica Lucy Walker y la co-dirección y producción de los brasileros João Jardim y Karen Harley. Un gran equipo que se redondea con la producción del gran director Fernando Meirelles.

La historia de Waste Land (también conocida como Lixo Extraordinário) es la de los catadores de Rio de Janeiro, unos trabajadores organizados en el basurero municipal más grande del mundo -frase favorita de los brasileros para empezar a contar cualquier cosa-, encargados del reciclaje de todas las toneladas de materias depositadas diariamente en esa zona.

Aquí me permito una licencia para destacar el trabajo de la cinematógrafa colombiana Irene Tobón que viajó a San Pablo a estudiar una maestría en documentales brasileros y se topó con que la figura evidente en Waste Land del catador de lixo es una figura reiterativa a lo largo de la historia fílmica de los documentales brasileros -en pocas palabras este es el objeto de estudio de su tesis-. Ahora bien, igual que en San Pablo -que es donde ella centró su análisis-, en Río los catadores son asociaciones cívicas, sin relación con la Prefeitura que simplemente se desentiende del problema. Miles y miles de personas se reúnen diariamente en el Jardim Gramacho y, como cuenta el documental, la demanda particular de cierto material genera la definición del movimiento de reciclaje de esa jornada. Por ejemplo, si llega una empresa trituradora de vidrio, todos los catadores son anunciados y todos recogen vidrio en ese momento con las características especificadas. Esta empresa trituradora compra el vidrio luego lo lleva a su lugar de tratamiento, vuelve a clasificar lo colectado, lo limpia y lo transforma para volver a vendérselo a otra empresa que lo funde para que, finalmente, otra lo acople en su línea de ensamblaje de carros.

La intención de los directores fue revisar el trabajo de Vik Muniz, un artista plástico brasilero radicado en Brooklyn que «sinecdoquiza» el material en su obra para contar una historia. Un proceso interesante y con varios ejemplos dentro del documental bien interesantes. Emprende esta empresa de sacar adelante un proyecto artístico en el Jardim Gramacho. Natural de Río y con una sede de su estudio en la ciudad, Muniz entrevista catadores, personajes icónicos y les toma fotos. Así se encuentra a Zumbi, Tião, Isis, Valter e Irmã, gente del común pero terriblemente carismáticos. El documental sigue avanzando y cuenta cada una de sus historias. Muniz decide estudiarlos fotográficamente y los pone actuar en escenas como madonnas, campesinos o en el caso de Tião como Marat en el cuadro de Jacques-Louis David. Personalmente, este momento fue duro porque se piensan en las implicaciones de ‘La muerte de Marat‘, “La muerte del amigo del pueblo“, “La Pietá de La Revolución” y pensé que de alguna forma, por eventos relacionados en el documental, el final de Tião iba a ser trágico. Sin embargo cuando empiezan a construir las obras en gran formato y las exportan a Londres para subastarlas, se entiende la situación, uno no puede más y afloja los lagrimales. Tião viaja en representación de los catadores y es testigo de las miles de libras que pagan los londinenses por su obra; Muniz que no busca provecho del asunto le da toda la plata y Tião ve por fin validada toda su labor. Se había convertido Marat, el amigo del lixão. De alguna forma, el documental aunque muy conmovedor se hace predecible. Gente que trabaja por obligación y que empieza a recibir atención siente que no debe volver. La gran preocupación de Muniz es ser responsable de esa disociación pero se arriesga y los lleva hasta las últimas instancias.

La pieza de Lucy Walker, Jardim y Harley es atractiva, rica artísticamente y muy interesante a nivel de documento. Ganó dos premios en la Berlinale, mejor documental del mundo en Sundance y fue nominada al Oscar y a los British también como mejor documental. Tan importante como la pieza misma me atrajo mucho la visión de Irene quien además me recomendó otro par de cintas que esperamos poder reseñar pronto. Gracias a sus conocimiento por fin entenderemos un poco más las herramientas del documental como género, los objetivos de la pieza y su comunicación que es bien diferente a la del argumental

