
No hay nada como recordar esta peli con una vaso de whisky, esta vez al calor de un Glenfiddich 12 años, niquelado y con el aroma intacto. Aunque el gwiski, en la peli hace referencia a la falsedad, a las situaciones incómodas, a las dobles morales… Un whisky, como al final, sin mirar atrás y se acabó, pa’ delante!!!
Recuerdo trabajar en Zero y recien haber ido a Argentina; recuerdo que el acento de esta peli se me acercaba mucho al porteño de los bonaerenses; recuerdo el pollo asado y el té que chupabamos todos los días al medio día como disculpa de un almuerzo medianamente respetable; recuerdo que la ginebra me hacía mucho daño al otro día y me había determinado a sólo consumir whisky y que haya habido una peli con ese nombre me parecía espectacular.
Sin embargo, vanagloriabamos con Choco y con el Zurdo, lo bonita que podía ser una peli de la nada, de la cotidianidad, de la verdadera realidad de una ciudad y su ciudadano, de lo hastiados que estabamos de Víctor Gaviria, sus pelis de sicarios, sus madrazos sin ton ni son, su falta de guión, su falta de creatividad, su iconoclasticismo, su falta de realidad. Vanagloriabamos, que no sólo se pueden hacer pelis de terrorismo y violencia, hay muchas historias de la vida colombiana que se pierden en la mitd de todo ese embrollo y que los actores naturales pueden usarse de una manera muchísimo más inteligente.
No es el caso de hablar de los colombianos, esta peli es suficientemente basta como para dedicarle varias entradas. Hoy después de mucho tiempo, vuelvo a comprarla (la primera vez la regalé en un cumpleaños) y al releerla sigo conmovido. Curioso, lo que más me gusta son las actuaciones y parecen ser todos desconocidos, lo que implica un trabajo de dirección muy grande para lograr ese punto exquísito, al cual llegó la peli. Odiar a Jacobo, conmoverse hasta el tuétano con Marta y comprender la naturaleza de los Köller con Herman es un logro muy destacado. Ahora bien, las actuaciones son importantes, pero si nos alejamos un poco y observamos, las locaciones, las cámaras, el costumbrismo con que la narración nos describe una Montevideo deprimida y solitaria se nota que este par de uruguayos son unos monstruos dirigiendo.
Por su lado, Juan Pablo Rebella, no hizo nada más después a nivel de cine y Pablo Stoll si no es por Hiroshima hubiera seguido el mismo destino.
La peli es independiente, como todo el cine en Latinoamérica, sin embargo logró veinte premios destacando premios importantes y sobresalientes en Cannes, Guadalajara, La Habana, Tokio y Montevideo.
La recuerdo con melancolía porque fue una de tantas historias que me unió mucho con Choco y porque me recuerda que la escencia no está en las megaproduciones, en la cursilería, en las historias de sicarios, en las animaciones o en la ciencia ficción. La escencia está en la historia y en el que la sepa contar bien y ahí hay mucho de sentido en el amor que siento por el cine.
Nota personal. Marta conmovedora, humilde, simpática, empática. Siempre honesta, tomó su oportunidad y se libró de su karma o simplemente se hastió del tema sin la bendición de su destino pero fue feliz. Sigo recordando a Doña Martha (esta con “h”) que no importando las oportunidades de la vida fue fiel a su convicción de amar por encima de todas las cosas a ese Jacobo, tan inerme, tan seco, tan Rodríguez.
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