3D, Action, Adventure, Bryan Singer, Comic, Epic, Epochal, Exploitation, Hollywood, Melodrama, Miguel Vaca, Movie, Sci-Fi, Storytelling, Thriller, Vacacion, War

X-Men: Days of Future Past

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Siete pelis se han hecho con mutantes dentro del Universo Cinemático de Marvel (MCU) en FOX. A saber: X-Men, X2, The Last Stand, Origins, First Class, Wolverine y ahora Days of Future Past. Siete pelis en las cuales no hay mucha concordancia a los comics, ni a la serie animada, sino más bien han sido la excusa para lanzar una extensa franquicia cuyo único elemento aglutinante, y subsecuente protagonista, se lo ha llevado insospechadamente James Howlett, por unos conocidos como Logan por la mayoría de nosotros como Wolverine.

No importan los arcos, ni los guiones, ni si las adaptaciones fueron buenas o si algunos directores fueron mejores que otros. De tanto en tanto, en este MCU de FOX, todos han tenido graves indulgencias que a la postre han generado vacíos en sus conjugaciones. De esta forma no hay buenos ni malos entre Bryan Singer, Brett Ratner, Gavin Hood, James Mangold o Matthew Vaughn; todos sin excepción dieron más relevancia y prioridad a Mystique (Jennifer Lawrence/Rebecca Romijn), al ya nombrado Wolverine (Hugh Jackman), desarrollaron de ceros figuras como Rogue (Anna Paquin), Phoenix (Famke Janssen), Sabertooth (Tyler Mane/Liev Schreiber) o hicieron ridículos a otros tantos como Cyclops (James Marsden), Deadpool (Ryan Reynolds), Gambit (Taylor Kitsch) o Angel (Ben Foster); pero sobre todo en su común denominador, la anarquía, las historias no concordaban; unas veces Charles Xavier (Patrick Stewart) estaba condenado a su silla de ruedas, mientras en otras campantemente caminaba frente a las cámaras; en unas Emma Frost era una joven adolescente (Tahyna Tozzi) y unas décadas atrás era una despampanante mujer (January Jones); o la mejor de todas en una época Bolivar Trask era un enano (Peter Dinklage) y unas décadas después se convertía en negro (Bill Duke).

X-Men parecía entonces que no se podía juzgar como un universo cinemático coherente pero de alguna forma habían logrado conquistar un borroso camino narrativo, entre todas sus salidas. Después de las estocadas recibidas por The Last Stand y Origins, sin importar las buenas taquillas, la franquicia parecía moribunda hasta que Matthew Vaughn, producido por Bryan Singer, planteó una especie de arco de origen con First Class y todo tuvo una nueva luz de esperanza, justo cuando FOX más lo necesitaba. Singer aprovechó esa luz e intercambió papeles con Vaughn. Partió de los planteamientos de First Class, generó una formidable campaña de expectativa recogiendo la estética de Vaughn y trajo dos items que los fanáticos pedíamos a gritos (A) los centinelas y (B) alguno de los arcos de la serie animada.

Days of Future Past aparece como un excelente paso hacia una gran y más sólida franquicia. Mientras, Vaughn establecía una confrontación entre los mutantes de Xavier y The Brotherhood of Evil Mutants de Sebastian Shaw (Kevin Bacon) el contexto del final de los 60’s parecía aceptarlos con una buena tónica y una excelente ambientación. Tanto el comic como el contexto histórico fue excelentemente aprovechado y se alcanzó la cima de calidad y narración en la franquicia. Vaughn, de alguna forma rehizo el relato explotado en X-Men (2000) y replanteó desde allí el inicio de los mutantes con una nueva dosis de grandes actores. Singer fue ambicioso y pensó que era la oportunidad perfecta para unir los dos repartos y Days of Future Past le calló como anillo al dedo.

