Auteur, Exploitation, Heist, Indie, Internet, Miguel Vaca, Movie, Serie B, Spaghetti Western, Steven Soderbergh, Thriller, Vacacion

Logan Lucky

Después de ver Roma, The Irishman, Marriage Story por Netflix, el saludo que tuvo Spike Lee con el mismísimo Martin Scorsese en la velada de los Oscar, para después enterarnos que Netflix planea sacar el siguiente «joint» de Lee, sólo me hace pensar que La Cadena está armando realmente, no lo llamemos mafia aún, una hermandad de hermanos y hermanas que los puedan apoyar en producir contenido y ser reconocidos; ni siquiera creo que les interese la estatuilla como tal, sí un reconocimiento pero sobre todo, ser denominados la cadena productora de audiovisuales más especial e importante, o sea, “La Nueva HBO“.

Ahora bien, hace no muy poco, por Netflix uno podía ver las dos partes de Che, The Informant!, Contagion, Side Effects, si la memoria no me falla Behind the Candelabra, y una de las dos Magic Mike. Si ahora podemos ver Logan Lucky y ya desarrollaron The Laundromat, eso quiere decir que otro de los hermanos es ya Steven Soderbergh y nada le apasiona más a Soderbergh que producir contenido y para luego romper el estatu quo. En resumen, vamos a tener un par de piezas más del director en Netflix y después ser testigos de una fogata viendo quemar los puentes detrás de él.

Aún no he visto The Laundromat pero al menos esta Logan Lucky es un producto más de la esencia de Soderbergh. Tal vez mi único pero es que tiende a ser en algunos pedazos fórmulas de cosas que ya ha logrado; por un lado, es un Ocean’s Eleven en el Bible Belt y por otro es como Out of Sight donde Hilary Swank reencarna el papel de Karen Sisco. Es una peli de robo, un spaghetti western como Birds of Prey, mejor actuada pero igual de divertida, entretenida y sobre todo muy bien filmadita.

Si hay alguien con buen ojo en Hollywood, es este man y se me antoja que podría estar dentro de mi top tres de cinematógrafos favoritos detrás de Roger Deakins, Hoyte Van Hoytema para estar peleando el tercer puesto muy de cerca con otro maestro como Matthew Libatique.

Un gran reparto y definitivamente la confirmación de que por fin Soderbergh tiene un actor fetiche y es Channing Tatum, con casi 5 pelis ¿?

Logan Lucky no es más y así es excelente. Recomendada para una velada de ocio, tranquilos en casa… Ahí, en la comodidad del hogar, es donde le está ganando la partida a Hollywood, y no les va mal en la tarea.

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Bombshell

Al igual que Adam McKay (Vice, The Big Short), me encanta que Jay Roach ha venido desarollando ese lado aún más oscuro en lo sarcástico de su comedia y que tiene algo más que decir sobre el estado político de Estados Unidos. En ambos directores, además, se elige una serie de actores tan espectaculares que su imitación de los personajes principales es tan absurdamente buena que terminan siendo aclamados por sus desempeños.

Por ejemplo, Lyndon B. Johnson en All the Way caracterizado por Bryan Cranston -casi tan fielmente que nos preguntamos a veces si esas imágenes no eran de archivo-, Sarah Palin y John McCain en Game Change caracterizados por Julianne Moore y Ed Harris, respectivamente -e igual, fueron tan impresionantes las personificaciones que hasta se hicieron muy controvertidas-, y tal vez la excepción con Jay Roach y sus personajes fue Recount con todo el fenómeno de reconteo en las elecciones presidenciales para el periodo 2000-2004 donde se hizo más desarrollo de personajes por parte de los actores que una personificación per sé de sus apariencias. Con McKay, en la misma dirección pero a otro precio, el realizador tenía un largo, largo, trayecto de dirección de piezas cómicas, series y largometrajes, me atrevo a decir que por el excelente e innovador trabajo de las pelis de Jay Roach entró en un campo donde la sátira es más interesante que el sarcasmo; así la personificación de todo el reparto de The Big Short fue impresionante pero al mismo «nivel Jay-Roach» Dick Cheney en Vice caracterizado por Christian Bale dió frutos en la velada de Los Oscar -el trabajo de Amy Adams como Lynne Cheney, Steve Carrell como Donald Rumsfield o incluso la apuesta de Sam Rockwell como George W. Bush fueron de una calidad elevadísima logrando el año pasado sólo para lo que estamos tratando tres nominaciones y un Oscar a mejor maquillaje, además de ser considerada para mejor peli, director, guión y montaje-.

Lo de este año con Bombshell de Jay Roach es atrevido. Una trama dentro de la caída más dura del ala conservadora de las noticias, en pleno ascenso de Donald Trump, cuando por conducta inapropiada y acoso sexual sistemático es acusado Roger Ailes, director ejecutivo de Fox News. Un trabajo alusinante que empieza con una presentadora de noticias; por sus rasgos y las líneas de diálogo entendemos que es Megyn Kelly pero quién diablos podría descifrar que es Charlize Theron (yo la verdad me demoré una media hora y seguía incrédulo casi hasta la mitad de la peli que salió en un ambiente más familiar, sin imágenes de archivo de contexto, con la defensa más baja y “sin maquillaje” -yo no si sea capaz de ganarle a Renée Zellweger, favorita este año como mejor actriz, pero aquí nadie puede negar su gran desempeño-). El resto de las personificaciones son igualmente impresionantes. Al lado de Theron, Nicole Kidman como Gretchen Carlson, el fabuloso John Lithgow como Roger Ailes y todos y cada uno de los personajes de Allison Janney, Malcom McDowell, Connie Britton que respaldaron con creces el trabajo de sus líderes de estudio.

Me causa inquietud que así me haya visto la mayoría de piezas de Roach y McKay no haya hecho del todo sus reseñas. Creo que no termina de convencerme el formato o el regusto o la intención así alabe su hazaña. Bombshell no es diferente y a su vez deja mucho que desear. ¿Jay Roach es el informante positivista que la realidad de Estados Unidos necesita? ¿No es mejor un historiador capacitado para esta labor? Es decir, ¿No le hace más daño al hecho real que lo que se retrata sea realizado por un director argumentativo y no por un documentalista? ¿Hay algo más que rescatar que el escándalo y las buenas actuaciones? Sinceramente, entre mejor logra el retrato más se pierde el contexto y si no es por el trabajo ya resaltado de sus capitanes de actuación personalmente creo que la verdad sería mejor una serie documental en Netflix y ya. De esta forma sin lugar a dudas, caracterizaría esta pieza como de explotación y melodrama.

