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Bron|Broen

Bron|Broen

Muchas cosas pueden suceder en una serie de TV en su primera temporada. No se puede generalizar, ni sacar conclusiones porque en La Segunda puede todo terminar de una forma contraria, para bien o para mal. Por lo mismo, generalmente se espera a ver las posteriores etapas en las series antes de comentar o hacer una entrada; por eso, de pronto no hay nada escrito en el blog aún sobre True Detective, Ray Donovan, Masters of Sex, Hannibal o Les Revenants (The Returned) –serie que pronto saca su versión estadounidense en AXN llamada Resurrection–.

En cuanto a cinematografía danesa, en el blog hemos alimentado una afición poderosa con nombres como Mads Matthiesen, Nicolas Winding Refn, Thomas Vinterberg y Lars von Trier. Lo interesante es que también nos hemos acercado a esta cinematografía gracias a sus audiovisuales para TV –y no estamos hablando de Riget (The Kingdom) la serie de TV realizada por Von Trier porque aún no la hemos visto–; nos referimos a que de manera indirecta seguimos Forbrydelsen, la serie policiaca cocreada y coescrita por Søren Sveistrup y Veena Sud que vió cómo su éxito se apoderó de Dinamarca, Alemania, el Reino Unido y se transformó en The Killing en Estados Unidos, donde ya con cuatro exitosas temporadas Veena Sud terminó escribiendo y produciendo la serie, adaptando un nuevo ambiente, parecido al danés pero en Seattle.

Ahora llega esta Bron|Broen (Bridge|Puente) donde reconocemos la técnica y la narrativa danesa, esta vez coproducidos por los noruegos y los suecos.

Bron|Broen es también una serie policiaca, empieza en el puente que une Copenhague (Dinamarca) con Malmo (Suecia) cuando es dejado un cuerpo en la mitad del puente, justo entre las jurisdicciones de sus dos cuerpos policiacos. Se desarrolla una pequeña trama alrededor de quién debe hacerse cargo del asunto pero, poco a poco, Saga Norén (Sofia Helin), una oficial del cuerpo de policía sueco, se va asiendo al cargo de directora de la investigación mientras Martin Rohde (Kim Bodnia), su compañero danés, sigue sus órdenes mientras trata de entender cómo funcionan las cosas al otro lado del puente. –Martin Rohde se nos hace conocido gracias a que Kim Bodnia quien lo interpreta es protagonista de Pusher, ópera prima de Nicolas Winding Refn–.

Al igual que The Killing, los escritores nos describen un ambiente coral, esta vez entre Copenhague y Malmo. A medida que avanza la investigación, saltamos de sospechoso en sospechoso hasta que conducidos por el suspenso del thriller, la historia desencadena en un vertiginoso y duro final de temporada.

Es entretenida. Tiene cosas imperdonables en una producción de tan alto presupuesto como son los errores de continuidad pero es entretenida. Por otro lado, la fotografía, el vestuario, la utilería, la ambientación musical, la dirección de reparto, todo es exquisito y muy bien logrado. El ritmo es agradable pero a medida que avanza todo se va volviendo demasiado conveniente y las situaciones o empiezan a encajar perfectamente como piezas de un rompecabezas que alguien ya sabe como armar o por el contrario quedan sueltas, perdidas, como hilos sueltos que nadie va a conectar. Decepciones parecidas a las que nos enfrentamos en el final de la segunda temporada de The Killing. La segunda temporada, es mucho más interesante y aunque el ambiente coral persiste en la investigación, quisiéramos pensar que en algún momento todo se va a hilvanar y no volveremos a caer en la resolución de un caso, gracias a la conveniencia, el peculiar talento y la química entre Saga y Martin.