El problema eran los vacíos narrativos que la anarquía de X-Men había desarrollado dentro de FOX. Singer fue contratado para resolver el tema y poder establecer un universo donde se pudiera producir filmes a largo plazo y utilizó una solución deus ex machina, un poco facilista, sostenida en los viajes a través del tiempo. Al modificar algo del pasado no podemos asegurar que el futuro no sea alterado y si este evento del pasado es grandilocuente pues sus consecuencias en el futuro serán directamente proporcionales. Viajar en el tiempo debe ser manejado con aún más pericia que cualquier otra disculpa en el guión porque implica la multiplicidad de universos paralelos –o en el caso de Days of Future Past conciencias paralelas–, y aún más incongruencias narrativas debido a las exponenciales variables que genera cada decisión. A pesar de resolver todo a los trancazos –o como decimos en Colombia a-la-maldita-sea–, es un punto interesante y viable, el uso de saltos en el tiempo a través de conciencias paralelas, de esta forma las ilusiones de ver a Bishop (Omar Sy) haciendo su trabajo en el tiempo se disuelven pero Wolverine se vuelve una mejor opción. Además la referencia a The Terminator (1984) de James Cameron es un lujo en la cinta; el futuro áspero y oscuro del inicio de la cinta, coincide con el mundo dominado por las máquinas de Cameron, tanto que en algún momento se espera que entre el pie de un T-800 y aplaste un cráneo humano, en primer plano; los viajes en el tiempo se han usado en varios relatos pero atravesar el pliegue del tiempo y el espacio para llegar a un punto del pasado completamente desnudo es también original de Cameron y aquí también Singer le hace un guiño con la desnudez y el desconcierto de Wolverine en su viaje.

De nuevo, establecidos en las indulgencias que les debemos conceder a los creadores del MCU de FOX, la cinta prometía solucionar los vacíos conceptuales y narrativos del pasado (en la franquicia). Aunque si se responden algunas inquietudes, Days of Future Past no es precisamente la salvación esperada. Una de las jugadas reiterativas de Singer en esta pieza es que lo que no se pueda explicar en dos líneas de diálogo queda sin resolver en el marco de la historia y así fue durante toda la pieza.

De nuevo, gran cabezazo de Simon Kinberg, Jane Goldman y Matthew Vaughn, encargados de la historia, que resolvieron el tema del salto en el tiempo con viajes de conciencia a través de un inusitado poder de Kitty Pryde (Ellen Page) conocida ahora como Shadowcat pero ¿cómo encontró dicho poder? Junto a los poderes de Kitty, no se nos cuenta cómo Xavier y Magneto (Ian McKellen) se hicieron aliados en el futuro, cómo se llegó al último diseño de los centinelas que aunque tienen coherencia con la persecución de Mystique parecen un resultado de una combinación más poderosa de Rogue, no se explica la conexión de las escenas finales de The Last Stand, es decir, cómo Xavier pasa de la aniquilación total a la reencarnación/reconstrucción de su cuerpo después del enfrentamiento con Phoenix, porqué Trask (Peter Dinklage) le tiene tanto odio a los mutantes –hasta William Stryker tiene una historia que todos conocemos– o la más cruel de todas, después de una alta y enriquecida campaña de expectativa con la muerte de John F. Kennedy, nos hundimos en un vacío donde no se resuelve nada al respecto. Hay posibles soluciones a todo; Wolverine otra vez con Adamantium puede ser un detalle de alianza del guepardo con Magneto al final de The Wolverine y se explica en Days of Future Past de la misma forma que Magneto (Michael Fassbender) manipuló los rieles de acero y casi que se sienten líquido para inyectarlos en otros cuerpos; el tema no son las respuestas que uno se arma sino la desconsideración y casi descaro de los creadores de la historia que no tuvieron reparo en estos hitos importantes en la trama para los fanáticos.

La cinta en su totalidad es interesante. Perdonando otra vez, los nuevos vacíos, y a sabiendas que ya no importan, Days of Future Past está llena de detallitos divertidos que hacen de la peli un gran entretenedor y nos preparan para el gran arco de Apocalipsis en 2016. Obviamente, la escena cumbre de esta pieza podría ser la exploración de los poderes de Quicksilver (Evan Peters) que nos callan la boca a todos los que pensamos que su trajecito de aviador se veía ridículo en los abrebocas de Empire Magazine. Personalmente, siento que la escena de levitación del estadio es absolutamente atrevida, audaz y temeraria; de las pocas escenas rescatables de The Dark Knight Rises está el hundimiento del estadio de los Rogues, este levantamiento está al mismo de nivel de impacto e impresión y sienta el ambiente perfecto para el desenlace. Es cierto, en la cinta se habla más y se tiene menos acción de la esperada, pero los diálogos están muy bien concebidos y no todo tiene que ser grandes dosis de vértigo para cautivar nuestra experiencia cinematográfica; la pausa y el detalle son también elementos de fina coquetería que Singer sin duda logra alcanzar en esta salida.