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360

A veces es muy complicado seguirle la pista a todos los directores que a uno le parecen interesantes. Por diversas razones, se van quedando en un momento de la vida, de pronto con una peli en particular y no volvemos a escuchar de ellos. Fernando Meirelles es el caso más reciente que puedo nombrar. A pesar de haber entrado a la industria independiente del Reino Unido su proceso no es muy nombrado en titulares obviamente porque su perfil es bajo por el mismo carácter alternativo que produce así sus repartos sean de primera línea. Pero la verdad es que tampoco es un realizador que esté buscando figurar y sus proyectos son escogidos con pinzas. El cierre de su ópera prima fue precisamente con la peli que nos ayudó a conocerlo internacionalmente, Cidade de Deus; un baldado de frescura, originalidad y una narración súper destacable que lo hubiera podido catapultar poderosamente en Hollywood pero que con calma decidió otra opción menos alienante. Vino The Constant Gardener, con Rachel Weisz, Ralph Fiennes y Danny Huston, y era definitivamente un salto diametralmente opuesto en una lucha del director en la industria británica tratando de ser independiente con una historia bastante contestaria y que a la postre lo dejó con tres nominaciones al Oscar y a la Weisz con su primera estatuilla dorada como mejor actriz. Su última peli Blindness fue un gran homenaje post mortem al escritor de habla portuguesa José Saramago y a su novela Ensayo sobre la ceguera con un reparto más «hollywoodense», de la cual podría decir que fue no fue tan inesperada pero es que el autor y esa novela en particular me encantaban por lo que apenas supe de su producción estuve muy pendiente.

Hace una semana estrenaron 360, no reconocí el afiche donde figuraban Anthony Hopkins, Rachel Weisz y Jude Law. Tenía una pinta de historia sensiblera y aburrida pero menos mal me atreví a ver el corto-avance. No sólo me interesó la trama sino que al final el crédito del director apareció y dije no me la puedo perder. Este fin de semana muy juicioso me dispuse a verla y no falla, es otra vez una gran peli.

Una historia que es tan amplia -como su nombre lo indica- como el espectro en un rango de 360 grados, no tiene protagonistas claros, así el afiche en su función mercantilista nos muestre sólo a las grandes estrellas. Hopkins, Weisz y Law sólo son tan importantes como Lucia Siposová, Gabriela Marcinkova, Johannes Krisch, Moritz Bleibtreu, Jamel Debbouze, Dinara Drukarova, Vladimir Vdovichenkov, Maria Flor o Ben Foster -por eso de alguna forma, escogí este afiche donde ya no son tan claras las caras de los actores reconocidos-. Cada historia es fundamental y es excitante como cada una de ellas, primero se va dispersando pero luego va encajando perfectamente en un vasto rompecabezas que hace poco probable predecir el final de la(s) historia(s). La gran capacidad de Meirelles se define en tres grandes potencias; la primera, es que es un gran contador de historias, nos narra por lo menos diez relatos y estamos fascinados con cada uno de ellos; segundo, su gran dirección de actores, tanto las estrellas como el resto del reparto aporto frecura, experiencia, drama, elocuencia, originalidad y sobre todo visceralidad, nadie se sobrepasó, nadie se sintió repetido, nadie se sintió cojo en su desempeño, un gran despliegue de actuación que al final sólo hacen muy consistente la pieza; finalmente, Meirelles es un gran arquitecto. Muy parecido a Paris je t’aime o New York, I Love You, 360 es un mosaico de historias y personajes que definen una sensación de proximidad entre los seres humanos y como en nuestros caminos a veces se nos presentan bifurcaciones o desvíos que definen un nuevo destino. La gran diferencia con estas dos piezas (Paris je t’aime, New York, I Love You), es que no es un pelotón de directores los responsables detrás de la peli, es Meirelles solito, concentrado, enfocado y muy riguroso en su narración. Si además de eso se le suma un gran sentido de musicalidad, una cinematografía llena de tomas audaces a cargo de Adriano Goldman y un montaje impecable a cargo de su gran aliado Daniel Rezende, 360 es una peli imperdible.

En la contemporaneidad del cine independiente, se ha vuelto costumbre, o mejor, tema de mucho interés las historias corales. Digamos que es una forma del posmodernismo que tuvo sus orígenes en la literatura pero ha encontrado un nicho importante en la industria del cine. Su exponente más sonoro es Alejandro González Iñárritu (Amores perros, 21 grams, Biutiful) pero también Guillermo Arriaga (The Burning Plain), Rodrigo García Barcha (Mother and Child), Carlos Sorín (Historias mínimas), Denis Villeneuve (Incendies), el mismísimo Steven Soderbergh con Contagion y muchos más que se me escapan en esta larga lista de piezas pertenecientes al género. En la universidad la pieza que expresaba de mejor forma el posmodernismo era In weiter Ferne, so nah! (¡Tan lejos, tan cerca!) de Wim Wenders también con un estilo coral y con una mezcla natural de léxicos que la hacían, sí babilónica, pero también universal. Para mi 360 es un gran ejemplo de posmodernidad muy bien elaborada y sin el plasticismo iconoclasta en el que autores como González Iñárritu han caído sin mayores reparos.