Como es un juego danés coproducido por los suecos y los noruegos, más allá del cine, más allá de las actuaciones y el guión, es súper interesante cómo se ven cada uno de los extremos del puente. Por un lado los daneses perciben a los suecos, como autómatas casi insensibles con muchos problemas para relacionarse con otros; claramente, Saga tiene un nivel de autismo que le permite aprovechar su no-empatía con otros humanos para que la investigación avance más eficientemente; de cierta forma Saga es muy parecida a Data de Star Trek que investiga las sensibilidades y existencialismo humano desde su naturaleza esquizoide. Por el otro, los suecos ven a los daneses desordenados, vulnerables y deficientes; Martin se deja llevar por sus sentimientos, se sorprende y se divierte con las ocurrencias de Saga pero no toma decisiones muy racionalmente, nada es demasiado serio; tiene un matrimonio con cuatro hijos y como no puede negarse a tener relaciones con su mujer ni tampoco a usar condón se práctica una vasectomía pero justo antes de hacerla deja embarazada a su mujer con mellizos y le es infiel con otra mujer sólo porque sintió una conexión con ella. Bron|Broen es un balance de estos dos personajes, extrapolados y casi caricaturizados, que nos permiten explorar las idiosincracias de dos culturas muy diferentes entre ellas pero que vulgarmente clasificamos como nórdicas, en un genérico demasiado condescendiente.

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Series más destacadas 2012 (III)

[Continúa]

Sigamos con el balance de las series hasta ahora. No voy a hacer muy extensa esta reseña -que ya es bastante vasta- y voy a dedicarme a The Big C, Mad Men, Breaking Bad, Wilfred, The Killing, The Walking Dead, Game of Thrones y Homeland. Podrán no ser las favoritas de todos nosotros pero debemos reconocer que están en la tendencia, tienen una calidad de producción muy alta y si les dimos una oportunidad quedamos atrapados con ellas.

The Big C es una de las series que más me conmovió el año pasado por su frescura, su posición frente al cáncer y el personaje de Laura Linney. Linney es una hermosísima mujer aterrizando en sus 60’s sin pena ni gloria, es un monstruo de La Academia y ya ha logrado tres nominaciones a la estatuilla -que injustamente le han quitado- y dos Globo de Oro -uno precisamente por su papel en esta serie-. La primera temporada tuvo un conmovedor argumento con esta mujer decidiendo vivir tranquilamente; agobiada por la muerte de su vecina, y amiga, cambia de posición y quiere un tratamiento de curación, así su fase de la enfermedad esté muy avanzada. En la segunda temporada, cambia de doctor y empieza un tratamiento con un procedimiento con el que apenas se está experimentando. En esta nueva experiencia, llegan al reparto Alan Alda y Hugh Dancy quienes acompañan a Oliver Platt, Gabriel Basso, John Benjamin Hickey, Gabourey Sidibe, Phyllis Somerville, Cynthia Nixon y Reid Scott. Uno debe hacerse a la idea de que la temática de la serie -a pesar de lo festiva y optimista que pueda llegar a ser la hermosa presentación de la serie- es sobre muerte y cáncer; el problema es que uno como espectador crea un vínculo fuerte con los personajes y la despedida de cada uno de ellos es muy dolorosa. En esta segunda temporada no se desentona un tris. Linney sigue siendo encantadora pero su personaje va teniendo sus altas y sus bajas, lo que implica un desarrollo más profundo del personaje el cual logra impecablemente. La expectativa de la tercera temporada es miedosa. Finalmente, ¿Cathy caerá en su lucha por sobrevivir o habrá realmente esperanzas de recuperación?

Mad Men resistió el levantamiento de sus escritores. Después de un año y medio volvió con la quinta temporada de esta maravillosa serie, en un tono casi de añejamiento. Todos los actores en perfecta armonía con sus personajes y en equilibrio de guión o historias. Más ocurrente, más dramática y más cruda llegando a los confines más inesperados de este pequeño universo al final de los 50’s y principios de los 60’s. Muchos personajes no fueron tan protagonistas en esta temporada, como Peggy (Elisabeth Moss) o Betty Francis -antes Betty Draper– (January Jones), esto le dio un impulso adicional a otros personajes que brillaron con luz propia. Mi favorito Roger Sterling (John Slattery), un poco más pícaro, más sucio, siempre muy elegante y sofisticado pero con unos giros increíbles que evidenciaron su vulnerabilidad a flor de piel. Obviamente, Jon Hamm no desentona y nos deja en ascuas para una siguiente y muy esperada sexta temporada.