Nota personal. Hubo un momento de delirio personal cuando William Shatner, en personaje de James Kirk de Star Trek, entrega la línea de diálogo “we’re going backwards in time”. Es una bobada pero una bobada de esas finas que tanto me gustan.

Nota personal 2. En cuanto a mi juego «shakespeariano» de referencias a Richard Nixon, el trabajo desarrollado por Mark Camacho no es del todo atractivo y enriquecedor. Su perfil en la historia es obvio, su desempeño es el mínimo esperado y su caricatura la hemos visto mejor ejemplificada en otras versiones, dejando como resultado un desempeño fútil y sin mucha gracia.

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Action, Epochal, Exploitation, Hollywood, Internet, Logan Miller, Melodrama, Miguel Vaca, Movie, Serie B, Storytelling, Vacacion, Western

Sweetwater

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Sweetwater de Logan Miller es una triste historia donde participan January Jones (First Class ), Ed Harris (Game Change), Eduardo Noriega (The Last Stand) y Jason Isaacs (Harry Potter) como antagónico; triste no porque la historia nos conmueva sino porque este reparto se diluye en una pésima narrativa, cercana al pulp donde nada sobresale o se hace interesante.

Salvo los desnudos de la hermosa January Jones todo parece muy predecible; ni siquiera el record que tiene Isaacs como uno de los más malvados de la industria logra capturarnos en el acto.

Hace rato no escribía. Casi como un mes, desde el FICBAQ. Pero es que tampoco había sucedido nada interesante y motivador para hacerlo. Sweetwater no parece un buen inicio tampoco pero nos permite entrar en calor para volver al ritmo acostumbrado.

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Series más destacadas 2012 (III)

[Continúa]

Sigamos con el balance de las series hasta ahora. No voy a hacer muy extensa esta reseña -que ya es bastante vasta- y voy a dedicarme a The Big C, Mad Men, Breaking Bad, Wilfred, The Killing, The Walking Dead, Game of Thrones y Homeland. Podrán no ser las favoritas de todos nosotros pero debemos reconocer que están en la tendencia, tienen una calidad de producción muy alta y si les dimos una oportunidad quedamos atrapados con ellas.

The Big C es una de las series que más me conmovió el año pasado por su frescura, su posición frente al cáncer y el personaje de Laura Linney. Linney es una hermosísima mujer aterrizando en sus 60’s sin pena ni gloria, es un monstruo de La Academia y ya ha logrado tres nominaciones a la estatuilla -que injustamente le han quitado- y dos Globo de Oro -uno precisamente por su papel en esta serie-. La primera temporada tuvo un conmovedor argumento con esta mujer decidiendo vivir tranquilamente; agobiada por la muerte de su vecina, y amiga, cambia de posición y quiere un tratamiento de curación, así su fase de la enfermedad esté muy avanzada. En la segunda temporada, cambia de doctor y empieza un tratamiento con un procedimiento con el que apenas se está experimentando. En esta nueva experiencia, llegan al reparto Alan Alda y Hugh Dancy quienes acompañan a Oliver Platt, Gabriel Basso, John Benjamin Hickey, Gabourey Sidibe, Phyllis Somerville, Cynthia Nixon y Reid Scott. Uno debe hacerse a la idea de que la temática de la serie -a pesar de lo festiva y optimista que pueda llegar a ser la hermosa presentación de la serie- es sobre muerte y cáncer; el problema es que uno como espectador crea un vínculo fuerte con los personajes y la despedida de cada uno de ellos es muy dolorosa. En esta segunda temporada no se desentona un tris. Linney sigue siendo encantadora pero su personaje va teniendo sus altas y sus bajas, lo que implica un desarrollo más profundo del personaje el cual logra impecablemente. La expectativa de la tercera temporada es miedosa. Finalmente, ¿Cathy caerá en su lucha por sobrevivir o habrá realmente esperanzas de recuperación?

Mad Men resistió el levantamiento de sus escritores. Después de un año y medio volvió con la quinta temporada de esta maravillosa serie, en un tono casi de añejamiento. Todos los actores en perfecta armonía con sus personajes y en equilibrio de guión o historias. Más ocurrente, más dramática y más cruda llegando a los confines más inesperados de este pequeño universo al final de los 50’s y principios de los 60’s. Muchos personajes no fueron tan protagonistas en esta temporada, como Peggy (Elisabeth Moss) o Betty Francis -antes Betty Draper– (January Jones), esto le dio un impulso adicional a otros personajes que brillaron con luz propia. Mi favorito Roger Sterling (John Slattery), un poco más pícaro, más sucio, siempre muy elegante y sofisticado pero con unos giros increíbles que evidenciaron su vulnerabilidad a flor de piel. Obviamente, Jon Hamm no desentona y nos deja en ascuas para una siguiente y muy esperada sexta temporada.