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Las 25 de Latinoámerica

La tía, me mandó un correo con las veinticinco mejores pelis de Latinoamérica según la Revista Arcadia y me sentí incómodo por no haberlas visto todas. Me animo a hacer esta entrada porque también sentí que en el listado hicieron falta unas bastante especiales. Espero que cada uno haga su propia lista porque sería muy ingenuo de mi parte esperar que todos congenieran con estas.

Lo más triste es que en el siguiente paradigma se evidencia lo mal que estamos a nivel de cartelografía, destacándose de lejos Biutiful de González Iñarritú, Whisky de Stoll y Rebella y Cidade de Deus de Meirelles (con la debida excepción de El vuelco del cangrejo de Oscar Ruíz Navia y La Sociedad del Semáforo de Rubén Mendoza ambos afiches diseñados por el señor Kontra que gratamente he venido descubriendo como recurrente en nuestras carteleras de cine).

Argentina

Historias Mínimas

El Secreto de sus Ojos

El Lado Oscuro del Corazón

Hombre mirando al sudeste

La noche de los lápices

.
Uruguay

Whisky

Gigante

.
Perú

La Teta Asustada

.
Colombia

La Gente de la Universal

La Sociedad del Semáforo

Cóndores no entierran todos los días

Tiempo de morir

Rodrigo D: No futuro

El vuelco del cangrejo

Perro Come Perro

María llena eres de gracia

Soplo de Vida

La mansión de Araucaima

.
Cuba

Vampiros en la Habana

.
Brasil

Cidade de Deus

Central do Brasil

.
México

Amores Perros

Biutiful

Como agua para chocolate

Profundo Carmesí

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Drama, Fernando Meirelles, Indie, Miguel Vaca, Movie, Vacacion

Blindness

Blindness

Fernando Meirelles es un excelente director que primero nos trajo Cidade de Deus en 2002, con una magńifica estética y una historia increíble. Antes había dirigido y producido varios proyectos para televisión y otros largometrajes pero lo vinimos a reconocer hasta su quinta peli. Después confirmó de qué está hecho y realizó una conmovedora Constant Gardener en 2005 y que le valió varias nominaciones y un Oscar para su actriz principal, Rachel Weisz.

Tres años después, y luego de hacer de nuevo televisión, nos deleita con Blindness una peli basada en el libro de José Saramago, Ensayo sobre la ceguera.

Debo confesar que hasta hace muy poco me leí algo de Saramago, ya unos habían desertado su novela que me pareció cautivante, llena de vértigo, morbo y una extraordinaria narración. Desarrollarla en cine era todo un reto.

Pocos, en serio, pocos proyectos resultan verdaderamente gratificantes cuando pasan del libro al celuloide. Se me vienen a la cabeza tan sólo cinco de los que he leído; Curtis Hanson con Wonder Boys de 2000 basado en la novela de Michael Chabon, David Fincher con Fight Club de 1999 basado en la novela de Chuck Palahniuk, Stephen Daldry con The Hours de 2002 basado en la novela Michael Cunninghan, Mary Harron con American Psyco basado en la novela de Bret Easton Ellis y Tommy Lee Wallace con It basado en la novela de Stephen King (que es una tenebrosa producción para televisión).

El gran problema con un libro es que uno como lector se imagina todo muy específicamente, los espacios son muy luminosos o muy oscuros y los personajes son muy bajitos o muy gorditos pero nunca son los que le ponen a uno enfrente de la pantalla que incluso hablan muy diferente de lo que uno alguna vez se imaginó.

Teniendo esto en la cabeza Saramago nunca le puso nombre propio a ninguno de sus personajes, eran simplemente seres humanos con profesiones o características especiales. Después de sufrir su decadencia, es lo único que les queda: Su humanidad. Y el reto entonces se extiende a Mark Ruffalo que hace del doctor, a Julianne Moore que hace de la esposa del doctor, Alice Braga que hace de la mujer de gafas oscuras, Danny Glover que hace del tuerto del radio o Gael García Bernal que hace del rey del pabellón 3; el reto es que todos ellos no son sólo seres humanos son artistas reconocidos que deben desprenderse de su fama y hacerse humildes, mundanos, instintivos, animales, desconocidos.

