Action, Adventure, Brit, Comedy, Epic, Exploitation, Hollywood, John Glenn, Melodrama, Miguel Vaca, Movie, Romance, Sci-Fi, Serie B, Spy Film, Vacacion, War, World

Bond 13: Octopussy

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Después de haber logrado una muy buena cinta en Live and Let Die de Guy Hamilton, que definía el Bond que Roger Moore quería ser, la franquicia se fue desmoronando y nunca logró convencer completamente en su calidad; a pesar del éxito taquillero, James Bond volvía a ser una serie de pelis ramplonas y a veces de muy mal gusto; su identidad se perdía y el mismo Moore se hacía viejo.

En la décimo tercera salida de James Bond, Octopussy de 1983, regresa el británico John Glenn como director. De nuevo EON le apuesta a una gran producción con un presupuesto inicial de 27 millones para que al cabo de más o menos catorce semanas la cinta recibiera 187 alrededor del mundo.

George MacDonald Fraser, Richard Maibaum y Michael G. Wilson son los encargados de darle vida a una historia corta de Ian Fleming dentro de la colección Octopussy and The Living Daylights. Bajo la sospecha de que agentes soviéticos están tras el asesinato del 009, James Bond es enviado a investigar. Dicho agente fue encontrado muerto con un huevo Fabergé falso en su poder, entonces Bond sigue la pista de una subasta de un Fabergé original y logra intercambiarlos; en la misma subasta se sumerge en una disputa por el huevo con un príncipe afgano llamado Kamal Khan (Louis Jourdan) para después seguirlo hasta su palacio en India; es allá que descubre que Khan trabaja para el General Orlov (Steven Berkoff) quien quiere expander los límites de la Unión Soviética en Europa, sin embargo Magda (Kristina Wayborn), una de sus secuaces tatuada con un pulpo azul, le roba el huevo original; tratando de recuperar el huevo, el agente del MI6 llega a otro palacio, esta vez en Udaipur, dirigido por Octopussy (Maud Adams) la adinerada líder del culto del pulpo a cuyo séquito pertenece Magda; Bond logra esclarecer el plan completo de Orlov apoderándose de antiguos tesoros rusos cambiándolos por réplicas pero en un giro, un tanto más que ridículo, se da cuenta además que dichas réplicas contienen una ojiva nuclear que planea explotar en un espectáculo de exposición de los tesores dentro de una base aérea norteamericana para así desacreditar su plan armamentístico, desencadenar un desarme mundial y así apoderarse de las tierras abandonadas.

Las hitorias del súper agente cada vez se han vuelto más rebuscadas y los giros en la trama rayan en la ridiculez y el absurdo. Como decíamos antes se desdibuja la esencia que había desarrollado Roger Moore para desarrollar un personaje infantil, sin mucho desarrollo y de nuevo el 007 vuelve a sus rondas de mujeriego, teniendo relaciones sexuales con dos o tres chicas Bond por peli; por ejemplo, en este episodio una dupla de suecas; lo que resulta más molesto es el llamado exagerado e innecesario de atención hacia una de ellas en el título como objeto de mercadeo.

Después de un periodo de duelo (For Your Eyes Only), M vuelve al ruedo encarnado por Robert Brown; lo acompaña obviamente Desmond Llewelyn (Q), Lois Maxwell (Moneypenny) y los ya reconocidos Geoffrey Keen (Sir Fredrick Gray, Minister of Defence) y Walter Gotell (General Gogol).

La gran curiosidad, sin embargo, fue que ese mismo año, Sean Connery vuelve como el agente secreto del MI6 a sus 53 años, en una producción paralela, gracias a que el escritor Kevin McClory se había quedado con los derechos de la historia de Thunderball y con los personajes de S.P.E.C.T.R.E. -por esa razón nunca más volvimos a saber de Ernst Stavro Blofeld —- sin embargo, en la novela For Special Services aparece una señorita Nena Bismaquer que resulta ser su hija y se rumora que de esa forma se puede concretar el regreso en los Blofeld a los Bond de Daniel Craig-; McClory como productor invierte 36 millones de dólares y recibe 160; uno podría pensar y porqué entonces no continuó desarrollando historias del 007, sencillamente porque sólo tenía los derechos de Thunderball y no podía usar una sola historia más de Fleming; el nombre de la cinta fue Never Say Never Again, de la cual haremos reseña al final de toda la producción de EON, y tiene relación a la frase del mismísimo Connery al final de la producción de Diamonds Are Forever cuando sentenciaba que “nunca más” volvería a interpretar al 007.