Hay unos que dicen que Breaking Bad es la serie que diseña la tendencia en TV de estos primeros años del siglo XXI, suena exagerado pero creo que no están del todo equivocados. Turbulenta, mundana, excelentemente narrada y con unos personajes muy crudos, Breaking Bad redefine los estándares de las series dramáticas. El papel del profesor de química interpretado por Bryan Cranston será recordado hasta el día de su muerte, gracias a ese perverso juego de los guionistas de la serie con los sentimientos y moral de los espectadores. Primero nos presentan un hombre sencillo y bueno. Padre de familia y amoroso que se convierte en un anti-héroe al tratar de protegerla sobre cualquier riesgo que pueda amenazarlos en su ausencia. Luego se vuelve un ser corrupto por la ambición, el poder y el dinero que ha desarrollado en su lucha. Y luego, volverse un monstruo al que su mujer le teme y sus hijos desconocen. Por su lado, Aaron “Pinkman-bitch” Paul, su «yang», siempre fue torpe, ignorante pero un hombre leal al equipo. Sus errores y torpezas enfrascaban al “Señor White” en unos dilemas ético-morales muy fuertes pero ambos de una u otra forma lograron sacarlos adelante en la industria de la metanfetamina, por eso muchas veces pensamos que el Señor White debía librarse de él para poder sobrevivir. En esta quinta temporada -continuando el curso de la cuarta- Jesse va limpiando sus adicciones, es reconocido por su lealtad y trata de librarse de este negocio que tantas penas le ha causado. Nos gobierna la incertidumbre del «mid-season» (que es una pausa en la mitad de temporada), y esperamos el desenlace con gran ansiedad y profundo temor. No sabemos qué pueda suceder en los últimos capítulos y si habrá una nueva temporada: Los creadores y productores han manifestado en varias oportunidades que la serie comenzó con una premisa, la muerte de Walter White y que por respeto a sus fanáticos así debería continuar. Entonces ¿va a morir? ¿Cuándo? ¿Cómo? Me declaro completamente adicto a la serie.

Una de las grandes sorpresas del año pasado fue Wilfred. Una creación surrealista y delirante de Jason Gann que empezó originalmente en su natal Australia y luego a través de FOX y FX desarrolló de nuevo en Estados Unidos, esta vez de la mano de Elijah Wood. El planteamiento es sencillo. Wood que interpreta a Ryan, es un abogado independiente, joven y emprendedor. En una de sus crisis bipolares y existencialistas decide suicidarse en una ingesta descomunal de pastillas que no causan el efecto deseado. De alguna retorcida forma, algo se activa en la mente de Ryan y puede ver al perro de la vecina como un ser humanizado. Wilfred es la mascota de la hermosa Jenna (Fiona Gubelmann) quien, en la primera temporada, se vuelve su amor platónico. La segunda temporada no es tan extraordinaria y regular como su antecesora. No es consistente y cuando nos entregan un buen capítulo, el siguiente es un ladrillo mortal. Sin embargo, en este balance, los episodios sobresalientes son grotescamente divertidos y desquiciadamente hilarantes. Nos dejamos llevar por la vulgaridad de este maldito perro juzgándolo como un ser humano pero después nos hacen caer en la cuenta de nuestros propios delirios y reconocemos que es tan sólo un perro. Esta temporada nos trajo a Amanda interpretada por Allison Mack, una carga equilibradora en el corazón de Ryan que lo asienta en el mundo real y le permite desarrollar sus amorosos sentimientos. Sin embargo, al mismo tiempo Amanda le permite descubrir raíces de una sicosis más profunda en su niñez que nos intriga hasta el final de la temporada. Ya está confirmado el tercer lanzamiento de la serie y aunque ansío verlo le deseo mejor rigurosidad en los guiones y mayor consistencia, de pronto aprovechando mucho más la genialidad de David Zuckerman (The Fresh Prince of Bel-Air, Family Guy) que realmente ha puesto los puntos sobre las íes y ha desarrollado capítulos excelentes a lo largo de ambas temporadas.