Sin embargo, esta trama tiene algo diferente que me logra sacar de este abismo de pesimismo por la pieza. Si uno libera de esta obra el trabajo de Theron, de Kidman y de Lithgow la esencia no es otra que Margot Robbie interpretando a Kayla Pospisil. Una chica inocente, ingenua, llena de ilusiones y ambiciosa como todas las chicas que llegaron a un punto donde el paso obligatorio era el segundo piso, la oficina de Ailes. Tal vez, este ligero ardid, esta pequeña figura literaria de Charles Randolph armando un personaje común, una heroína de mil caras -interpretada desde las entrañas por Robbie– no sólo convalida todas sus nominaciones sino que podría salvar este cartón que es Bombshell.

El siguiente trabajo de McKay es sobre Elizabeth Holmes de Theranos a quien conocemos por el excelente documental de Alex Gibney para HBO, The Inventor, y ya veo montada en ese potro a Jennifer Lawrence pero podría también estar cayendo en la misma red del retrato naturalista que al final sólo sirve para documentar el folklore de una época y no más.

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92nd Academy Awards, Nominados mejores producciones animadas

  • Mejor Cortometraje Animado
    Hair Love
    Matthew A. Cherry, Karen Rupert Toliver

      Mémorable
      Bruno Collet, Jean-François Le Corre

      Kitbull
      Rosana Sullivan, Kathryn Hendrickson
      Sister
      Siqi Song

    Dcera
    Daria Kashcheeva

  • Mejor Largometraje Animado
    How to Train Your Dragon: The Hidden World
    Dean DeBlois, Bradford Lewis, Bonnie Arnold

    Klaus
    Sergio Pablos, Jinko Gotoh, Marisa Roman

    Toy Story 4
    Josh Cooley, Mark Nielsen, Jonas Rivera

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Missing Link

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Laika es la casa de animación que nos trajo Coraline, ParaNorman, The Boxtrolls y Kubo and the Two Strings. Cada una de ellas, ha sido muy reconocida y galardonada; tres de ellas han ganado Globo a mejor peli animada, numerosos Annie en todas las categorías y todas han sido nominadas a mejor peli animada en Los Oscar -aunque ninguna se lo ha llevado a casa-. Este año nos sorprenden con Missing Link, escrita y dirigida por Chris Butler, y no es la excepción; ya ganó su Globo y ya fue nominada a su respectiva estatuilla. Qué asombrosa trayectoria la de este joven estudio de animación.

Parte importante de una animación son las voces, las partituras y el diseño de sonido. En ese orden, el reparto lo encabeza Hugh Jackman, Zoe Saldana, Zach Galifianakis y es extraordinariamente antagonizado por la voz profunda de Stephen Fry, su patiño contador Matt Lucas y el mercenario Timothy Olyphant; la música original compuesta por Carter Burwell (Three Billboards Outside Ebbing, Missouri, Carol, Seven Psychopaths, The Kids Are All Right, A Serious Man); el diseñador de sonido Clayton Weber y los efectos de cámara a cargo de Amy Kane, Catherine Harper y Katherine Rose definen las anécdotas sonoras de la pieza de una manera juguetona, vivaz con mucho humor en «off» que le aportan audacia al relato.

Sir Lionel Frost es un osado explorador que busca a toda costa el reconocimiento de la Society of Great Men dirigida por su más encarnizado detractor, Lord Piggot-Dunceby. Todos sus descubrimientos, por diferentes eventualidades, terminan sin fundamento, reconocimiento o acreditación. Esto lo ha llevado a ser más persistente y a desarrollar una fuerza voluntariosa que lo enceguece, y sin llegar a ser presuntuoso o petulante, si se torna en algún momento egoísta; su filtro es lo que lo favorece y lo único que le interesa. Por el camino un gran admirador lo invita a una nueva aventura y se convierte en un amigo entrañable, el señor Link, Susan Link. Un inocente personaje que busca la candidez en el corazón de Sir Lionel para encontrar un familiar perdido, Sir Lionel acepta el reto pero por las razones equivocadas y Lord Piggot-Dunceby enterado de los objetivos de su empresa intentará detenerlo a cómo de lugar.

Por un lado, Missing Link (juego de palabras para Eslabón Perdido o Extrañando a Link) es una buena peli y entretenida; de las de Laika, no es mi favorita pero es que es difícil llenar los zapatos de Kubo o ParaNorman. Por el otro, si esperamos que de la batalla en la categoría de mejor peli animada, la va a tener muy dura con la mejor de las cuatro versiones de Toy Story y con la avasalladora J’ai perdu mon corps que personalmente creo es de otro mundo, está por fuera de la categoría.

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J’ai perdu mon corps

Cuando era universitario, venía de haber ahorrado en mi casa meses y meses para poder comprarme mi primer estéreo (AIWA) y para poder pagarme TV Cable. En mi cuarto había una cama sencilla, un armario con poca ropa, un par de colecciones, mis libros del colegio y en algún momento hubo una batería pero esa idea nunca maduró porque nunca tuve oído para la música. Cuando me fuí a vivir solo, prácticamente ese esquema se mantuvo -sin la batería que ya había vendido-. El apartamento donde vivía, en ese entonces era mucho más grande que mi casa de bachiller completa pero sólo ocupaba dos cuartos, la cocina y un baño; el resto no se usaba; en un cuarto auxiliar estaba mi cama y mi ropa, en el cuarto principal el TV con el baño que usaba, y estaban sin dueño, otro auxiliar, dos baños, la mayoría de los closets y la sala-comedor. Era gigante. Sólo me hubiera gustado tener una poltrona como la tengo hoy para ver mi cable; de resto no me hacía falta nada. Además de ver MTV y Cinemax, el canal que más me gustaba y del que guardaba mucho material era Locomotion. No se de dónde era, pero creería que era mayormente canadiense pues muchos de los cortos que pasaban eran tesis y proyectos de algún colegiado que ya no recuerdo pero que tenía la hojita roja de arce en la identidad.

Por ese entonces, veía Cartoon, Nickelodeon y MTV para ver Ren & Stimpy así como, Cow & Chicken, Courage The Cowardly Dog, Cat Dog, Two Stupid Dogs, Angry Beavers y, mi favorito, Rocko’s Modern Life. Y, sin embargo, me quedaba horas y horas viendo Locomotion, un canal de animación para adultos -que no tenían sexo o porno- con contenidos más profundos y psicológicos e.g. los bucles de Bill Plymton que descubrí no sólo hacía la rutina de los presidentes que tanto pasaban en MTV.