Hay unos que dicen que Breaking Bad es la serie que diseña la tendencia en TV de estos primeros años del siglo XXI, suena exagerado pero creo que no están del todo equivocados. Turbulenta, mundana, excelentemente narrada y con unos personajes muy crudos, Breaking Bad redefine los estándares de las series dramáticas. El papel del profesor de química interpretado por Bryan Cranston será recordado hasta el día de su muerte, gracias a ese perverso juego de los guionistas de la serie con los sentimientos y moral de los espectadores. Primero nos presentan un hombre sencillo y bueno. Padre de familia y amoroso que se convierte en un anti-héroe al tratar de protegerla sobre cualquier riesgo que pueda amenazarlos en su ausencia. Luego se vuelve un ser corrupto por la ambición, el poder y el dinero que ha desarrollado en su lucha. Y luego, volverse un monstruo al que su mujer le teme y sus hijos desconocen. Por su lado, Aaron “Pinkman-bitch” Paul, su «yang», siempre fue torpe, ignorante pero un hombre leal al equipo. Sus errores y torpezas enfrascaban al “Señor White” en unos dilemas ético-morales muy fuertes pero ambos de una u otra forma lograron sacarlos adelante en la industria de la metanfetamina, por eso muchas veces pensamos que el Señor White debía librarse de él para poder sobrevivir. En esta quinta temporada -continuando el curso de la cuarta- Jesse va limpiando sus adicciones, es reconocido por su lealtad y trata de librarse de este negocio que tantas penas le ha causado. Nos gobierna la incertidumbre del «mid-season» (que es una pausa en la mitad de temporada), y esperamos el desenlace con gran ansiedad y profundo temor. No sabemos qué pueda suceder en los últimos capítulos y si habrá una nueva temporada: Los creadores y productores han manifestado en varias oportunidades que la serie comenzó con una premisa, la muerte de Walter White y que por respeto a sus fanáticos así debería continuar. Entonces ¿va a morir? ¿Cuándo? ¿Cómo? Me declaro completamente adicto a la serie.

Una de las grandes sorpresas del año pasado fue Wilfred. Una creación surrealista y delirante de Jason Gann que empezó originalmente en su natal Australia y luego a través de FOX y FX desarrolló de nuevo en Estados Unidos, esta vez de la mano de Elijah Wood. El planteamiento es sencillo. Wood que interpreta a Ryan, es un abogado independiente, joven y emprendedor. En una de sus crisis bipolares y existencialistas decide suicidarse en una ingesta descomunal de pastillas que no causan el efecto deseado. De alguna retorcida forma, algo se activa en la mente de Ryan y puede ver al perro de la vecina como un ser humanizado. Wilfred es la mascota de la hermosa Jenna (Fiona Gubelmann) quien, en la primera temporada, se vuelve su amor platónico. La segunda temporada no es tan extraordinaria y regular como su antecesora. No es consistente y cuando nos entregan un buen capítulo, el siguiente es un ladrillo mortal. Sin embargo, en este balance, los episodios sobresalientes son grotescamente divertidos y desquiciadamente hilarantes. Nos dejamos llevar por la vulgaridad de este maldito perro juzgándolo como un ser humano pero después nos hacen caer en la cuenta de nuestros propios delirios y reconocemos que es tan sólo un perro. Esta temporada nos trajo a Amanda interpretada por Allison Mack, una carga equilibradora en el corazón de Ryan que lo asienta en el mundo real y le permite desarrollar sus amorosos sentimientos. Sin embargo, al mismo tiempo Amanda le permite descubrir raíces de una sicosis más profunda en su niñez que nos intriga hasta el final de la temporada. Ya está confirmado el tercer lanzamiento de la serie y aunque ansío verlo le deseo mejor rigurosidad en los guiones y mayor consistencia, de pronto aprovechando mucho más la genialidad de David Zuckerman (The Fresh Prince of Bel-Air, Family Guy) que realmente ha puesto los puntos sobre las íes y ha desarrollado capítulos excelentes a lo largo de ambas temporadas.