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Bond 12: For Your Eyes Only

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La escocesa Sheena Easton con su melodiosa voz, su tema For Your Eyes Only y las siluetas de las clásicas sirenas de Maurice Binder introducen a James Bond en una nueva década de la franquicia. El año es 1981, Roger Moore interpreta su quinto Bond y el director es John Glenn; un viejo conocido de la serie que empezó su carrera filmográfica como director de la segunda unidad en On Her Majesty’s Secret Service, debutó en esta pieza y terminó haciendo cuatro pelis más de la saga -superando a Guy Hamilton que logró la no despreciable cifra de cuatro episodios-.

Una particularidad de esta cinta es que Michael G. Wilson no se limitó a producir solamente al lado de su padre sino que además en esta, al lado de Richard Maibaum, colaboró en el desarrollo del guión. La confianza fue alta y la producción aporta 28 millones de dólares de presupuesto para que se desarrolle la décimo segunda aventura del súper agente que al final recuperó 195 millones, cerrando otro buen negocio para EON. La entrada de Glenn a la dirección, sin embargo, es el peor deterioro que le pudo pasar a James Bond; no sólo no supo sortear la personalidad adquirida de Moore sobre el 007 sino que cuando este se aparta de la saga, Glenn tampoco supo conectarse con Timothy Dalton en lo que terminó siendo el fondo del espía británico.

Una baja sensible en el reparto fue Bernard Lee que después de varios quebrantos importantes de salud a causa de un cáncer estomacal fallece justo después de estrenar Moonraker; la producción toma la decisión de no reemplazarlo en For Your Eyes Only en honor a M, el jefe del 007 durante once capítulos, y complementa su vacío con el uso de los personajes del General Anatol Gogol (Walter Gotell) y Sir Frederick Gray, Ministro de Defensa (Geoffrey Keen) además obviamente de Miss Moneypenny (Lois Maxwell) y Q (Desmond Llewelyn).

For Your Eyes Only está basada en el mismo título de la serie de cuentos cortos de Fleming -cinco en total y que también incluye Quantum of Solace– pero en la trama específica de uno de ellos, Risico. Bond es informado por el Ministro de Defensa que el bote St. Georges ha sido hundido y que contiene el ATAC (Automatic Targeting Attack Communicator) importante dispositivo de defensa británico que coordina y comunica la escuadra de submarinos Polaris; Bond debería rescatarlo con premura porque los rusos también estarían interesados en el dispositivo que tiene la capacidad de activar los misiles del resto de submarinos. Mientras tanto el General Gogol ya ha informado a su contacto en Grecia donde supuestamente se hundió el St. Georges. En un juego del gato y el ratón, MI6 contrata al arqueólogo marino Sir Timothy Havelock para encontrar el St. Georges pero este es asesinado por un sicario cubano llamado Hector Gonzales a quien Bond sigue hasta España para encontrar al autor intelectual pero de nuevo el sicario es asesinado por un tercero; esta vez es Melina Havelock, hija del profesor quien toma venganza de la muerte de su padre por sus propias manos. Con la ayuda de Q y el recuerdo de los hombres que rodeaban a Gonzales, Bond sigue a Emile Leopold Locque, otro sicario, hasta Italia que lo lleva a Luigi Ferrara y que finalmente lo conduce al nombre de Milos Columbo. Un par de giros y otro par de traiciones finalmente desencadenan un final a buen término, un poco rebuscado, un poco aburrido.