Algo de eso debió marcar mi estándar y el objetivo de la animación que quería producir. Igualmente la animación siempre me ha llamado mucho la atención. Cuando chiquito veía la Televisión Educativa y Cultural de Inravisión donde pasaban cortos animados de Checoslovaquia, Yugoslavia, la Unión Sovietica, Bélgica y Alemania. Los temas eran tan diversos como la técnica de sus animaciones; la «stop-motion» era lo que mayormente me atontaba y de la animación tradicional veía Oggy y Las cucarachas de Marc Du Pontavice.

No sé. Pasaron algo casi como 30 o 35 años desde que no escuchaba ese nombre: Marc Du Pontavice
¿Quién es?

Es el productor de J’ai perdu mon corps, una de las nominadas este año para mejor peli animada en Los Oscar y que podemos encontrar directamente en Netflix -así como The Irishman, The Two Popes, Klaus y Marriage Story– (y sí, le estoy haciendo algo de propaganda a Netflix porque gracias a ellos cada vez es más fácil de estar al día con todas las nominadas).

J’ai perdu mon corp
s es una peli existencialista:

– Puedes escuchar la lluvia?
– No, no puedo escuchar la lluvia. Desde aquí arriba sólo se escucha el viento

Este es parte de un diálogo entre dos personajes de la historia, su diálogo es evocación de sonido, de altura, de estratificación. Él en un primer piso es un repartidor; ella en un piso 35 es la cliente. Él un huérfano que ha sabido sobrevivir en el sistema, que quería ser astronauta de pequeño y ella enigmática, compleja y molesta. Los separa el azar y miles de metros y pisos de clase social ¿La pieza es una historia de amor? Absolutamente no. El héroe es una mano. Es un thriller épico sobre una mano. No sabemos de quién. Su autor y realizador, Jérémy Clapin, nos lleva a través de la historia en un juego de tiempos no-lineales. ¿Será la mano de Raouf, del padre, de la madre, de Naoufel? Sabemos que tiene un lunar y sus proporciones nos dicen que no es Naoufel bebé o niño ¿Quién es y por qué el énfasis con esta familia musulmana? Se nombra el destino y que somos esclavos de él ¿Cómo se repele el destino? Con una locura sacada de los cabellos que pueda llevarnos de un lado a otro sin plan y sin remordimientos. Se hace corto a plano medio, donde la mano está pegada a un cuerpo, nos sorprendemos porque ya estamos acostumbrados a verla sin antebrazo y siendo independiente, no la parte de un miembro que a su vez es parte de un organismo que seguimos sin descifrar. Avanza. Su fortuna depende de esquivar la muerte, es una locura que esté andando sin cuerpo pero logró repelerlo porque hizo una locura. La llevó a un lugar insospechado pero no hay remordimiento, está sobreviviendo y está escapando del destino. Hay momentos muy bravos en los que uno se deja llevar por la trama. Imagínense -no sucedió- pero imagínense que uno esté por ahí, tranquilamente y pummmm se encuentra una puta mano en la tina -tina, balde, olla, lavaplatos, cualquier recipiente con agua donde esta mano hubiera querido descansar-. O si uno se pone del lado de la mano, la escena de las ratas para mi es de T.E.R.R.O.R. absoluto.

Clapin nos sigue mandando pistas. La mano se sigue buscando y hay un letrero que dice “je suis lá” -yo estoy allá-. Dónde quedan los deseos, qué son los deseos, son las ideas que rodean esta escena. El vértigo de saber que se está acabando la historia porque se está definiendo la trama es increíble.

La animación es un sistema de comunicación súper diferente al cine o a la TV. No hay, para mí, uno superior al otro -dentro de cada campo, hay mediocridad, bastardismo, mezquindad-. Pero así como en el cine, uno se enamora de las secuencias, en el TV del ritmo y de la narración, en la animación están los detalles. Dentro de los que me enseñaron a ser animador -intercalador de racamandaca-, siempre me decían que en la animación no hay imposibles, todo es posible dentro de la animación y por eso mismo, los detalles son lo que hacen la animación tan especial. Una conjugación de las imágenes rústicas con el audio que les da vida; suena a cualquier descripción audiovisual pero, en serio, un buen diseño de sonido hace que la animación sea buena o sea sobresaliente o sea simplemente genial. J’ai perdu mon corps es genial. Me recuerda mucho a Evangelion; los encuadres buscando más el detalle que el plano descriptivo medio, el audio siendo protagonista, los planos donde no hay mucha acción, largos suspensos entre toma y toma versus unas escenas de acción súper descriptivas y agobiantes.

El suicida es como un héroe. Sin miedo a la muerte, se atreve a cumplir una misión auto destructiva. Si tiene éxito, se muere. Pero si no, es posible que alcance una hazaña. La única mierda de esta peli es que es francesa y su hijueputa final es abierto. Indescifrable. Inconcluso. NO tiene sentido.

#odioElFinalFrancés

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Unbelievable

La historia se basa en hechos de la vida real y en el aclamado artículo de Ken Armstrong y T. Christian Miller, ‘An Unbelievable Story of Rape‘. Luego de que el artículo tuviera eco en Los Pullitzer’s, en podcasts y toda clase de medios a lo largo de Estados Unidos, tres personas se interesaron en crear una serie de TV: Susannah Grant, Ayelet Waldman y Michael Chabon. Cuando leía libros, Michael Chabon era de mis autores favoritos; después entró a Hollywood a desarrollar guiones y pues unos salieron bien otros no tanto pero básicamente desde John Carter (2012) no sabíamos nada de él. Siete años después sale con este proyecto desgarrador y quedamos gratamente sorprendidos de sentirnos sobrecogidos otra vez.

Es cruda. Es un tango. Por un lado en el episodio 1 nos rompe el corazón la primera chica; nadie le cree, es hostigada por la policía y decide doble-declarar que su testimonio fue falso e inventado para no sentir más el acoso del estado; su desarrollo es agobiante hasta el último episodio. En estos últimos meses he devorado series policiacas, con sentido detectivesco. Ya había dicho en Messiah que me encantaba Bron/Broen, The Killing, Borgen, The Fall, Ófærð/Trapped, Grenseland/Borderliner, Border Town/Sorjonen, Karppi/Deadwind, Hinterland. Sin embargo, no había visto una serie donde el centro de atención fuera tan poco centrado en el atacante sino más bien en las víctimas y en el desarrollo de la investigación por parte de los detectives y los agentes a cargo.