The Killing es la adaptación estadounidense de la serie danesa Forbrydelsen. Un thriller de suspenso sobre el extraño asesinato de una joven involucrada en un juego de intereses privados y gubernamentales. Aunque estuve muy emocionado la mayor parte de la primera temporada siempre renegué que su final no trajera una resolución completa al misterio. Predije que si el interés era pasar de culpable en culpable, de temporada en temporada, iba a ser una latosa tarea cada vez que viera un episodio de la serie. La segunda temporada no sólo cambió mi perspectiva sino que me enamoró por completo y aunque su final trajo la resolución al caso pareciera que no está cerrado del todo y que hay mucho más por develar en la investigación. Su final es abierto, la agente Sarah Linden accede a otra investigación y no sabemos si habrá más crímenes, más casos, más investigaciones, más relaciones con el caso de los Larsen o si incluso habrá una tercera temporada.

The Walking Dead, finalmente, logró aprobar el examen y triunfó sobre la crítica de cómo una serie sobre zombis podría lograr su camino e identidad en el formato de TV. Frank Darabont fue el que se atrevió basado en la reconocida novela gráfica y en este momento observamos su tercera temporada. Atrincherados en una cárcel que se ganaron a pulso, los protegidos por el comisario Rick por fin logran tener algo de calma y paz. Sin embargo no muy lejos las amenazas logran acecharlos y nuevas sorpresas de la historia como la aparición de Merle -hernano de Daryl que apareció en la primera temporada-, el fin de la separación de Andrea y su vigilante Michonne, etcétera, logran cautivar el interés de los fanáticos. Por mi lado el cambio de tono de drama de catástrofe a uno más «gore» y sangriento me tiene fascinado. Eso y el interactuar de los personajes ha logrado cautivar toda mi atención. Las relaciones y nuevos personajes así como la salida de otros han mantenido muy alta la tensión de la trama y en algunos casos nos ha dejado sin aliento y boquiabiertos con los giros que tiene la historia. Se avecina un final, un poco predecible, pero increíble. Es imperdible.

La gran diva de las series tiene nombre propio y se llama Game of Thrones de HBO. Yo la veo y la sigo. No soy fanático ni me parece nada del otro mundo. Rescato la gran producción, la coherencia de sus historias -basadas en la serie de novelas A Song of Ice and Fire de George R.R. Martin– y lo atractivo del cuento. No es excelente pero es bien, es fácil dejarse deslumbrar por “la serie con mayor producción” en la historia de la TV. El fanatismo de sus seguidores hace que se sobrevalore su calidad pero sobre todo que se asegure un par de temporadas más mientras se desenreda toda la cosmogonía.