The Killing es la adaptación estadounidense de la serie danesa Forbrydelsen. Un thriller de suspenso sobre el extraño asesinato de una joven involucrada en un juego de intereses privados y gubernamentales. Aunque estuve muy emocionado la mayor parte de la primera temporada siempre renegué que su final no trajera una resolución completa al misterio. Predije que si el interés era pasar de culpable en culpable, de temporada en temporada, iba a ser una latosa tarea cada vez que viera un episodio de la serie. La segunda temporada no sólo cambió mi perspectiva sino que me enamoró por completo y aunque su final trajo la resolución al caso pareciera que no está cerrado del todo y que hay mucho más por develar en la investigación. Su final es abierto, la agente Sarah Linden accede a otra investigación y no sabemos si habrá más crímenes, más casos, más investigaciones, más relaciones con el caso de los Larsen o si incluso habrá una tercera temporada.

The Walking Dead, finalmente, logró aprobar el examen y triunfó sobre la crítica de cómo una serie sobre zombis podría lograr su camino e identidad en el formato de TV. Frank Darabont fue el que se atrevió basado en la reconocida novela gráfica y en este momento observamos su tercera temporada. Atrincherados en una cárcel que se ganaron a pulso, los protegidos por el comisario Rick por fin logran tener algo de calma y paz. Sin embargo no muy lejos las amenazas logran acecharlos y nuevas sorpresas de la historia como la aparición de Merle -hernano de Daryl que apareció en la primera temporada-, el fin de la separación de Andrea y su vigilante Michonne, etcétera, logran cautivar el interés de los fanáticos. Por mi lado el cambio de tono de drama de catástrofe a uno más «gore» y sangriento me tiene fascinado. Eso y el interactuar de los personajes ha logrado cautivar toda mi atención. Las relaciones y nuevos personajes así como la salida de otros han mantenido muy alta la tensión de la trama y en algunos casos nos ha dejado sin aliento y boquiabiertos con los giros que tiene la historia. Se avecina un final, un poco predecible, pero increíble. Es imperdible.

La gran diva de las series tiene nombre propio y se llama Game of Thrones de HBO. Yo la veo y la sigo. No soy fanático ni me parece nada del otro mundo. Rescato la gran producción, la coherencia de sus historias -basadas en la serie de novelas A Song of Ice and Fire de George R.R. Martin– y lo atractivo del cuento. No es excelente pero es bien, es fácil dejarse deslumbrar por “la serie con mayor producción” en la historia de la TV. El fanatismo de sus seguidores hace que se sobrevalore su calidad pero sobre todo que se asegure un par de temporadas más mientras se desenreda toda la cosmogonía.

Finalmente, Homeland. Al igual que Wilfred, la segunda temporada no ha resultado tan buena como la primera. Muchos hablan de acartonamiento, cliché o material trillado; otros hablan de personajes desbalanceados o incluso empiezan a rechazar el personaje principal de Claire Danes, Carrie Mathison. Por mi lado siento que empezó muy bien con la situación en el Líbano y la frustrante posición de Carrie después de su desenlace en la primera temporada pero de alguna forma si se empantanó con el atentado que quiere realizar Abu Nazir en territorio estadounidense porque se fueron cerrando los caminos y la historia que parecía tan interesante ahora es demasiado parecida a 24 con Jack Bauer. Es innegable que Claire Danes está haciendo un trabajo impecable, con su Globo de Oro y su Emmy, Daines es favorita al lado de Laura Linney y Jessica Lange en loa próxima ceremonia de los Golden Globes, a realizarse imaginamos que en enero del próximo año. Para los que nunca vieron la primera temporada, es fácil ponerse al día. Su estructura es de doce capítulos y apenas se está cerrando la segunda temporada. Homeland es el costumbrismo usado por los agentes estadounidenses para hablar de toda la estructura de seguridad nacional. La serie como tal está enfocada en un grupo de la CIA que practica labores de inteligencia contra acciones terroristas. Abu Nazir es la metáfora directa para unir a los fundamentalistas de Medio Oriente en un sólo personaje como en su momento pudieron ser Osama Bin Laden, Muammar Gaddafi o incluso Rabah Muhanna y Mahmoud Abbas, hoy en día. Por lo mismo, para poder tener un imaginario global Nazir comparte una figura bastante estereotipada que en contraste con el resto de la serie hace que pierda credibilidad. A falta de un capítulo para su cierre de temporada la tensión es alta y el clímax es álgido dejando, a pesar de todo, un buen balance de esta serie de acción y drama.