Unbelievable es una serie que empieza inspeccionando varios casos de violación de extraño procedimiento. Absolutamente minuciosos, prolijos e higiénicos, tanto que parecen invención de las víctimas. Hasta que se convierte en la persecución de un sólo depredador. Un violador serial.

Además de la intriga que es impresionante, hay un trabajo para desenmascarar el patriarcado. Parece contenido revelador pero en el mismo corte avance se encuentra. La primera chica es entrevistada por hombres que aunque se muestran profesionales y de buena voluntad, ejecutan sus prejuicios al fin y al cabo; coercionan a la víctima, sus familiares, sus amigos y sus consejeros que finalmente le dan la espalda para vivenciar el más grande de los infiernos. Inmediatamente después -segundo episodio-, a la detective Karen Duvall le es encargado el caso de una violación que por contraste, por tono, por dirección, los espectadores evidenciamos las diferencias de que un caso sea tratado por hombres o por mujeres conscientes de la situación para la víctima e implicándose más que en su obligación como servidores de la ley como defensoras de género.

Es tiempo de presentar, a mi parecer, a la gran responsable de esta pieza audiovisual que no es nadie menos que Lisa Cholodenko ¿Se acuerdan? Lisa Cholodenko escritora y directora de The Kids Are All Right, drama dentro de un grupo familiar de dos madres, una pareja de hijos y un exmarido que llega a revolver inocentemente el avispero. Cholodenko no dirigió toda la miniserie, dirigió precisamente los de mayor intensidad y que requerían mayor tacto (los tres primeros). Nos hace sentir desazón, al avanzar entre los episodios, una sensación de clamor por la primera chica porque el contraste es cada vez más duro, entre más avanza la investigación en Colorado, más se hunde la chica de Washington. Sentimos asco por los sospechosos porque sin tener que ser los posibles culpables son repugnantes hay unos que son apuestos, adinerados, privilegiados y con sentido de vía libre para hacer lo que quieran porque la ley no los tocan; otros son conscientes de que sus amigos en las altas esferas los protegen y la ley no los tocan; y finalmente, hay otros que sus faltas son menores, ofensivas, pero menores y no hay forma que la ley los vaya a tocar. Ese es el acierto que se gana con Cholodenko, un respeto expreso por la situación y la validación de las víctimas como tal. Luego, ella y Chabon se vuelven productores ejecutivos y aseguran que la serie mantenga su calidad hasta el último respiro del fin de la temporada.

La tenía en mi lista de Netflix pero me tocó subirle prioridad porque no sólo estuvo nominada a los Globo de Oro de este año, también amasa nominaciones en los próximos SAG, Los Broadcasts y los del Gremio de Escritores. Es una serie que uno no querría perderse. Tal vez lo último que me faltaría por anotar es que aparte de Kaitlyn Dever que protagoniza la serie como Marie Adler de una forma brutal -pónganle ojo a esta chica- y Toni Collette que parece la experimentada veterana, mentor y líder de las escenas, me parece que sobresale mucho Merritt Wever; y Wever sobresale sobre todo porque justo la veíamos en Marriage Story como la hermana insegura, descontrolada versus la poderosa fiera que es aquí, una habilidosa e ingeniosa investigadora pero más que nada una persona cuya función es ser empática con cada víctima para triple-checar cada proceso, cada paso y así honrar su dignidad; fantástica actriz, le voy a poner también un pin para seguirle su carrera.

Nota personal. El tema es sensible y delicado; lo que menos quiero es sonar condescendiente o desconsiderado porque si algo puedo decir completamente seguro es que me encantó la serie, me encantó el formato, me encantó la narración. Curiosamente, esta serie me ha tocado mucho de manera personal pero también me ha hecho explorar temas para muchos superficiales como puede serlo Batman. Sí, el encapuchado. He pensado mucho en él, de cómo se nos da por sentado que es el mejor detective ¿Realmente lo es? En los cómix por la forma en que se desarrolla su literatura y la amplia gama de atención que le brindamos, a cada página y a cada capítulo, pues uno si ve un investigador detrás de cada caso; digamos que si uno lee el artículo de Armstrong o Miller suena a un titular de una agencia de noticias, no sentí esa genialidad periodística o por lo menos no la encontré, de pronto el libro es otra cosa; ya cuando uno ve toda la serie se hace evidente que un equipo con más recursos puede ayudar más, una sola persona no va a resolver un caso complejo a menos que que sea eficiente, minuciosa y casi que adicta al trabajo. Tanto que me pone a pensar, más allá de los crímenes y las violaciones, en todo el empeño que se puso para demostrar como es que se lleva una investigación en un proceso deductivo. No quiero sonar frívolo y quisisera no ofender a nadie -o por lo menos tratar de no hacerlo- para brindar mi experiencia y conocimiento sobre esta serie. Y parte de ese conocimiento es evaluar de manera transversal otros medios y otras propuestas. DC acaba de dar un golpe en la mesa y volvió a sentar el tono de cómo se puede hacer una peli de un cómic desde otra perspectiva con Joker. Ahora se prepara para relanzar la franquicia de Batman; Matt Reeves dice que va a explorar el sentido detectivesco adentro del cómic ¿No es acaso una oportunidad grandísima de hacer algo completamente diferente como esta Unbelievable o True Detective?

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The Irishman

Para nadie es un secreto que el problema de Martin Scorsese con los audiovisuales contemporáneos no tiene nada que ver con la TV o sus productos por si mismos; en varias ocasiones lo hemos visto dirigir y producir este tipo de piezas, generalmente, asociado a HBO que muy congruente a su leyenda es otra cosa; y no son pocas tampoco, desde Vynil y Boardwalk Empire hasta una cantidad innumerable de documentales de todo tipo dirigidos a este medio. No es ni siquiera lo comercial su tema directo con Marvel Studios y su comparación con parques temáticos, es precisamente que Disney volvió esa sub-subcategoría de la serie B (cómic-superhéroe) en un acto panfletario que los pueda beneficiar en sus negocios transversalmente, negando la naturaleza misma del arte del cinema para compartir experiencias, generar empatías o deconstruir perfiles psicológicos. Una relación que él mismo define de humano a humano.

No quiero alargar mucho esta introducción porque mi objetivo no es volver esta entrada un foco de lo que hace o no Buena Vista International, así que mejor avancemos.

