El Doctor Jack Kevorkian es un personaje de bastante renombre en Michigan. Mejor conocido como Doctor Death es responsable del término suicidio asistido y su voluntad fue ayudar a todas aquellas personas que deseaban una muerte agraciada y honorable. Un hombre con esta visión en una sociedad doble moralista como la estadounidense no hubiera podido tener otro final.
Barry Levinson director comercial reconocido en Hollywood se pone a la tarea de traernos la versión televisiva de este filántropo mal visto por esta sociedad y darnos un giro bastante interesante y polémico. No me deja de dar vueltas un par de frases de la peli donde se manifiesta que los médicos se sienten siempre como dioses que son capaces de interrumpir procesos naturales con una pastilla, con un jarabe, con una inyección o con un tratamiento para resolver nuestras quejas. ¿Rudo? ¿Qué tal si estos semi-dioses preconciben ideas judeo-cristianas donde el dolor y el sufrimiento nos hace más nobles para recibir a dios? De pronto, nos hacen devolver a épocas tardías del medioevo donde el recien descubierto éter no fue usado sino hasta finales del siglo XIX porque el hombre debía responder a ese sufirmiento por un dogma teológico. Entonces, ¿si esas preconcepciones fueron resueltas hace tanto tiempo, si sentimos que estamos sufriendo, que nuestras enfermedades terminales nos perjudican y que aún somos seres racionales que podemos tomar decisiones autónomas ¿por qué no nos es permitido resolver nuestras vidas como sólo nosotros mismos lo deseamos?
Es controversial y plantea esta hipótesis durante todo su desarrollo. Deja abierto su juicio a cada uno de nosotros, aunque en nuestro ambiente colombiano, parroquial, retrógrado, reaccionario y ultraderechista, que ni siquiera permite un suspiro homosexual sin una mirada de prejuicio o segregación, no imagino la dura lucha por tan sólo poner en debate este pensamiento. No es fácil dejarle esa opción a los demás, en su debido momento yo la tuve que tomar y creo fue lo más duro y trascendental que he hecho en mi vida, hubiera sido más fácil si me hubieran ayudado, que la decisión no fuera completamente mía. No me arrepiento de nada y por el contrario siento que esa persona fue feliz con la integridad de su vida vivida. Ese hecho nunca demeritó un sólo pelo de su imagen y por el contrario la llenó de gracia y honor pero hacerle entender eso a la gente es más que titánico y complicado. No es una peli complicada de entender por el contrario es bastante sencilla y trata de poner un poco de crudeza (y algo de textura) en sus imágenes para que entendamos los límites de lo que puede llegar a ser esa decisión.
Al Pacino se venía repitiendo en un papel eterno de italo-americano en conflicto, sorprende con este papel donde sin mucho maquillaje se transforma en un ser humano casi insignificante, un ser común y corriente, achacado, gibado y muy diferente a lo que venía haciendo, un papel refrescante para él como para nosotros como seguidores de su carrera. Al lado de él de manera aceptable es acompañado por Danny Huston, Brenda Vaccaro, John Goodman y Susan Sarandon.
La están rotando por HBO este mes.