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The Act of Killing

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Cuando Anwar Congo y Adi Zulkadry, los protagonistas de este documental, eran jóvenes se dedicaban a vender boletas de cine en el mercado negro y con eso sobrevivían. En el año 1965 sucedían muchas cosas en Indonesia, la principal de ellas, era que después de muchas ocupaciones, lograban una independencia total y consistente de neerlandeses y japoneses, y se alzaba en el poder el Presidente Sukarno; su gobierno fue autoritario y su éxito fue el balance de los poderes opuestos del Ejercito Nacional y el Partido Comunista de Indonesia (PKI); pero después de un intento de golpe de estado por parte de los comunistas, el Estado en manos del General, y también proclamado Presidente en 1968, Suharto endureció su posición y emprendió una campaña de exterminio en contra de ellos; inmediatamente Anwar Congo y Adi Zulkadry lideraron la Pemuda Pancasila (Juventud Pancasilia), un movimiento de ultra derecha y paramilitar encargado de semejante misión.

Se habla que durante la ocupación japonesa en la Segunda Guerra Mundial, la ONU emitió un reporte que databa un millón de indonesios muertos por su causa; el gobierno de Sukarno culpó a los comunistas de medio de millón de ciudadanos que murieron dentro de su intento de golpe pero The Act of Killing nos cuenta que durante el exterminio de los comunistas y los habitantes de ascendencia china la cifra llegó a dos millones y medio, donde Anwar Congo fue responsable directo de más de cien mil individuos y fue reconocido como héroe nacional por sus atrocidades.

De las provincias de Sumatra y Timor hemos escuchado muchas historias y hemos tratado de documentar en este blog algunas de ellas, sobre todo aquellas que la propaganda capitalista occidental ha tratado de ocultar gracias a su feroz imperialismo que durante muchos años estuvo dirigido por Henry Kissinger, dirigiendo magnicidios o patrocinando masacres impresionantes como la de Timor Oriental; pero hasta Kissinger tenía un límite y se le dió con la Guerra de Vietnam cuando al no lograr una victoria clara, aconsejó al Presidente Nixon de una retirada honrosa no sin antes fulminantemente incendiar todas sus selvas con Agente Napalm.

La libertad de este pequeño paréntesis es sólo para entender que este par de agentes del mal, como lo son Anwar Congo y Adi Zulkadry, no son los únicos a los que la ONU ha escondido bajo su silencio sino que otros tan impunes como ellos también descansan (o descansaron, como Augusto Pinochet) en sus moradas -ojalá- viviendo las pesadillas de las memorias que los cautivan.

Parte de la leyenda del documental narra que su director Joshua Oppenheimer estaba documentando otros intereses en Sumatra cuando se empezó a enterar de las monstruosidades de la época del Nuevo Orden de Suharto; investigando logró toparse con Anwar Congo y seducirlo para contar frente a la cámara todas sus proezas mediante los géneros que más le gustaban del cine, como los musicales, los westerns y las pelis de Gangsters; fue entonces que se unió al proyecto Christine Cynn y un director anónimo -suponemos algún realizador indonesio que teme por su vida y quiere proteger su identidad frente a la respuesta y revelación del documento que se ha generado en el mundo entero-.

La demencia y las atrocidades que se documentan en las escenas de este filme no son aptas para todo público. Yo acostumbro a ver pelis en mi descanso de almuerzo y confieso que veo desde comedia romántica hollywoodesca hasta fuertes escenas de gore, como por ejemplo The Full Sequence de The Human Sentipede II; esta peli me pareció crudísima, asfixiante, perturbadora y en algunas ocasiones me quitó el apetito, debiendo tomar una pausa en mi comida para continuar con el hipnotizante discurso de la pieza. Obviamente, lo que más afecta es el acto de impunidad sobre todos los líderes paramilitares y perpetradores de las matanzas que desfilan como si nada frente a las cámaras; es tal su descaro que algunos de ellos sin notas de remordimiento o arrepentimiento afirman que no tienen pesar en sus conciencias porque son hombres felices que ni siquiera han sido juzgados, que la guerra define los crímenes y son los victoriosos los que definen las injusticias; desafiantes, incluso afirman que estarían dispuestos a atestiguar en una corte internacional sobre la violación de todas las leyes de la Convención de Ginebra.