Quiero pensar que es tan abierto a esta discusión que incluso fue motor de la preproducción del Joker que terminó atrayendo a Robert De Niro y dándole luz verde a la dupla Todd Phillips/Joaquin Phoenix pero luego un proyecto más llamativo, más de lo suyo, como The Irishman, empezó a copar la totalidad de su atención hasta que abandonó el barco. Entrelíneas pareciera que estaba muy interesado en el perfil del villano que ya tenía Warner Bros. -y que supuestamente lo habría desarrollado en un prototipo Todd Phillips– para dirigirlo y traer a Leonardo DiCaprio como protagonista -sabiendo de antemano que Phillips tenía desarrollada la idea exclusivamente para Joaquin Phoenix-. Creo que en la pelea, el maestro perdió interés por el proyecto pero dejó asociado a De Niro, una gran agitación que terminó funcionándole de maravilla a la producción, a la peli misma y, ojo al dato, dejó enclavada a Emma Tillinger Koskoff que produjo Joker y le permitió usar el resto del equipo de The Irishman para terminar la grabación.

Scorsese tiene una excusa para hacer una pieza audiovisual. Sea una peli, un corto, un episodio de una serie, un documental. El tema obviamente es importante, dará la forma del contenido, la dirección de arte, la fotografía, la iluminación, todo lo estético y todo lo de fondo. Esta afirmación es tan ambigua que se ajustaría a cualquier director de cine incluso si pudiéramos reunir y resumir tipologías en los temas que Scorsese ha venido acumulando con el paso de su carrera. Sin embargo, algo que me fascina de él, en todas sus piezas, es su capacidad pedagógica. Es un maestro. Cada obra en su portafolio es una Masterclass de narrativa; audiovisual, textual o rítmica. Son cadentes, son distintas, han venido evolucionando con el paso del tiempo y han tomado una lógica y una «manniere» muy de su personalidad pero no necesariamente se ha estancado o se ha vuelto iconoclasta como podría ser la tentación y tendencia.

Su profundo conocimiento del Nuovo Cinema Italiano -esclarecido en varios documentales que le conozco sobre encuadres, narración y estética- definió su rúbrica a principios de los 70’s.
Amigos y amigas, estamos hablando de una leyenda andante que ya por 1974 había desarrollado clásicos instantáneos como Mean Streets y Taxi Driver. De los 80’s a mediados de los 90’s podría uno decir que cada uno encuentra sus favoritos «martinianos» (o «scorsesianos» como prefieran) -los míos sin lugar a dudas Goodfellas, Cape Fear y The Age of Innocence-, algunos alegarán que su esencia está en su genial pedacito en New York Stories o una y cada una de las nominadas que perdió el duelo final en la irresponsable época de Los Oscar que lo marginó de su(s) correspondiente(s) distinción(es). No importa. Descubrir cuál es la preferida de cada uno y definirla como la mejor del portafolio del realizador es un acto futil y sin sentido. Lo importante es que se le reconoció como Cinema de Autor, el suyo, y el de varios de sus colegas contemporáneos… Casi me atrevo a decir que fue la época dorada del cine.

¿Y qué de su estilo reconocemos en The Irishman?
(Que finalmente es nuestro centro de discusión)

Me atrevo a decir que su declaración fue tan contundente (la de Buena Vista) que lo primero para poderla afirmar y más llamativo, al fin y al cabo, fue traer a su guardia pretoriana en cabeza de Joe Pesci y Robert De Niro; en el marco meramente de la historia se necesitaba una tercera pieza que terminó siendo Al Pacino convencido por De Niro -discrepo que el ideal hubiera sido él, ya hablaremos de eso-. Después vendrían los centuriones; los optios, Rodrigo Prieto que ha venido trabajando con el maestro desde hace ya tres proyectos atrás (The Wolf of Wall Street, Silence y ahora The Irishman), un viejo conocido para las partituras con Robbie Robertson y Emma Tillinger Koskoff para completar el resto de la producción; y si me lo permiten, diría que no existiría Martin Scorsese sin su pilus prior centurion: Thelma Schoonmaker, la dama detrás de su ingenio, capaz de desenredarlo y de ordenarlo para presentarlo.

Esa es su firma.
Un ejercito conocido organizado y bien dispuesto.

Se quejan que Scorsese se volvió loco con Netflix y sus tres horas veintinueve minutos porque es demasiado para una peli pero se olvidan de Silence (2 horas 41 minutos), The Wolf of Wall Street (3 horas), The Aviator (2 horas 50 minutos), Gangs of New York (2 horas 47 minutos) o Casino (2 horas 58 minutos) ¿O es que sólo se nos hace excesivo esos 29 minutos por fuera del promedio? Scorsese está más del lado de Ettore Sottsass, aquel que fundó el Memphis Milano y que diseñó la esencia de los años 80’s llena de colores y texturas; un rococó que tenía como lema que «con menos hay aburrimiento» en claro contraste con el minimalismo de la Bauhaus. Después del paso de los años -y cada vez más, por lo mismo, estoy más seguro de eso- el adulto mayor está con menos tapujos en la boca, su interés no es callarse nada, por el contrario tratar de decirlo todo y casi que al mismo tiempo. Scorsese no es diferente (por eso Thelma Schoonmaker es una pieza esencial para la cordura de su narración), dispone su ejercito y los colores su verborrea de las mafias ¿Cuál en este caso? La de los camioneros de todo Estados Unidos y así una gran pieza para disfrutar y analizar.

Ahora bien, Al Pacino suena muy bien en las marquesinas de la pieza pero no cuadra su Jimmy Hoffa en su desempeño. Sus gritos, sus movimientos, todo su rol se refiere y se hace muy cercano a Tony Montana, no estoy comparándolo con el Jimmy Hoffa de Jack Nicholson -no sé cuál sea mejor- pero todo parecería más coherente si Stephen Graham y Al Pacino hubieran intercambiaddo papeles; si querían darle más protagonismo hubieran podido tranquilamente hacer más énfasis en esta relación con Tony Pro, una rivalidad entre Detroit y Florida; igual Pacino hubiera podido asumir su posición con gallardía así como loable fue la actitud de Anna Paquin en un modesto pero protagónico personaje o el mismísimo Joe Pesci que creo hizo el papel de su carrera, sobrio, pausado, implacable, sereno, letal. No me saco la idea de que embelezados con la figura de Pacino se les olvidó alguien que hubiera funcionado mucho mejor, y en honor a los viejos buenos tiempos: Ray Liotta.