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X-Men: First Class

Qué buena experiencia fue ver X-Men: First Class de Matthew Vaughn. Un director muy «hollywoodense» que ya nos había traído Kick-Ass y que por lo mismo lo traté con un poco de incredulidad pero que con esta pieza logra sacarla del estadio. Mi primera discusión de la peli hizo evidente una única gran crítica posible y es que traen muchos, demasiados, mutantes a colación; la historia hubiera sobrevivido perfectamente con los personajes interpretados por Michael Fassbender, James McAvoy, Kevin Bacon, January Jones y Jennifer Lawrence (gran revelación de Hollywood por estos días). Primero porque la historia en sí es de génesis a pesar de que sea la quinta parte de la saga, el carácter vintage y la disculpa de hacer las cosas por primera vez podría haber dado la licencia para trabajar un poco más bajo perfil ese tema. Lo segundo es que Roger Mussenden, Jeremy Rich y Lucinda Syson hicieron una labor formidable al escoger este reparto increíble que a todo nivel (desde que eran niños un poco más grandes o incluso imaginándolos proyectados en los íconos de Ian McKellen, Patrick Stewart, Kelsey Grammer o la misma Rebecca Romijn) logran una asociación asombrosa por su excelente concordancia. Finalmente las actuaciones fueron excelentes y tantos personajes secundarios pudieron haberle quitado peso a lo que hubiera podido ser una obra un poco más dramática o por lo menos sin tanto ruido.

Analizando una a una las sorprendentes actuaciones de cada uno de ellos hizo que la peli fuera un éxito increíble para mi; digamos que January Jones no propone mucho pero su perfil de «bimbo» es vital, no esencial, en algunos pedazos de la historia, Jennifer Lawrence es una niña que ha venido teniendo un ascenso impresionante (de paso sea dicho que ansiamos muchísimo poder llegar a ver su reciente y laureada Winter’s Bone). Por su parte, los laureles son entregados indubitable e innegablemente a James McAvoy y Michael Fassbender, este último con una carga dramática fuerte más como un estiramiento histriónico de lo que fue Hunger pero igual impresionante, conmovedor y escalofriante. La pantalla se llenaba de emoción con cada una de las escenas donde Fassbender intervenía, guturalmente de mi salía una interjección de apoyo a este gran personaje y puede ser una de las grandes disculpas para pagarle una boleta a esta peli.

Punto aparte pero siguiendo hablando de las actuaciones, Kevin Bacon merece un comentario especial. Después de haber recibido su Globo como mejor actor dramático en Taking Chance parece que al igual que Fassbender estaba más suelto y divertido interpretando a este personaje antagónico llamado Sebastian Shaw. Fluía perversamente en la trama e incluso hubo momentos que en sala también lograba conmocionarme. Excelente posición en su carrera.

Definitivamente una peli imperdible. Una peli que controvierte a Hollywood porque su realizador Matthew Vaughn y su equipo de producción desafiaron la tendencia de los “rompe-taquillas” de filmar esta peli en RealD e incluso, sin filmarla así, de lanzarla en ese formato en las taquillas como motivación de compra. Cuestión que pone en vilo la tendencia y revisa si en verdad es una técnica importante o tan sólo una moda de momento.

