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The Tree of Life

Definitivamente tengo que volverme a ver The Tree of Life; lo que pasa es que creo que voy a perder mi primera impresión en salas, que puede llegar a ser bastante diferente si espero hasta que la traigan a Colombia. The Tree of Life no es una peli fácil de asimilar. Cuando la ví, tenía la cabeza llena de muchas reflexiones porque anduve mucho tiempo pensando en filogenia, taxonomías, especies, teorías de evolución, conservadores radicales y, obvio, creacionismo. Me sentí golpeado fuertemente por lo profundo de su pensamiento y creo poder alcanzado tan sólo un décimo de todo lo que quiso comunicarnos. Muchas de las críticas que he leído al respecto abordan parte de la trama y dañan profundamente su sentido acompañándose de contenido revelador (igual uno pudiera saber el final y de pronto la sensación de la peli no cambia) voy a tratar, sin embargo, al máximo de mantener la trama en el planteamiento más plano considerando su futura experiencia.

Terrence Malick es su realizador y es un escritor-director bastante particular. Contrario a Hollywood y sus directores, Malick en sus cuarenta y dos años de experiencia cinematográfica (su primer corto oficial es de 1969) ha realizado tan sólo cinco largos (por poco y The Tree of Life es parte de su ópera prima pero si analizamos bien la cosa The Thin Red Line de 1998 si es el final de ella) de los cuales me he visto The Thin Red Line, The New World y esta su última producción. Su estilo deviene de su técnica, a pesar de ser tan meticulosa se siente un estado de libertad y libre albedrío encantador, no es reconocible al primer golpe, uno repite sus pelis y va levantando capas y capas, unas veces son detalles de su escritura, otras veces es simbología entrelazada entre las tomas y otras finalmente son detalles que sobresalen por su sencillez y grandeza que al final se concentran fuertemente en crear lazos de empatía entre el espectador y la historia, Malick es maravilloso creando sentimientos estéticos. Justo cuando nos acercábamos al abismo, al final del género de autor presenciando la muerte de los grandes como Lumet, aparece resonante este llanero solitario. Se ganó su reciente publicidad al haber peleado codo a codo con Melancholia de Von Trier en los Cannes de este año (de pronto si Von Trier no hubiera sido tan bocón y tan infantil tratando de llamar la atención a toda costa el resultado hubiera sido diferente) donde finalmente Malick se llevó la Palma de Oro. Dos posiciones existencialistas bastante interesantes, una clara y la otra oscura, una creacionista y la otra apocalíptica.

Hay muchos afiches que andan rodando por la red, me encanta este que escogí por múltiples razones; la sencillez de una foto y sus créditos principales, el piecito del recién nacido que al acercarse muestra la complejidad fractal de sus arrugas y la captura hermosa de lo asombrosa que es la vida colmada en un piecito frágil y delicado. La trama se desarrolla a finales de los 50’s en una subirbia promedio de los Estados Unidos a través de varios veranos se conoce la historia los O’Brien, una familia típica conformada por el padre (Brad Pitt), la madre (Jessica Chastain), y sus hijos (Hunter McCracken, Laramie Eppler). Pareciera que no hay protagonistas, pareciera la historia de una sóla cadena de ADN transformándose o adaptándose a medida que pasa el tiempo. Los ojos de Jack maduro (Sean Penn), el hijo mayor, son los mismos de él cuando era pequeño (admirable trabajo de selección de reparto a cargo de Vicky Boone y Francine Maisler) pero más importante sus ojos son los mismos de su padre y el resultado es el paso de dos generaciones, apenas cincuenta años, una millonésima parte de nuestra existencia en la Tierra comparada directamente con el planeta, el universo mismo, un universo que ha pasado de ser gas y volatilidad, a un complejo conjunto de galaxias, estrellas, planetas. Y así como uno detalla el pie del recién nacido, así mismo como uno detalla la historia de nuestro planeta con sus asombrosos animales y sus impresionantes plantas, la profundidad contemplativa es alucinante.

Esta es tan sólo la primera capa, yo logré descifrar dos capas más que involucran parte del desenvolvimiento de la trama entonces por ahora me quedo con ellas. La peli vale mucho la pena vérsela en cine. Yo fuí afortunado y la ví una sala súper gomela, gigante, con una proyección impecable (el mismo Malick exhortaba a sus compañeros proyeccionistas con una serie de especificaciones para que nuestra experiencia fuera mejor que incluía potencia del bombillo proyector, audio, área de proyección y sonido). Allí lo más impresionante o lo más destacado fue la apreciación majestuosa de su ambientación musical, un trabajo impecable de Alexandre Desplat (The King’s Speech, Fantastic Mr. Fox) con una orquestación que seguramente Alejandro Ramírez disfrutará al máximo 😉

Ya comenzó muy bien con Cannes, no se donde más se vaya a presentar pero seguramente será protagonista en los Oscar del próximo año de pronto con unas diez nominaciones (director, película, guión original, música, mejor canción, mejores efectos especiales, mejor mezcla de sonido, mejor montaje, mejor actor principal para Pitt, mejor actriz principal para Chastain). A la peli se le crítica mucho la falta de un hilo conductor, creo que es un tema discutible pero importante al fin y al cabo.

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