Aparte de éste que personalmente considero el único descache, y ya finalizando la entrada, no sólo para The Irishman sino para cualquier peli de Scorsese hay que prepararse bien, hay que haber dormido bien, comido bien y no haber tomado mucha agua, hay que estar alerta para todo el aluvión que se viene encima y sentarse a disfrutar sus tres horas veintinueve minutos. Tres cosas me llamaron la atención a primer golpe de vista y que están intrínsecamente relacionadas con las declaraciones de Scorsese (1) Martin Scorsese no está en contra de la tecnología, la ciencia y los desarrollos dentro del cine, filmó su peli en digital y con un despliegue de efectos especiales loquísimo para contar la historia de tres personajes durante treinta años de historia con los mismos actores, es decir, no es Christopher Nolan evangelizador del formato iMAX sino casi que es Richard Linklater y su perspicacia experimental (2) así como Linklater creo que valida otros estilos de narración cinematográfica actuales, ingeniosos y originales -no sé si me siguen pero hay muestras perceptibles de muchos autores- e.g. Wes Anderson (cuando enumera las pistolas, cuando nombra las muertes y su ficha técnica), Quentin Tarantino (con su caprichosa oda a la sangre y el «gore») seguramente cuando la revise pueda encontrar otros pero, lo que intento decir es que Scorsese armó un gremio tácito de realizadores en frente a nuestras narices (3) la más intrigante de todas, a la altura del minuto 30 de la tercera hora (2:30hrs), De Niro mira a la cámara; quedé perplejo -me alegré de tener Netflix porque podía devolverme a revisar a ver si había sido yo o qué-; repetí el minuto y sí miró a cámara, con la boca abierta continué viendo y ¡Juepuerca! Otra vez, De Niro miró a cámara por segunda vez y a la altura del minuto 33 un poco más evidente volvió a mirar; en este juego de validar técnicas y sus realizadores ¿Quién le habla a la cámara y rompe la cuarta pared? Generalmente, se hace en comedias de grandes genios como Mel Brooks o los Monty Phyton tal vez Woody Allen y de pronto un poco más serio Michael Haneke o los muchos intentos de Terry Gilliam de consumar su Quixote, no recuerdo que lo haya hecho antes ¿The Departed tal vez? ¿Bringing Out the Dead? Pudiera ser The Last Temptation of Christ pero ¿Por Qué lo haría Scorsese justo en The Irishman? Sólo se me ocurren conjeturas como que el guiño es hacia el público, nos quiere de aliados en su campaña porque seguro no tiene que ver con la validación de Deadpool (*)

* Estoy viendo el documental The Irishman In Conversation y sí, parece ser un error de De Niro y una indulgencia tanto de Scorsese como de Prieto donde sobrevive la esencia de la escena por encima del error. Y es que explican que todo el tema del CGI de ILM, para volverlos más jóvenes o más viejos, requería una concentración absurda, ya que había dos cámaras por cada actor para los efectos además de las “narrativas”; hay un chiste en el docu donde están Pesci y Scorsese hablando y Pesci dice que todo el mundo le daba órdenes de no mirar la cámara, no mires la cámara, no mires la cámara, ¡Cuál puta cámara! -respondía-, en mi época sólo había dos cámaras y ya.

Haciendo relación al CGI de ILM en el docu, Scorsese dice que hay una situación de alivio para él en cuanto no tiene que tener un actor para cuando el personaje tiene 30 años, otro para cuando tiene 50 y otro para cuando tiene 80 años, no tiene que explicar la escena, la línea, la intención, el primer actor ya lo sabe y además es un actor de primera categoría que es cambiar de moldear su eje histriónico para lograrlo. Ahora bien, a muchos actores les puede gustar el reto o no, pero es un reto. Es un personaje en sus 30’s, en sus 50’s y en sus 80’s, tienen pegadas unas marcas en la ropa y casi como en teatro tienen que darlo a entender con voz, con expresión corporal, con talento. El CGI es el nuevo maquillaje se pueden ahorrar horas y horas de maquillaje, se va a perder ese romanticismo que también tenían las pelis con efectos de «stop motion», pero va a haber una consistencia tanto del personaje como de sus rasgos a lo largo de la peli que va a ser un gran aporte de esta tecnología de ahora en adelante… Lo de las cámaras, ya se revisará… Forget ’bout it!

Nota personal: ¿Recuerdan mi juego con Richard Nixon en este blog? Al final de la entrada de The Butler está la definición «colección de interpretaciones de Richard Nixon; un personaje histórico pero shakespeariano y vil ala Richard III que se considera deforme y sensible al desprecio de su pueblo». A partir de allí se pueden ver esas interpretaciones recolectadas aquí. Hace rato no lo jugaba, tal vez porque con el paso del tiempo, Nixon ya no es un referente tan claro y se ha perdido interés en su figura a medida que Vietnam y el asesinato de JFK se va quedando olvidado. Incluso en Watchmen el presidente es Robert Redford, Nixon apenas pasa nombrado. En The Irishman, vuelve a parpadear la imagen de un Nixon, no como Richard Nixon sino el Presidente Nixon, y su responsable Jeff DeHart, prácticamente un desconocido pero si aparentemente un comediante imitador. Divertido. No sólo porque aparece en sólo dos instantes muy fugaces sino porque además lo hace de una manera muy sutil lo cual le aporta mucha gracia y agudeza al impostor 😉

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Marriage Story

Marriage Story es como una de esas buenas pelis de Woody Allen de los 90’s. Introspectiva, psicológica, con cambio de narradores así como diferentes puntos de vista, incluso aparece Alan Alda, un poco menos de humor que en una de ellas y, como uno de los protagonistas es un director de teatro, yo creo que a manera de guiño las tomas se tornan un poco a lo Ingmar Bergman, en menos proporción pero mucho más de lo que lo haría una peli originalmente de Allen.

La cinta trata sobre las transformaciones en un matrimonio. La mayor parte de dicha historia nos la dan contada y somos más testigos de los momentos amargos pero está bien. No me canso de decir que Jim Carrey tenía mucha razón, en A Series of Unfortunate Events, interpretando al Count Olaf declaraba que “El Matrimonio no es un picnic” tiene sus altas y sus bajas y seguramente cuando estamos en las bajas sólo recordamos los momentos duros pero Baumbach logra conmovernos para develar que, incluso en relato, esos grandes momentos de felicidad, sencilla, simple y completa hacen valer la pena y sobre todo dan el valor de estar en las bajas para sobrevivirlas.