La pieza es rica como documento y también como evidencia del desparpajo de estos monstruos. Los directores se encargan de documentar fielmente el discurso de las ignominiosas y escandalosas gestas de estos supuestos héroes aunque al mismo tiempo retratan la asquerosidad y brutalidad de estos personajes que se jactan de no haber cursado niveles elementales de primaria, comer como cerdos, despotricar vulgaridades cada vez que están frente a una joven de apariencia agradable y por supuesto congraciarse de que gracias a ellos se exterminaron los comunistas de su país; su sudor, su aliento, su baba y su ser hieden en la pantalla no importa que usen colonias carísimas como alegan algunos.

Es increíble ver una sociedad que ha sucumbido al miedo, que vive en paralelo con un ejercito, una policía y una fuerza paramilitar auspiciadas todas por el gobierno, las dos primeras par dictar orden, la última para ajusticiar, extorsionar y eliminar a los indeseados; en algunos momentos recordé a Kynodontas del griego Giorgos Lanthimos donde sus personajes protegiendo a sus hijos cambian el significado de las palabras y quiebran el sentido de libertad; en The Act of Killing esta sensación se da en el poder mercenario de la Pemuda Pancasila que dice y pregona que el término “gangster” viene de la raíz inglesa “free-men”, «hombres libres» y que ellos son libres y procuran la libertad; es tal el descaro de estos personajes y tan evangelizado en toda la pieza que me hicieron dudar y me tocó buscar porque contrario a lo que difunden, la palabra “gangster” se descompone en “gang“, pandilla, y el sufijo “-ster” del inglés primitivo “-stere” que significa “asociado o relativo a“; estos mafiosos son capaces de corregir una disputa en una calle así como cobrar dádivas de seguridad para que ellos mismos, de nuevo el descaro, no causen daños a sus extorsionados; no hay una suma legal, cobran por cliente y exigen que se les pague lo que piden, a lo que los extorsionados responden sin musitar palabra y con mucho mucho miedo. No es raro entonces relacionarlos con los gángsters de Coppola, Scorsese, De Palma o Sergio Leone porque si se jactan del término que los define muy seguramente han aprendido de las pelis sus maniobras y su forma de actuar.

Es muy difícil catalogar la pieza; más allá de su carácter documental, gracias a los géneros en los que se balancea su argumento, la peli puede tener tonos de western, gangster, gore, terror pero el experimento alcanzado por sus directores más o menos ala sweded de Michel Gondry en Be Kind Rewind, logra recrear todos géneros con bajísimo presupuesto y una gran carga de sarcasmo. El ejercicio se detiene cuando Anwar no puede continuar con una escena donde actúa como una víctima, se quiebra y es sobrecogido por los recuerdos, las pesadillas y su propia conciencia (sin justificarlo, el suspiro de esperanza es que ese ser que tuvimos en frente por casi dos horas tiene rasgos de ser humano y puede ser juzgado por sus crímenes con su consecuente arrepentimiento).

Muy parecido a Searching for Sugar Man, The Act of Killing está ganando todo en lo que se presenta casi que sistemáticamente; la diferencia es que contrario a la humareda divergente que generó la pieza de Malik Bendjelloul, el filme, de este par de texanos y un indonesio, tiene una posición política más clara y por supuesto un sentido de comunicación menos de explotación tratando exponer todos los hechos ocurridos en tres décadas de exterminio y masacres.