* Alerta de contenido revelador a continuación

Nota personal. Después de toda la inyección científica que recibí de mis queridos amigos biólogos, me piden que sea responsable con un punto el cual yo también a priori pensé era demasiado osado o por lo menos muy controvertible. Darwin nombre mutante para el personaje interpretado por Edi Gathegi es un mutante que se defiende adaptándose para contrarrestar peligros o amenazas, me cuentan que esa teoría está más de acuerdo con las desvirtuadas tesis de Lamarck que da “la idea de la herencia de características físicas adquiridas, principalmente por uso o desuso” mejor conocida como “evolución reactiva” mucho más fácil para asimilar en el imaginario de personas comunes y corrientes como yo; el pedo es que es mucho más pegajoso el alias de Darwin que el de Lamarck al cual hubieran tenido que hacerle una introducción innecesaria y distractora del curso mismo de la historia pero que corre el peligro de albergar, en el público general, falsas acepciones científicas o políticas de la misma forma como explican la invasión a la Playa Girón o el Incidente de Bahía Cochinos justificando la entrada ilegal a Cuba por parte de no-cubanos apoyados por los Estados Unidos en cabeza de Kennedy, demócrata y todo, pero uno de sus más beligerantes presidentes. Como el vacío conceptual de Darwin aparecen otras afirmaciones desvirtuadas como por ejemplo que el Neandertal fue superado violentamente por el Homo sapiens cuando se ha logrado demostrar que se enfrentaron a su extinción alrededor de 40.000 A.C. mucho antes de la aparición misma del H. sapiens, enfrentándose en posibles pequeñas unidades en algún supuesto encuentro (en realidad existe la posibilidad de que si se hayan hasta encontrado y es más, hasta cruzado, porque se han encontrado rastros genéticos gracias a la secuenciación del genoma del Neandertal). La superación del más hábil o del más superior está desacreditado en vista que hay validación científica que podría afirmar que el Neandertal tenía una capacidad cerebral más grande y posiblemente era más inteligente pero sobretodo porque no existen especies superiores, error craso que asume que el hombre, es decir el H. sapiens, está por encima de organismos que en su sencillez más infinita se alimentan del sol y son capaces de sobrevivir cientos y cientos de años por encima de nosotros.

El punto llega a ser muy interesante porque la evolución en Estados Unidos es un tema álgido en las mentes alienadas de muchos «entusiastas» que creen empecinadamente en teorías menos controversiales como el mismo creacionismo. Yo soy de los que piensa que la ciencia, la continuidad o las preconcepciones deben tener libertades en aras de la diversión de una pieza cinematográfica, creo que es un error tratar de justificar todo al máximo porque de eso mismo se trata el cine, de unir dos puntos sin tener que trazar la raya, de mostrar una secuencia de unas maletas empacadas, un avión despegando y un destino diferente en un hotel de Hawái sin desvirtuarla porque no hubo corte a la llegada al aeropuerto, el registro de maletas, el abordaje, todo el recorrido del avión, etc… Hasta cuando la libertad afecta la credibilidad de la historia, así estemos en una historia de fantasía o una animación pura, ese es el punto que verdaderamente le atañe y le es más pertinente a la crítica del cine.

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Mad Men

Lo primero es que Mad Men de AMC, y distribuida por HBO en Colombia, ha sido ganadora consecutivamente tres años como mejor serie dramática en los Emmys y en los Globo además de múltiples reconocimientos en el gremio de directores de arte, en el gremio de directores, en el gremio de diseñadores de vestuario, en el gremio de actores y en el gremio de escritores. Se que muchos ya vieron la cuarta temporada completa de Mad Men y otros apenas estamos en la mitad. Ya habíamos hablado de su tercera temporada, de pronto nos había faltado aclarar lo bien que terminó (aunque fue medianamente abordado en el resumen del año pasado) pero para muchos, creo que para la mayoría, es igualmente claro que los conflictos y la tensión que acarrea ser Don Drapper en esta temporada son el centro del conflicto.

Un cambio de estilo en el desempeño de Jon Hamm, una jugada inquietante de su lado oscuro por parte de los escritores y una serie de capítulos donde de igual forma se explora la vulnerabilidad del personaje me hacen pensar un par de cosas, la primera muy obvia es que nadie es completamente malo o completamente bueno y Draper se había enfrascado en el carácter de mujeriego y misógino casi porque sí. Lo absurdo es que su belleza clásica y su temperamento había conquistado muchas boquitas bogotanas sin que este monólogo importara demasiado. Me encanta este giro porque es un desarrollo del personaje que en vista de que Hamm ya ha logrado tener su audiencia y sus logros propios está preparado para los retos que la trama le pueda ofrecer. Al lado de él, empieza a sobresalir con fuerza Elisabeth Moss quien como mujer liberal recibe duros golpes de los prejuicios y el aprovechamiento de su nobleza (como diría el Chapulín).

Hoy me vi un capítulo que era la disculpa perfecta para empezar la reseña de esta temporada (Season 4, Episode 6: Waldorf Stories). Un capítulo donde se ven los extremos de Don Draper, de lo ingenuo que era, de su ansiedad y de lo que a la postre lo convirtió Roger Sterling. Ahora bien este capítulo es súper interesante para la mitología de la serie y con el siguiente capítulo (Season 4, Episode 7: The Suitcase) se corrobora esas pinceladas que le quieren dar al personaje que sin mucho esfuerzo promete ser el cúlmen de la temporada, una desgarradora actuación de Hamm y un castillo de cartas que tambalea.