Finalmente, Homeland. Al igual que Wilfred, la segunda temporada no ha resultado tan buena como la primera. Muchos hablan de acartonamiento, cliché o material trillado; otros hablan de personajes desbalanceados o incluso empiezan a rechazar el personaje principal de Claire Danes, Carrie Mathison. Por mi lado siento que empezó muy bien con la situación en el Líbano y la frustrante posición de Carrie después de su desenlace en la primera temporada pero de alguna forma si se empantanó con el atentado que quiere realizar Abu Nazir en territorio estadounidense porque se fueron cerrando los caminos y la historia que parecía tan interesante ahora es demasiado parecida a 24 con Jack Bauer. Es innegable que Claire Danes está haciendo un trabajo impecable, con su Globo de Oro y su Emmy, Daines es favorita al lado de Laura Linney y Jessica Lange en loa próxima ceremonia de los Golden Globes, a realizarse imaginamos que en enero del próximo año. Para los que nunca vieron la primera temporada, es fácil ponerse al día. Su estructura es de doce capítulos y apenas se está cerrando la segunda temporada. Homeland es el costumbrismo usado por los agentes estadounidenses para hablar de toda la estructura de seguridad nacional. La serie como tal está enfocada en un grupo de la CIA que practica labores de inteligencia contra acciones terroristas. Abu Nazir es la metáfora directa para unir a los fundamentalistas de Medio Oriente en un sólo personaje como en su momento pudieron ser Osama Bin Laden, Muammar Gaddafi o incluso Rabah Muhanna y Mahmoud Abbas, hoy en día. Por lo mismo, para poder tener un imaginario global Nazir comparte una figura bastante estereotipada que en contraste con el resto de la serie hace que pierda credibilidad. A falta de un capítulo para su cierre de temporada la tensión es alta y el clímax es álgido dejando, a pesar de todo, un buen balance de esta serie de acción y drama.

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The Killing

AMC es una sigla para American Movie Classics que es una cadena ochentera de TV estadounidense dedicada mayormente a pasar pelis clásicas cercanas a los 50’s o antes además de una mínima cantidad de material original. A partir de 2002 tomó una nueva dirección mostrando una nueva gama de pelis mezclando su parrilla con unas piezas más contemporáneas y agregando publicidad para mantener el negocio.

Su primer gran logro se logró con la serie Mad Men cuya trama se relaciona con unos publicistas de mediados de los años 50’s muy acorde con su perfil de rotación cinematográfico original y su revuelo en los Globo y los Emmy los puso en el mapa, sin embargo, fue Breaking Bad, otra súper serie de carácter dramático sobre un profesor de química en secundaria que es diagnósticado con cáncer y emprende una carrera espeluznante como cocinero de metanfetaminas, la que verdaderamente le dió estatus a AMC pues la serie fue rechazada antes por Showtime, HBO y finalmente fue de nuevo alabada en los Globo y los Emmy por su fuerte temática y sus excelentes actuaciones.

Además de estas dos series de lujo, en este momento están produciendo la segunda temporada de The Walking Dead serie creada por Frank Darabond basada en una serie de novelas gráficas de zombies y su nuevo anuncio es The Killing.

The Killing es la primera producción de AMC que no es completamente original, se basa en la serie danesa Forbrydelsen (The Crime) que causó mucho revuelo en algunos sectores de la BBC y que ahora la cadena norteamericana trata de re-enlatar. Aunque sus productores ejecutivos sean los mismos creadores de Forbrydelsen no deja de molestar esa actitud desafortunada de Hollywood de hacer suya la historia audiovisual. Ahora bien ya he visto la premiere de la serie (el piloto y su segundo capítulo muy a lo que nos tiene acostumbrados AMC) y otros varios capítulos donde se logra entrar en una narración interesante pero me queda un sin sabor de saber en qué se diferenciaría esta serie de cualquier otra policiaca, es más, cuál va a ser el atractivo para ver esta serie en vez de Law & Order, Cold Case o el mismo Castle donde se arma una trama general pero el ritmo está dado por los casos y su resolución al final de cada capítulo.

Esta es una crítica que ya se ha extendido incluso a pelis como por ejemplo X-Files donde siendo serie, su largometraje fue simplemente la extensión de un gran capítulo que no tenía diferencia o aporte alguno de haberlo visto en un formato más corto. AMC no ha defraudado aún pero el nivel está puesto muy alto y The Killing parece en primera instancia no lograr las expectativas. De nuevo quisiera esperar hasta el final de la temporada y comienzo de la segunda para ver si no termina siendo una columna de humo como The Event de Universal.

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