Si me preguntan, a parte de las monstruosas actuaciones de Adam Driver y Scarlett Johansson, esta Marriage Story me parece una versión ligera de Kramer v. Kramer. Es drama puro pero el centro y valor de esta pieza son estas dos personas que dejaron el ciento por ciento en cada línea. Fascinante. Seguro van a dar guerra en Los Oscar, Los SAG y demás premios de la temporada.

Es un placer haber sido protagonista del crecimiento de Baumbach como escritor y realizador. Su inicio al lado de Wes Anderson fue divertido, elegante, colorido si quieren pero de alguna forma cuando vi el material adicional en el Blu-Ray los sentí igualmente muy ingenuos; por un lado, Anderson se estancó en su belleza; por el lado de Baumbach, The Squid and the Whale me sorprendió mucho, qué buena peli; Greenberg qué buena-buena peli; hay un proceso, hubo también unas bajas -ni siquiera las nombremos- pero parece el realizador un dragón sinuoso, serpenteante, que toma impulso para cada vez lanzarse más alto y no me cabe duda que esta es una gran pieza, madura, descarnada y muy bien ejecutada pero desde ya esperamos su siguiente pico para que nos siga sorprendiendo su ingenio.

Nota personal. Me topé con una serie de afiches de esta peli muy buenos. Capturan muy bien la esencia de la trama y de las personalidades. En Marriage Story no hay buenos y malos o una lucha del bien contra el mal; hay matices, tonalidades, malas entradas, soportes, paciencia pero también cada uno es el perfecto oponente del otro, Costa Oeste versus Costa Este: hermosos.


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The Man Who Killed Don Quixote

Para los amantes de Terry Gilliam y que vimos ‘su documental’ Lost in La Mancha (en realidad, es un documental sobre su arte, dirigido por Keith Fulton y Louis Pepe) estamos congraciados con este mágico proyecto de Don Quijote en las manos del Maestro. Es una L.O.C.U.R.A. que un proyecto cinematográfico haya tenido tantos tropiezos y tantísimas complicaciones -y que sin embargo no sea colombiano, todo el cine colombiano es quijotesco- haya salido adelante y haya visto la luz. El tema ha obsesionado al realizador y ha hecho innumerables intentos por sacar adelante, según su visión, el largo y siempre termina descalabrado.

Esta vez, 2018, Terry Gilliam termina su pieza y lanza The Man Who Killed Don Quixote.
Keith Fulton y Louis Pepe publicarán un documental -aún en producción-, ya no en la frustración de la realización, sino en la culminación del sueño con el alcance completo llamado He Dreams of Giants.

Y si.
Este maestro que tanto adoramos. Este viejo sinvergüenza que se negó a ser estadinense por última vez. Y que en su divertido ingenio se congració con el equipo entero de la Monty Python, para ser el realizador de un par de sus largometrajes, este genio empedernido quisiera pensar que sacó adelante su visión pero que todavía sigue en la búsqueda de su Quijote ideal. Y es que esta búsqueda será infinita, por muy bien que lo haya colaborado Jonathan Pryce, su Caballero de La Mancha siempre fue Jean Rochefort, y como un alma en pena, quiero pensar también que seguirá investigando, que será su caso sin resolver y que por lo mismo estaremos dispuestos a ver más Quijotes y más documentales quijotescos sobre el tema.

¿No es acaso Qohen Leth (Christoph Waltz) en The Zero Theorem El Quijote del Futuro?
No lo es igualmente

¿The Imaginarium of Doctor Parnassus un juego de Quijotes con el Doctor Parnassus (Christopher Plummer) a la cabeza, seguido obviamente de Tom Waits, Jude Law, Johnny Depp, Colin Farrell y Heath Ledger?

¿No es su obra más hermosa, The Adventures of Baron Munchausen, una oda completa al Hidalgo?

¿Y el resto? ¿The Fisher King, Twelve Monkeys, Fear and Loathing in Las Vegas? ¿Tideland? ¿Con una pequeña protagonista embelesada con este almíbar del que estamos hablando?

Ya sabíamos que la pieza era un autorretrato y que Toby significaba Terry pero hoy gracias al paso de los años, sucedieron más actualizaciones desde el primer intento de Toby/Terry de sacar adelante este proyecto e.g. Jean Rochefort descansa en paz y cambia por Jonathan Pryce, Vanessa Paradis por Joana Ribeiro y Johnny Depp por Adam Driver. Todos O-Ka salvo Driver que lo siento incómodo y sobreactuado en el papel… Yo hubiera, personalmente, preferido seguir con Depp.

Don Quijote ad portas de la desaparición de las historias de caballería de la Edad Media, es el último de esos grandes héroes, el último cid, el ultimun campeador. Pero está viejo, su psique juega con su fortuna y su físico con su orgullo. Aunque es la definición del idealista, altruista, desinteresado, caballeroso lo es por antonomasia también del iluso, soñador, el lunático y sobresaltado. A parte de la magnitud de su obra y de su ingenio, no veo cómo mejor definir a Terry Gilliam, ese hombre que soñó en gigantes cuando todos veíamos molinos de viento.

La peli, The Man Who Killed Don Quixote, es particularmente buena, divertida, llena de figuras literarias tratando de emular al Manco de Lepanto, y creo que logra ofrecer un cándido escenario donde todas estas locuras puedan conjugarse en nuestra época. ¿Es Terry Gilliam el último de los directores quijotescos en esta época de CGI? Ciertamente, no. Christopher Nolan pareciera ser más esbelto, más diestro, más dispuesto a dar la pelea y hasta más cauto. Pero si Nolan es El Mio Cid, seguramente, sin lugar a dudas, Terry Gilliam es el Último Quijote de La Mancha.

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3D, Adventure, Auteur, Epochal, Exploitation, Folk, Hollywood, Internet, Melodrama, Miguel Vaca, Movie, Sci-Fi, Storytelling, Thriller, Tim Burton, Vacacion

Dumbo

Una de las pelis que desde el principio censuré para #JAMEsSofía fue Dumbo de Walt Disney. Una peli animada, estrenada en el contexto de los años 40, con un fuerte contenido de burla, humillación y matoneo.

Cuando Disney Pictures, en su corriente de rehacer todos sus clásicos «live action», anuncia el lanzamiento de la pieza del elefantito de orejas grandes pues obviamente tampoco quería que se le mostrara esta a mi hija. Estábamos hablando con Tomás Cerón que también tiene un par de hijos de la edad de #JAMEsSofía y me dijo que tenía que verme Dumbo, que esa peli era dirigida por Tim Burton y que yo era fan de Tim Burton y que no había lógica en no verla.