Creo que es un producto acertado, fue muy fiel a la obra en su planteamiento, en su nudo y en su desenlace. Si uno cierra los ojos se alcanza a imaginar las líneas originales de Saramago. Me encantó la calidad del reparto que encarnó una población cosmopolita donde desde el primer ciego un japonés de fuertes y arraigadas costumbres se vuelven gratas sorpresas. Hubo instantes en la novela que me encantaron por su morbosidad, me llevaron al límite de mis instintos y quería disfrutarlos gráficamente en la peli. La putrefacción de los corredores, las telas que dejaban entrever los acaecidos pechos de las mujeres e incluso su violación por parte de los integrantes del pabellón 3 fueron momentos verdaderamente geniales. Eso sumado a descripciones de mendicidad, en la ciudad, los cortos donde se muestran los accidentes, los perros devorando cadáveres y todo el concepto de inframundo en el que se volvió esa nación hacen de la peli una desgarradora parábola.

Sin embargo, las imágenes de la ceguera blanca, la música, los pequeños detalles e incluso las mujeres bañando sus senos al aire libre con agua lluvia son tan bonitas que uno al final como espectador vive constantemente contrastes que evaluan la moralidad del ser humano yendo y viniendo entre horrores y belleza.

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The Reader

Hacía tiempo venía esperando esta peli. No porque me gusten los melodramas de los judíos en el holocausto, muy por el contrario este incidente en la peli es más circunstancial que otra cosa y eso me gustó mucho.

The Reader una peli del querido Stephen Daldry, por fin llegó a nuestras pantallas. Es una peli que participó en los Oscar de este año, entonces no hay mucho lío. Lo increíble es que esta peli ganó Oscar a mejor actriz principal para Kate Winslet y fue nominada como mejor película, mejor dirección y mejor guión adaptado. ¿Por qué no la habían traído antes? No tengo la menor idea.

Esta peli ha resultado ser como el chontaduro, que se le describe con una pasión extrema. Ó es odiada o es amada. Por mi lado, y esto tengo que revisarlo muy personalmente porque me ha venido sucediendo repetidamente este año, me hizo quebrar en llanto otra vez. Es una peli conmovedora y extremadamente tierna. Adornada con una fotografía exquisita y unas imágenes narrativas muy a lo que nos tiene acostumbrados Daldry.

Nos pueden contar el final, nos pueden contar la trama, nos pueden decir que es buena o es mala, pero sólo cuando uno se enfrenta a la peli se puede dar cuenta de lo bien dirigida que está, de lo bien hecha que quedó, de las buenas actuaciones y de la bella fotografía. Tengo una anécdota, alguien me dijo esta peli es muy bonita y todo pero el maquillaje está tenaz, muy malo; le replique que si se había dado cuenta que tanto Rose MatherIlana Mather (madre e hija ) eran la misma actriz, me dijo que no y yo le respondí que para eso sirve un buen maquillaje.

Stephen Daldry es un director que ha hecho cuatro pelis, la primera no se la conozco, Eight de 1998, pero el resto, Billy Elliot de 2000, The Hours de 2002 y ahora esta The Reader, son de excelente factura y cada una de ellas ha sido nominada como mejor dirección en los Oscar. Daldry un amante de los dramas psicológicos nos ofrece unas producciones llenas de humanidad, de reconciliación y de escrúpulos. Sus dos últimas pelis le dieron el reconocimiento a sus actrices principales en sus respectivos premios de La Academia. Particularmente, Kate Winslet tuvo mucho coraje apra salir adelante con dos megaproducciones, esta, The Reader y acompañada de su esposo Sam Mendes en Revolutionary Road repitiendo reparto con Leonardo DiCaprio quien ya la había acompañado en Titanic de James Cameron de 1997. Para los Golden Globes, se llevó tanto mejor actriz de reparto como mejor actriz principal; para los Oscar no sólo se llevo mejor actriz principal sino que mantiene un prontuario envidiable con seis nominaciones. En esta peli la acompañan el joven David Kross, Ralph Fiennes, Bruno Ganz (magnífico actor que recordamos por Der Untergang interpretando a Adolf Hitler o sus participaciones en La Trilogía de los Ángeles de Wim Wenders) y Lena Olin. Aunque corta, la presencia de Fiennes es muy interesante; desde The Constant Gardener de Fernando Meirelles de 2005 he sentido en este actor una madurez actoral impresionante que se ha dedicado a producciones comerciales pero cuando se compromete con proyectos independientes logra explotar todo su potencial.

No es una peli fácil pero tampoco es tan díficil de comprender. El personaje de Winslet me conmueve en muchos sentidos y me recuerda que el hombre no es absolutamente malo, ni tampoco obra en maldad completamente consciente, que errar es humano pero amar es mucho más que divino, que somos hombres y que por alcanzar esta deidad podemos herir a otras personas sin darnos cuenta. Pero sobre todo que el orgullo es el peor de los enemigos de este.

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