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Groundhog Day

Han pasado 18 años desde que Harold Ramis nos sorprendió con esta maravillosa obra. Para mi una de las mejores historias jamás contada en cine. Una hitoria de Danny Rubin que tiene todas las características de la perfección y que encajan perfectamente con el estilo de este blog. Es una historia sencilla nada complicada, que plantea el nudo dramático perfectamente en el momento indicado y desencadena el giro sin apresurarse con un final impredecible y encantador. Además la peli hace partícipe al director-escritor (otra característica de la cual somos fanáticos) pero es tan compleja que no puede ser clasificada en un sólo golpe de voz, hay que revisarla una y otra vez para reconocer que es una comedia, un drama, un thriller de suspenso, una peli para chicas (o «chick-flick» que llaman), una peli existencialista o una perfecta cita para un sábado en la mañana.

La peli se puede analizar desde muchos puntos de vista, siendo el más débil la actuación de Andie MacDowell que sin embargo en su papel de toda la vida logra un desempeño aceptable. De resto todo es magnífico. Impresionante Bill Murray que su personaje repite una y otra vez un día como si fuera una maldición, hace partícipe al espectador que es consciente de esta situación y vive con él la extrañeza, la ansiedad, la rabia, el desespero, la negación de esta terrible condena. Murray logra desenvolverse muy bien y desarrollar su papel al máximo; si, también es Murray haciendo de Murray, lo sabemos, lo hemos dicho muchas veces en pelis como Zombieland o Broken Flowers donde a pesar de ser ese personaje vanidoso y egocéntrico logra esa calidad de frescura y empatía en la pantalla difícil de igualar por otro actor.

Pero quisiera hablar más allá de los elementos súper destacados de la producción y la dirección de la peli, como la edición musical (George Fenton), la cinematografía (John Bailey) que nos permite entender la extensa filmación como la eternidad en un mismo día o el mismo montaje (Pembroke J. Herring) que por lo mismo después de colectar muchas escenas, muchas tomas, como dice Jarmusch, lograron darle una continuidad asombrosa a la historia. Todo esto llevo a esta pieza a una posición importante en la historia del cine y obtuvo reconocimientos importantes incluído mejor guión en los BAFTA’s. Sin embargo estoy fascinado por la historia, una narración casi mítica sin un porqué o una justificación, no hay tampoco una respuesta correcta y sin embargo es un héroe atrapado en una maldición temporal por el resto de su inagotable existencia. Tiene connotaciones dramáticas griegas, es una obra clásica.

Recientemente leía un artículo de cuánto tiempo realmente ha vivido Bill Murray en Punxsutawney. La peli me la he visto unas dos o tres veces completas y las primeras veces entendí el paso de unos cuantos meses por las pistas que da el personaje para adquirir y desenvolverse de la forma en que lo hace en cada toma; cada vez que Murray y su naturalidad abordan un tema, por ejemplo ser diestro en el arte de botar cartas irrebatiblemente pueden pasar dos o tres meses, esculpir hielo un par de años o aprender poesía otros tantos más. Si la pregunta es cuántos días pasa Murray realmente ni siquiera Ramis con su respuesta de «…8 años, 8 meses y 16 días» es ligeramente acertado. Digamos que palpablemente el espectador observa 38 días que transcurren frente a sus ojos, asumiendo que cada día aprendió algo o hizo algo destacable y si tomamos los días que enumera sus múltiples intentos de suicidio, el tiempo que pasó jugando cartas, los días de ocio y desesperación digamos que por encimita ya llevamos setecientos cincuenta y pico días transcurridos.

Cuando uno verdaderamente siente que hay tiempo pasando por detrás de nuestros ojos suceden cuatro hechos indiscutibles, Murray recita poesía, habla fluídamente francés, se hace maestro en esculturas de hielo y maestro en el piano. Guiado en un artículo de Simon Gallagher del blog Obsessed with Film celebrando el 2 de febrero traté de hacer mi cuenta mirando la peli (el ejercicio es realmente divertido si lo quieren llevar a cabo), palabras más palabras menos, refutando unas cosas y aceptando otras, logré una cifra redonda de casi doce mil novecientos días, algo más cercano a 35 años y tres meses. Una locura de carácter esquizofrénico que me puso a pensar en otras hipótesis. Por ejemplo, asumiendo que la MacDowell interpreta a una frígida y delicada mujer, ingenua princesa que brinda por la paz mundial cada vez que puede, ¿Phil Connors simplemente no se volvió loco al intentar seducir a una mujer de ese perfil? ¿Estas princesitas no tienen un complejo más serio, como el de Electra donde no son capaces de relacionarse con alguien de su edad, digamos unos 38 años sino abuelos de 70, 75 o 78 años (si le sumamos la verdadera edad intelectual de Phil, el día que la conquistó)?

En fin, la peli es exquisita y deja mucho que pensar y Ramis, puede ser cercano a un genio ¿no?

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The Fisher King

Sigamos hablando del señor Gilliam qué carachas. Digamos que The Fisher King es convencionalmente una peli muy del director pero muy difícil de clasificar en un género como tal. Puede ser una comedia con una moraleja de autosuperación, puede ser un drama psicológico ambientado en Nueva York, puede ser un pobre relato de hadas con canción y todo, puede ser una peli bonita de romance o puede ser un melodrama clásico. Sin embargo, no es ninguna de las anteriores.

Es una conmovedora historia de amor envuelta en la locura de un neoyorquino bajo la batuta y estética de este querido director. Por mucho tiempo fue mi peli favorita en la universidad y me inspiró a escribir mucho (tanto que gracias a ella tengo un prólogo y dos capítulos inconclusos de una novela – pero eso realmente no viene al caso). Lo que más me gusta es el personaje épico del Caballero Rojo, una armadura flameante en pleno Nueva York acosando la psique de Robin Williams. Lo otro que me llama mucho la atención es la narración paralela en los recuerdos de este personaje, lo digo porque a medida que avanza la peli y nuestro morbo nos vamos adentrando al problema impactante del personaje hasta quedar perplejos, casi catatónicos.

Su reparto lo encabeza Jeff Bridges sobrio, desarrollándose con la historia y Williams tierno, encantador, desquiciado nudista en el Central Park. Pudiera decir que el reparto lo completan Mercedes Ruehl, Tom Waits, Michael Jeter pero hay que reconocer que todo el peso dramático de esta cuasi comedia cae sobre La Ruehl que buena actuación (celebrada por los Oscar que la vió como mejor actriz de reparto).

Las cámaras de Roger Pratt, las locaciones, incluso la locura y sus manicomios se vuelven enlaces temáticos de Terry Gilliam que extrañamente no está en el equipo de escritura de este proyecto. Después fascinado, me imagino, puso a Bruce Willis y a Brad Pitt en la misma situación, pareciera que en el mismo manicomio en Twelve Monkeys.

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