Jon Hamm (Don Draper)
January Jones (Betty Draper)
Kiernan Shipka (Sally Draper)
Elisabeth Moss (Peggy Olson)
Vincent Kartheiser (Pete Campbell)
Christina Hendricks (Joan Holloway)
John Slattery (Roger Sterling)
Robert Morse (Bertram Cooper)
Jared Harris (Lane Pryce)

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X-Men: First Class

Ya es el segundo corto avance que sale de esta peli y este es más electrificante que el primero. Su director Matthew Vaughn lo conocemos por su trabajo en Kick-Ass que personalmente me defraudó un poco por su cercana similitud con Defendor sin embargo hay que reconocerle que la peli estuvo muy bien desarrollada, la narración estuvo bien lograda salvo par errores de credibilidad y que es un director con el suficiente coraje para manejar una producción de alto presupuesto sin problemas.

Dentro de las modas de Hollywood un día son los enlatados, otro son las versiones, las secuelas y por estos tiempos muy de moda las precuelas. Mientras las versiones son detestables en Hollywood este nuevo movimiento buscando la génesis de las grandes historias «hollywoodenses» me parece más que cautivante. Ojalá la peli sea tan buena como el corto y que Vaughn nos saque ese clavito. Tiene ingredientes que la hacen especial por ejemplo el reparto y la historia a cargo de Bryan Singer.

James McAvoy (Profesor Charles Xavier)
Michael Fassbender (Erik Lehnsherr / Magneto)
Jennifer Lawrence (Raven Darkholme / Mystique)
January Jones (Emma Frost)
Kevin Bacon (Sebastian Shaw)
Nicholas Hoult (Hank McCoy / Beast)
Oliver Platt (Hombre de Negro)
Ray Wise (Secretario de Esatdo de los Estados Unidos)

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Mad Men

Mad Men es una renombrada serie de HBO que va por su cuarta temporada y sale airosa después de su reconocimiento como mejor serie drama en los pasados Golden Globes.

Basa su trama en las relaciones, situaciones y rutinas de una agencia de publicidad en los años 50′ donde el machismo, la doble moral, el acoholismo y el tabaquismo son aceptados casi con normalidad contrario a la homosexualidad y la liberación femenina. Entonces envueltos los personajes en deslices de trabajo, infidelidades de sus matrimonios, compra de favores sexuales y libertinaje se entremezclan gracias a sus máscaras y discursos superficiales.

La ley del más fuerte se resalta y del capitalismo salvaje como única salida para la supervivencia.

Es muy divertida.
Pareciera una crítica social descontextualizada en el tiempo pero el hecho de encontar hoy en día los mismos patrones, en un ambiente tan parroquial como el colombiano, hace que la trama se vuelva exquisitamente cercana.

El eje histriónico recae sobre el director creativo de la agencia Don Draper quien es interpretado por Jon Hamm, también nominado en los mismos Globo como mejor actor principal en una serie dramática. Pero el resto del reparto, muy bien dirigido capítulo a capítulo hacen muy creíble la serie.

Jon Hamm (Don Draper)
Kiernan Shipka (Sally Draper)
Elisabeth Moss (Peggy Olson)
Vincent Kartheiser (Pete Campbell)
Christina Hendricks (Joan Holloway)
January Jones (Betty Draper)
Aaron Staton (Ken Cosgrove)
Michael Gladis (Paul Kinsey)
Rich Sommer (Harry Crane)
John Slattery (Roger Sterling)
Robert Morse (Bertram Cooper)
Bryan Batt (Salvatore Romano)

No soy amante de las telenovelas pero cuando tienen tan buena producción me entra un fanatismo desconcertante. Me pasa con las producciones brasileras y con la mayoría de producciones de HBO,

Al lado de Lost, Mad Men está calificado como poseedor de la mejor entrada en créditos, por mostrar perfectamente su sofisticación, la doble moral y el ambiente de la época. Un delicado humo de cigarrillo parece ser el hilo conductor y valga la pena de decirlo, no he visto una serie de televisión donde se fume tanto (es de los mismos escritores de The Sopranos una serie rica en narración donde en vez de fumar se comía mucho y muy rico – interesante juego de ansiedades que manejan los escritores de Hollywood).

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