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Inside Job

Inside Job no sólo ganó Oscar a mejor documental este año, esta peli es un análisis profundo a las cuestionables formas de dirigir del estadounidense y es un desenmascaramiento de las intrincadas manipulaciones a todo nivel en, posiblemente, la más corrupta de las sociedades.

Comienza con un aislado ejemplo de una sociedad utópica, casi ideal, como la que mantenía Islandia en los años 80’s, un país lleno de progreso, calidad de vida muy alta, bajo desempleo, salud subsidiada y demás comodidades de una sociedad ejemplar y cómo esta ilusión se acaba mediante la desregulación de los sistemas financieros, la entrada de inversionistas explotaodores de bienes siderúrgicos y la entrega desmedida de deuda a terceros. Un abrebocas de lo que sucedió en 2008 en Estados Unidos.

Este documental, que toca verlo con subtítiulos de otra forma la jerga economista lo atropella como espectador, es una crítica directa de cómo los grandes poderes, el mercantilismo en su máxima potencia, se repartieron el país mediante jugadas causadas por la desregulación cancerígena de las finanzas establecidas después de la Primera Guerra Mundial, políticas que vigilaban estrechamente cada movimiento del dinero de la nación y que lo llevaron a ser una potencia consistente. Así como Henry Kissinger en su momento se apoderó del secreatariado de defensa, tomó la actitud más beligerante y cruenta frente a la guerra de Vietnam, se involucró directamente en la política de Latinoamérica y desató la furia imperialista-expansionista en el mundo apoyando ocupaciones ilegales como la de Indonesia en Timor Oriental, durante el asesoramiento de casi cuatro periodos electorales, así mismo este documental crítica el libre alvedrio de Alan Greenspan como director de la Reserva Federal durante Reagan, Bush Padre, Clinton y Bush Hijo, más de veinte años favoreciendo a los más ricos en medidas que a la larga causaron la crisis más fuerte de la historia de Estados Unidos.

Se dice que con Obama se avecinaba el cambio pero el cáncer de Greenspan ya había hecho metástasis, directores de las agencias de corredores de bolsa, banqueros y demás involucradas estaban ya en el poder, sus relevos siguieron las acciones de sus antiguos mentores, y los que no tomaron puestos burocráticos ocuparon altos puestos académicos y empezaron a impartir sus movimientos como políticas académicas. Tan sólo unos tantos alejados del rebaño y del gobierno, empezaron a pronunciarse. Todos ellos están en este documental. Obama no pudo, ni podrá cambiar todo lo que propuso, ha hecho algunos cambios pero los críticos afirman que son movimientos tibios, que no afectan el problema de raíz porque el continuismo es lo que tiene a Estados Unidos en esta inercia de la cual están lejos de sobrevivir. El cierre de la hipótesis no es alentador, por primera vez en la historia de Estados Unidos, los hijos están más pobres y más iletrados que sus padres.

Nos quejamos de Uribe y sus sinvergüenzas, y nos seguimos preguntando cómo logró extender su administración tanto tiempo y tan descaradamente. Al interior del país, se fraguó el reconocimiento cómodo de una sociedad reaccionaria, latente que recibía con beneplácito las dádivas y las promociones de dicha administración; y en el exterior, Estados Unidos apoyaba solemnemente su postulación a cambio de su apoyo incondicional en la región. Su estrecha relación con el imperio, asumo que le enseñó como maniobrar la ilegalidad y la falta de ética. Hoy, en día vemos los mismos índices de Estados Unidos en una situación donde la desregulación ha continuado ferozmente desde la apertura económica de Gaviria hasta la reciente intermediación de la Presidenta de Asobancaria María Mercedes Cuéllar pidiendo ayudas para los bancos con proyección a la quiebra y exigiendo más baja revisión en el tema de la inversión financiera de estos mismos.

La cátedra economista debería impartir los síntomas de esta situación, su diagnosis y su tratamiento no la procuración de esos medios para el enriquecimiento de unos muy pocos y la desestabilización de todo el sistema.

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