Bueno, pues Robert Stromberg había hecho una gran labor con La Bella Durmiente de Maleficient en 2014, qué peli buena esa; en 2016 la actualización que hace Jon Favreau de The Jungle Book, sin giros simplemente sumando los poderes de Bill Murray como Baloo, Ben Kingsley como Bagheera, Idris Elba como Shere Khan además de Lupita Nyong’o, Scarlett Johansson, Giancarlo Esposito pero sobre todo Christopher Walken como el King Louie y su magnífica canción ‘I Wanna Be Like You‘:

Hubo otras como La Bella y La Bestia de Bill Condon en 2017, que no pude empezarla con tanto cancionero, La Sirenita de Blake Harris y Chris Bouchard en 2018 que está en Netflix pero que me dan cero ganas de ver y Cenicienta que aunque la empezó Mark Romanek, la terminó finalmente Kenneth Branagh en 2015 y es la historia que más me aburre dentro del portafolio de Disney por el contenido machista y el perfil súper anticuado de la princesa. Hasta ahora caigo en la cuenta que Burton ya había trabajado en Disney con Alicia que sin ser mala, se empantana en el ingenio del realizador que no define bien si quiere adaptar o quiere enriquecer la historia.

Sin embargo, de nuevo a la charla con Tomás, le contaba que había visto King Arthur: Legend of the Sword -ya no le dedico tantas horas a saber de los proyectos de los directores que me divierten- y me sorprendió primero que la dirigía Guy Ritchie y segundo lo fresco que estaba, en la suya, con una historia tan alejada a lo que hace pero con una cultura londinense que amoldó perfectamente a sus zapatos; luego se arriesgó a hacer Aladdin y la sacó del estadio, en serio, una excelente apuesta de Will Smith como El Genio, Jazmín saliéndose del esquema de Princesa Disney y una narración, controlada, pero sin duda àla Ritchie.

Me animé.

Puse Dumbo de 1941 de un lado mientras veía la Dumbo de Burton del otro ¡Pucha! Recordé cada momento con ese elefantito animado. Qué horror. Por un lado las intrigantes e hipócritas compañeras de la Señora Jumbo que si les permitían el chisme eran las mejores amigas pero si se les ponían los puntos sobre las íes desplegaban sus lenguas viperinas y llenas de odio; después la burla del público en el escenario y en las jaulas el mote de Dumbo (en inglés Tontón, Estupidito o incluso aún más fuerte si entendemos que Dumb puede ser un calificativo para una persona muda, el hijo de la Señora Jumbo no habla porque es muy tímido, es ‘recién nacido‘ y se mofan de su posición de discapacidad¿?), el único aliado era un ratoncito que le enseñó a aprovechar sus condiciones y volar como ninguno.

La peli de Burton es una locura de ambientación. Me explico. No parece muy grande que Tim Burton el niño-no tan niño- genio de lo oscuro y lo excéntrico pero que se refiera a la peli original, que es de los años 40, y desarrolle una pieza en un estilo completo del Art Decó, que podía ir desde la imaginería de los carteles de la época al futurismo casi de los 50 es increíblemente bonito. Para esto es vital su inmortal compañero Danny Elfman que en la música me gusta decir que a Burton le ofrece un oscurantismo mágico, y en esta temática de circo, fanfarria.

Lo segundo que hay que apreciar es su reparto que desde Dark Shadows ya no tiene presente a Johnny Depp ni a Helena Bonham Carter -siendo indulgentes y asumiendo que la segunda parte de Alicia en 2016, Through The Looking Glass no es suya aunque prácticamente es una copia de la primera parte, ayudado en gran parte por su rol de productor en la pieza-; dicho reparto ha venido rotando unas veces con Amy Adams, Christoph Waltz, Danny Huston, Krysten Ritten y resaltando como es su costumbre leyendas del cine como Martin Landau, Terence Stamp o Judi Dench; en Dumbo, vuelve a trabajar con Susie Figgis quien trae un reparto con el que él se sienta más cómodo, que se sienta reconocido y fértil como con Danny DeVito, Michael Keaton, la misma Eva Green que es la única que uno alcanza a dilucidar como el satélite en estos siete años y experimentando por primera vez con Colin Farrell; al lado de ellos sus figuras de reconocimiento incluso pueden ser los mismos Danny DeVito y Michael Keaton pero creo que en esta oportunidad es Alan Arkin el homenajeado.

¿Qué hace tan especial Dumbo de Tim Burton? A diferencia de Alicia, que fue un proyecto creado para que él lo dirigiera y lo que se sintió fue un efecto iconoclasta, el ambiente circense y de «freaks», por el contrarrio, es un caldo primigenio para el realizador. No es un ambiente predispuesto para él, está controlado, está medido, se divierte en las sutilezas, no es superlativo como Bettlejuice y eso lo hace genial en la historia.

Dumbo es un golpe de madurez para su audiencia. Los niños no llegan al mundo por un acto de la cigüeña sino porque una madre queda embarazada y tienen trabajo de parto; los animales no hablan, pero si intentan comunicarse, son frenéticos, sufren y reaccionan frente nuestro trato con ellos; mientras en la historia del 41, la burla se toma casi dos tercios de la pieza, aquí es indudable que el nombre del elefantito debe entrar de alguna forma y que la mofa debe caber de otra pero es superado rápidamente, se nota que Ehren Kruger (guionista) quiere pasar esta página rápidamente; finalmente, el ratoncito Timothy Q. Mouse -interpretado en 1941 por Edward Brophy– es la figura redentora, es el sostén del héroe y amplifica su confianza para que supere sus miedos, incertidumbres y su pésima autoestima, tanto que lo haga elevarse a los cielos (dentro de todo, la moraleja es lo rescatable de esa macabra pieza); en 2019, esa figura del ratoncito se abre a ‘Los Farrier‘ un padre que perdió su calidad de estrella cuando vuelve de la guerra en una situación de discapacidad, la madre ausente por muerte y el par de chicos que tratan de sobrevivir lo mejor que pueden -durante un tiempo casi huérfanos en un circo-; entonces la acción de estos ratoncitos Farrier ya no es simplemente subirle la autoestima al elefantito para que crea en sí mismo, es actuar porque hay maltrato, es hacer un cambio para que no vuelva a suceder y buscar la felicidad en ese nuevo espacio donde no hay opresores, burlas, bravucones ni matones.

Obviamente, es una carga emocional muy fuerte y uno anda con un nudo en la garganta todo el tiempo porque esta Dumbo de Tim Burton conmueve hasta los tuétanos.

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