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Bond 11: Moonraker

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De nuevo el británico Lewis Gilbert sería el encargado de liderar la realización de James Bond pero esta vez EON tendría una nueva dirección en la producción al sentar por primera vez a Michael G. Wilson, hijo de Albert R. Broccoli, al lado de su padre como remplazo de Harry Saltzman y su prudente salida años atrás. Se había anunciado en los créditos finales, como en otrora, que el siguiente capítulo iba a ser recreado en la novela For Your Eyes Only pero se tomó la decisión de usar mejor Moonraker donde se podría aprovechar el ambiente y los escenarios del espacio exterior debido al repentino éxito que fue Star Wars. Sin embargo el guión autorizado para desarrollar Moonraker era tan distinto de la novela original que se autorizó de nuevo «una novelización» de la pieza a cargo de Christopher Wood -ya lo había hecho con The Spy Who Loved Me-.

La cinta tuvo un notable éxito, con un presupuesto cercano a los 34 millones de dólares y un recaudo inicial de 210 millones, como nunca había sucedido con otra pieza. El aumento del presupuesto no sólo permitió locaciones exóticas en Brasil, Argentina, Paraguay, Guatemala, Italia, Francia, Inglaterra y Estados Unidos, permitió además una recreación del espacio exterior dentro de los inmensos estudios Pinewood y una nominación por mejores efectos especiales dentro de los Oscar de La Academia gracias al trabajo de Derek Meddings, Paul Wilson y John Evans. A pesar de la notable gloria, Moonraker retrocede en la payasada y errores de las primeras instalaciones del 007; el gran despliegue de las escenas de acción alcanza a difuminar, pero no eliminar completamente, el uso exagerado de dobles de acción, los chistes flojos y un perfil del súper agente que suponíamos ya habíamos superado. Empieza un decaimiento que empieza a notarse en Roger Moore, al igual que otros elementos dentro de la producción que vendrán haciéndose más evidentes con el paso de los años.

En Moonraker, el epónimo transbordador espacial ha sido secuestrado del dominio británico y se le es encargada la investigación a James Bond. En camino a su misión, en un vuelo no comercial, Bond es asaltado por el capitán y la tripulación que trae de nuevo a colación a Jaws (Richard Kiel) quien se había salvado súbitamente al final de The Spy Who Loved Me. El fabricante del transbordador es Hugo Drax, presidente de Drax Industries, y es allí donde se dirige el 007 como punto de partida en aras de descubrir lo sucedido con el Moonraker. Drax es interpretado por Michael Lonsdale y a su cargo están Chang (Toshirô Suga), Jaws, la astronauta y doctora Holly Goodhead (Lois Chiles) y su asistente Corinne Dufour (Corinne Cléry). Al llegar a Drax Industries, Bond sufre su segundo atentado después de conocer a la doctora Goodhead y es cuando empieza una larga persecución de Drax por Venecia, Rio, Iguazú y a través de la Amazonía brasilera hasta finalmente ser capturado por Jaws y llevado a la presencia de Drax donde Bond ve elevarse el Moonraker y dilucidar su plan completo. Previamente, Corinne se había rendido a los encantos del 007 y le ayudó en su investigación pero antes de lograr cualquier resultado Drax se dió cuenta de su traición y la mató. Toda la producción se translada al espacio exterior donde Bond y Goodhead deben detener los planes de Drax y el uso de un neurogas sobre toda la faz de la Tierra.

El reparto se siente abundante en estrellas francesas y tiene una razón de ser. EON Productions conforma una alianza anglo-francesa donde, según el acuerdo, cierto número de actores debían llenar cierta cantidad de puestos en los roles para cumplir el tratado. Al lado de ellos Bernard Lee, Lois Maxwell, Desmond Llewelyn, Geoffrey Keen y Walter Gotell completan el listado de protagonistas.

La narración de Moonraker se hace excesivamente larga, sincopada y llena de persecuciones infructuosas; pero no sólo es decepcionante la forma de resolver todos los problemas sino que las inusitadas ayudas que recibe el súper agente son más que inverosímiles. Moonraker parece un rompecabezas armado con las tramas de Goldfinger, Thunderball, You Only Live Twice y The Spy Who Loved Me. Finalmente, con un giro exageradísimo y profundamente empalagoso entre Jaws y su novia Dolly el desenlace de The Spy Who Loved Me es prácticamente calcado. Aunque los efectos son realmente buenos y la cinematografía alcanza un buen punto de calidad, Moonraker es de las peores cintas de James Bond.

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