Para hablar de Dredd de Pete Travis hay que tener primero una pequeña referencia a Judge Dredd de Danny Cannon en 1995 o incluso antes en 1977 cuando el español Carlos Ezquerra hacía la primera publicación del Juez.
Judge Dredd es la creación de Ezquerra cuando Inglaterra requirió renovar su industria del comic con nuevos talentos y la mayoría de los que respondieron en ese entonces fueron españoles. El personaje del Juez Dredd caló por sus historias de ciencia ficción, persecución policiaca y ultraviolencia. A nuestra generación la historia del Juez Dredd le llega a través del gran artista británico Simon Bisley quien creció con El Juez en su adolencia y después nos refrescó el perfil por medio de Fleetway Comics en varias docenas de historias hasta llegar al ‘Batman/Judge Dredd: Judgement on Gotham‘ de DC Comics que lo volvió universalmente el comic mejor vendido de principios de los 90’s. De allí la intención de Cinergi Pictures de rescatar la historia y mandarla a la pantalla gigante.
La verdad es que esta versión del Juez, protagonizada por Sylvester Stallone, fue vapuleada durísimo por la crítica sin mucho sentido. Danny Cannon fue fiel a los personajes de Ezquerra, la visión de la ciudad era bastante oscura, toda la historia alrededor de Armand Assante y Max Von Sydow fue aceptable y Stallone lo hizo realmente bien. Tal vez si somos justos el lunar es el personaje de Rob Schneider tratando inútilmente de imprimirle humor a una historia sombría.
De nuevo, en el momento preciso, de mayor atención a los comics, DNA Films y Lionsgate vuelven a hacer una peli del Juez pero de una forma inteligente y casi que sofisticada -de la cual debería aprender Warner, Sony, Marvel y demás casa distribuidoras de filmes de comics-. No hay un relanzamiento. No hay orígenes. La fama de Judge Dredd es suficiente para armar una historia que el gran Alex Garland maneja impecablemente. Esta vez El Juez es el neozelandés Karl Urban quien aporta un requerimiento muy importante y casi exquisito para la producción, sólo se comprometería con el proyecto si El Juez no se quita el casco nunca. ¡Voilá!, una gran peli.
No sólo Dredd es una gran cinta. No hay ridiculeces y se mantiene oscura a lo largo de sus tres actos. Urban cumple su promesa y ejecuta una gran labor así como Olivia Thirlby y Lena Headey. El sentido de lo grotesco, lo «gore» y la excusa del narcótico «slo-mo» (slow motion) facultan además una estética en tiempo de bala que hace de cada casquillo en una balacera o cada golpe en una pelea, un toque lírico en cada una de sus tomas.
Si de algo sirve el cine es para aprender de lo que hay y reconstruirse para mantenerse fresco y contemporáneo. Pete Travis y Alex Garland lo tienen clarísimo que aprendieron a enfocar su Juez con The Raid de Gareth Evans. Una cinta indonesia sobre la redada a un edificio dominado por narcotraficantes. En Dredd no hay tantas patadas o artes marciales, hay muchas más balas y una pequeña dosis de tensión mejor manejadas pero la base es la misma. Recomendadas las dos -lástima que Dredd no me la vi en 3D se nota que hubiera valido mucho la pena-.